En 1983 el ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, anunciaba una serie de privilegios fiscales y aduaneros, dentro del marco de la CEE, para los territorios de Ceuta, Melilla y Canarias. Cuando me enteré que tenía que hacer el servicio militar obligatorio -allá por 1987- en Melilla, no lo dudé: tenía que comprarme un radiocasete de esos que tenían doble pletina para grabar de cinta a cinta, con el fin de escuchar mis casetes en el botiquín, mi nueva morada en el Regimiento de Caballería “Alcántara 10”; finalmente, en lo económico, el tiro me salió por la culata, cuando regresé a Madrid me hicieron pagar en la aduana aunque, bien es cierto, que pude disfrutar del aparato durante casi un año. Una de las cintas que más sonaban era la de El Último de la Fila, en la que había canciones de los dos primeros discos de este grupo, formado en Barcelona -hacia 1984- a partir de un grupo anterior llamado Los Rápidos -posteriormente denominado Los Burros-, integrado por los músicos Manolo García y Quimi Portet.
En una vieja entrada, publicada en 2017, aludíamos a la herencia musical que dejó el rock andaluz de los setenta en este dúo, y en sus poéticas y, en ocasiones, surrealistas letras, que alejaban así su propuesta del pop facilón sin pretensiones. Entonces dedicamos el post al tema antibelicista “Querida Milagros”, incluido en su primer álbum (“Cuando la pobreza entra por la puerta el amor salta por la ventana”, 1985). Para la entrada de hoy, he elegido el tema titulado “Aviones plateados”, que formó parte del segundo trabajo de estudio de esta formación (“Enemigos de lo ajeno”, 1986), uno de los mejores discos ochenteros del pop español, en el que también se incluyó la canción quizás más conocida de esta formación: “Insurrección”.
“Aviones plateados” habla de celos que abrasan, de comportamientos depresivos y nos recuerda que las “credenciales de posesión” de nada sirven en asuntos que atañen al corazón. Era el tema preferido en el botiquín de Caballería, el que más poníamos y el que más nos pedían los compañeros que nos visitaban. Tal vez fuera por ese “me voy consumiendo” explicitado en la canción, que expresaba muy bien lo que sentíamos en aquel encierro forzado; quizás por el inicio de la canción (“Veo tu casa desde mi balcón. Chimeneas y tu ropa al sol. Aviones plateados rozando los tejados …”), un contemplativo relato que nos recordaba lo que veíamos (o queríamos ver) desde las garitas durante nuestras guardias; puede que fuera por el amor que estábamos perdiendo mientras cumplíamos con la Patria o, sencillamente, porque el protagonista de la canción, “libre ante el espejo”, hacía lo contrario de los que nosotros podíamos hacer, incluso de lo que querríamos hacer cuando fuéramos de nuevo civiles: no salía cuando podía, tenía “barba de quince días”, se permitía el lujo de no comer y se jactaba del desorden en el que se encontraba su habitación (“to’ por ahí tirao’”).
Finalizo con una actuación para televisión española, con un directo de 1995 (el sonido no es muy bueno) y con un vídeo de 2021 en el que Ángel Casas entrevistaba a Los Burros para la televisión catalana y, después, se recogía una interpretación de “Aviones plateados” a cargo de Manolo y Quimi.

olé tú y olé La Guitarra de las Musas. Me encanta 💖
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☺ ¡Muchas gracias! Besos
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Seguro que lo he comentado ya, pero soy superfan de «El último de la fila», uno de tantos grupos que conocí entre infancia y adolescencia y tuve que ir hacia atrás en la discografía para conocerlos de verdad. Las letras son poesía y la melodía, el estilo… no sé, me remueve algo por dentro.
¡Un abrazo!
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Desde mi punto de vista, de lo mejorcito que hubo en el pop de los ochenta y noventa en España. Fue como revitalizar el rock andaluz de los setenta, pero desde otros postulados musicales diferentes, más próximos al pop y con unas letras más poéticas. Un abrazo, Luna.
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El último de la Fila, era uno de mis grupos favoritos de aquella época. Y con esta entrada, como decía Luna, también a mí se me remueve algo por dentro. Me resulta aún curioso el que con la poca/nula sensibilidad que tengo para lo flamenco, conectara tanto con Manolo y Quimi (también con Triana). Este disco lo tengo, y con el siguiente “Como la cabeza al sombrero”, son mis álbumes de referencia de ellos, junto con alguna canción de la época de Los Burros, como “Disneylandia”, que me parece muy tierna. “Aviones plateados” es una de las canciones que más me gusta (la otra es “Llanto de pasión”). Es muy gracioso lo que cuentas de aquella mili y como os podíais identificar con unas partes u otras de la letra. En cualquier caso yo me la sabía entera, aunque esa estrofa que comienza “y tú siempre dices que soy un alma del avernooo” es la que primero me sale, no sé por qué.
Los últimos vídeos que has puesto, que ya salen más mayores y cantan la canción más lenta, ya no me producen el mismo efecto que las primeras, supongo que porque viví el momento de éstas, en las que la conexión emocional es mayor o tal vez porque esos sonidos más rockeros iniciales me gustaban más. O por las dos cosas. Feliz fin de semana, Raúl. Abrazos
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Pues coincidimos con el tema de los recuerdos, con lo de que está de entre los preferidos de aquellos años y, también, con los álbumes de ellos que más nos gustan. Jajaja, lo del averno también lo cantábamos. Aunque en la mili estábamos sometidos a un embrutecimiento general, a veces nos daba por pensar qué leches hacíamos allí, y entonces la música se convertía en nuestro aliado. Pues ya que comentas lo de las versiones más recientes, en 2015 se hizo una nueva de «Llanto de pasión», me imagino que tendrás la misma sensación que con la de «Aviones plateados» … Abrazos
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Me gusta tanto esta canción que puedo escucharla casi de cualquier forma, pero sí, no hay color. La energía y el ritmo rápido de la original, mucho más rockera… es la mía. Además no me acostumbro al “no me abraces aún” en vez de “no me cojas aún” que cambiarían por el mercado americano, supongo. Con mi respeto por Manolo García, pero yo los discos que me sigo poniendo son los de “El último de la Fila”…
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¡Qué canción más bonita!
Siempre me ha gustado «El último de la fila», me has traído buenos recuerdos.
Besos, Raúl.
(Menos mal que la mili ya no existe)
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Qué bien… Yo he tratado de compartir mis recuerdos, me alegro que esta canción también estimule los tuyos. Sí, desde luego, al menos para mí la mili fue un incordio. Besos
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