Dicen de los que hemos nacido en una gran ciudad que nos falta apego a la tierra, sentimiento de pertenencia a un lugar al que acudir cuando estamos confundidos, deprimidos o alienados. Yo creo que esto no es del todo verdad, en ciudades como Madrid los barrios son lugares de referencia que pueden llegar a funcionar como auténticas aldeas o pueblos. No obstante, tengo mi propio pueblo adoptivo, Almendral de la Cañada (Toledo), en pleno Valle del Tiétar, al que empecé a ir cuando era un niño y en el que aún tenemos una pequeña casa familiar. Como podréis imaginar, guardo multitud de recuerdos de mis años de adolescencia y juventud; de algunos ya os he hecho partícipes y espero seguir haciéndolo, como siempre, a través de canciones. La de hoy lleva por título «Nocturno» y es obra del grupo instrumental Los Relámpagos, el más importante que hubo en la España de los sesenta -con permiso, por supuesto, de Pekenikes-. Comenzaron su periplo musical hacia 1962, tomando como grupo de referencia a los estadounidenses Johnny & The Hurricanes. Fueron asiduos de locales emblemáticos de Madrid, como el Castelló Club o el Price, donde actuaron en sus históricos festivales junto a lo más granado del pop-rock madrileño de aquellos años. Pese a su adscripción inicial al estilo instrumental de grupos como el ya citado y de otros como The Ventures o The Shadows, pronto empezarían a desarrollar un estilo propio, utilizando como material de partida temas muy conocidos de la cultura española: «La Danza del Fuego», el «Concierto de Aranjuez», coplas como «Limosna de Amores«, etc. En «Nocturno», la guitarra sigue siendo el instrumento solista pero lo que llama la atención es el órgano: intenso, enigmático y bello. Siempre que la escucho me veo en la plaza del pueblo, un día de fiestas de esos en los que tocaba la orquesta «Copacabana». Esta canción era una de las fijas en su repertorio de «lentas», una de las que más me gustaba bailar, y me trae recuerdos de una época en la que te jugabas toda la noche en la batalla de las lentas; la timidez, la indecisión, la lentitud, las calabazas o las malas decisiones te podían llevar en brazos de la que menos te gustaba o, lo que es peor, de la que vilmente te neutralizaba poniéndote los codos sobre el pecho, haciendo gala de una terrorífica maniobra de inmovilización, más eficaz que la realizada por cualquier experto judoka.
5 opiniones en “Los Relámpagos. «Nocturno»”
Comentarios cerrados.
Que bello tema…me imagino al grupo sobre un viejo remolque y en una plaza decorada con largas ristras de Bombillas
A mi pueblo iba un grupo que se llamaban los mismos y seguramente tocaron algún tema de este grupo…lo gracioso es que iban con un cochecito de la época y un carro donde llevaban los instrumentos….y siempre eran los mismos hasta que un año en la estrenada democracia llego un grupo que se llamaban los judas y que habían ganado un concurso de la tele…pasamos del blanco y negro al color y todos empezamos a saltar……
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Si no recuerdo mal, les ponían sobre una tarima de madera. Yo también viví la época del heavy metal y el rock urbano, en Almendral había muchos seguidores; todo eso iba al final, cuando ya se habían acostado los abuelos. La verdad es que las fiestas eran muy divertidas, cuando se acababa el baile en la plaza íbamos a la discoteca. Hoy día sigue habiendo fiestas y me consta que los chavales se lo pasan cojonudamente, pero en pequeños grupos, en peñas. Tal vez se relacionan menos, salvo con su peña. Saludos Vidal
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Lo de las lentas me recuerda dos episodios. Yo la verdad es que no me he topado nunca con la que te pone los codos para que no le metas mano. He de decir que tenía bastante éxito y eso que era muy timido, pero me dejaba llevar. En cierta ocasión en un pueblo de aquí, Najera del que ya hable en algún anecdotario, me sacó a bailar la más fea de las feas. Coño, no es que tenga nada en contra, bueno, entonces si la verdad. Bailamos un de Rainbow, Rainbow Eyes del disco Long Live Rock and roll. He de decir que además de fea era gorda, y yo era más bien delgado, aun lo soy pero entonces mucho más. Total que la tía me agarraba que el que tenía que haber puesto los codos era yo. Pero la final me dejé llevar, por la música, cerré los ojos y alaaaaaa……luego choteo con los amigos y los fines de semana siguientes la chica no hacía mas que saludarme. Al final se dio cuenta de que pasaba de ella.
En otra ocasión estábamos mi amigo el Pelos y yo en las fiestas de Aranda de Duero y esta vez si, la chiquita estaba buena. Era rockera, rubia, pantalones apretaos y me sacó a bailar, ¡es que siempre me sacaban ellas a mi! ¡¡un pasodoble!! Me tenías que ver. Pantalones ajustadísimos a rayas blancas y azules, parecidos a los de Miguel Rios en el Rock and Rios, Camisa negra, un fular largo y una americana. Pretendía dar una imagen a lo Bon Jovi o lago así jajajajaja y allí bailando un pasodoble, que no tenía ni idea jajajaja. Fue humillante, me miraba todo el mundo, no se por las pintas o por lo mañ que lo hacía.
Los relampagos los conozco por mi padre, pero creo que en casa no hay nada de ellos. De Pekenikes si.
Buenos recuerdos Raúl.
Madre mía que pintas. 🙂
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Jajaja, ¡me parto! Yo también he vivido episodios efusivos como el que comentas pero también de codos, con aquella expresión que venía a decir algo así como «que corra el aire». Yo estaba más o menos preparado para las fiestas de los pueblos, bailaba el R&R, el pasodoble, las rumbas, etc., y luego también me sumé al heavy metal, estilo que tuvo mucho tirón en los pueblos durante los ochenta ¿No tendrás foto del pasodoble y los pantalones de rayas? jajaja. Los Relámpagos y los Pekenikes tampoco son de mi generación pero a principios y mediados de los setenta aún seguían sonando. Como bien dices, buenísimos recuerdos.
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Fotos de ese momento no. La historia de Aranda comenzó de forma casual a través de la revista heavy rock. Lo típico, sección de cartas de la revista, chicas heavys quieren conocer chicos heavy y dijimos, ¿por qué no? nos pusimos en contacto, nos mandamos fotos y nos invitaron a las fiestas de su pueblo. Los únicos que fuimos el Pelos y yo, que nos apuntabamos a un bombardero. Luego seguimos en contacto por un tiempo pero al final lo dejamos ahí.
Yo es que lo de las verbenas no me gustaba nada, no soportaba ni pasodobles, ni rancheras ni chunda chunda y pasábamos mucho. Eramos muy heavys jajajaja.
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