Grandes canciones en versión española: Barón Rojo. “Perversiones” (2003)

Barón Rojo es una de las bandas más importantes que ha dado el rock hispano, de las más longevas y, tal vez, la más representativa de la edad dorada del heavy metal en nuestro país, la década de 1980, cuando los hermanos Armando de Castro (guitarra solista, voz) y Carlos de Castro (voz, guitarra) abandonaron otro de los grupos importantes del rock español de los setenta, Coz, para formar una banda junto al bajista y vocalista José Luis Campuzano “Sherpa” y el batería uruguayo Hermes Calabria; así lo cuenta “Sherpa”:

«Ellos [los hermanos de Castro] tenían un problema gordo con CBS, de índole musical y filosofía. Formaban parte de Coz, (…) se pelearon y llegaron al acuerdo de separarse (…) y repartirse las galas, utilizando el mismo nombre. Entonces Armando y Carlos me dijeron de hacer una girita como Coz, buscar un batería y montárnoslo durante aquel verano. Nos hablaron de un gran batero uruguayo: Hermes. Entró con nosotros y comenzamos a montar el repertorio de Coz en un local cercano al metro de Tetuán (…) Estuvimos casi un año actuando como Coz, pero el convenio con CBS se terminaba al final del verano (…) Antes de separarnos pensamos que era una pena dejarlo y dijimos: ‘Oye, ¿por qué no hacemos un grupo, buscamos nuevo nombre y escribimos nuestros propios temas?’ Así, sin nombre todavía, empezamos a combinar ideas y contactamos con Mariscal Romero, que tenía en marcha el sello Chapa (…) En aquel momento pensamos ¿qué nombre le ponemos al grupo? Se barajaron muchos, (…) finalmente salió Barón Rojo, nombre que propuso Armando, aunque quien más conocimiento histórico tenía sobre el tema era yo (risas). Me fascina la aviación. Soy piloto de corazón«.

José Luis Campuzano “Sherpa”, consultado en: Dominguez, Salvador. Los Hijos del rock. Los grupos hispanos 1975-1989. Madrid: SGAE, 2004; pág. 880.

El Barón Rojo que dio nombre al grupo fue Manfred von Richthofen, un piloto de cazas germano que, durante la I Guerra Mundial, logró derribar ochenta aviones enemigos. El primer álbum de este grupo se tituló “Larga vida al rock and roll” (1981), dedicado John Lennon, que había sido asesinado recientemente; obtuvo un gran éxito, al igual que el siguiente (“Volumen Brutal”, 1982), grabado en los estudios Kingsway, propiedad del cantante de Deep Purple Ian Gillan, en él se incluyó ese mítico tema en recuerdo a los rockeros fallecidos, “Concierto para ellos”, del que ya hablamos en una entrada anterior. Continuaron publicando discos (“Metalmorfosis”, 1983; “En un lugar de la marcha”, 1985; “Tierra de nadie”, 1987; “No va más”, 1988 y “Obstinato”, 1989), hasta el año 1989, cuando Hermes Calabria y “Sherpa” decidieron abandonar el grupo. Los hermanos Castro continuaron con nuevos músicos y nuevos proyectos que, con altibajos, han permitido mantener en activo a esta histórica banda del rock patrio.

A esta segunda etapa de Barón Rojo pertenece el disco protagonista de nuestra entrada de hoy, el titulado “Perversiones” (2003), un álbum de versiones en el que se incluyen temas de Rainbow, Black Sabbath, Willie Dixon, Robert Johnson, Deep Purple, Janis Joplin, Bob Dylan, AC/DC, Jimi Hendrix, Ted Nugent, Jeff Beck, Bad Company, Coverdale Page, Michael Schenker Group, West Bruce & Laing y Grand Funk Railroad; en definitiva, un gran festival de rock y blues, que los hermanos de Castro homenajean con gran acierto. Aquí podéis escuchar el disco entero, y en la cabecera de la entrada os dejo tres canciones de este disco que ya han aparecido en La Guitarra de las Musas: “Spotlight Kid”, “Hoochie Coochie Man” y “Crossroads”.

Rainbow. “I Surrender”

Russ Ballard es un compositor, cantante y guitarrista inglés, que formó parte de grupos como The Roulettes, Unit 4+2 o Argent, la banda de hard rock y glam rock que fundara el teclista Rod Argent en 1969. Ballard comenzó su carrera en solitario tras abandonar Argent, en 1974; aunque grabó un buen número de singles y Lps, sobre todo durante las décadas de 1970 y 1980, es más conocido por su faceta de compositor, pues a él se deben temas como “Since You Been Gone”, “Liar”, So You Win Again”, “God Gave Rock and Roll to You”, “Winning”, “I Know There’s Something Going On”, New York Groove”, “You Can Do Magic”, “Can’t Shake Loose”, “Dancer”, “Free Me”, Jody”, “Lost City”, “No More the Fool”, “On the Rebound” o nuestra canción de hoy, “I Surrender” (aquí tenéis un listado de canciones compuestas por él para otros artistas), que fueron interpretadas por grupos y solistas como Rare Earth, Santana, America, Roger Daltrey, Agnetha Fältskog, Argent, Kiss, Olivia Newton-John, The Shadows, Elkie Brooks, Uriah Heep, Hot Chocolate o Rainbow, por mencionar algunos.

“I Surrender” fue publicada como sencillo en octubre de 1980, por la banda estadounidense Head East quienes, además, la incluyeron en su álbum “EE.UU 1” (aquí la tenéis). Parece que los siguientes en grabarla iban a ser los británicos Praying Mantis, incluso llegaron a registrar la pista de acompañamiento y algunas voces, pero en mitad del trabajo les retiraron el tema para dárselo a Rainbow, la banda del guitarrista de Deep Purple Ritchie Blackmore; según cuentan en la web El Cabo del Rock, Russ Ballard debió reconocer -en una entrevista concedida a Mariskal Rock– que Blackmore le había pedido “que le compusiera alguna canción, ya que se encontraba algo atascado creativamente”. La versión de “I Surrender” a cargo de Rainbow, la más conocida de todas (aquí tenéis una interpretación en directo), fue publicada en su disco “Difficult to Cure” (1981), del que ya hemos hablado a propósito de la entrada dedicada al tema titulado “Spotlight Kid”. Esta declaración desesperada de rendición absoluta ante un amor no correspondido, también ha sido versionada por otros grupos de heavy metal, como los finlandeses Stratovarius, los alemanes At Vance, los japoneses Concerto Moon o los españoles Centinela (en nuestro idioma), lo que nos da una idea de la expansión internacional que ha tenido este clásico del hard rock y el AOR.

Janis Joplin / Slade / Barón Rojo. “Move Over”

Janis Joplin falleció en la madrugada del 3 al 4 de octubre de 1970, cuando tan solo tenía veintisiete años, víctima de una sobredosis de heroína -probablemente de una pureza extrema- mezclada con alcohol. Al día siguiente había quedado con el productor musical Paul A. Rothchild, el mismo que había trabajado para The Doors, con el propósito de continuar la grabación de su segundo disco de estudio en solitario: “Pearl”. Lo cierto que estaba casi terminado, se habían grabado las tres cuartas partes del álbum y Janis ya había dejado registradas el resto de las canciones, a excepción de “Buried Alive in the Blues”, un tema compuesto por Nick Gravenites, a quien se le ofreció la oportunidad de cantar la canción en homenaje a Janis Joplin; Nick se negó y, finalmente, esta melodía se incluyó en el disco como instrumental. La última sesión de grabación a la que acudió Joplin fue la que tuvo lugar el 1 de octubre, en la que dejó grabado -a capela- el tema “Mercedes Benz”, que fue incluida en “Pearl” sin acompañamiento instrumental. Este disco fue publicado por la discográfica Columbia en enero de 1971, tres meses después del fallecimiento de la cantante texana; participaron en él los miembros de su grupo, Full Tilt Boogie Band, una formación de origen canadiense que acompañó a de Janis una vez que ésta finalizó su compromiso con la Big Brother and the Holding Company, primero y después con la Kozmic Blues Band. “Pearl” es el disco definitivo de Janis Joplin, pergeñado entre la vida y la muerte, en el que se vació como persona y cantante, una obra maestra que aún lo es más debido a su condición de disco póstumo.

Las canciones quizás más conocidas de este Lp son “Cry Baby”, “Me and Bobby McGee” -que cuenta con una entrada en este blog- y “Move Over”, la única compuesta en su totalidad por nuestra protagonista de hoy. Este potente tema, en la frontera con el hard rock, ha sido versionado por algunos grupos que participan de este estilo. Es el caso, sin ir más lejos, de las dos bandas que proponemos para acompañar al original; en primer lugar, los británicos Slade, quienes incluyeron “Move Over” en su tercer álbum de estudio (“Slayed?”, 1972), uno de los más exitosos de los ingleses; en segundo lugar, los españoles Barón Rojo, que grabaron esta canción para el álbum de versiones titulado “Perversiones” (2003), del que nos ocuparemos en otra entrada. Si queréis seguir escuchando otras interpretaciones de este clásico del rock, os recomiendo las de Doc Sverinsen, Mary Burns, Celeste Carballo, Soul Asylum, Cinderella, Richie Arndt & The Bluenatics o Nina Hagen.

Focus. “Hocus Pocus”

De los orígenes de la banda neerlandesa de rock progresivo Focus ya hablamos en una entrada anterior, dedicada al tema titulado “Sylvia”. En su momento de mayor esplendor, estaba liderada por Jan Akkerman (guitarra) y Thijs Van Leer (teclados, flauta); de este último músico quizás o acordéis porque acompañó a Miguel Ríos en la gira “Rock & Ríos” (1982), que dio lugar a uno de los álbumes más recordados del granadino y uno de los mejores directos del rock patrio. Volviendo a Focus, comenzaron a ser famosos gracias a su segundo disco de estudio (“Focus II”, 1971), conocido como “Moving Waves” fuera de los Países Bajos. Compuesto en su mayor parte por Akkerman y Van Leer, este disco se compone de seis temas: “Hocus Pocus”, “Le Clochard (Bread)”, “Janis”, “Moving Waves”, “Focus II” y “Eruption”, una suite en quince movimientos, inspirada en la ópera “Eurídice” de Jacopo Peri, que ocupa toda la cara B.

El corte más recordado de este disco es “Hocus Pocus”, una desconcertante composición que se sitúa entre la parodia y el virtuosismo, en la que -en menos de siete minutos- nos encontramos de todo: hard rock potente (casi heavy metal), rock progresivo, elementos de opereta clásica, cantos tiroleses, scat, eefing, silbidos, rifs de flauta, … Todo ello envuelto en un complejo desarrollo instrumental, con bajo, batería y guitarra eléctrica rayando a gran altura; el compañero Antonio Chico, responsable de la web Música y Oxígeno, califica de “deleite escuchar ese bajo que al combinarse con ese riff en la guitarra producen unas pulsaciones que se sienten en el cuerpo”. A muchos, “Hocus Pocus” nos parece una genialidad; pero también hay quien se queda en la superficie de la canción, es decir, en ese hilo conductor realmente hilarante, ejecutado a través de una voz en falsete -a modo de canto yodel– que, conviene reconocer, es realmente la principal seña de identidad de esta melodía.

Presente en películas, programas de televisión, anuncios publicitarios, juegos, etc., “Hocus Pocus” ha sido versionada por grupos punk como The Vandals, por violinistas como Vanessa Mae y, por supuesto, por grandes bandas de heavy metal y de metal progresivo, como Iron Maiden, Helloween o Marillion. Y no puedo acabar sin que veáis en acción a Akkerman, Van Leer y compañía; os propongo dos directos, uno de 1971 y una actuación en televisión de 1973.

Jethro Tull. “Locomotive Breath”

Aqualung” (1971) es el cuarto disco de estudio de Jethro Tull, la banda del multiinstrumentista Ian Anderson; de este álbum ya hablamos en una entrada anterior, dedicada al tema titulado “My Good”, os recomiendo su lectura para que os hagáis una idea de lo que supuso este disco para Jethro Tull y la polémica que suscitó en algunos países debido a su provocador e irreverente planteamiento, con canciones que hablan de vagabundos pedófilos, prostitutas infantiles, alcohólicos y de temas religiosos alejados del dogma de la Iglesia. No hubo edición española hasta el año 1975, y entonces se publicó sin los textos alusivos a Dios y sin la canción “Locomotive Breath”, que fue sustituida por el tema “Glory Row”.

No sé muy bien qué les pudo pasar por la cabeza a los censores para eliminar una canción que ya había sido publicada en nuestro país unos años antes, concretamente en el álbum en directo “Living in the Past” (1972), me imagino que no se debieron dar cuenta. Lo que parece claro es que a alguien no le gustó el tema, tal vez porque creyó que aludía a Dios de manera blasfema, ya fuera de manera directa (con la Biblia no se bromea) o metafórica (esto me cuesta más, salvo que el censor fuera un intelectual); quizás fue por emplear la palabra “cojones” o, tal vez, por sus alusiones al suicidio, representadas en un hombre al que han abandonado sus hijos y su mujer -después de que ésta última lo engañara con su mejor amigo-, que se dirige a un precipicio, como una locomotora sin frenos. Para que nos hagamos una idea de lo difícil que resulta la interpretación de estos temas setenteros deudores de la psicodelia y los planteamientos filosófico-existenciales, parece que el autor de la canción (Ian Anderson) dijo que, en realidad, se inspiró en su fijación personal por los trenes y en la preocupación que tenía por el fenómeno de la sobrepoblación mundial: un alocado tren que, en lugar de felicidad, prosperidad y una distribución razonable de la riqueza, avanza a toda velocidad hacia un final apocalíptico.

Locomotive Breath” se registró a partir de grabaciones individuales; es decir, cada miembro de Jethro Tull grabó en solitario sus partes instrumentales o vocales y, después, se mezcló todo para dar lugar a la grabación final; según cuenta Anderson, intentaron grabar tocando todos juntos, como hacían habitualmente, pero resultó un fracaso y no consiguieron ese efecto rítmico de locomotora que pretendía Anderson. Debió ser una obcecación pasajera porque es uno de los temas habituales en los directos; a modo de ejemplo, os dejo las grabaciones para los discos en vivo “Living in the Past” (1972) y “Bursting Out” (1978), y otro directo más del año 1982. Aunque no es un tema largo -yo diría que corto para una pieza de rock sinfónico-, presenta una estructura progresiva bien marcada: comenzamos con el piano de John Evans, en tono jazzístico, que da paso a la guitarra y la voz de Ian Anderson para construir la característica melodía de esta canción; hacia el minuto 1:21 comienza la parte hardrockera, incrementando la velocidad de la locomotora, que también se mantiene cuando hace su aparición el solo de flauta de Anderson; el tema finaliza con el regreso de los teclados, que nos ayudan a alcanzar nuestro destino.

“Locomotive Breath” es un tema que adoran los grupos de hard rock y heavy metal; por eso, no quiero acabar esta entrada sin mencionar algunas versiones de esta melodía realizadas por bandas próximas al metal, como Rabbitt, Helloween, Wasp o Styx.

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