BB King, Jerry García, Eric Burdon, Big Mama Thornton, John Lee Hooker o nuestro Rosendo son algunos de los músicos que han grabado discos en cárceles, una aventura de difícil consecución a no ser que se sea un artista de tronío, con la suficiente personalidad y carácter como para atreverse a ello. Que los presos te vean como uno de los suyos tiene que ayudar bastante, si no que se lo digan a Johhny Cash que, en 1968, grabó uno de los mejores discos de su carrera, y uno de los álbumes en directo más importantes que ha dado el country: “At Folsom Prison”, en el que participaron músicos como su esposa June Carter, Carl Perkins o la propia banda de Cash, los Tennessee Three. Cash cimentó su leyenda de “chico malo” a base de alcohol y de sustancias como los barbitúricos o las anfetaminas; se le acusó de provocar un incendio que destruyó 206 hectáreas y estuvo en la cárcel siete veces, aunque acusado por delitos menores que apenas le tuvieron retenido más de un día por cada uno de ellos. La idea de grabar un disco en esta penitenciaría californiana probablemente rondó en su cabeza desde que publicara, en 1955, uno de sus temas más conocidos y recordados: “Folsom Prison Blues” (aquí tenéis el original de estudio). “At Folsom Prison” se compuso a partir de los materiales obtenidos en dos conciertos ofrecidos en este penal, en total dieciséis canciones, incluida la titulada “Greystone Chapel”, compuesta por el preso Glen Sherley, aunque en ediciones posteriores se han ido añadiendo otros temas que, en su día, quedaron fuera. Johhny Cash apareció en los conciertos vestido totalmente de negro, quizás para identificarse con los internos de Folsom, desde entonces el sobrenombre de “The Man in Black” nunca le abandonaría; y comenzó con su clásico saludo (“Hello, I’m Johnny Cash”) para continuar con el tema que nos ocupa, “Folsom Prison Blues”, que el compañero Eduardo (River of Country) ha definido como un “canto a la libertad”:
“Su autor se pregunta cómo se sienten los reclusos ante la idea de que la gente se mueva libremente en los trenes. La letra narra la historia de un chico que fue encarcelado en la prisión de Folsom por no seguir los consejos de su madre –’siempre sé un buen chico y no juegues con armas’– y matar ‘a un hombre en Reno sólo por verle morir’. Ahora añora la libertad perdida, y en la lejanía escucha el silbato del tren y se imagina a la gente sin preocupaciones, “fumando cigarros y bebiendo café”. Finalmente, concluye con esta reflexión: si la línea de ferrocarril fuese de su propiedad, la alejaría de la prisión y con ello se iría su tristeza” (River of Country).
Esta canción fue compuesta por el hombre de negro tras inspirarse en la película “Inside the Walls of Folsom Prison” (1951), cuando servía en Alemania con el ejército de su país, y en la melodía “Crescent City Blues”, de Gordon Jenkins; Cash registró la canción como suya y, tras recibir una denuncia, acabó pagando a Jenkins una cifra cercana a los setenta y cinco mil dólares en concepto de indemnización compensatoria. Hay muchísimas versiones de “Folsom Prison Blues”, os animo a que encontréis alguna que, al menos, iguale a la de Cash (ya os adelanto que no es sencillo).