En nuestra sociedad actual la música es un objeto de consumo más y, como tal, está sujeta a todo tipo de maltratos, desconsideraciones y arbitrariedades; gracias a Dios aún siguen quedando aficionados que tratan de poner en valor a artistas y grupos, alejados del Star system, que si no fuera por el esfuerzo de blogs y foros especializados no nos enteraríamos ni de que existen. Lamentablemente, muy a menudo, la calidad está reñida con el buen gusto; la industria de la música no hace otra cosa que empaquetar productos sencillos, elaborados de tal forma que sean capaces de abarcar un mercado cuanto más grande mejor. Para quienes nos negamos a formar parte de esta cultura borreguil, el hecho de oír que un disco ha vendido veintidós millones de copias, ha obtenido ocho premios Grammy y es conocido por gente que ni tú mismo hubieras pensado que escucha música, no suele ser un buen presagio. Sin embargo existen excepciones, hay buenísimos trabajos que, además, tienen la virtud de llegar a la gente y, por si fuera poco, incluso pueden gozar del favor de las multinacionales. Las cifras que acabo de dar corresponden al primer álbum de la cantante y pianista norteamericana Norah Jones, titulado «Come away with me» (2002). Formada en el gospel y en los clásicos del jazz y del blues, estudió canto y piano y, a los veinte años, ya estaba luchando por hacerse un hueco en el mundo de la música, en clubs de jazz y en auditorios de lo más diverso, donde apenas se congregaban un puñado de aficionados. Un buen día, en uno de esos locales, tuvo la suerte de que la escuchará un miembro de la discográfica EMI, quien le ofreció una oportunidad. Tras grabar un EP en el año 2001 («First Sessions») y, sin apenas promoción de ningún tipo, salió a la luz el mencionado «Come away with me» que rápidamente se convirtió en un éxito de crítica y público. El jazz, un estilo minoritario, se abría a las masas gracias a la delicada, sensual y melancólica voz de Norah Jones y, también, por el protagonismo del pop y el soul como elementos indispensables de este cóctel sabroso y estimulante. El disco se abría con «Don’t know why», una canción compuesta por Jesse Harris, muy representativa del estilo susurrante y relajado con el que nos cautivó Norah Jones.
9 opiniones en “Norah Jones. «Don’t know why»”
Comentarios cerrados.
muy «sosica» para mi… por cierto que te dejé otro comentario en la entrada de Medina Azahara.. saludoss
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Ahora lo miro, he tenido un finde fuera de casa … Por cierto que yo también te he puesto uno en tu blog.
Gracias por participar. Saludos.
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A veces se echa de menos discos como este con versiones un poco más lentas a las que el mercado nos tiene acostumbrado. Cuando escuché este disco de Norah Jones, me aficioné al jazz. ¿Qué te parece si te regalo otro de sus temas de este disco, Come away with me? A ver si te gusta.
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Es tan bueno o mejor que el he puesto yo, en realidad todo el disco lo es. Lo sutil en la música es algo difícil de encontrar, en el jazz es más habitual pero muchas veces está reñido con el gusto del gran público; lo verdaderamente interesante de Norah Jones, al menos en este disco, es que acerca un género minoritario a gente que, de otra manera, nunca en su vida se hubiera atrevido. Este tipo de iniciativas, de divulgación musical, yo las valoro mucho. Gracias, Eduardo, por el comentario y por la canción.
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Y también sorprende la juventud de Norah Jones: cuando grabó este disco tenía solo 23 años.
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Qué razón llevas cuando dices que huimos de los productos con muchos grammys y millones de ventas. Eso nos hace quedar a veces como visionarios un tanto estúpidos, pero solo a veces.
No conozco mucho de Norah Jones la verdad, los dos temas que habéis puesto tú y Eduardo. están de maravilla. Lo que habláis de la fusión del jazz con el pop es cierto. Se puede acercar un género minoritario a más gente sin desvirtuar su fondo. Un ejemplo clarísomo, al menos para mi es el primer disco de Jamiroquai. Te regalo otro temazo Raúl. Instrumental bueno, bueno bueno. Cojonudo.
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¡Qué bueno Jamiroquai, gracias Salva!, efectivamente es un temazo. En cuanto a Norah Jones, estoy seguro que mucha gente (por lo menos la que tiene ciertas inquietudes musicales) ya está más preparada para nuevas sensaciones musicales, para estilos en principio difíciles como el jazz. A mi me parece cojonudo que venda muchos discos, hace mucho bien a la música, mientras los vende ella no lo hacen otros …
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Norah Jones llegó al mismo tiempo que un puñado de jóvenes que mezclaban jazz con pop: Jamie Cullum, Peter Cincotti, Jane Monheit… No vendieron como Justin Bieber o One Direction pero llenaron un hueco y el erebro de muchos.Vamos muchachones, qué diferencia tiene el rock, con el jazz, el blues, la ópera, el mambo, el country, el flamenco o la chanson francesa? Todo es música, mala y comercial o buena. A disfrutarla si la hacen músicos como Norah Jones, John Fogerty, Donld Fagen, Jamiroquai o como se llamen. Y te dejo con la Monhein, preciosa chica además.
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Completamente de acuerdo, ya he comentado en muchas ocasiones que, en realidad, yo empecé a disfrutar de la música cuando me liberé de ataduras tribales; cuando era más joven escuchaba ciertos estilos como si me diera vergüenza, casi de refilón. Estamos llenos de complejos y rígidos juicios de valor que hay que intentar vencer para ser más felices. Desde luego, en este blog seguirá teniendo cabida cualquier música que sea de mi gusto, sin ir más lejos el miércoles aparecerá la chanson. ¡Fantástica jane Monheit! Peter Cincotti ya ha aparecido por aquí, al igual que Michael Bublé y, espero seguir dando cabida a este tipo de cantantes.
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