Hace algunos años, el fabricante de equipos electrónicos Alba realizó un estudio, dirigido por el científico Jacob Jolij, con el fin de determinar cuál podría ser la canción más feliz de la historia. Tras una encuesta realizada a dos mil personas, en la que se mencionaron canciones como “Dancing Queen” (Abba), “Good Vibrations” (The Beach Boys) o “Uptown Girl” (Billy Joel), la que finalmente se alzó con esta distinción fue “Don’t Stop Me Now” (1978), un tema escrito por Freddie Mercury para su banda Queen. Según manifestó Jacob Jolij al medio The Huffington Post (EE.UU.): «Mi análisis confirmó lo que la literatura ya nos había enseñado: las canciones compuestas en tonalidad mayor y con un tempo rápido son más eficaces a la hora de producir emociones positivas (…) prácticamente todas las canciones felices están compuestas en tonalidad mayor (salvo contadas excepciones), y todas ellas tienen un ritmo superior en 10 pulsaciones por minuto al de una canción estándar de pop».
Sin embargo, nunca fue uno de los temas preferidos del guitarrista Brian May; de hecho, al principio pasó desapercibido, hasta que el público se identificó con la canción por el mismo mensaje, y los mismos valores, que provocaron en May su rechazo. El optimismo desenfrenado que proponía esta canción, un canto al hedonismo, también se identificaba con el Freddie de los excesos, justo cuando el sexo y las drogas comenzaron a apoderarse de su vida. Antonio Chico, en su blog Música y Oxígeno, ha calificado a “Don’t Stop Me Now” como “una sinfonía a la autodestrucción”: “Y esa dualidad es una característica importante en esta canción pues invita a cantarla aún conociendo el significado de su letra. Es como si Mercury hubiera querido que mientras se escuchaba su canción la gente también sintiera esa alegría que él estaba experimentando cuando la escribió y allí plasmadas están toda su energía y emoción, cualidades que él tenía en cantidades inmensurables. Su voz canta con soltura y sentimiento mientras se acompaña de un piano acelerado que nos transmite la velocidad con la que él estaba saboreando los placeres que su vida de rockstar a manos llenas le estaba entregando”.
Otra de las posibles razones del desapego de Brian May quizás tenga que ver con el papel secundario que jugó en la grabación de esta canción; se trata de un tema para ser acompañado al piano, con la imprescindible colaboración de la sección rítmica (bajo y batería), la guitarra de May sólo aparece para adornar la melodía con un bonito solo a mitad de la canción. Llama la atención que, en el vídeo oficial (con el que encabezamos esta entrada), aparezca May tocando todo el rato, cuando realmente no se concibió así la grabación de estudio. Algo bien diferente a lo que sucedía en directo, donde Brian sí tocaba durante toda la canción; lo podéis comprobar en el clásico “Live Killers” (1979) y en este vídeo, también de 1979, donde se les puede ver interpretando este tema.
“Don’t Stop Me Now” se ha utilizado en diversas campañas publicitarias (Opel, Pepsi, Telefónica, VH1, etc.), en películas y series de televisión (“Zombies Party”, “¡Shazam!”, “Glee”, “The Umbrella Academy, etc.), videojuegos (“Plants vs. Zombies: Garden Warfare 2”, “Just Dance 2017”, “Sonic Frontiers”, etc.), incluso fue el tema elegido para el “doodle” de Google creado en homenaje a lo que hubiera sido el 65 cumpleaños de Freddie Mercuy. La versión más conocida de esta canción, incluida en el séptimo álbum de estudio de Queen (“Jazz”, 1978), quizás sea la de los británicos McFly.
