«Cuando llegó era un niño delicado, no quería mancharse jugando en el descampado, era un tipo legal, un amigo, un aliado. Había vivido arrogante aquel error inocente, llevar en cuerpo de hombre una mujer en su mente, él un hombre tranquilo ella una dama valiente ¡Oh Manuel Raquel!» Con esta estrofa comienza una de las canciones españolas más valientes y comprometidas que se hicieron en los años ochenta. Pertenece a los extremeños Tam Tam Go!, una formación creada en 1986, tras la disolución de los grupos Daké y RH+, por Javier Ortiz (batería), Rafa Callejo (guitarra) y los hermanos Javier (guitarra) y Nacho Campillo (voz). Grabaron su primer disco un año más tarde («Spanish Shuffle«), para mi gusto uno de los mejores álbumes de pop-rock español editados en los años ochenta. Grabado casi íntegramente en inglés, es un excelente trabajo de new wave tardío, que cuenta con canciones tan interesantes como «I come for you«, «Spanish Shuffle» o «Letters for you«; comenzaba con el tema «Lawrence’s Heart is Weak«, compuesto por los cuatro integrantes del grupo, y se cerraba con una versión de este mismo tema bajo el título de «Manuel Raquel», el único corte en español de todo el disco y, a la postre el que acabaría abriéndoles las puertas del éxito en España y Latinoamérica; algo que se confirmó con sus siguientes trabajos («Spanish Romance», 1989; y «Espaldas Mojadas», 1990), con los que Tam Tam Go! conquistó el público hispano utilizando un sonido más latino y aportando una mayor presencia de canciones en español. La letra de «Manuel Raquel» fue escrita por el cineasta Ricardo Franco, autor de películas como «La Buena Estrella» o «Pascual Duarte». En ella se nos cuenta una triste historia, la del transexual Manuel, incapaz de aguantar «siquiera el primer invierno, volando sobre un tacón de las redadas huyendo». Os dejo alguna estrofa más de esta cruel historia, la de una víctima más de la incomprensión, los dogmatismos y las rigideces sociales: «La última vez que le vi nos fuimos a emborrachar, debajo del maquillaje no pudo disimular un cierto pudor antiguo, al fin un poco de paz. Quiso volar y salto, no pude llegar a tiempo, las lágrimas sin dolor me las ha arrancado el viento. Se fue sin decir adiós, sin un grito, ni un lamento, creo que iba contento. Manuel Raquel no aguantó siquiera el primer invierno, la detuvieron mil veces, la pobre se fue rompiendo. Es muy difícil pasear de incógnito en el infierno. ¡Oh Manuel, oh Raquel! Se marchó, es sólo una baja más ¡Oh Manuel, oh Raquel! Se marchó, por fin podrá descansar. Y se fue sin señalar, y se fue sin simular, y se fue sin molestar, y se fue sin acusar, y se fue sin apuntar, y se fue sin disparar (…)»
La Guitarra de las Musas 
Una gran canción que me trae muchos y diversos recuerdos, siempre ligados a un suceso terrible que me tocó vivir sin quererlo y que no puedo dejar de asociar a este tema.
Fue unos años antes, pocos, de que esa canción saliera al mercado cuando a un transexual de algún sitio vecino se le ocurrió ofrecer un espectáculo en una discoteca de mi pueblo; lo que a la postre resultó una idea tan nefasta como, en aquel momento, atrevida e incluso inconsciente… Te puedes imaginar: lo que pretendía ser un entretenimiento inocente de baile y playback, acabó convirtiéndose en una orgía de violencia protagonizada por algunos de los más ilustres burros de mi pueblo que, no contentos con insultar y vejar a la pobre chavala (muy joven por cierto, aunque a mi entonces me pareciera mayor, no tendría más de 25) hasta la nausea, acabaron invadiendo la pista de la discoteca emprendiéndola a golpes con ella… Y la cosa fue a más según me contaron después, pero yo no lo vi porque uno cuantos no fuimos a buscar a la Guardia Civil que acabó llegando tarde y cuando todo el daño estaba hecho…
Un maldito desastre que todavía hoy me pone los pelos de punta al recordarlo; por eso cuando esta canción empezó a sonar no pude evitar personalizar a Manuel/Raquel en aquel chico que, supongo, acabaría traumatizado por la experiencia.
Pero lo peor fue que cuando sonaba esta canción en las discotecas de verano, que se pusieron de moda en mi pueblo un tiempo después de aquella agresión, algunos de los que más golpes daban y más gritaban la bailaban con una sonrisa en la boca.
Por otra parte, fue un tema que como bien dices sonó mucho en todos sitos en una época muy bonita para mi, por lo que también la asocio a recuerdos más felices, aunque siempre la cruce esa sombra maldita.
Saludos Raúl
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Es curioso lo que pasó en los ochenta y principios de los noventa; probablemente no hemos vuelto a tener un nivel de libertades y un desmadre de costumbres como los que tuvimos en aquellos años. Sin embargo, era todo muy superficial, bien presente en cierto círculos intelectuales y, sobre todo urbanos, pero no caló en la España profunda. Este tipo de vanguardias funcionan como mecanismos adelantados de progreso, pero la mayor parte de la sociedad sigue con sus modelos y valores antiguos; algo así trato de explicar a mis alumnos, cuando les hablo de algunos de los grandes avances científicos de la humanidad, hoy bien asumidos pero en el Renacimiento o en el siglo XVII eran propuestas a contracorriente y, en muchas ocasiones, contrarias a los dogmas científicos y religiosos imperantes. Por eso comentaba que «Manuel Raquel» fue una canción muy valiente; desgraciadamente, aquella chica de tu pueblo bien podría ser Manuel Raquel, como tantas otras que tuvieron que sufrir desprecios, insultos y vejaciones. Esos mismos que después de las agresiones cantaban la canción, probablemente nunca llegaron a escuchar la letra o, tal vez, su intelecto no les daba para poderla comprender. Me ha gustado mucho que hayas compartido tu historia, Alex. Saludos.
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Haces un buen servicio trayendo estas canciones que reflejan esas crueles historias que todos hemos conocido ,como la de Alex en nuestros pueblos, y que deben seguir denunciándose como hizo Alex en su día….. No podemos dejar que la historia siga repitiéndose,debemos evolucionar, con más cultura ,comprensión y mucha educación, como la que tu transmites en tus clases y en este blog…saludos
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Muchas gracias por tus palabras. Es verdad que todos nos hemos visto en alguna como ésta; la incomprensión, el miedo y la intolerancia son consustanciales al hombre. Saludos.
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