Concrete Blonde. “Joey”

Johnette Napolitano es una cantante, bajista y compositora estadounidense -de ascendencia italiana- nacida en 1957, en Los Ángeles (EE.UU.) Hacia 1982 formó el grupo de rock alternativo Concrete Blonde, junto al guitarrista James Mankey; a ellos se unió el batería Harry Rushakoff, posteriormente sustituido por el que fuera batería de Roxy Music, Paul Thompson. Grabaron su primer álbum en 1986 (“Concrete Blonde”), el siguiente (“Free”) apareció en el mercado tres años después, y el que hoy nos ocupa, “Blodleting”, fue publicado en mayo de 1990. Tras este trabajo, editaron los titulados “Walking in London” (1992) y “Mexican Moon” (1993). La banda se disolvió en 1994, aunque después se reunieron en más de una ocasión, incluso llegaron a publicar algún álbum más durante esos períodos de agrupamiento. Con todo, nunca lograron igualar la notoriedad que obtuvieron con su disco “Blodleting”, en el que incluyeron el gran éxito de su carrera: “Joey”.

En este álbum se grabaron diez canciones, todas compuestas por Johnette Napolitano, excepto las tituladas “The Sky is a Poisonous Garden” -escrita por Napolitano y Bruce Moreland- y “Tomorrow, Wendy”, obra de Andy Prieboy; tanto Moreland como Prieboy formaron parte de Wall of Voodoo, un grupo californiano muy vinculado a la biografía profesional y personal de Johnette. Como comentábamos al principio de la entrada, se suele etiquetar a Concrete Blonde como grupo de rock alternativo, con tendencia al rock gótico, sobre todo a partir de “Blodleting”, un disco en el que destaca el potente guitarreo de James Mankey y la excepcional voz de Johnette Napolitano.

Joey” es, tal vez, el corte más pop de todos; de hecho, a mí me parece un tema de power-pop o de pop-rock, un poco en la línea del disco de Fleetwood Mac “Rumours”. Eso sí, menos luminoso y más desgarrado, de hecho, la interpretación que hace Napolitano es soberbia, plena de emotividad, intensidad y sinceridad. No podía ser de otra manera, “Joey” fue escrita por Johnette a partir de una experiencia personal con Marc Moreland -antiguo integrante de la banda anteriormente mencionada, Wall of Voodoo-, que falleció de insuficiencia hepática causada por el alcohol, en el año 2002, cuando apenas tenía cuarenta y cuatro años. Tal y como señala el compañero Antonio Chico en su blog “Música y Oxígeno”, “Joey es una melancólica y apasionada canción en la que Johnette Napolitano (…) canta abiertamente a un alcohólico para que se dé cuenta del enorme daño que se está provocando y animarlo a recapacitar”. Parece que “Joey” inicialmente se compuso sólo con música, a la espera de la letra de Napolitano. Johnette demoró el momento todo lo que pudo; en alguna entrevista reconoció que sabía lo que tenía que decir, estaba en su cabeza como la lluvia cuando se forma en las tormentas; un día, mientras iba en un taxi en dirección a los estudios de grabación, se produjo la catarsis pluviosa que necesitaba para liberar ese humor corrupto que anidaba en su alma. Fue la última canción que se grabó del álbum “Blodleting”. Os dejo con un directo acústico, otro del año 1990 y uno más del 2010, con el público cantando.

The Pretenders. “Don’t Get Me Wrong”

En la entrada dedicada a la canción “Kid”, donde aludíamos a los tres primeros discos de la formación británica The Pretenders y al liderazgo de Chrissie Hynde, definíamos su estilo como un rock melódico, cercano al pop-rock, hecho en tiempos de new wave y punk, movimientos musicales también presentes en este grupo, aunque a menudo de manera más estética que musical. Su cuarto álbum se tituló “Get Close”; fue publicado a finales de 1986, después de unas sesiones de grabación un tanto dispersas, en las que intervinieron músicos diferentes en cada una de ellas. Además de los característicos sonidos de la banda, en este Lp también se aprecia un cierto aire funk en algunas canciones, tal vez debido a la procedencia estilística de algunos de los músicos estadounidenses que intervinieron en la grabación del álbum; en este sentido, véanse, por ejemplo, los temas “Dance”, “How Much Did You Get for Your Soul?” o “Room Full of Mirrors” (de Jimi Hendrix). Yo destacaría especialmente otras tres canciones: “My Baby”, la balada “Hymn to Her” y la que hoy nos ocupa, “Don’t Get Me Wrong”, comercializada como single y, a la postre, uno de los éxitos más reconocibles de Pretenders.

Según ha manifestado Chrissie Hynde, escribió esta melodía pensando en John McEnroe; ella no era aficionada al tenis, pero McEnroe solía acudir a sus conciertos y llegó a mantener una relación muy amigable con la banda. Cuando se retiró de las canchas, decidió convertirse en guitarrista; aprendió de amigos como Eddie Van Halen y Eric Clapton e incluso llegó a formar su propio grupo (The Johnny Smyth Band), a escribir canciones y a dar conciertos (él cantaba y tocaba la guitarra); el círculo se cerró en 2014, cuando tuvo la oportunidad de grabar una canción (“A Plan Too Far”) en el primer álbum en solitario de Chrissie Hynde.

Volviendo a “Don’t Get Me Wrong”, la líder de Pretenders reconoció que escribió la canción en un avión, y que la inspiración le llegó cuando oyó el anuncio de bienvenida de la compañía aérea por los altavoces: “Dong-dong-dong-dong … Wellcome to British Airways”. La letra de este tema recoge, con un poco de ironía, esa sensación que se tiene cuando estás enamorado de alguien que te deslumbra y te hipnotiza, mientras él o ella se mantiene impasible, como si toda esa explosión de sentimientos del otro le dejara indiferente. El vídeo oficial de esta canción, con el que encabezamos la entrada, es un homenaje a la serie británica de televisión “Los Vengadores”, que se emitió entre 1961 y 1969. Aquí podéis ver a los Pretenders interpretando este tema, en una actuación de la época y, para finalizar, os dejo algunas versiones, en concreto las de Lily Allen, The Pharaohs, Berk & The Virtual Band y Hilda Lizarazu.

The Yardbirds. “For Your Love”

The Yardbirds fue un excelente grupo británico, creado en 1963 y disuelto en 1968, que ha pasado a la historia de la música por haber contado, en diferentes períodos, con tres de los más grandes guitarristas que ha dado el rock: Eric Clapton, Jeff Beck y Jimmy Page. En una vieja entrada, publicada en mayo de 2014, contábamos cómo se fueron sucediendo estos músicos en el puesto de guitarrista. Aunque los Yardbirds -que toman su nombre como homenaje al saxofonista de jazz Charlie “Yardbird” Parker– se hicieron famosos con un sonido beat psicodélico cercano al R&B, lo cierto es que comenzaron haciendo blues-rock con versiones de John Lee Hooker, Muddy Waters, Elmore James, Howlin’ Woolf o Bo Diddley, primero como banda de acompañamiento y, después, en solitario; de hecho, el primer disco que grabaron fue un directo (“Five Live Yardbirds”, 1964), en el que se recogieron diez temas compuestos por algunos de los músicos mencionados líneas arriba.

Four Your Love” (1965) fue el primer Lp de estudio, en él se incluyeron los primeros sencillos de la banda. De las once canciones que componen el álbum, ocho fueron tocadas por Eric Clapton, mientras que en el resto intervino Jeff Beck; y, sin embargo, en la portada del disco aparece Beck en lugar de Clapton. La explicación hay que buscarla, precisamente, en la canción que protagoniza nuestra entrada de hoy, titulada igual que el disco; a “Mano Lenta” no le debió gustar mucho esta melodía, la consideraba sencilla, comercial, demasiado breve y, sobre todo, muy diferente del estilo que, hasta entonces, habían practicado los Yardbirds. Clapton no lo dudó, abandonó esta formación para reconciliarse con el blues-rock, primero en la banda de John Mayall y, después, en Cream.

“Four Your Love” fue escrita por Graham Gouldman -quien, tiempo después, fundaría el grupo 10cc– cuando trabajaba en una tienda de ropa; tenía dieciocho años y su ilusión era escribir canciones como las de los Beatles, su principal fuente de inspiración. La canción fue descartada por bandas como Animals o Herman’s Hermits, pero no por los Yardbirds quienes, casualmente, estaban participando del mismo espectáculo navideño que los Beatles, a quienes se propuso inicialmente la canción. Intervinieron en la grabación Keith Relf (voz), Jim McCarty (batería), Ron Prentice (bajo), Denny Piercy (bongos), Eric Clapton (guitarra), Chris Dreja (guitarra) y Brian Auger (clavecín), mientras que el bajista Paul Samwell-Smith actuó como productor y director musical. Una de las cosas que más sorprende de esta canción es la inclusión del clavecín; al finalizar la sesión de grabación, Brian Auger se preguntó: “quién, en su sano juicio, va a comprar un sencillo pop con clavecín?«. Finalizamos con una interpretación en directo de 1965, a cargo de The Yardbirds, y con algunas versiones, en concreto la del propio autor (Graham Gouldman), la de Humble Pie (irreconocible) y las debidas a Nils Lofgren (también muy singular y potente), Four Tops, Los Huracanes (grupo español, aunque cantada en inglés) y The Brisks (en español).

David Bowie / Nirvana / Silvia Pérez Cruz & Raül Fernández Miró. “The Man Who Sold the World”

El tercer álbum de David Bowie se tituló “The Man Who Sold the World”; fue publicado en noviembre de 1970, después de unas incómodas sesiones de grabación que tuvieron lugar entre el 18 de abril y el 22 de mayo de ese año. Peter Dogget, en su biografía sobre este artista, comentó que Ziggy Stardust estaba más preocupado de atender a su esposa Angie que de grabar el disco, tarea que se debió tomar con indiferencia y desgana. Según declaraciones realizadas por el productor Tony Visconti al mencionado Dogget, las canciones fueron escritas por él y por los músicos, aunque en la autoría sólo consta el nombre de David Bowie: “La banda (a veces con Bowie contribuyendo en la guitarra, a veces no) grabaría una pista instrumental, que podría o no estar basada en una idea original de Bowie. Entonces, en el último momento posible, Bowie de mala gana se levantaría del sofá en el que estaba descansando con su esposa, y lanzaría una serie de letras”. Años más tarde, Bowie trataría de defenderse de esta acusación: “realmente me opuse a la impresión de que no escribí las canciones de The Man Who Sold the World. Sólo tienes que ver los cambios de acordes. Nadie escribe cambios de acordes como estos”.

Un ejemplo de lo que tuvo que ser la grabación de este disco lo tenemos con la canción titulada igual que el disco; Bowie no grabó la parte vocal hasta el último momento, el día 22 de mayo, cuando ya casi habían acabado de editar el álbum, justo en las mezclas finales. La letra, plagada de metáforas, ha dado lugar a múltiples interpretaciones, algo habitual en la obra de este abanderado de la psicodelia pop, el glam y las composiciones cargadas de referencias filosóficas y literarias. En lo musical, destaca el tono folk que imprime Bowie con su guitarra acústica, el riff de guitarra eléctrica a cargo de Mick Ronson y la peculiar y enigmática manera de cantar del británico. El tema apenas tuvo éxito cuando se comercializó; fue la cantante escocesa Lulu la que rescató esta composición en 1974, gracias a una curiosa versión estilo cabaret berlinés pop.

Hay bastantes versiones de “The Man Who Sold the World”, muchas debidas a artistas no muy conocidos; si queréis escuchar algunas, podéis empezar con las de Richard Barone, Midge Ure, John Cougar, Cocosuma, Simple Minds o Kristen de Beavoir. Aunque la más conocida de todas es la que grabó la banda Nirvana poco antes del fallecimiento de Kurk Cobain; esta versión fue interpretada en una sesión MTV Unplugged registrada en Nueva York el 18 de noviembre de 1993, que fue incluida en el álbum “MTV Unplugged in New York” (1994). Para finalizar, como tercera opción de hoy, os propongo la versión de Silvia Pérez Cruz y Raül Fernández Miró, recogida en una edición especial del álbum de versiones titulado “Granada” (2014).

The Easybeats / David Bowie / Gary Moore. “Friday on My Mind”

The Easybeats fue uno de los grupos que poblaron la escena musical europea dentro de movimiento conocido como “british invasion. Pero no eran británicos, sino australianos de Sidney, ciudad en la que residían al igual que otras muchas familias, que habían emigrado desde Europa en busca de nuevas oportunidades; dos de sus integrantes, el batería Gordon “Snowy” Fleet y el cantante Stevie Wright, eran ingleses; otros dos eran holandeses: Dick Diamonde (bajo) y Harry Vanda (guitarra); mientras que el quinto miembro, el guitarrista y teclista George Young, había nacido en Escocia. El grupo se formó en 1964, cuando aún eran estudiantes, y se disolvió en 1969; durante ese período grabaron seis álbumes y un buen puñado de singles, en los que recogieron sus principales éxitos: “She’s So Fine”, “Wedding Ring”, “For My Woman”, “Sorry”, “Heaven and Hell”, “Bring a Little Lovin’” -popularizado por el grupo español Los Bravos, aquí nos hemos ocupado de ello- o “Friday on My Mind”, su canción más representativa y la que hemos elegido para protagonizar esta entrada.

Compuesta por dos de sus integrantes (Harry Vanda y George Young), y grabada en los IBC Studios de Londres por el sello United Artist Records, fue publicada en 1966 como sencillo y, en 1967, incluida en el cuarto álbum de estudio de esta formación, el titulado “Good Friday”. Obtuvo un gran éxito en todo el Mundo y, en 2001, fue reconocida como “Mejor Canción de Australia de todos los tiempos” por la Australian Performing Righ Association, votación en la que participaron cien personalidades musicales del país oceánico. “Friday on My Mind” nos habla (aquí tenéis la letra, en inglés y español) de lo dura que puede llegar a ser la semana laboral, sobre todo si tienes en el horizonte un buen fin de semana de diversión junto a tu chica. Se han grabado unas cuantas versiones de este tema, entre ellas podemos citar las debidas a The Dukes, Tages, The Shadows, London, John Kincade, Michael Bruce, Earth Quake, Peter Frampton, Burning Heads o las dos elegidas para acompañar al original: la de David Bowie y la de Gary Moore; la primera formó parte del álbum “Pin Ups” (1973), mientras que la de Gary Moore fue incluida en su disco “Wild Frontier” (1987).

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