Si preguntáis por un grupo malagueño de rock progresivo a los buenos aficionados a este género seguro que os mencionan a la banda Tabletom, cuyo tema “Me estoy quitando”, compuesto en homenaje a Camarón, es casi un himno en Málaga; quizás en otra ocasión nos ocupemos de ellos. Hoy os quiero hablar de Frutería Toñi, otra formación de esta tierra que, en mi opinión, merece la pena que se conozca. Así se presentaban ellos mismos en Ulule, la plataforma de crowdfunding en la que se apoyaron para promocionar su tercer álbum, titulado “El porvenir está en las huevas” (2020) –aquí tenéis una interesante reseña de este trabajo-:
“Frutería Toñi es una agrupación musical malagueña creada en el año 2007 con una peculiar formación instrumental de cinco miembros: Salva (teclados y voz), Curro (bajo y coros), Jesús (clarinete y saxo), Víctor (violín) y Adrián (batería). Su punto de partida fue crear temas propios haciendo una música fuera de etiquetas, resultado de las más variopintas influencias. Tras unos años de búsqueda, experimentación y algunos conciertos puntuales, en 2014 salió a la luz ‘Mellotron en Almíbar’, el primer trabajo de la banda. Este disco logró tener repercusión incluso en prensa especializada y canales de radio de Rock Progresivo de países como Italia, Brasil, EEUU o Japón. En 2017, Fruteria Toñi saca a la luz su segundo trabajo en estudio, ‘Tengo mis días buenos’ con el cual se consigue la pequeña meta de agotar los ejemplares de la primera tirada de copias autoproducida. También, tras la participación en distintos festivales de escala nacional y gracias a una mayor repercusión en redes sociales, la formación está despertando gran interés tanto entre amantes del rock progresivo como en personas no tan cercanas a este género”.
Frutería Toñi en Ulule.
Las letras de las canciones tienen su gracia y una cierta retranca psicodélica, aunque lo que a mí me ha llamado más la atención son los pasajes instrumentales, ejecutados con gran maestría y dominio de la “escena prog”. Si le dais una oportunidad a este disco, enseguida os daréis cuenta de lo bien que suena y de sus principales influencias: escena Canterbury, jazz-rock y rock progresivo italiano de los setenta. Para que vayáis abriendo boca, os recomiendo el tema “Agonía en Koyukuk”, con el que comienza el disco. Tampoco os perdáis la portada del álbum, obra de Luis Périz, también autor de las ilustraciones interiores. Si queréis escuchar todos los discos de Frutería Toñi, también “Mellotron en almíbar” y “Tengo mis días buenos” (aquí tenéis una reseña de éste último disco), lo podéis hacer a través del badcamp oficial del grupo; también están en Spotify, aunque creo que sólo los dos últimos.


Con ese nombre una no se espera este tipo de música!!! No estoy nada puesta en esto de la música progresiva, por mucho que un antiguo compañero de trabajo intentó instruirme, pero escucharles no está resultando ninguna agonía!
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Es que tienen mucha guasa. El progresivo nos gusta sólo a unos pocos, jajaja. Bueno, por lo menos no ha sido una escucha agónica. Saludos, Julia.
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El nombre es genial. Y la música tiene un punto de jazz, no es mi estilo preferido pero me ha gustado escucharlos.
Besos, Raúl
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Tengo que verlos en directo, a ver la próxima vez que vaya a Málaga. Sí que tienen un puntito jazz, son divertidos y, a la vez, suenan muy bien. Besos, Evavill.
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Fíjate que nunca me había llamado la atención la música instrumental (puedo decir que incluso me aburría), pero gracias a tu blog le he cogido el gustillo y además me has descubierto y me he aficionado al rock sinfónico. Pues ahora no me convence con letra, je, je. Aunque he de decir que este grupo, con ese nombre y esas letras, tiene su punto. Es chocante, que siempre es bueno porque no te deja indiferente.
Un abrazo
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Me encanta escuchar que he atraído a alguien hacia el lado oscuro (y, para muchos, aburrido) del rock, jajaja. Esta banda, precisamente, no es aburrida, si no gusta su música también nos podemos quedar con las letras, que tienen mucho arte, como dicen en Andalucía. Un abrazo.
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¡Aburrido! Pues a mí me gusta porque me parece todo lo contrario, muy entretenido y, por lo menos la primera vez, no sabes qué cambios te vas a encontrar.
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