En los años sesenta del siglo pasado no estaba muy bien visto, al menos en la América profunda, que los adolescentes llevaran el cabello largo. Según cuentan las biografías habituales de la banda de rock sureño Lynyrd Skynyrd, dos de los miembros fundadores de este grupo, Bob Burns y Gary Rossington, fueron suspendidos por el profesor de gimnasia por ese motivo cuando estudiaban en el instituto, mientras intentaban hacer música donde buenamente podían (patios, garajes, etc.) junto a Ronnie Van Zant, el mítico vocalista de esta banda. Habían llamado a su grupo The Noble Five, pero sus problemas con el profesor de gimnasia, Leonard Skinner, inspiraron un cambio de denominación; por el miedo a posibles represalias, decidieron sustituir las vocales por letras “y”, de tal forma que lo que obtuvieron fue “Lynyrd Skynyrd”. Estos chicos de Jacksonville (Florida -EE.UU.-) se lo tomaron muy en serio; adquirieron una cabaña y se pusieron a ensayar entre ocho y doce horas diarias, hasta que consiguieron actuar como teloneros del grupo The Allman Jays, el germen de lo que luego sería The Allman Brothers Band, la formación más importante que ha habido de rock sureño, compartiendo méritos con los protagonistas de nuestra entrada de hoy.
De interpretar versiones de los Rolling Stones o los Yardbirds pasaron a componer sus propias canciones, que solían interpretar en directo. No obstante, tuvieron que esperar hasta 1972 para que los productores discográficos se fijaran en ellos; concretamente fue Al Kooper quien les ofreció la posibilidad de grabar un disco con la compañía MCA; lo titularon “(Pronounced ‘Lĕh-‘nérd ‘Skin-‘nérd)” (1973) y en él incluyeron una de las piezas más recordadas de su repertorio: “Free Bird”. Aunque hay otra canción aún más conocida, “Sweet Home Alabama”, precisamente el corte con el comienza su segundo trabajo de estudio, el titulado “Second Helping” (1974). Además de este gran himno rockero, en este disco hay excelentes temas, como “Call Me the Breeze” (versión de JJ Cale, de la que nos ocuparemos en otra entrada) o el elegido en esta ocasión: “The Ballad of Curtis Loew”. Escrita por Allen Collins (guitarra) y Ronnie Van Zant (voz) a partir de lugares y personas del barrio natal de Van Zant en Jacksonville, nos cuenta la historia de un chaval que todas mañanas buscaba botellas vacías para vender y, de esta manera, conseguir un dinero con el que obsequiar a Curtis Loew, un músico callejero al que adoraba por su manera de interpretar el blues; cuando Curtis fallece nadie va a su entierro, lo que lamenta el narrador de la canción. Finalizo con tres versiones, las debidas a Phish, Eric Church y Hayseed Dixie, ésta última en clave bluegrass.
Ma gstó rock sureño!! Un beso.
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¡Que bien! Besos
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Para empezar (me gusta)x 10.
Luego ya comentare.
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No recordaba la colaboracion de Al Kooper con los Skynyrd. No se si en este disco aun estaba el gran teclista pero lo que es incuestionable es que aparte de lo buenas que son las canciones del Second Helping el sonido del grupo es impecable.
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Creo que Al Kooper también fue el productor musical de «Second Helping»; además, en esta canción hace los coros y toca el piano. Saludos.
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Me gusta mucho mucho. Estoy en duda de si la tenía oída o no. Quizá alguna versión.
Un abrazo
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La versión de Erich Church es un tributo a Lynyrd Skynyrd, a lo mejor has escuchado esa versión; en cualquier caso, me parece que es un tema que no tiene muchas versiones. Un abrazo, Luna.
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Y yo no tengo mucho oído, así que a saber, je, je. 🙂
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Emociona la sencillez de la historia, principio y fin, entre un niño y un anciano.
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Las pequeñas historias son las más emocionantes, y más si son intergeneracionales. Un abrazo, Antonio.
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Oh, qué bonita. Me ha encantado y emocionado. Aunque no estoy de acuerdo en algo: de acuerdo con la letra, era el mejor punteador del blues, con lo cual al morir no sólo perdió la vida como dice la canción, sino que todos perdimos a un desconocido maestro de «the old ways» como decía Bo Diddley.
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Los maestros como Bo Diddley suelen tener razón, los viejos músicos de blues son el testigo de un viejo arte; cuando uno de ellos muere, todos los que amamos la música acusamos la pérdida. Saludos.
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Me ha gustado mucho y la historia es preciosa.
Un saludo, Raúl
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Los Lynyrd Skynyrd tienen pinta de tipos duros, pero también son unos sentimentales. Saludos, Evavill.
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