Se emplea el término “Tin Pan Alley”, sobre todo en ámbito anglosajón, para designar aquellas áreas o zonas urbanas donde se concentraban los productores musicales o las tiendas de instrumentos de música. El origen del término es estadounidense, pues hacía alusión al conjunto de productores y compositores musicales que dominaron la escena neoyorkina durante los últimos años del siglo XIX y los inicios del XX. Situado en Manhattan, entre Broadway y la Sexta Avenida, el Tin Pan Alley se dedicó principalmente a las baladas melódicas, a las canciones cómicas y a estilos como el ragtime o el cakewalk. Con el auge de la radio y la industria fonográfica, coincidiendo con la Gran Depresión, el Tin Pan Alley fue paulatinamente perdiendo fuerza, aunque su influencia se extendió hasta el nacimiento del R&R, durante los años cincuenta. “By the Light of the Silvery Moon” fue una de aquellas canciones del Tin Pan Alley.
Escrita por Gus Edwards (música) y Edward Madden (letra), fue interpretada por primera vez, en 1909, por la actriz estadounidense Lilian Lorraine, en una de aquellas revistas musicales de Broadway conocidas genéricamente como “Ziegfeld Follies”. También fue cantada por Frances Farr, en el efímero espectáculo de Broadway “Miss Innocence”. Las primeras grabaciones también son de esta época (1909-1910): Peerless Quartet, Ada Jones, Bill Murray & The Haydn Quartet, etc. Durante los años cuarenta se renovó el interés por esta melodía, tanto con versiones instrumentales (Les Paul) como cantadas (Bing Crosby o Harry Roy & His Band); desde entonces, no ha dejado de tocarse y cantarse, y de aparecer en películas, programas y series de televisión (aquí lo podéis comprobar): Louis Prima, Doris Day, Jimmy Bowen, Ray Charles, Joanna Dong, etc. Sin embargo, no es mi intención ser exhaustivo con las versiones clásicas de esta pieza musical, prefiero mostrar cómo una típica canción melódica de Tin Pan Alley ha podido acelerarse y convertirse en un tema de R&R.
Para ello, os propongo la siguiente secuencia de interpretaciones, aparecidas entre 1956 y 1959; en primer lugar, la propuesta de Etta James, publicada como single en 1956, llena de fuerza y con un ritmo algo diferente al de las versiones precedentes; en segundo lugar, la versión de Gene Vincent & His Blue Caps, incluida en su álbum “Gene Vincent Rocks! And The Blue Caps Roll” (1958); y, finalmente, la más acelerada y rocanrolera de todas, la de Little Richard, grabada como single en 1959. Ya en los años sesenta, concretamente en 1969, el guitarrista Johnny Winter publicó otra versión rockera, esta vez instrumental.



Etta James es la mejor, me ha subido la adrenalina ,bailo, son las 22 :30 , no podré dormir ,seguro. Un abrazo. Por rock and roll, siempre, siempre muchas gracias.
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¡Qué fuerza tiene Etta James! Seguro que, después de bailar, has dormido bien, el R&R es el mejor remedio antiestrés. Gracias a ti, un abrazo.
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Sí que se va acelerando hasta hacerte bailar. Menudo ritmo!
Aún así, la que más me gusta es la primera.
Besos, Raúl
Que pases buen fin de semana.
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Te aconsejo que escuches alguna de las primeras versiones de principios del siglo XX, el ritmo es totalmente diferente. El milagro del R&R … Besos.
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Guau, he escuchado primero la de Etta James y me ha puesto los pelos de punta con el primer «hey, baby»… Es inigualable, desde mi humilde e inculto punto de vista. 🙂
¡Un abrazo!
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Es que superar a Etta James es muy difícil, y mira que los otros dos propuestos son dos grandes del R&R. Totalmente de acuerdo con lo de «Hey Baby», cuando lo oyes ya sabes que vas a escuchar algo grande. ¿Y qué me dices de la primera vez que dice «By the Light of the Silvery Moon» ¡Dios mío, qué fraseo! Abrazos.
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