Riccardo Cocciante. “Margherita”

Riccardo Vincent Cocciante, conocido como Riccardo Cocciante o Richard Cocciante, es un cantautor italiano nacido en Saigón (Indochina francesa, actual Vietnam), hijo de padre italiano y madre francesa. A los once años ya había emigrado con su familia a Roma (Italia), donde se formó como músico, sin olvidar nunca su ascendencia materna francesa. Grabó su primer sencillo en 1968 -como Riccardo Conte-, con 21 ó 22 años, aunque no tuvo mucho éxito; tampoco lo tendría en los años posteriores, con el sello Delta, para el que grabaría algún single, que también pasó desapercibido. No salió del ostracismo hasta que conoció a los autores italianos Marco Luberti y Amerigo Paolo Cassella, con quienes trabajó en los nuevos discos que grabo con la RCA italiana; en 1972, publicó un álbum conceptual -el primer Lp de su carrera- (“Mu”, 1972), con influencias procedentes del rock progresivo; después grabaría “Poesía” (1973), “Anima” (1974 -en el que se incluyó su primer gran éxito: “Bella senz’anima”-), “L’alba” (1975) y “Concerto per Margherita” (1976), un excelente álbum de pop melódico con unos imponentes arreglos electrónicos a cargo del griego Vangelis, músico de la misma casa discográfica que Cocciante que, un par de años antes, ya había trabajado con otro cantante italiano: Claudio Baglioni.

Los diez temas que componen el disco fueron compuestos por Marco Luberti (letra) y Riccardo Cocciante (música), mientras que la imagen de la portada es obra del artista Bernhard Grisel, en concreto una parte de su cuadro titulado “Les Styriennes”, cuya modelo fue la propia esposa del pintor. La canción más conocida del disco, y una de las más recordadas de Riccardo Cocciante, es la titulada “Margherita”, cuya letra surgió en la cabeza de Marco Luberti mientras dormía, obsesionado por dar texto a todas las partituras que había compuesto Cocciante para este álbum. Este poético y arrebatador canto al amor, también se grabó en francés, inglés y español -me acuerdo del gran éxito que tuvo en nuestro país-, y ha sido interpretado por Cocciante en multitud de ocasiones; aquí os dejo éste directo de 1976, éste otro de 1980, uno de 1998 -con todo el público cantando- y el del Festival de San Remo de 1999. A pesar de que existen bastantes versiones de este tema, sólo os voy a proponer dos: la de Mina y, la más reciente, de Tiziano Ferro.

Bette Midler / The Dubliners / Joe Bonamassa. “The Rose”

“Pearl” era el apodo de Janis Joplin y, también, el título que inicialmente tuvo una película de la 20th Century Fox, que pretendía ser un biopic de esta inolvidable cantante, fallecida a los veintisiete años. Con el guion ya listo, la familia de Janis no aceptó la historia que allí se contaba y prohibió utilizar su nombre, y su música, en la película. Los productores no abandonaron el proyecto, pero lo orientaron hacia la dramatización de una artista autodestructiva, de finales de los años sesenta del siglo XX, que intentaba hacer frente a sus adicciones y a las presiones que recibía del negocio de la música. La dirección de la película le fue encomendada a Mark Rydell, y los asuntos musicales a Paul A. Rothchild, el mismo que produjo el álbum titulado “Pearl” (1971), el segundo y último disco de estudio de Janis Joplin, lanzado al mercado tres meses después de su fallecimiento. Parece que Rothchild escuchó unas tres mil canciones y, de entre ellas, seleccionó treinta; una de aquellas melodías estaba compuesta por la cantautora y actriz Amanda McBroom, y fue una de las elegidas por la protagonista de la película, Bette Midler, para formar parte de la banda sonora de este film.

Según cuenta la compositora de este tema en su página web, ella misma presentó esta melodía a los productores de la película, a quienes no les gustó nada; fue Rothchild quien se la mandó a Bette Midler, y ella sí que dio el visto bueno. Según relata Amanda McBroom, la inspiración le llegó cuando escuchó por la radio el tema “Magdalena”, de Danny O’Keefe, cantada por Leo Sayer. A pesar de que la letra le pareció bella, no estaba de acuerdo con ella (“Tu amor es como una navaja. Mi corazón es solo una cicatriz”), y quiso componer su propia canción, en la que pudiera expresar lo que, para ella, era el amor: “De repente, fue como si alguien hubiera abierto una ventana en lo alto de mi cabeza. Las palabras empezaron a fluir. Tuve que seguir recitándolas para mí misma mientras conducía cada vez más rápido hacia casa, para no olvidarlas. Entré a toda velocidad en la entrada de mi casa, corrí hacia la casa, pasé junto a varios perros, gatos y maridos desconcertados, y me senté al piano. Diez minutos después, LA ROSA estaba allí. Llamé a mi marido, George, a la habitación y se la toqué, como siempre hacía con mis nuevas canciones. Escuchó y me dijo en voz baja: ‘Acabas de escribir un clásico’. Yo protesté diciendo que sólo mis amigos la escucharían (esto fue mucho antes de que yo hubiera grabado nada). Él dijo: ‘Recuerda lo que le digo, algo va a pasar con esta canción’”.

Un año después, aconsejada por su colaboradora y amiga Michele Brourman, envió esta canción a los productores de la película “Pearl”, finalmente titulada “The Rose”. Pusieron a la canción el mismo nombre, y ocupó un lugar destacado al final de la película, en el momento en el que se proyectan los créditos finales. Bette Midler ganó el Grammy a la mejor interpretación vocal pop femenina por “The Rose”, imponiéndose a voces como Barbra Streisand o Donna Summer, entre otras. Sin embargo, “The Rose” ni siquiera fue nominada a los premios Oscar en la categoría de mejor canción original; ello fue debido a la rígida normativa de la Academia, que exigía a los temas en concurso que hubieran sido escritos, de manera específica e inequívoca, para alguna película. En cambio, sí obtuvo el Globo de Oro a la mejor canción original, puesto que estos premios no exigían este requisito de canción completamente original.

Para acompañar a Bette Midler, os propongo al grupo folk irlandés The Dubliners (con The Hot House Flowers), quienes grabaron este tema hacia 1991; y al guitarrista de blues estadounidense Joe Bonamassa, que nos regala una espléndida versión, con su guitarra acústica, sin grandes alardes guitarreros y con un acompañamiento instrumental de lo más sugerente. Si queréis probar con otros artistas, os propongo a Joan Baez, Conway Twitty, Lincoln Mayorga & Amanda McBroom, Amanda McBroom, Nana Mouskouri, Judy Collins, Jonathan Richman, Shirley Bassey, Le Ann Rimes, Bonnie Tyler, Elkie Brooks, Glee Cast o Katherine Jenkins.

Van Morrison. “Brown Eyed Girl”

El irlandés Van Morrison es un ejemplo de calidad, perseverancia y amor por la música. En una entrada anterior, dedicada al tema “If You Love Me”, nos hacíamos eco de las principales cifras que acompañan a su exitosa trayectoria profesional y, también, de su inigualable voz que, con el paso de los años, ha tenido que aprender a modular para no arruinar sus cuerdas vocales. También en otra ocasión (post dedicado a la canción “Moondance”), nos ocupábamos de los inicios de este músico en solitario, después de que abandonara el grupo Them hacia 1966. Su carrera se impulsó definitivamente a partir del segundo álbum de estudio (“Astral Weeks”, 1968), publicado por la discográfica Warner.

Antes salió al mercado un trabajo titulado “Blowin’ Your Mind!” (1967), con el sello Bang, creado por el productor Bert Berns en 1965. Aquella decisión probablemente fue una de las peores que ha tomado Van Morrison a lo largo de extensa carrera profesional; el “León de Belfast” no prestó atención a lo que firmaba (control absoluto por parte de la discográfica de todo el material creado por él, y repercusión de todos los gastos de grabación al autor hasta que se hubieran satisfecho todos los royalties), y finalmente se encontró con la sorpresa de ver publicado un álbum cuando el compromiso adquirido era grabar con Bang cuatro singles, es decir, ocho canciones. Para colmo, se encontró con una portada feísima (al final la podéis ver), un diseño pretendidamente psicodélico que horrorizó a Van Morrison y a algunos críticos musicales, como Greil Marcus; éste último la ha calificado de “monstruosamente ofensiva”. Con todo, en este disco se encuentra una de las canciones más conocidas de Van Morrison, de las más influyentes en la cultura popular, de las más radiadas (incluso hoy en día) y de las habituales en cualquier lista de éxitos que se precie: “Brown Eyed Girl”.

Pese a todo, por las razones comentadas anteriormente, parece que Van Morrison nunca ha recibido regalías por ella. Teniendo en cuenta la fama de arisco y malhumorado que tiene el de Belfast, no es de extrañar que haya llegado a decir de “Brown Eyed Girl” que no es de sus canciones favoritas: “no es una de mis mejores. Quiero decir, tengo unas trescientas canciones que creo son mejores”. A ritmo de melodía pop, con la colaboración del grupo femenino The Sweet Inspirations en los coros, Morrrison nos ofrece un nostálgico recuerdo de alguien que tuvo una novia de ojos marrones; inicialmente titulado “Brown-Skinned-Girl”, debió parecer un tanto libertino para las emisoras de radio, lo que obligó a cambiar la estrofa “making live in the green grass” por la más casta de “laughin’ and a-runnin’, hey hey”. Este clásico de la música popular ha sido interpretado por Van Morrison en numerosas ocasiones; aquí os dejo cuatro directos, registrados en 1974, 1979, 2016 y 2018. También hay muchas versiones, incluyendo una en catalán a cargo del grupo Els Pets.

Los Sirex. “La escoba”

El 17 de junio de 1965 los Beatles iniciaron en París una gira europea por Francia, Italia y España; dieron quince conciertos, dos de ellos en nuestro país, uno en la Plaza de Toros de las Ventas (Madrid, 2 de julio) y otro en la Monumental de Barcelona (3 de julio). En ambos eventos, participaron como teloneros algunos grupos españoles; en el de Barcelona, por ejemplo, actuaron Los Sirex, quienes apenas pudieron escuchar un solo tema de los Beatles debido a que tenían otra actuación programada ese mismo día. Tal y como puede leerse en la web oficial de esta formación (aún en activo), la historia más remota de Los Sirex se remonta a junio de 1959, cuando tres chicos que vivían cerca de la Gran Vía de Barcelona decidieron acercarse a los sonidos del R&R que procedía de los Estados Unidos; al principio, enfundados en cazadoras de cuero e interpretando vigorosas versiones a ritmo de rockabilly. El nombre fue propuesto por el bajista Guillermo Rodríguez Holgado: “trabajaba en la fábrica de gafas de su padre y le gustó esta palabra que nombra un hilo de ajuste de los cristales a la montura” (http://lossirex.es). No pudieron aguantar mucho tiempo con su agresiva estética, ni con el desenfreno en su puesta de escena, que incluso les llevaba a tirarse por el suelo durante los directos; así se expresaba Guillermo Rodríguez Holgado:

“Al principio vestíamos cazadoras y cadenas porque era la imagen del rock, pero los rockeros tenían problemas en la época franquista. En televisión, no te dejaban salir así. Lo cambiamos por el esmoquin. Por poner la rodilla en el suelo te censuraban un año y medio. Para que íbamos a ir a contracorriente. En la primera tontería que hiciéramos, se acabó todo”

Entrevista de Guillermo Rodríguez para El Diario de Almería.

Aún así, y sin ser un grupo especialmente luchador y reivindicativo, no lograron eludir los dictados de Franco, ni la inevitable censura de la época. Como nos recuerda A. Agirre en el periódico Deia, durante la grabación de un programa de televisión, el guitarrista Manuel Madruga llegó a decir: “Me cago en Franco y estoy hasta los cojones de él”; la frase en cuestión llevó a la marginación de la banda en los medios de comunicación del país. También se las tuvieron que ver con la censura, en concreto con uno de los temas más conocidos y exitosos de la banda, de hecho, fue el que les encumbró como grupo de éxito: “La escoba”, también conocido por “Si yo tuviera una escoba”.

Cuando esta canción llegó a sus manos, no les gustó nada; era algo así como una rumba flamenca que en nada se identificaba con su estilo. Pese a todo, decidieron grabarla como última canción del EP (1965), eso sí, con un nuevo arreglo musical (en clave pop) y una letra escrita por el cantante y líder de la banda, “Leslie”; en ella se incluyó la siguiente frase: “Primero, lo que haría yo, primero. Barrería yo el dinero, que es la causa y el motivo, ay, de tanto desespero. Segundo, lo que haría yo, segundo. Barrería bien profundo, todas cuantas cosas sucias se ven por los altos mundos”. Aquello no gustó a los censores, que obligaron a cambiar “altos mundos” por “bajos mundos; para sorpresa de Leslie, el resto lo respetaron: “No sé si el censor de la noche, o de la mañana, era más listo que el otro…No sé. Pero lo cambiamos y coló”. Al parecer, por aquellos años (hacia 1965), el ministro Manuel Fraga hizo poner unos carteles de propaganda en los que se podía leer: “Mantenga limpia España”; Leslie recuerda que, debajo de ese eslogan, había quien escribía a mano: “con la escoba de Los Sirex”.

Aquí podéis les podéis ver interpretando “La escoba”, y aquí os dejo la versión realizada por Amina y su cuadro flamenco, también de 1965; la letra es la misma que escribiera Leslie, pero la melodía es la original pergeñada por Vicente Marí Bas -compositor también conocido como “Laredo”-. Por ahora no os cuento más sobre la historia de Los Sirex, lo dejaremos para otra ocasión, en la que recordaremos el otro gran éxito de esta banda barcelonesa: “Que se mueran los feos«.

Mina. “Il cielo in una stanza”

Mina Anna Maria Mazzini, conocida con el nombre artístico de Mina, es una de las grandes voces de la música pop y, probablemente, la cantante con más premios, reconocimientos y obra publicada de la música italiana. Nació en Busto Arsizio (Lombardía -Italia-), en 1940, aunque creció en Cremona (Italia), no en vano también es conocida con el sobrenombre de “Tigresa de Cremona”. Comenzó su carrera en un local de Pietrasanta (Italia), cantando versiones de R&R; en 1959 debutó en la tele, con uno de sus temas más conocidos: “Nessuno”; le terminó de llegar el éxito tras participar en los Festivales de San Remo de 1960 y 1961, hasta convertirse en una de las voces más reconocibles de Italia, una habitual en los programas de televisión, y también en el cine (intervino en casi una decena de películas, entre 1959 y 1967). Durante la década de 1970 fue abandonando sus apariciones en los medios, apenas aceptó conciertos fuera de Italia y rechazó papeles en películas de Fellini, incluso en “El Padrino”, de Coppola. A finales de los setenta decidió recluirse en su casa de Lugano (Suiza), donde se había trasladado en 1967; aunque ha seguido grabando discos con cierta regularidad, eso sí, sin someterse a giras y actos promocionales.

La canción que hoy nos ocupa, “Il cielo in una stanza”, fue grabada por Mina en 1960, publicada como single en junio de ese mismo año e incluida en su segundo álbum de estudio, titulado igual que la canción. Se trata de una pieza musical compuesta por el cantautor Gino Paoli -aunque inicialmente fuera inscrita con otra titularidad: Mogol (letra) y De Toang (música)-, autor de temas tan conocidos del cancionero pop italiano como “La gatta”, “Senza fine” o “Sapore di sale”. Al parecer, según ha manifestado el propio Paoli, la inspiración para esta canción vino después de un encuentro sexual con una prostituta de Génova, concretamente en una habitación con el techo pintado de morado. Esta canción fue rechazada por algunos intérpretes, incluso por Mina, hasta que se dejó convencer cuando la escuchó del propio Paoli, tocada al piano y, por qué no decirlo, también debido a la presión efectuada por la discográfica. Es lógico que Mina (y otros intérpretes) no quisieran saber nada de una canción que habla de practicar el sexo con una prostituta en un burdel de techo morado, sobre todo si tenemos en cuenta el nivel de intrascendencia y el tono ligero que venía siendo habitual en las canciones pop y melódicas que entonces se escuchaban en Italia. “Il cielo in una stanza” es una obra poética bella e innovadora, sin un estribillo marcado y con un crescendo musical que nos traslada desde lo onírico a lo íntimo, una manera de entender la música, más adulta y comprometida, que revolucionó el pop melódico en el país transalpino.

Aquí podemos ver a Mina, en 1961, interpretando esta canción en televisión, aquí otro directo suyo de 1962 y, en los siguientes enlaces, versiones de este tema cantadas por Mina en español, inglés y alemán. Entre las numerosas versiones realizadas por otros artistas, mencionaremos una de la ejecutadas por el autor y las de Connie Francis, Franco Battiato y Margheritta Pirri (no os perdáis el vídeo). No quiero acabar sin recomendar una serie, que a mí me ha parecido fabulosa, la mejor que he visto este año; os hablo de “Ripley”, una adaptación de la novela de Patricia Highsmith, que ya tuvo su película en 1999 (“El talento de Mr. Ripley”); en el capítulo 2 se incluye una escena bellísima (aquí la tenéis), en la que esta canción es la protagonista.