Captain Marryat. “It Happened to Me”

Captain Marryat fue un grupo de rock escocés en la frontera entre el hard rock y el progresivo, formado hacia 1971 y disuelto en 1975, después de grabar un único Lp homónimo en 1974. Los músicos que grabaron este álbum fueron Tommy Hendry (voz, guitarra acústica), Allan Bryce (órgano, voz), Ian McEleny (guitarra solista, guitarra acústica), Hugh Finnegan (bajo, voz) y Jimmy Rorrison (batería, voz). Tal y como puede leerse en una entrevista relativamente reciente concedida por Allan Bryce a Klemen Breznikar para la web It’s Psychedelic Baby Magazine -uno de los pocos sitios donde he logrado encontrar algo de información de este grupo, junto con la web española Rockliquias-, la idea inicial de la banda era grabar un single en Glasgow, pero el ingeniero de sonido les dijo que había tiempo suficiente para un álbum completo; como sólo tenían dos canciones ya preparadas, tuvieron que trabajar a contrarreloj en otras que apenas habían ensayado en la habitación de Bryce. El caso es que lo consiguieron, y la discográfica Thor accedió a producir entre 150 y 200 copias del disco, que fueron vendidas en sus conciertos. Al ver que las discográficas no mostraban el más mínimo interés por ellos, en 1975 decidieron dar por finalizada esta aventura musical.

Como os podéis imaginar, “Captain Marryat” (1974) es una pieza de coleccionista, por la que han llegado a pagar hasta 3.000 libras en Ebay, según nos cuentan los compañeros de Rockliquias; también ellos nos informan que el disco volvió a ser reeditado en 2010 y en 2013. El nombre de la banda es un homenaje al Capitán Frederick Marryat, novelista y marino inglés, contemporáneo y amigo de Charles Dickens. Siguiendo con el relato de Allan Bryce, esta banda solía tocar en Escocia y norte de Inglaterra, en ocasiones compartiendo escenario con grupos como Nazareth, Stone The Crows, The Sensational Alex Harvey Band o Beggars Opera. Precisamente éstos últimos fueron una de las principales influencias musicales que tuvieron, junto con Deep Purple y, sobre todo, Uriah Heep (el nombre de este grupo está tomado de uno de los personajes de la obra David Copperfield, de Charles Dickens). “Captain Marryat” (1974) contiene seis temas de hard rock progresivo, muy en la onda de Uriah Heep, con el órgano Hammond como protagonista. Os animo a que escuchéis esta rareza discográfica, quizás comenzando con el tema titulado “It Happened to Me”, con el que encabezamos la entrada, aunque también me gustan mucho “Blindness”, “Songwriter’s Lament” o la instrumental “Dance of Thor«.

Led Zeppelin. “Black Dog”

Stairway to Heaven” es el tema más conocido del disco sin nombre de Led Zeppelin, habitualmente denominado “Led Zeppelin IV” (1971), una joya del rock, un disco imprescindible para cualquier aficionado a la música. Quizás el otro tema más recordado de este álbum sea “Black Dog”, el primer sencillo comercializado por esta banda británica, protagonista de otras entradas anteriores de este blog, como las dedicadas a las canciones “Babe I’m Gonna Leave You”, “Since I’ve Been Loving”, “Kashmir”, “Whole Lotta Love” o, la anteriormente mencionada, “Stairway to Heaven”. A pesar de que se han querido buscar significados ocultos en la letra de la canción -escrita por Robert Plant-, lo cierto es que nos habla de una chica llena de pasión y sexualidad, pero también peligrosa para la cartera de los hombres que se acercan a ella. El título no tiene nada que ver con lo narrado en la canción, decidieron llamar así el tema para recordar a un labrador negro que deambulaba por los estudios de Headley Grange (Inglaterra), el lugar donde se grabó este Lp.

Pese a que “Black Dog” no está incluida en los listados habituales de “parecidos razonables” que, de manera inmisericorde, han perseguido a esta formación, podríamos decir que está inspirada en el tema de Fleetwood Mac titulado “Oh Well” y, quizás también, en “Long Gone Geek”, de la banda Procol Harum. En cualquier caso, como suele suceder con los temas de Led Zeppelin sospechosamente parecidos a otros más antiguos, el resultado final supera cualquier referencia original; además, en este caso en particular, el tema está diseñado y ejecutado con una complejidad musical al alcance de muy pocos; así lo describe el guitarrista Salvador Domínguez, músico experimentado y una de las personas que más sabe de rock español:

Black Dog es un tema que entronca con las canciones más duras de discos anteriores. Sin embargo, al terminar la escucha quedé muy intrigado, ya que la métrica era casi imposible de seguir ¿Qué estaba pasando? La respuesta me tomó varias escuchas y consultar a un maestro de solfeo. Y era sencilla: amalgamaban compases (4×4, 5×4, 2×4), jugando además con las síncopas y las acentuaciones, variándolas de lugar. Su maestría musical les permitía transitar en esa compleja dirección. En realidad, la idea había surgido casi por casualidad, mientras Bonham, improvisando a su bola, intentaba encajar ocho corcheas en un compás de 5×4, algo más propio de Mahavishnu Orchestra que de una furibunda banda de heavy rock. A Page y Jones la cosa les hizo gracia y aceptaron el reto. Eso sí, lo harían a su manera: modo Led Zeppelin a toda pastilla”

Salvador Dominguez. Testimonio recogido por Carlos Marcos en el artículo titulado «‘Led Zeppelin IV’: la historia de las ocho canciones que reinventaron el rock» (El País, 07/11/2021).

La canción está firmada por los habituales, Jimmy Page y Robert Plant, y también por el bajista John Paul Jones, autor del inolvidable riff de guitarra tan característico de esta canción; parece que se inspiró en el sonido de “Electric Mud” (1968), el quinto álbum de estudio de Muddy Waters. “Black Dog” siempre ha sido uno de los temas habituales en los directos de Led Zeppelin; aquí tenéis la clásica versión en vivo recogida en el álbum “The Song Remains the Same” (1976); también os dejo otras -donde se les puede ver en acción-, grabadas en 1973, 1979 y 2007. Hoy sólo os voy a proponer una versión, excelente y relativamente reciente, la de la cantante estadounidense Beth Hart, que ha formado parte de su álbum “A Tribute to Led Zeppelin” (2022).

The Beatles. “I Want You (She’s So Heavy)”

Aunque desde el punto de vista musical pueda resultar difícil de entender, el pop-rock británico y el sonido beat fueron la antesala del movimiento psicodélico y progresivo, que acabaría triunfando durante la segunda mitad de la década de 1960 en lugares como Reino Unido o California. Grupos como The Moody Blues, The Zombies, The Kinks, The Byrds o The Beatles, por citar solo algunos, comenzaron su andadura como grupos de pop y, con el paso de los años, se entregaron a lo experimental, lo psicodélico, incluso sentaron las bases de lo que acabaría conociéndose como rock sinfónico o progresivo. Cuando publiqué la entrada dedicada al tema “A Day in the Life”, perteneciente al álbum “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band” (1967), abrí un interesante debate en un grupo de Facebook especializado en rock progresivo; me acuerdo que hubo un miembro de este grupo que consideró aberrante la inclusión de un tema de los Beatles en aquel foro; sin embargo, sin que yo tuviera que intervenir, en seguida se sumaron las opiniones favorables, aquello sirvió incluso para valorar este tema de los Beatles como uno de los más característicos del rock psicodélico y, también, como uno de los precursores del rock progresivo, cuando este estilo aún no existía o estaba en período seminal. Para muchos aficionados a la música, en la trilogía formada por “Revolver” (1967), “Sgt. Pepper’s  Lonely Hearts Club Band” (1967) y “Abbey Road” (1969) -es decir, sus trabajos más psicodélicos y experimentales- está lo mejor del importante legado que han dejado los Beatles a la música popular.

Si “A Day in the Life” ya parecía un tema de rock progresivo, os sugiero que prestéis atención al tema titulado “I Want You (She’s So Heavy)”. Fue incluido en “Abbey Road” (1969), el último disco de estudio grabado por el cuarteto de Liverpool -no el último comercializado, que fue “Let it Be”, 1970-; de este álbum nos ocupamos en otra entrada, dedicada a la canción “Here Comes The Sun”, en la que comentábamos que, en aquella época, el grupo estaba prácticamente disuelto, las relaciones entre ellos apenas existían y la mayor parte del disco se grabó casi de manera individualizada, sin estar presentes los cuatro músicos a la vez en el estudio. De hecho, según nos cuentan Jean-Miguel Guesdon y Philippe Margotin en su libro Todo sobre los Beatles, la historia de cada una de sus 211 canciones (Barcelona: Blume, 2013), la última sesión de grabación (en total hubo cinco) de “I Want You (She’s So Heavy)” fue la última en la que se reunieron los cuatro Beatles en un estudio de grabación, ocurrió el 20 de agosto de 1969.

Son varias las singularidades que podemos apreciar en esta canción, compuesta por John Lennon -también acreditada a Paul McCartney- en torno a su relación de amor obsesivo que tenía con Yoko Ono: en realidad son dos canciones fusionadas, con una segunda parte instrumental y una duración de casi ocho minutos; la letra apenas está compuesta por una docena de palabras; los solos principales de guitarra no están tocados por George Harrison, sino por el propio Lennon; el sonido de órgano Hammond -tocado por el músico de soul Billy Preston– está muy presente en toda la composición, replicado por el bajo de Paul McCartney; el sonido es complejo, con múltiples capas de guitarra y empleo de instrumentos inusuales, como el sintetizador Moog, que puede escucharse muy bien justo al final de la canción; el tema finaliza de manera abrupta -por decisión del propio Lennon-, para tratar de transmitir una cierta sensación de ausencia; por último, la sensación de que estamos ante una pieza de rock progresivo es mayor de la experimentada con “A Day in the Life”, aunque también podemos observar algunos elementos de rock latino (Congas tocadas por Ringo Starr) y, sobre todo, del blues-rock y del hard rock, de hecho, es una de las canciones más “jevi” de los Beatles. Hay bastantes versiones de “I Want You (She’s So Heavy)”, pero solo voy a recomendar dos: la de Sarah Vaughan, entre el soul, el funk y el jazz, y la más rockera de Alvin Lee, líder de la banda Ten Years After.

Grandes canciones en versión española: Barón Rojo. “Perversiones” (2003)

Barón Rojo es una de las bandas más importantes que ha dado el rock hispano, de las más longevas y, tal vez, la más representativa de la edad dorada del heavy metal en nuestro país, la década de 1980, cuando los hermanos Armando de Castro (guitarra solista, voz) y Carlos de Castro (voz, guitarra) abandonaron otro de los grupos importantes del rock español de los setenta, Coz, para formar una banda junto al bajista y vocalista José Luis Campuzano “Sherpa” y el batería uruguayo Hermes Calabria; así lo cuenta “Sherpa”:

«Ellos [los hermanos de Castro] tenían un problema gordo con CBS, de índole musical y filosofía. Formaban parte de Coz, (…) se pelearon y llegaron al acuerdo de separarse (…) y repartirse las galas, utilizando el mismo nombre. Entonces Armando y Carlos me dijeron de hacer una girita como Coz, buscar un batería y montárnoslo durante aquel verano. Nos hablaron de un gran batero uruguayo: Hermes. Entró con nosotros y comenzamos a montar el repertorio de Coz en un local cercano al metro de Tetuán (…) Estuvimos casi un año actuando como Coz, pero el convenio con CBS se terminaba al final del verano (…) Antes de separarnos pensamos que era una pena dejarlo y dijimos: ‘Oye, ¿por qué no hacemos un grupo, buscamos nuevo nombre y escribimos nuestros propios temas?’ Así, sin nombre todavía, empezamos a combinar ideas y contactamos con Mariscal Romero, que tenía en marcha el sello Chapa (…) En aquel momento pensamos ¿qué nombre le ponemos al grupo? Se barajaron muchos, (…) finalmente salió Barón Rojo, nombre que propuso Armando, aunque quien más conocimiento histórico tenía sobre el tema era yo (risas). Me fascina la aviación. Soy piloto de corazón«.

José Luis Campuzano “Sherpa”, consultado en: Dominguez, Salvador. Los Hijos del rock. Los grupos hispanos 1975-1989. Madrid: SGAE, 2004; pág. 880.

El Barón Rojo que dio nombre al grupo fue Manfred von Richthofen, un piloto de cazas germano que, durante la I Guerra Mundial, logró derribar ochenta aviones enemigos. El primer álbum de este grupo se tituló “Larga vida al rock and roll” (1981), dedicado John Lennon, que había sido asesinado recientemente; obtuvo un gran éxito, al igual que el siguiente (“Volumen Brutal”, 1982), grabado en los estudios Kingsway, propiedad del cantante de Deep Purple Ian Gillan, en él se incluyó ese mítico tema en recuerdo a los rockeros fallecidos, “Concierto para ellos”, del que ya hablamos en una entrada anterior. Continuaron publicando discos (“Metalmorfosis”, 1983; “En un lugar de la marcha”, 1985; “Tierra de nadie”, 1987; “No va más”, 1988 y “Obstinato”, 1989), hasta el año 1989, cuando Hermes Calabria y “Sherpa” decidieron abandonar el grupo. Los hermanos Castro continuaron con nuevos músicos y nuevos proyectos que, con altibajos, han permitido mantener en activo a esta histórica banda del rock patrio.

A esta segunda etapa de Barón Rojo pertenece el disco protagonista de nuestra entrada de hoy, el titulado “Perversiones” (2003), un álbum de versiones en el que se incluyen temas de Rainbow, Black Sabbath, Willie Dixon, Robert Johnson, Deep Purple, Janis Joplin, Bob Dylan, AC/DC, Jimi Hendrix, Ted Nugent, Jeff Beck, Bad Company, Coverdale Page, Michael Schenker Group, West Bruce & Laing y Grand Funk Railroad; en definitiva, un gran festival de rock y blues, que los hermanos de Castro homenajean con gran acierto. Aquí podéis escuchar el disco entero, y en la cabecera de la entrada os dejo tres canciones de este disco que ya han aparecido en La Guitarra de las Musas: “Spotlight Kid”, “Hoochie Coochie Man” y “Crossroads”.

Rainbow. “I Surrender”

Russ Ballard es un compositor, cantante y guitarrista inglés, que formó parte de grupos como The Roulettes, Unit 4+2 o Argent, la banda de hard rock y glam rock que fundara el teclista Rod Argent en 1969. Ballard comenzó su carrera en solitario tras abandonar Argent, en 1974; aunque grabó un buen número de singles y Lps, sobre todo durante las décadas de 1970 y 1980, es más conocido por su faceta de compositor, pues a él se deben temas como “Since You Been Gone”, “Liar”, So You Win Again”, “God Gave Rock and Roll to You”, “Winning”, “I Know There’s Something Going On”, New York Groove”, “You Can Do Magic”, “Can’t Shake Loose”, “Dancer”, “Free Me”, Jody”, “Lost City”, “No More the Fool”, “On the Rebound” o nuestra canción de hoy, “I Surrender” (aquí tenéis un listado de canciones compuestas por él para otros artistas), que fueron interpretadas por grupos y solistas como Rare Earth, Santana, America, Roger Daltrey, Agnetha Fältskog, Argent, Kiss, Olivia Newton-John, The Shadows, Elkie Brooks, Uriah Heep, Hot Chocolate o Rainbow, por mencionar algunos.

“I Surrender” fue publicada como sencillo en octubre de 1980, por la banda estadounidense Head East quienes, además, la incluyeron en su álbum “EE.UU 1” (aquí la tenéis). Parece que los siguientes en grabarla iban a ser los británicos Praying Mantis, incluso llegaron a registrar la pista de acompañamiento y algunas voces, pero en mitad del trabajo les retiraron el tema para dárselo a Rainbow, la banda del guitarrista de Deep Purple Ritchie Blackmore; según cuentan en la web El Cabo del Rock, Russ Ballard debió reconocer -en una entrevista concedida a Mariskal Rock– que Blackmore le había pedido “que le compusiera alguna canción, ya que se encontraba algo atascado creativamente”. La versión de “I Surrender” a cargo de Rainbow, la más conocida de todas (aquí tenéis una interpretación en directo), fue publicada en su disco “Difficult to Cure” (1981), del que ya hemos hablado a propósito de la entrada dedicada al tema titulado “Spotlight Kid”. Esta declaración desesperada de rendición absoluta ante un amor no correspondido, también ha sido versionada por otros grupos de heavy metal, como los finlandeses Stratovarius, los alemanes At Vance, los japoneses Concerto Moon o los españoles Centinela (en nuestro idioma), lo que nos da una idea de la expansión internacional que ha tenido este clásico del hard rock y el AOR.