Grandes canciones en versión española: Miguel Ríos. «Conciertos de Rock y Amor»

A comienzos de los ochenta, cuando el rock parecía una vieja antigualla oxidada, arrumbada en un rincón por el movimiento conocido como “Movida”, Miguel Ríos hizo una aparición estelar  difícil de olvidar. Las giras que acompañaron a los discos “Rock and Ríos” (1982) y “El Rock de una noche de verano” (1983) son acontecimientos poco habituales en España, al menos con rockeros de aquí; del primer álbum se vendieron cuatrocientos mil ejemplares y a la gira de 1983 acudimos unas setecientas mil personas, en alguno de los conciertos que Miguel Ríos dio por la geografía española, con teloneros ilustres como Luz Casal y Leño, y músicos tan renombrados como Thijs Van Leer (de la banda Focus), Mario Argandoña, Antonio García de Diego, John Parsons o Salvador Rodríguez. No fue una casualidad que Miguel Ríos se embarcara en una aventura como ésta, diez años antes ya había sido pionero del rock en directo en nuestro país; en 1972 publicó uno de los primeros álbumes que se grabaron en directo en España, en concreto durante los conciertos que el granadino ofreció en el entonces Monumental Cinema de Madrid (el Teatro Monumental) durante los días 27, 28 y 29 de abril de 1972, en maratonianas jornadas de tarde y noche, con precios que oscilaban entre las cincuenta y las ciento veinticinco pesetas, como bien puede verse en la portada del disco. Aunque para los estándares actuales no puede decirse que el sonido sea excelente, estamos ante un trabajo histórico, novedoso en España, en el que se emplearon dieciséis micrófonos conectados a un equipo grabador de ocho pistas, con equipos reductores de ruido Dolby y compresores Bellman. “Conciertos de Rock y Amor” -así fue como se llamó el Lp- es un homenaje al R&R, en el que se pueden escuchar versiones de temas tan conocidos como “Hound Dog”, “Tutti frutti”, «Rock de la cárcel”, “Popotitos”, “What’d I say”, “Land of Thousand Dances” o “Abraham Martin & John”; el disco se completa con una interpretación del “Cantares” de Serrat, la presentación de los músicos al ritmo de “Sabor”, un tema de Fernando Arbex (“Yo sólo soy un hombre”) y otro de Miguel Ríos (“Vuelvo a Granada”). Una de las cosas que más llama la atención de este disco es la actitud de Miguel Ríos en el escenario, tratando en todo momento de animar, arengar y jalear al público para que se comprometiera con el espectáculo, en ocasiones incluso soltándoles alguna regañina si consideraba que estaban acomodados en exceso o poco participativos. Así nos lo ha contado el propio protagonista:

“En esa grabación aprendí mucho para posteriores discos en directo: por ejemplo, intentar controlar lo que hablas. Creo que tiene mucho que ver con un disco en directo de Johnny Rivers que tenía mucho parlamento, también está el hecho de que había que jalear a la gente para que se metieran en el ambiente. Ese juego, que he seguido durante mucho tiempo, de parecer que estás disgustado por el poco calor que te da la gente; aunque estén bramando, siempre pedirles un poco más. Un truco que aún se emplea para decir luego “muy bien, ahora habéis llegado al culmen”. Además era una época en la que se tenían que explicar muchas cosas, sobre todo alrededor del rock. Todavía era anecdótico cantar rock and roll en este país, estuvimos en media España con el espectáculo y cuando se enteraban de que era un show de rock and roll no nos dejaban hacerlo. Fue muy potente y avanzado para la época, con las proyecciones de diapositivas y todo aquello. Lo pasamos bien, estábamos haciendo la primera gira de rock en teatros que se hacía aquí, planteada como gira, no como una serie de bolos. También fue la primera vez que se grababa un concierto en directo de esas características. Personalmente, era como una celebración de mis diez años de profesional”.

Para que os hagáis a la idea, por si no queréis escuchar el disco entero, a continuación os señalo, utilizando los vídeos que aparecen al comienzo de la entrada, algunos de los momentos en los que nuestro protagonista de hoy se dirige al público; estas parrafadas comienzan en los minutos 1:33 de la primera canción («Hound Dog»), al comienzo de la tercera canción («El Rock de la Cárcel», este momento es especialmente bueno), en el minuto 0:41 de la cuarta canción («Popotitos») y en los temas «What’d I Say» y «Land of Thousand Dances» (que no os pongo en youtube para no recargar demasiado, los podéis escuchar más abajo en spotify). Al poco tiempo de grabar este disco, Miguel Ríos fue detenido por consumo de marihuana, pasó veintisiete días en la cárcel de Carabanchel, de donde salió libre de cargos; en 1974 comenzaría su etapa más comprometida, con tres álbumes del rock progresivo que ya hemos mencionado en la entrada dedicada el tema “Bienvenida Katherine”.

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Autor: Raúl

Me llamo Raúl Rodríguez, me dedico a la docencia universitaria y a la investigación en el ámbito de la Historia de la Ciencia, actividades que forman parte de mi vida desde que acabé la carrera, allá por 1986. Sin embargo, la música está conmigo desde mucho antes, desde mi infancia y primera adolescencia, y ha sido siempre una leal compañera. Decidí abrir un blog de canciones con el propósito de encauzar mis inquietudes musicales a través de un canal que pudiera ser sintonizado por otras personas con intereses similares y que, además, sirviera como foro de opinión para todos aquellos que quisieran compartir su pasión por la música. Decidí llamar a este espacio "La Guitarra de las Musas", en honor de las diosas griegas de las Ciencias y las Artes, especialmente de la Poesía y la Música. Quiero pensar que si hubieran tenido guitarras –y baterías, bajos, teclados y demás instrumentos de nuestro tiempo- hubieran sonado como la música propuesta en este blog. En este espacio, el rock en casi todas sus vertientes será el protagonista pero, también, otros estilos como el blues, el jazz, el pop, el soul y las melodías más pegadas a nuestra cultura: cantautores, canción melódica, boleros, corridos mexicanos, tangos, rumbas e, incluso, copla. Por favor, que nadie se enfade conmigo si no encuentra aquí la música que le gusta; la selección de los temas y los comentarios realizados responden, únicamente, a mis intereses particulares que, como bien puede verse, están un poco anticuados. Todos aquellos que busquen música actual no la encontrarán en este sitio.

18 opiniones en “Grandes canciones en versión española: Miguel Ríos. «Conciertos de Rock y Amor»”

  1. ¿¿Soy yo o de verdad dice ‘Reck & Roll’?? 😅 Bueno, al margen de chorradas, estoy de acuerdo con lo que dice antes del Rock de la Cárcel: de hecho, en una de mis entradas, dedicadas a los tipos de ‘concierteros’, lo describí tal que así:
    «El Enterao. Ese es uno que va mirando como si estuviera de vuelta de todo y hubiera compartido backstage, drogas y chicas con el mismísimo Jimmy Page o Axl Rose. Su rictus no se altera ni un ápice cuando el grupo sale a escena, incluso pasa de “ligeramente aburrido” a “un poco más aburrido”. Rápidamente afirma que el sonido no es bueno (eso siempre), que la segunda guitarra ha fallado varios acordes y que el batería debe tener reminiscencias de un esguince de tobillo pues el charles suena descompasado. Mientras tanto tú te preguntas cómo puede distinguir una mierda entre el follón de gritos y acoples y el volumen atronador, pero te callas para no parecer menos enterao». Y perdón por la autocita…
    Uno de mis mejores amigos, sevillano él, fue al Rock and Ríos y estuvo emocionado dos años por lo menos jajjaja. Yo he de reconocer que nunca acabó de engancharme, de hecho hace pocos días (te lo juro) me hice con el Rock and Ríos y lo volví a intentar, me gustó, no digo que no, pero tampoco se me subió la tensión ni nada por el estilo. Yo creo que para los que lo vivisteis fue muy especial y, desde luego, hay que reconocerle y agradecerle a Ríos una pasión por el Rock que poca gente ha demostrado en este país.
    Abrazos!!

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    1. Jajaja. Sí, sí, dice algo parecido, creo que lo quiere decir en inglés y le sale ese churro … Muy divertida esa descripción de cierta fauna conciertera. Sí que fue algo muy especial, de entrada no era nada normal ver algo así en España, al menos por artistas españoles: tanto músico, tanta gente involucrada en el proyecto, fue como una reivindicación rockera en plena movida, con recuerdo incluido para el rock desplazado por el pop de aquellos días, con ese popurrí en el que salían trozos de temas de Leño, Topo, etc. Yo debía tener unos diecisiete o dieciocho años, me acuerdo que lo vi en un pueblo del Valle del Tiétar, no me acuerdo si era La Adrada o Sotillo de la Adrada. Guste más o menos, Miguel Ríos es uno de los artistas que más ha hecho por el rock en España, incluso tiene discos de rock progresivo, como ya comentamos en alguna ocasión. Y éste disco en directo de rocanroles fue pionero en su estilo. Un abrazo, Alex.

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  2. El primer concierto al que fui en mi vida fue uno de Miguel Ríos, en El Escorial, en el verano de mis dieciocho o diecinueve años.
    Prehistoria que me has hecho recordar con una sonrisa.
    Un saludo, Raúl

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    1. Se lo decía a Alex, mi concierto de Miguel Ríos debió ser con 17 ó 18 años, así que tenemos una percepción parecida, aunque fueran conciertos celebrados en años diferentes. Espero que la sonrisa sea de satisfacción nostálgica … Saludos, Evavill

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  3. Yo asistí al concierto de la plaza de toros de Valencia. Debió de ser el rock and Rios
    El comentario general de todos los que asistimos fue la entrega de Miguel (con sus mas de 40 tacos, lo gracioso es que nos parecia mayor, ja ja) de punta a punta del escenario, saltando corriendo … todo un ejemplo de ser un gran profesional.
    Gran concierto y grandes acompañantes.

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    1. Es verdad, nosotros también comentábamos lo bien que se conservaba con cuarenta años, quien los pillara ahora, jajaja. Siempre ha sido muy optimista y vital (al menos esa sensación da), me acuerdo de la serie para televisión «Qué noche la de aquel año», no me la perdía y el otro día pude hacerme con copia de casi todos los programas (me falta alguno). Saludos, lrotula.

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  4. Tuve ayer la ocasión de ver a Miguel Ríos en televisión comentando acerca del 50 aniversario de su “Himno a la alegría” y de lo que supuso su enorme éxito a nivel nacional e internacional para su vida y su carrera.
    En un principio me entristecí, porque siempre, y a pesar de los años, mostraba un aspecto de vigor y energía envidiable, y no sé si fue por el efecto de las luces en las tomas, la falta o defecto de maquillaje, los años que no perdonan (va para setenta y cinco), o una mezcla de todo un poco de lo anterior, pero por primera vez le noté mayor.
    Siempre pensé que no envejecería nunca, no me preguntéis a qué era debida esa creencia porque no lo sé, pero la tenía.
    Se me pasó pronto lo de la tristeza, pues comenzó a hablar y era el Miguel de siempre, entusiasmado, alegre, ilusionado, irradiando energía, buen comunicador. Y buen tipo, buena gente, y buen rockero.
    Nunca fue un prodigio de facultades, pero tampoco era manco, y lo suplía con una entrega absoluta. Ahí queda su dilatada trayectoria, con sus altibajos, como toda larga trayectoria tiene y debe de tener.
    Y aunque no fue uno de mis músicos de cabecera, siempre le he tenido respeto y cariño.
    Iba a decir que es el Bruce Springsteen español, pero no. Bruce es el Miguel Ríos americano. La antigüedad es un grado y aquí se justifica el dicho sobradamente.
    Le debemos mucho, creo que más que a ningún otro rockero español. Y especialmente por los directos y las giras, como bien señala Raúl.
    No conocía la obra que hoy sale a la palestra y me ha gustado mucho, a pesar de que como bien dice el anfitrión, la producción comparada con las de hoy deja algo que desear, pero por aquellos entonces era lo que había y creo que tampoco suspende. Y lo compensa sobradamente la calidad musical.
    Por último, lo de sus “speech”. Ya he mencionado antes que me parece un buen comunicador, ahora añadiré que además no es mal pedagogo. Y hasta aquí llego hoy.
    Saludos

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    1. Lo comentábamos antes lrotula y yo, con cuarenta años (que para un chaval de dieciocho era casi la tercera edad …) parecía muy joven por la vitalidad y las ganas que le ponía. Yo también le he visto hace poco y también pensé lo mismo que tú: «hay que ver cómo pasan los años»; siempre que veo el paso de los años en alguien inmediatamente pienso en mí, y me dan ganas de llorar, jajaja ¡Qué bueno lo del Bruce Springsteen español (o viceversa)!, desde luego si nos fijamos en su amor por el R&R, la actitud, las ganas y la generosidad con el público, la comparación me parece de lo más acertada. Esas charlas o arengas al público son buenísimas, como bien dices un concierto donde disfrutar con la música y aprender de Miguel. Saludos, Caito.

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  5. Qué decir, clasicazo, siempre me ha gustado mucho. Y eso que no sabía lo de las «regañinas», ahora me gusta aún más, ja, ja.
    Me llevo la marcha para todo el día (o eso creo y espero).
    ¡Un abrazo!

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    1. Lo de las regañinas es divertido, ¿verdad? En aquellas giras de los años ochenta no hacían falta, estaba todo el mundo entregado, gritando y cantando. Nada mejor que el R&R para alegrar el día. Un abrazo.

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  6. La gira del 82 fue algo increíble, yo me aprendí todas las canciones a fuerza de escucharlas unas mil veces en el cassette sanyo, recientemente encontre el doble disco original y me acordaba de todas las canciones… Me acuerdo tambien del programa que hizo en la tve… Saludos

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    1. Yo también me sabía todas las canciones. Aún conservo las cintas, que deben estar trituradas de tanto ponerlas. Por cierto, mi primer casete también fue un sanyo mono, de esos que no tenían radio, que se podían colgar en bandolera. Saludos, Vidal

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      1. El mismo, aunque yo le quitaba la bandolera para oirlo más alto si cabe… Lo de la radio me hubiera abierto más puertas musicales, pero bueno ese casette devoró muchas cintas…

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        1. Para escuchar la radio tenía que quitarles a mis padres el radiocasete, aunque la cosa estaba difícil porque allí escuchaba mi madre el programa «Feria de Coplas» y las cintas de flamenco y copla que había en casa … Saludos.

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