Con este relato (también me ha pasado con la canción que saldrá el viernes) se me saltaron las lágrimas la primera vez que lo leí. Yo también viví unas sensaciones parecidas a las de Salva con mi abuelo materno, con el pasaba mucho tiempo; vivía al lado de la Casa de Campo de Madrid, por lo que íbamos a menudo a pasear, a coger setas y piñones que, luego, en el patio que tenían mis abuelos iba abriendo con un piedra antes de comérmelos. Yo era pequeño cuando él falleció, pero le recuerdo perfectamente, como si aún estuviera con nosotros. Gran tema el que nos propone Salva para tratar de digerir una pérdida como esa, veamos qué nos cuenta.
«Nadie duda de que la música es uno de los hilos conductores que mejor conecta nuestros recuerdos. Tanto los buenos como aquellos que preferiríamos olvidar, pero que ocasionalmente asoman la cabeza para recordarnos que esta vida no es un camino de rosas. Siempre hay canciones que nos retrotraen hasta esas situaciones vividas que, por más que lo intentemos, no podemos olvidar. Uno de mis discos favoritos, me transporta a uno de los peores momentos de mi vida. Visto desde la distancia, hace casi treinta y tres años, el lado oscuro de ese momento se ha difuminado en el recuerdo, pero no puedo evitar cada vez que lo escucho, transportarme a ese día aciago en que con tan solo dieciséis años, el mundo se me vino encima.
Nada más alejado del rock que mi abuelo, pero esta canción inevitablemente me recuerda a él. Desde que era pequeño me llevaba y traía del colegio y los sábados bien temprano venía a buscarme e íbamos a andar por las afueras de un Logroño más reducido que el actual. Nuestros pasos nos conducían por caminos sembrados de huertas y vaquerías y saciábamos nuestra sed en los pozos de las casas que encontrábamos a nuestro paso. Me encantaba accionar arriba y abajo la palanca de la bomba y ver como poco a poco iba manando el agua fría y cristalina. Deliciosa. Cogíamos moras, endrinas para hacer pacharán. Avellanas, nueces, almendrucos o caracoles. Cuando teníamos hambre, en cualquier punto del camino y con cuatro ramas preparábamos una pequeña hoguera y asábamos choricillo o panceta atravesados en un palo, vuelta y vuelta hasta que estaban a punto para comer. Años más tarde se uniría un nuevo compañero. Alex, mi perro no el blogero, jajaja.
Hoy el hierro y el hormigón han borrado todo rastro de aquellos paseos que ahora ocupan mi memoria. Siempre con su inseparable bastón, que lo mismo servía para apartar la maleza en busca de caracoles, gancho para bajar las ramas de los frutales que encontrábamos por el camino y aplacar el apetito o como arma. La de culebras que perecieron a golpes de cachaba a la voz de «¡la madre que te parió! ¡muere bicha!» Creo que yo fui el hijo que nunca tuvo porque sentía autentica devoción por mí. Pedro, que así se llamaba -a mí otro abuelo, Alberto, no lo llegué a conocer-, era un abuelo de los de antes. De los de boina, zapatilla de esparto y palillo en la boca. Su rostro, curtido por años de sol y trabajo en el campo, estaba esculpido con surcos tan profundos como los que labraba a golpe de azadón en su Navarra natal. Religioso a su manera, se ponía hecho un pincel para ir a misa; traje, corbata y zapatos bien lustrados, siempre tenía un «¡Cagüen Dios!» en la comisura de los labios haciendo compañía al Celtas sin boquilla que parecía estar pegado a su boca. Solo lo apartaba de ella para con los dedos pulgar e índice quitarse las briznas de tabaco que se adherían a su lengua. No se si fue de tanto fumar o simplemente porqué su fecha de caducidad expiró a los setenta años, un cáncer de pulmón se lo llevó cuando yo tenía dieciséis años.
Ese día, el que murió mi abuelo, no aguantaba estar en casa. Simplemente me asfixiaba estar encerrado e incapaz de seguir escuchando los comentarios que se hacen en estos casos, cogí a mi perro Alex y mi walkman – los recordáis – con una copia que me había hecho del “Back in Black” y me marché a andar. Siempre, y no es por decirlo, pero siempre que escucho este disco y esa canción, “Back in Black” me acuerdo de ese momento con mi perro, del lugar por el que estuve paseando, que ya no existe porque se ha llenado de casas, y del nudo en la garganta que mi estupidez adolescente se negaba a deshacer».
Joder Salva. Se ponen los pelos como escarpias con lo que nos has contado. Me has hecho añorar a mis abuelos, y eso que a uno no lo conocí y el otro murió cuando yo era muy pequeño. Afortunadamente, mis abuelas sí que me hicieron compañía durante muchos años (la materna murió hace menos de un año, la paterna hará unos 12 ya) y guardo muchos buenos recuerdos de ambas. No sé si lo harías conscientemente o no (supongo que en ese momento no pensaste en ello pero más tarde sí), el Back in Black es un disco de luto y quizá con él querías vestirte de negro por dentro, como muestra de pesar. De todas formas, tienes suerte de haberlo conocido y compartido con él tantos buenos ratos, eso siempre lo tendrás. Es lo malo de los abuelos que, por ley de vida, es lógico que sean los primeros en marcharse…
Y en cuanto a la canción, pues otro clásicazo de quitarse el sombrero, aunque como ya sabes y hemos comentado en otras ocasiones mi favorito de la era Johnson es el For Those; cosa que no quita para que el Back in Black esté en un lugar de honor en mi discoteca.
Saludos Salva y Raúl!!
PD: Ah, y gracias por aclarar lo de mi tocayo canino jajjaja!!!
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Hasta el chistecillo del perro Alex está bien traído en este relato, lo suaviza y equilibra. La verdad es que me ha gustado mucho, además estoy seguro que casi todos tenemos algún recuerdo imborrable de nuestros abuelos. Yo no conocí a mis abuelos paternos, aunque mis padres digan lo contrario; apenas guardo una imagen muy fugaz de mi abuelo. En cambio sí que pasé mucho tiempo con los maternos, primero con ambos y luego sólo con mi abuela, que falleció cuando estaba haciendo la mili. Un temazo, Alex. Saludos.
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Los abuelos siempre serán los abuelos Raúl. Yo me quedé con muchas ganas de conocer a mi abuelo paterno, Alberto que murió antes de nacer yo. Pero mi padre se encargó de que su recuerdo no se perdiera y nos contaba a mi hermana y a mi muchas anecdotas suyas y eso fue precisamente lo que me hacía añorarlo tanto sin ni siquier haberlo conocido. De esas anecdotas hay una, que más que anecdota es algo curioso que casi podría parecer sacado de una película costumbrista con toque de humor negro la conté en una entrada en Mentalparadise pero ya que estamos hablando de lo abuelos no me puedo resistir a contarla porque es una historia que siempre me ha maravillado y forma parte del legado cultural de la familia. Ya he dicho que a mi abuelo paterno no lo conocí, murió en en 1965. Años antes sufrió una caída sin importancia pero la mala suerte hizo que la herida se gangrenara y tuvieron que amputarle la pierna en tres ocasiones hasta dejársela reducida a la altura de la ingle. Como buen artesano que era, se fabricó una pierna ortopédica metálica que jamás utilizó. Cuando la terminó, la guardó y dijo que se la colocaran el día de su funeral y así fue. Mi padre fue el encargado de hacerlo.
¿Es o no es una hostoria de película?
Saludos.
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Una historia buenísima parece sacada de una película que podría ser una mezcla entre las de Berlanga, José Luis Cuerda y Fernando Fernán Gómez. Saludos
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El detalle del Alex canino, no estaba en el relato que publiqué en Mentalparadise, pero ya que hemos apuntalado virtualmente nuestra relación de amistad, me hacía gracia meter el chistecito jejejeje.
Me alegro que te haya gustado la historia. No se si lo hice consciente o inconscientemente el escuchar este disco. Me lo había regalado una amiga y me lo grabé para escucharlo en el walkman y no se si era la cinta que había dentro, si la cogí específicamente o si era el disco con el que más flipado andaba por entonces. Muchas veces hemos hablado de tu preferencia de Highway to hell sobre Back in Black. En cuanto a For those about to rock, coincidimos en que es el último gran disco de AC/DC, Curiosamente hace pocos días lo escuchaba en el coche y gustandome, siempre he pensado que había tres o cuatro temas de relleno: Snowballed, Breaking the rules o Spellbound, aunque en esto como en todo, va en gustos.
Saludos Boys
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¡¡Que puntazo la historia de tu otro abuelo también Salva!! Desde luego es un detalle de película. Esos hombres y mujeres de aquella época, hay que reconocerlo, eran de otra pasta que nosotros, más mimados por los tiempos…
Coño Salva, los tres temas que citas del For Those son precisamente los que menos me gustan, aunque quizá Spellbound sea de esos tres el que más me atrae. Lo que pasa es que es un disco que machaqué tanto en su día que lo tengo grabado a fuego. Hace mucho que no lo escucho, tengo que ponérmelo un día de estos. Estos días estoy obsesionado con la discografía de America, ¡¡menudo enganche tengo!!
Y lo del chiste canino a mi me ha hecho gracia e ilusión que me incluyas en tu relato, como bien dices, señal de que nuestra amistad virtual se apuntala con el tiempo, cosa que me alegra un montón!!
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Muy bonita la historia y quedémonos con la parte positiva que es mucha. En cuanto al tema es el típico tema que puedes oír 10 veces seguidas y no te cansa.
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Ya verás la historia del viernes …
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Precioso tu texto Salva, felicidades.
Respecto al tema, muy bueno, casi tanto como el álbum en el que aparece. Lo que pasa es que está tan trillado por las radios (especialmente por una emisora) que a veces sufro amagos de aborrecerla, algo que por supuesto no voy a permitir. En este sentido léase Sweet child o´mine, With or without you, Nothing else matters, Eye of the tiger…
Abuelo y/o perro, acaso existen mejores acompañantes para recorrer un camino (físico o espiritual?
Abrazo
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Jajaja, esto que comentas sobre que el tema está muy trillado ya ha sido objeto de debate entre nosotros. Yo comentaba que hay canciones que corren el riesgo de «agotarse» si las escuchas mucho; Salva, que es un genio para esto de poner nombre a las cosas, dijo que había temas que entraban directamente en estado de «putrefacción sonora». El asunto incluso animó al amigo Alex a escribir una entrada al respecto y precisamente hoy (jueves) Salva nos vuelve a recordar este término. Saludos, Jake
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«Putrefacción sonora», muy de acuerdo. A mí es que molesta, por no decir que jode un montón, que una buena canción parezca que no lo sea -o que deje de serlo- por su desmesurada reproducción. Y esta Back in black sin duda lo es.
Abrazo
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Gracias Jake. No se que emisora será esa jajajajaja. Parece que tiene 50 discos y que esos discos solo tienen un par de temas porque siempre radian los mismos. Ya lo ha dicho Raúl, son canciones putrefactadas, pero esta bien eso de que no lo vas a permitir. Yo no acostumbro a escuchar la radio, prefiero ser yo quién elige la música que oigo pero a veces suelo poner esa emisora. Joder, Rock FM, que lo sabemos todos.
Actualmente ni abuelos ni perro, una hija adolescente y mi mujer son los que me acompañan en mi camino. La hija adolescente pronto cambiará de camino y de compañia ¡GRRRR! pero hasta entonces disfrutaré de ella todo lo que pueda.
Un abrazo.
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Así me gusta, las cosas claras 😀 En el fondo creo que están desperdiciando una gran oportunidad de crear una audiencia más «educada» y más agradecida por descubrirles temas no tan famosos pero iguales, o en algunos casos mejores, que las que suelen reproducir de manera absolutamente insaciable. Pero claro, es muy posible que ello causara un descenso en sus audiencias, y entiendo que no se lo pueden permitir. Aunque a veces es preferible calidad a cantidad, o eso dicen algunas mujeres…
Y ya que hablamos de mujeres, esas dos que tu mencionas también son excelentes compañeras para recorrer cualquier travesía vital. Disfruta de todos y cada y uno de los metros de senda junto a ellas, especialmente junto a tu hija, antes de que se produzca el inevitable momento ¡GRRRR!
Abrazo
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Preciosa entrada, una historia muy bella y emotiva, muy bien explicada, porque sin duda he podido revivirla con imágenes en mi cabeza. Mis abuelos también tienen un papel algo especial. Al materno nunca llegué a conocerlo, pues mi abuela estaba reajuntada con un hombre que no era el padre de mi madre. Todos le llamábamos «el yayo», en catalán también se dice así. Era inválido y zapatero en un quiosco. Mi abuelo paterno se llamaba Pedro, sí le conocí por poco tiempo. Él era de Melilla, como mi padre Los dos, abuelo y padre, murieron de un ataque al corazón con años de diferencia. Sí, así es la vida. El tema es archiconocido y buenísimo, desde luego no debemos dejarnos influenciar por emisoras machaconas y cortas de miras (o con poco repertorio, eso se da mucho) ni por fenómenos raros de putrefacción sonora. Solo faltaría que temas inmortales, como el With or Without you, por ejemplo, los aburriéramos por culpa de los medios. Gran entrada, felicidades.
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Lo de poner siempre las mismas canciones en determinadas emisoras de radio no lo entiendo muy bien; sí en las que tratan de promocionar los éxitos del momento, al fin y al cabo es parte del negocio, pero en aquellas que radian éxitos antiguos no se comprende bien. No sé si es por dejadez o porque realmente la gente sólo quiere escuchar las canciones de siempre … Salva siempre estimula el recuerdo en los demás, creo que es lo verdaderamente bonito de esta sección de las canciones de tu vida. En Melilla hice la mili, en Caballería, junto a la playa … Saludos.
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Recuerdo esta entrada que fue de las que primero leí en tu mentalparadise, y que sin duda me hizo acordarme de esos paseos con mi padre ya desaparecido cuando nos llevaba a ver las ferias en las gaunas,….ahora cada vez que paso ,con el coche por ahí de camino hacia mi pueblo, me siguen asaltando esos recuerdos de mi infancia, y me gustaría vengar su memoria tirando piedras cómo dice la canción ,contra todos esos edificios que borraron mi paisaje,….gran tema Salva
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Ahora mismo precisamente estaba repasando tus cinco canciones, Vidal, también llenas de recuerdos, cariño y buenas canciones. Estoy seguro que van a gustar mucho. Saludos.
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