Samantha Fish. “Kick Around”

Samantha Fish es una guitarrista, cantante y compositora de blues-rock estadounidense-hermana de la también blueswoman Amanda Fish-, nacida en 1989. Comenzó tocando la batería, pero a los quince años ya se había pasado a la guitarra. El ambiente familiar debió predisponer a Samantha hacia la música, pues su madre era instructora en el coro de una iglesia local y su padre era aficionado a tocar la guitarra con los amigos. Creció escuchando a The Rolling Stones, Tom Petty y a dos grandes del blues-rock estadounidense: Bonnie Raitt y Steve Ray Vaughan. Con apenas veinte años grabó y produjo el álbum en directo “Live Bait” (2009); en 2011 formó parte del disco “Girls With Guitars”, en el que también participaron Cassie Taylor y Dani Wilde; y, ese mismo año, sacó al mercado el álbum titulado “Runaway” (2011), con la ayuda de su mentor, el guitarrista Mike Zito.

Fue este último quien produjo su siguiente disco (“Black Wind Howlin’”, 2013), en el que él mismo tocó la guitarra; también intervinieron en este trabajo Yonrico Scott (batería), Johnny Sansone (armónica), Charlie Wooton (bajo), Paul Thorn (voz) y Bo Thomas (violín). Tal y como se señala en la web BluesBlast Magazine, todas las canciones fueron escritas por Samantha Fish, excepto un tema (“Go to Hell”) en coautoría con Mike Zito y una versión del tema “Who’s Been Talkin’”, obra del gran bluesman Howlin’ Wolf. Os aconsejo que escuchéis este excelente disco de blues-rock, en el que también se contemplan otros estilos, como el boogie-blues (la mencionada “Who’s Been Talking”), el country (“Last September”), el hard rock (“Heartbreaker”) o la balada (“Over You”); tampoco os perdáis temas como “Sucker Born”, “Black Wind Howlin’” o “Foolin’ Me”, en los que la guitarra de Samantha Fish luce con gran intensidad; y, por supuesto, el tema que proponemos en la entrada de hoy, “Kick Around”, tal vez el más rocanrolero de todos, un poco a lo Bob Seger, o al menos eso me parece a mí.

En la versión de estudio, la guitarra principal está tocada por Mike Zito; aunque también os propongo algunas versiones en directo de esta canción, en ésta y en ésta con Samantha Fish a la guitarra y, en ésta otra, nuevamente con Mike Zito. Después de “Black Wind Howlin’” (2013), Samantha Fish ha seguido publicando discos, el último titulado “Faster” (2021) y en breve saldrá al mercado otro («Death Wish Blues»), en colaboración con Jesse Dayton . Y, por supuesto, no para de ofrecer conciertos; el pasado verano ha estado en España, concretamente en Las Palmas, Tenerife y en el Blues Cazorla Festival, esperemos que la visita a nuestro país se convierta en costumbre.

Roger McGuinn / The Byrds / Fairport Convention. “Ballad of Easy Rider”

“Easy Rider (Buscando mi destino)” (1969) es una de las películas de culto más representativas inspiradas en la contracultura hippie; según señala Antonio Martín en su blog Diccineario, “la película por antonomasia del subgénero de moteros (…) el salvaje y hedonista espíritu de libertad agazapado bajo la máxima ‘sexo, drogas y rock’n’roll’ se revelaba esta psicodélica road-movie emparentada con la tradición del western, ópera prima del histriónico actor Dennis Hopper, que reprobaba el racismo y la retrógrada moral yanqui a través del iniciático viaje en Harley Davidson hasta el Mardi Gras de New Orleans de dos trapicheadores de cocaina californianos”. Si recordamos “Easy Rider” por todo lo que tan acertadamente nos cuenta Antonio Martín, otro tanto sucede con la excelente banda sonora de este film; diez canciones de grupos tan destacados y representativos de la psicodelia y el folk-rock como The Jimi Hendrix Experience, The Band, The Byrds o Steppenwolf. A éstos últimos pertenece una de las canciones más recordadas de esta banda sonora, “Born To Be Wild”, a la que ya dedicamos una entrada en el año 2014.

El otro tema indisolublemente unido a esta película es el titulado “Ballad of Easy Rider”, aunque Peter Fonda -uno de los actores principales y coguionista- al principio quería utilizar la canción de Bob Dylan «It’s Alright, Ma (I’m Only Bleeding)”. Como no se pudieron obtener los permisos, Fonda contempló la posibilidad de que Roger McGuinn -integrante de la banda The Byrds– y el propio Bob Dylan escribieran una canción para incluirla en la película. Según señalan las fuentes consultadas, Dylan se negó, pero le escribió unas líneas a Peter Fonda en una servilleta: “The river flows, it flows to the sea / Wherever that river goes, that’s where I want to be / Flow, river, Flow”; después le dijo: “dale esto a McGuinn, él sabrá qué hacer con ello”. Por supuesto, Roger McGuinn compuso la canción a partir de la idea original de Bob Dylan, y añadió al cantautor como coautor del tema. Cuando Dylan vio “Easy Rider” en un pase privado, pidió que se le eliminara de los créditos de la película y de los futuros lanzamientos discográficos de la canción. Como os podréis imaginar, existen todo tipo de teorías que tratan de explicar por qué Dylan repudió la canción; tal vez porque no le gustó la película (sobre todo el final), quizás porque pensó que su nombre estaba siendo utilizado para incrementar el espíritu callejero que transmitía el film o, simplemente, porque entendió que Roger McGuinn era realmente el autor, y él no hizo más que echarle una mano.

La versión incluida en “Easy Rider” es una grabación folk, con una interpretación de McGuinn acompañándose él mismo a la guitarra, con la ayuda de su compañero en los Byrds, Gene Parsons, tocando la armónica. Sin embargo, quizás la versión más conocida de esta canción sea la que grabó McGuinn con su grupo The Byrds, poco después de que saliera al mercado la banda sonora de “Easy Rider”. Esta nueva versión, más rápida y con una instrumentación más compleja, en la que se incluyeron arreglos orquestales, formó parte del octavo álbum de estudio de esta banda, titulado igual que la canción (“Ballad of Easy Rider”, 1969). También relativamente próximas en el tiempo a estas dos son las de Odetta, Percy Faith y Fairport Convention, nuestra tercera opción destacada de hoy, aunque ésta última sólo sería incluida, como pista adicional, en la reedición que se hizo de “Unhalfricking” (1969) en CD; como podréis observar, esta versión tiene mayor duración y cuenta con la inigualable interpretación  vocal de Sandy Denny. De entre las versiones posteriores que se han hecho de esta existencial balada, son recomendables las de Tom Petty, Bruce Springsteen, Ava Wynne, Kathryn Williams y Grant McLennan.

Triana / Lole y Manuel. “Todo es de color”

Triana es uno de los grupos españoles asiduos de este blog, han pasado por aquí a propósito de los temas titulados: “Luminosa mañana”, “Tu frialdad”, “Sr. Troncoso”, “Abre la puerta” y “Una noche de amor desesperada”; en estas entradas hemos hablado de su estilo -el rock progresivo andaluz-, de sus inicios como banda, de su etapa más brillante -sus tres primeros Lps-, de su declive y de su disolución en 1983, tras el trágico fallecimiento de su líder, Jesús de la Rosa. Sin embargo, no hemos hecho alusión a los orígenes más remotos de la banda, cuando se valoró la incorporación de Lole y Manuel al grupo, el dúo que revolucionó el flamenco con su luminoso planteamiento, en el que también había cabida para la psicodelia y el amor por la vida, tal y como planteaba el movimiento hippie. Según Javier García-Pelayo, mánager de Triana, “hubo un intento de formar el grupo con Lole y Manuel. Incluso llegaron a ensayar en mi chalé de Pozuelo, a las afueras de Madrid, que nos servía como casa y oficina, y el garaje lo usábamos como local de ensayo” (consultado en: Domínguez, Salvador. Los hijos del rock. Los grupos hispanos 1975-1989. Madrid: SGAE, 2004; pág. 76). Tono Cano, en un artículo publicado en la web Secretolivo, precisa algo más esta historia:

SMASH se disolvió en 1973 y Manuel Molina junto a su mujer Lole Montoya, probaron suerte en el proyecto de un amigo y vecino de la hija de La Negra, Tele Palacios. Los ensayos fueron positivos, pero Manuel se cansó de no poder congeniar con Eduardo [Rodríguez], y es que cada uno tenía su particular forma de tocar la cadencia andaluza. Tras hablarlo con Jesús de la Rosa el matrimonio abandonó lo que más tarde sería Triana para montárselo por su cuenta

Tono Cano. «Todo es de color. La vanguardia del flamenco: todo es de color». Secretolivo, mayo 2014.

En aquellas sesiones tocaron un tema, compuesto por Manuel Molina y Tele Palacios (batería de Triana), que acabó incorporándose a los respectivos álbumes de debut de Triana y Lole y Manuel: “El Patio” (1975) -llamado así por los seguidores de este grupo, porque no tenía título- y “Nuevo Día” (1975), respectivamente. La canción se tituló “Todo es de color”, probablemente a partir de una anécdota de aquellos días que, de nuevo, nos recuerda Javier García-Pelayo: “Recuerdo que una de aquellas tardes yo les dije, medio de guasa: ‘Oye, que yo soy vuestro mánager’. Tele, entonces, me dijo cantando: ‘Todo es de Pulpón, todo es de Pulpón …’”; evidentemente, estaba haciendo alusión al omnipresente Jesús Antonio Pulpón González, empresario y representante artístico de muchos artistas andaluces durante la década de 1940.

Como podréis comprobar en los dos vídeos que encabezan esta entrada, los puntos de vista de Triana y de Lole y Manuel, con respecto a esta canción, son bien diferentes. Los primeros proponen un tema muy corto (apenas dos minutos), con muy poca letra y unos bucólicos arreglos con aroma de rock progresivo. La versión de Lole y Manuel, más flamenca, se acerca a los cinco minutos, y la letra es mucho más extensa y relevante en la canción. Además de las obligadas versiones de estudio, os propongo dos directos, uno de Lole y Manuel, del año 1985, y otro de Triana grabado en el Palacio de Marqués de Méritos de Sevilla para el mítico Popgrama; en este último vídeo, de 1979, se puede ver a los tres miembros de Triana (Jesús de la Rosa, Tele Palacios y Eduardo Rodríguez) y al guitarrista Enrique Carmona (guitarra de doble mástil). Y finalizamos con dos versiones a cargo de Alba Molina -hija de Lole y Manuel- y Lori Meyers; la primera a lo Lole y Manuel, la segunda a lo Triana.

Lynyrd Skynyrd. “Free Bird”

Del rock sureño, y de la banda The Allman Brothers Band, los creadores del género, ya hemos hablado en un par de entradas anteriores dedicadas a los temas “Whipping Post” e “In Memory of Elizabeth Reed”. También nos hemos ocupado del otro gran grupo abanderado de este estilo, los impronunciables Lynyrd Skynyrd, a través de la canción titulada “The Ballad of Curtis Loew”; en aquel post explicábamos los motivos que les movieron a tomar un nombre tan peculiar para la banda, y dábamos cuenta de sus primeros pasos como teloneros de The Allman Jays -el germen de lo que, posteriormente, sería la Allman Brothers Band-, así como de su excelente desempeño en directo, interpretando temas ajenos hasta que comenzaron a componer los suyos, de la mano de su descubridor, el músico y productor discográfico Al Kooper. Una de aquellas canciones propias, que comenzaron a tocar en directo, fue “Free Bird”. Este tema, quizás el más reconocible y exitoso de la banda, junto con “Sweet Home Alabama”, fue incluido en el primer álbum de estudio de los estadounidenses, el titulado “(Pronounced ‘Lĕh-‘nérd ‘Skin-‘nérd)” (1973), en el que también pueden escucharse otras canciones características de esta formación, como “Simple Man”, “Gimme Three Steps”, “Tuesday’s Gone” o “Mississippi Kid”. Recordemos la formación responsable de este álbum: Ronnie Van Zant (voz), Allen Collins (guitarra), Gary Rossington (guitarra), Ed King (bajo, guitarra), Bob Burns (batería) y Billy Powell (teclados); éste último, inicialmente un técnico de apoyo del grupo, se incorporó a la banda tras descubrir, casi accidentalmente, sus cualidades como teclista cuando interpretó la intro de “Free Bird” en una escuela de secundaria.

Los primeros bocetos de “Free Bird” fueron escritos por Allen Collins a comienzos de 1970. Cuando Ronnie Van Zant escuchó la canción, le pareció que tenía mucha letra y que había que cambiar algunas cosas en la melodía, así que se puso manos a la obra; en apenas unos minutos, Van Zant había propuesto una versión mejorada. A ella se le añadió la intro de piano de Billy Powell, con un sonido que recuerda al de un órgano gospel; el verso inicial (“Si me voy mañana ¿Me seguirás recordando?”), sugerido por Kathy, la novia de Allen Collins, con quien más tarde se casaría; y, por supuesto, el largo e inigualable solo de guitarra que ocupa la parte final de la canción, un espectacular duelo de guitarras gemelas (Allen Collins y Gary Rosington), inicialmente concebido como momento de descanso para Ronnie Van Zant, muy exigido debido a los múltiples conciertos que solían tener contratados en aquella época. De la demo grabada en fechas próximas a 1970, de apenas cuatro minutos, se pasó a versiones de más de catorce -como la clásica incluida en el excelente álbum en directo “One More From the Road” (1976)-, pasando por todo tipo de arreglos y cambios en su estructura y ritmo (aquí lo explican). Por cierto, en aquella interpretación en directo se puede escuchar, al principio, una pregunta de Van Zant: “¿Qué canción queréis escuchar?”, a lo que el público contestó “Free Bird”. Parece que, desde entonces, esto quedó como broma entre la banda y sus seguidores; incluso se ha hecho popular en todo tipo de conciertos, en los que se pide -sea cual sea el grupo- que se interprete este popular tema de los Lynyrd Skynyrd sobre el amor y la libertad.

En sus actuaciones en vivo, dedicaron la canción al guitarrista Duane Allman, fallecido en 1971 debido a un accidente de moto, cuando aún no había cumplido los veinticinco años. Finalizo con un directo del año 1977, para que los veáis en acción unos meses antes del accidente de avión que acabó con la vida de Ronnie Van Zant, Steve Gaines -reemplazó a Ed King en 1975- y la hermana mayor de éste, Cassie Gaines, cantante de respaldo de la banda; hubo tres muertos más, incluyendo al piloto y al copiloto, el resto sufrieron heridas graves.

Metallica. “Nothing Else Matters”

La consolidación del heavy metal, como estilo diferenciado del hard rock practicado por los pioneros del género (Deep Purple, Led Zeppelin y Black Sabbath, aunque también podríamos citar a otros grupos, como Vanilla Fudge, Blue Cheer o Steppenwolf), se produjo durante la década de 1970, gracias a bandas como AC/DC, Nazareth, Blue Öyster Cult, Kiss, Scorpions, Thin Lizzy, Aerosmith o aquellas que formaron parte del movimiento conocido como “Nueva ola del heavy metal británico” (NWOBHM): Saxon, Def Leppard, Iron Maiden, Judas Priest o Mötorhead, aunque con éstos dos últimos grupos siempre hay polémica, de tal manera que algunos autores los excluyen del movimiento, por diferentes motivos, y otros sí los consideran dentro de él. Entre comienzos y mediados de los años ochenta, en pleno éxito comercial de este estilo, comenzaron a aparecer algunos subgéneros de talante más extremo (en su sonido y en sus formas), algo que puede evidenciarse por el contenido de sus letras (satánicas, violentas, de reivindicación radical, etc.) y por su apuesta sonora (rapidez de ejecución, gusto por las distorsiones, voces guturales, afinaciones graves, etc.)

Quizás el pionero de estos movimientos fue el trash metal, surgido a comienzos de los ochenta bajo la influencia directa de la NWOBHM. Tal y como suele afirmarse, los creadores de este subgénero fueron los estadounidenses Metallica, banda de la ya hemos hablado en una entrada anterior, dedicada al tema “Orion” y al bajista Cliff Burton, fallecido a los veinticuatro años en un accidente de autobús. Con este prodigioso bajista grabaron los primeros álbumes (“Kill’Em All”, 1983; “Ride the Lightning”, 1984 y el excelente “Master of Puppets”, 1986); ya con Jason Newsted al bajo, publicaron los trabajos de estudio titulados “… And Justice for All” (1988) y “Metallica” (1991), también conocido como “The Black Album”. Este disco, de los más exitosos de esta formación, contiene una de las power ballads más reconocibles del heavy metal: “Nothing Else Matters”.

Acreditado a los miembros de Metallica James Hetfield (voz, guitarra) y Lars Ulrich (batería), este tema fue escrito por Hetfield como ejercicio personal de introspección melancólica, probablemente debido a las huellas dejadas por un viejo amor. Hay quien dice que la escribió durante una gira, mientras hablaba con su novia (o exnovia) por teléfono; con una mano sujetaba el auricular y con la otra escribía. Sinceramente, no sé si realmente ocurrió así o forma parte de la leyenda romántica que envuelve al heavy metal. James Hetfield no tenía intención de abrir la canción al grupo, realmente la escribió para él, era demasiado personal … y demasiado lenta (blanda) para un grupo como Metallica, abanderados del trash metal. Fue Lars Ulrich quien le convenció de incluirla en el “Black Album”, con el propio Hetfield como guitarrista principal, algo muy poco habitual, pues lo normal es que estas labores las asumiera el guitarrista Kirk Hammett. Desde entonces, se convirtió en una de las canciones importantes de la banda, imprescindible en sus conciertos (aquí, aquí y aquí tenéis tres ejemplos), dedicada especialmente a todos sus seguidores (aquí tenéis un hilo sobre las posibles interpretaciones en torno a la letra de esta balada). “Nothing Else Matters” también ha sido grabada por Metallica con apoyo orquestal, en versión acústica orquestada y de manera instrumental, también con orquesta. Se trata de un tema bastante versionado, incluso por artistas y grupos ajenos al heavy metal, como Lucie Silvas, Shakira o Miley Cyrus -la ha llegado a cantar con Metallica-.

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