El heavy metal es uno de los estilos musicales preferidos por los aficionados al rock y el que tal vez cuenta con un mayor número de grupos y de sub-estilos. Nacido a partir del hard rock cultivado en los años setenta, durante los ochenta evolucionó y vivió su período de esplendor. En plena fiebre grunge, el heavy metal que podríamos denominar tradicional o clásico comenzó a ceder protagonismo en favor de una serie de movimientos alternativos, a menudo fuera de los circuitos comerciales, que los especialistas en la materia han agrupado en cinco categorías: doom metal, thrash metal, death metal, black metal y power metal (aunque la clasificación metalera más «molona» es ésta). Nunca he sido muy metalero, sí muy hardrockero e, incluso, seguidor del heavy tradicional; sin embargo, estos sub-géneros que acabo de mencionar, al igual que el grunge, nunca han sido muy de mi agrado excepto algunos grupos etiquetados como power metal, más concretamente los orientados hacia el metal neoclásico y el metal sinfónico; en definitiva, aquellos que se caracterizan por los siguientes elementos distintivos:
1.- Ejecución musical muy veloz (speed metal) en la mayor parte de las canciones, pero con nitidez y sin distorsiones notables.
2.- Tono épico, tanto en las letras (fantasía, mitología, historias medievaloides, etc.) como en la ejecución musical, con veloces crescendos que posibilitan este efecto.
3.- Voces poderosas y normalmente en tonos agudos, los guturales no me van mucho.
4.- Virtuosismo y riqueza instrumental; al contrario de lo que opinan buena parte de los metaleros, para mí los teclados son importantes.
5.- Uso de elementos barrocos, neoclásicos y, en general, procedentes de la música culta y, también, del rock progresivo.
6.- Gran protagonismo de la melodía y de las construcciones melódicas con gancho y pegadizas.
Con todo, he de reconocer que me pierdo un poco en el maremágnum de grupos existentes; hay muchísimos y en prácticamente todo el Mundo, muchos de ellos en los países escandinavos, fuente inagotable de grupos metaleros. Uno de los que más me gusta es Stratovarius, banda finlandesa creada en 1984 con un nombre que no es otra cosa que la fusión de dos términos: uno procedente de la música clásica (Stradivarius) y otro del rock (Stratocaster), toda una declaración de intenciones. Su álbum tal vez más importante, para muchos una de las cumbres del power metal, es «Visions» (1997), donde destacan temas como «The Kiss of Judas» y, por supuesto, «Black Diamond», himno metalero sobre un amor imposible que comienza (y acaba) con un teclado en modo clavicordio, que ha terminado siendo una de las señas de identidad de este grupo.
4 opiniones en “Stratovarius. «Black Diamond»”
Comentarios cerrados.
Bueno Raúl, ante todo muchas gracias por enlazar con mi blog, ojalá se me hubiera ocurrido a mi esa clasificación metalera tan cachonda jejjeje…
Y ahora, al lío… Como ya sabes soy un gran seguidor del Metal en casi todas sus variedades y sub-variedades, y digo casi, porque alguna hay (como el denominado Nu Metal) que no me va demasiado.
En cuanto al género del que te ocupas hoy, tuve la suerte de vivir su gran eclosión y fui un verdadero enamorado del Power Metal, al que todavía hoy dedico numerosas y gozosas escuchas. Tanto sus presupuestos musicales como letrísticos y ambientación, me cayeron como un traje a medida y gran parte de mi discoteca está compuesta por trabajos del estilo.
Después de mi primer ‘amor’ que fueron Helloween y sus Keepers, llegaron los bardos (también) alemanes Blind Guardian, uno de mis grupos favoritos, y sus dos primeros discos y, sobre todo los tres siguientes Tales From the Twilight World, Somewhere Far Beyond e Imaginations from the Other Side, me parecen absolutamente fantásticos. Por cierto, que los vi varias veces en directo y disfruté una barbaridad de sus conciertos.
Stratovarius son otra de esas bandas que suponen un hito en la historia del Power; como bien dices, salida de la inagotable y talentosa cantera nórdica, me parecen impresionantes sus melódicos y espídicos trabajos, que también cuentan con medios tiempos realmente memorables.
El tema que has escogido me parece perfecto para ilustrar tanto lo que son y fueron Stratovarius como el género en sí. Enhorabuena.
Por citar a alguna que otra banda memorable también tenemos a Edguy, Hammerfall, Rage, Rhapsody o Nightwish, tan solo unas pocas de las miles que deben existir…
Saludos
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Como comento en la entrada, yo me pierdo bastante con tanto grupo; conozco algunos de los que citas, como Helloween, Blind Guardian o Nightwish, de los otros he debido también escuchar cosas sueltas porque me suenan mucho. También he escuchado a bandas como Sonata Arctica, Virgin Steele, Rata Blanca, a los españoles Avalanch, Tierra Santa y Saratoga y a un grupo italiano, Derdian, que también me parece interesante. En cualquier caso, agradezco mucho comentarios como el tuyo, que me ayudan a seguir escuchando este interesante estilo musical. Saludos, Alex.
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Stratovarius creo que ya salió en otra ocasión, pero da gusto volver a verlos por aquí. Me parece una muy buena banda, ya que opino como tú, el metal que más me gusta es el sinfónico, power, neoclásico, como lo quieras llamar, el caso es que reúnan las características que tan acertadamente citas en la entrada. El tema que has elegido no podría ser mejor, refleja a la perfección el espíritu de Stratovarius. Un saludo y buen fin de semana, Raúl.
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No habían salido hasta ahora, lo que ocurre es que en otras entradas he mencionado a este grupo como ejemplo del power metal que me gusta, incluso en alguna que otra entrada de otros compañeros, tal vez en alguna tuya. Tenía en mente alguna canción más de este grupo, de otros discos, quizás más adelante vuelva a repetir con ellos. Saludos, Adrián.
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