Quiero comenzar esta crónica dando la enhorabuena a los creadores, promotores y patrocinadores del Madgarden Festival, una feliz iniciativa que está llenando de música la Ciudad Universitaria de Madrid durante este ardiente mes de julio. Si no estoy equivocado, este festival comenzó el año pasado, entonces tuve la oportunidad de ver Jethro Tull, uno de mis grupos preferidos de siempre (aquí podéis leer la reseña que escribí sobre aquel concierto). El programa de este año es aún mejor, de hecho, cuando lo vi por primera vez no sabía qué elegir, me quería apuntar a todo: Christopher Cross, Jorge Pardo, Jackson Browne o Michael Nyman, por citar solo algunos nombres; pero lo que más me llamó la atención fue la destacada presencia femenina: Suzanne Vega, Madeleine Peyroux, Melody Gardot, Zaz, Lila Downs e Imelda May (en esta dirección tenéis las próximas actuaciones de este festival).
Precisamente Imelda May era la encargada de inaugurar este ciclo, después de haber actuado el día anterior en Barcelona. Para esta ocasion conté con la compañía de mi hermano Carlos, que ya se había apuntado a un par de conciertos anteriores, los de Nikki Hill y Rosendo. Tras entrar al recinto, me di cuenta que había más ambiente que hace un año; además de la tienda de discos, también había otras de ropa, creo que de artesanía y un par de cocinas-furgoneta donde hacían burritos y unas hamburguesas riquísimas, que degustamos con unas cervezas servidas en ¡vaso de plástico! (lo peor que puede existir en materia cervecera). Mientras comíamos escuchamos al grupo telonero, Lucky Dados + The Border Horns, una entusiasta banda de rockabilly con la que, en principio, no contábamos ninguno de los que estábamos allí. El público era de lo más variopinto, desde chicas con una estética a medio camino entre lo pin-up y lo rockabilly, hasta familias con hijas adolescentes que no querían perderse a la estrella irlandesa.
Imelda May y su grupo salieron al escenario a las diez menos cuarto, aproximadamente, y estuvieron actuando durante una hora y tres cuartos sin interrupciones ni descansos de ningún tipo. Me sorprendió gratamente el sonido; claro, sin distorsiones, con un óptimo ajuste para cada instrumento y, por supuesto, para la voz de Imelda. La calidad de los músicos fue lo siguiente que todos pudimos apreciar; Al Gare (bajo eléctrico y contrabajo), Darrel Highman (guitarra), Dave Priseman (trompeta, percusiones, guitarra) y el portentoso Steve Rushton (batería) son la banda ideal para una de las voces con mayor personalidad que existen hoy día en el panorama musical. Esta es la formación habitual, sin embargo Darrel Highman (marido de Imelda) no fue el guitarrista de este concierto, al menos eso creo.
Imelda May es guapa, sexy, simpatica (estuvo muy habladora y comunicativa toda la noche) y su manera de cantar es de las que cautivan desde el minuto uno. Casi siempre está afinada, maneja el vibrato como nadie y casi de manera imperceptible, sus graves son poderosos y seductores y, cuando desgarra su voz, lo hace como si apenas le costara esfuerzo. Las baladas las canta con gran sentido del tempo y enorme sensibilidad, de hecho, escuchándola pensaba en que debería publicar un disco con clásicos de esta índole, al estilo de aquel “The End of the World” que grabara en su primer album. No tuvimos la suerte de escuchar este tema, ni tampoco otras de sus versiones clásicas, “Tainted Love”, pero el repertorio que nos ofreció fue excelente, con la mayor parte de sus mejores temas, generalmente compuestos por ella misma, que interpretó a un gran nivel (en esta crónica podéis ver algunos de los títulos que interpretó y unas magníficas fotografías del concierto).
Os dejo con tres videos de esa noche; el primero con el tema “Johnny’s got a Boom Boom”; el segundo nos muestra uno de los momentos mágicos del concierto, en el que Imelda nos regala una fantástica version del tema de Blondie “Dreaming”; por ultimo, un fragmento (grabado por mí de manera bastante “cutre”) con el tema “It’s good to be alive”. Imelda May no es una rockabilly más, de hecho su propuesta mezcla este género con otros aromas, como el blues, el jazz, el pop o la canción melódica americana. El resultado es bien atractivo; yo, al menos, me quedé con ganas de más.
Fantástica noche, como podéis imaginar por las palabras de mi hermano. Para mi una noche mágica, de esas que vas con la ilusión de ver y escuchar un buen concierto y sales abrumado por que las expectativas se han superado con creces. Es una autentica gozada oír la maravillosa voz de Imeda, acompañada por una banda que no podía sonar mejor y ademas el gran ambiente, con esas chicas vestidas estilo pin-up que no podían estar mas sexy y auténticos rockabilly por su puesto acompañando a sus chicas.
Vivan los años 50.
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Gracias por el comentario, Carlos. Pasamos una bonita noche: el ambiente, las hamburguesas y las cervezas, la temperatura y la magia de Imelda May y su grupo. Me da la sensación que se va a apuntar más veces a actuar en Madrid, estaba bastante a gusto en el escenario; creo que ya había estado otro año en la discoteca Joy Eslava pero fue un evento que pasó algo más desapercibido. A preparar el próximo …
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A mí me encantó el concierto la noche anterior, en Barcelona. Lo único que se me hizo muy corto, me faltaron muchos temas… Fue hora y media exacta, así que a las 22.30 ya estábamos fuera y con sensación de no quedar saciados/as (hablo por mí, llevaba mucho tiempo esperando ése día pero también es verdad que aún con media hora más no sé si me habría bastado…).
La banda tiene un sonido increíble e Imelda es sencillamente una artistaza como la copa de un pino. Eso sí, dices que el guitarrista fue su marido pero al menos en Barcelona no lo era. De hecho, te quería preguntar si sabías algo al respecto porque me sorprendió bastante no encontrar al Big bad handsome man en el escenario.
En Barcelona también tocó Dreaming y Bang Bang a ukelele, brutal. Un abrazaco.
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A mí también se me hizo muy corto, de hecho pensaba que saldrían una segunda vez a tocar otro par de temas, pero nos quedamos con las ganas; en total fueron 24 canciones, en este enlace puedes ver la setlist de Madrid: http://www.dodmagazine.es/cronica-de-imelda-may-en-el-madgarden-2015-de-madrid/. En cuanto a lo del guitarrista, tienes toda la razón, yo ne me había percatado pero, viendo las fotos ahora, no me parece que fuera su marido, más bien un chico joven que ignoro quién es (gracias, Marta, voy a corregir la entrada …) El momento ukelele fue muy bonito, los dos sentados en el contrabajo y cantando un tema de Cher y otro de Blondie, los mismos que en Barcelona, por lo que veo. Cantó tan bien que inmediatamente pensé en que debería hacer un disco de baladas. Un fuerte abrazo, Marta.
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¡Imelda forever! 😉
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Vaya version mas curiosa del Dreaming. No connocia a Imelda. Me ha gustado mucho.
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Hizo dos versiones sólo con acompañamiento de ukelele, ésta y otra de Cher: «Bang Bang». Fue uno de los mejores momentos de la noche. Saludos
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Pues no conozco a esta chica, pero pinta muy bien aunque no sea yo un Rocker consumado jejjeje… Me alegra que lo pasarais tan bien, para mi un buen concierto es la mejor diversión y tu crónica es un fiel relejo de que así fue: divertido, con buena música, grata compañía y unas birras… ¡¡que no falten!! (Aunque sea en vaso de plástico)
Saludos
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Merece la pena, Alex. No es una rockabilly en sentido estricto, tiene su estilo propio, y la verdad es que nos lo hizo pasar muy bien. Lo de las cervezas en vaso de plástico me supera pero al menos son normales y no sin alcohol, como en algunos espectáculos deportivos. Saludos
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Es una gozada poder ir a conciertos tan buenos y contar con un hermano q tb le apasione la música , en mi caso tb tengo un hermano con el qu suelo acudir, ya que la gente de mi generación, están un poco en la situación de tranquilo magete quedate en tu sillón.
Saludos y larga vida al rock….
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Sí que es una suerte poder ir a los conciertos con tu hermano. Ahora que comentas eso de quedarse en el sillón, lo cierto es que me cuesta bastante buscar a amigos que quieran ir a los conciertos, suelen vaguear bastante o se buscan excusas de todo tipo. Saludos Vidal, hay que mantener vivo el rock.
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Por lo que cuentas debió ser una gran noche y además en buena compañía.
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Así fue, Eduardo, lo pasamos muy bien y disfrutamos con el concierto y el pre-concierto, aunque se nos hizo un poco corto.
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