La historia del rock está llena de héroes anónimos, de músicos que, con su profesionalidad y dedicación han colaborado al engrandecimiento de este género. Algunos consiguieron saltar al estrellato en algún momento de su vida, es el caso, por ejemplo, de Jimmy Page o de los miembros del grupo Toto; otros, sin embargo, vivieron siempre al margen de la fama, arropados por el éxito de otros. El pianista inglés Nicky Hopkins fue uno de ellos. Nacido en 1944, comenzó a tocar el piano a una edad muy temprana; a comienzos de los sesenta ya formaba parte de la banda Screaming Lord Sutch’s Savages, en la que también militaron figuras del rock tan destacadas como Ritchie Blackmore, Jimmy Page, Mick Abrahams o Jeff Beck; y, más tarde, se enrolaría en una de las formaciones pioneras del R&B británico: The Cyril Davies All Stars. Sin embargo, su delicada salud –sufría de la Enfermedad de Crohn- le obligó a alejarse de las giras, comenzando así su carrera como músico de sesión. Durante los años sesenta y setenta, Nicky Hopkins trabajó para buena parte de los mejores grupos y artistas del momento: The Kinks, The Rolling Stones, The Beatles, Donovan, The Who, Jeff Beck, Jerry García, Cat Stevens, Jefferson Airplane, Steve Miller Band, Joe Cocker, Marc Bolan, etc. Ese piano que suena en algunos de los temas más conocidos de estos grupos –y de otros- es el de Hopkins, en ocasiones bien notorio, otras veces oculto o situado de manera secundaria en la canción. Aunque su contribución como músico de sesión es excepcional, también grabó algún disco en solitario, como “The Tin Man Was a Dreamer”, su segundo trabajo de estudio, para el que contó con la colaboración de artistas tan destacados como George Harrison, Mick Taylor, Bobby Keys o Jim Price. Es un disco francamente recomendable, con una producción y unos arreglos muy cuidados, que incluye temas rocanroleros (“Speed on”, “Banana Anna” o “Pig’s Boggie”), otros más orientados hacia el folk-rock (“Waiting for the Band”), baladas (“The Dreamer”) y el resto son canciones son de pop-rock con elementos psicodélicos y jazzísticos; es el caso de “Edward”, realmente la versión de un tema anterior que Hopkins escribió para el grupo psicodélico Quicksilver Messenger Service, del que también formó parte. La versión primigenia de “Edward” se titulaba “Edward, The Mad Shirt Gringer”, duraba más de nueve minutos y fue incluida en el álbum “Shady Grove” (1969).
12 opiniones en “Nicky Hopkins. «Edward»”
Comentarios cerrados.
Menudo temazo, que por cierto desconocía. Los teclados tan defenestrados en los 80 en los grupos de metal eran indispensables en los 70. Una de las espinas que tengo clavadas es la de no tocar los keyboards jajajaja. Mientras tecleo esto suena de fondo esta canción que has puesto y ahora, en el minuto 1:29 con ese ramalazo entre Supertramp y Pink Floyd lo hace delicioso. Voy a hacerme con este disco.
Por cierto que de Screaming Lord Sutch’s Savages tengo alguna cosa en vinilo. Me hice con una recopilación doble rara de las bandas en las que tocó Blackmore y temas en los que actuó como músico de sesión. Solo para muy muy frikis del hombre de negro.
Buen finde.
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Hace mucho tiempo conocí a un pianista profesional, me enseñó a tocar la canción de los Mosqueperros (te acuerdas de la serie de dibujos animados), es lo único que he llegado a tocar al piano, y se me ha olvidado … jajaja. Yo los Screaming Lord Sutch’s Savages no los conozco nada más que de oídas. Es un disco muy bueno, Salva, muy cuidado y con muy buenos músicos; sin ir más lejos, en este tema el saxo es fabuloso, por no hablar de la guitarra de George Harrison, que es complemento perfecto al piano de Nicky. Saludos.
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Pues en ese disco que comento donde salen los trabajos y colaboraciones anteriores a Deep Purple hay pequeñas joyas. Espero sorprenderte. No se si en tus excavaciones sonoras en las catacumbas del rock alguna vez te has topado con Glenda Collins de la que en ese álbum aparecen varios temas. Te dejo una muestra. Viajamos hasta 1963.
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Había oído hablar de ella, como una de las cantantes con las que colaboró Blackmore cuando trabajaba como músico de sesión. Apenas he escuchado nada, más que una versión del clásico «Lollipop»:
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Otra banda en la que militó Blackmore, The Outlaws. Cuesta reconocer en este vídeo al gruñón de Blackmore.
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Una auténtica maravilla de este mercenario de los teclados. Todo un lujo de músico de sesión. ¿Por qué nos daría por denostar los teclados a los heavies de los 80 como dice Salva? jajajaja ¡¡Cuantas tonterías!! Pero así era, yo olía unos teclados y ya no me parecía tan ‘auténtica’ la banda, pero luego bien que me metía para el cuerpo a Deep Purple, Pink Floyd, King Crimson o Led Zeppelin, por poner sólo unos pocos…
Este disco me lo apunto para mi colección. ¡¡Que buena pinta!! ¡¡Gracias Raúl!!
Saludos y buen finde!!
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Creo que no te va a defraudar, como le decía a Salva, la producción está muy cuidada. Te aconsejo que también escuches la primera versión de «Edward», la de Quicksilver Messenger Service, entre psicodélica y progresiva, es sorprendente. Saludos.
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Me encantan las historias de los músicos desconocidos, a esta hay que añadirle, además, que el tema del Crohn me toca de cerca. Un saludo!
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Son testigos casi mudos de la historia del rock. Saludos Pere.
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Hay tres pianistas de sesión que en los 60-70 salían en casi todos los discos buenos. Uno era Billy Preston otro Chris Staiton y el otro Nicky. No sabía lo de su disco ni lo de Quicksilver Messenger Service, un grupo al que sigo mucho.
En cuanto a Alex le diría que no concibo el rock sin el piano,
y si no que se pasee por:
https://musicaquemesorprende.wordpress.com/2015/06/03/antologia-del-piano-en-el-rock-i/
https://musicaquemesorprende.wordpress.com/2015/06/12/antologia-del-piano-en-el-rock-y-ii/
En esta entrada esta Ian McLaghan con los Faces. Eso es rock and roll y lo demá son tonterias.
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Billy Preston creo que tocó bastante con los Beatles. Gracias por enlazar con tus entradas sobre el piano en el rock, me acuerdo de ellas, son muy interesantes. Saludos.
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Reblogueó esto en Ramrock's Blog.
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