Mark Knopfler es uno de mis guitarristas preferidos. Me encanta esa sensación de estar escuchándolo y sospechar que es él aunque no conozca la canción; los especialistas creen que esta singularidad en su estilo puede ser debida, además de a su innegable personalidad y talento, a la técnica que usa para tocar la guitarra, la mayor parte de las veces sin púa y utilizando una variante del procedimiento manejado por los tocadores de banjo llamada clawhammer, en la que los dedos medio, índice y pulgar se emplean para pulsar las cuerdas, mientras que el meñique y el anular se usan como apoyo de la muñeca sobre el puente. Sea como fuere, su sonido ha cautivado a exigentes aficionados a la música y a consumidores habituales de éxitos radiofónicos, sobre todo en su etapa en Dire Straits, un grupo británico surgido en 1977, en plena vorágine del movimiento punk. Esta banda, caracterizada por ese sonido Knopfler tan peculiar, ecléctico e inclasificable, publicó seis álbumes de estudio entre 1978 y 1991, además de tres trabajos en directo. Aunque es verdad que desde su primer disco, con ese gran éxito que fue «Sultans of Swing«, ya tuvieron el beneplácito de crítica y público, fue con su penúltimo álbum, «Brothers in Arms» (1985), con el que consiguieron el triunfo absoluto; fue el tercer disco más vendido en la década de los ochenta y ocupa la decimosegunda posición en el ranking de discos más vendidos de toda la historia; además, fue uno de los primeros trabajos grabados exclusivamente de manera digital y el primero en vender un millón de copias en formato CD. Además de los integrantes de la banda, contó con colaboraciones de lujo, como Malcolm Duncan y los hermanos Randy y Michael Brecker en la sección de viento, los bajistas Neil Jason y Tony Levin o el propio Sting, que intervino en los coros de, tal vez, la canción más conocida y valorada de este disco: «Money for Nothing». No obstante, yo he preferido quedarme con el tema homónimo que cierra el álbum; me trae muy buenos recuerdos, de viajes y salidas nocturnas en el coche del padre de un amigo durante mi época de estudiante. Es una bellísima balada, melancólica y antibélica, en la que Knopfler está soberbio.
10 opiniones en “Dire Straits. «Brothers in Arms»”
Comentarios cerrados.
Cuando era pequeño y sólo había escuchado música anterior al siglo XX, descubrí a Dire Straits y me quedé embelesado. Además los dos primeros temas suyos que escuché son los que citas, Sultans of swing y Brothers in Arms. Así que a mí también me traen muchos recuerdos.
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Con Dire Straits podríamos hacer una lista con canciones buenísimas, pero esas dos son mis preferidas, la primera porque me quedé como tú cuando la escuché, estupefacto; la segunda, además, por los buenos recuerdos que me trae. Qué pases un buen puente.
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Magnífico Mark Knopfler. Según iba pasando la década de los 80, se iba reblandeciendo pero no nos importó, fue un auténtico guitar-hero. Asequible a todos los públicos, el sonido de Dire Straits se puede distinguir fijándose en el de la guitarra solista, como apuntas.
De este disco, muy bueno todo él, además de este tema que señalas, que me atrapó, quisiera destacar la extraordinaria calidad de «Your latest trick» y su hipnótico saxo; y mi preferida: «The man’s too strong».
Gracias.
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¡Sí señor, muy buena «Your latest trick»! A mi también me gusta mucho el saxo, un instrumento al que, tal vez, el rock no ha prestado mucha atención y la mayor parte de la veces ha sido desde el jazz-rock o el rock sinfónico. «The Man’s Too Strong» también está muy bien, casi todas las de este disco. La etapa en solitario de Mark Knopfler es más irregular (y con muchos discos), a mi lo que más me gusta es su vertiente country, sus trabajos con Nothing Hillbillies y con Chet Atkins. Gracias por tu interesante comentario. Que pases un buen puente
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Al igual que Eduardo, yo también sucumbí al influjo de Dire Straits en mi infancia. Recuerdo que el primer tema que escuché fue «Sultans of swing» (todavía me emociono al oírla) y después «Lady writer», bastante parecida a la anterior pero igual de sugerente. Desde entonces fui adquiriendo todos sus LP’s hasta que en un viaje a Londres no pude resistir la tentación de adquirir en cassette su flamante nuevo trabajo, «Brothers in arms», para degustarlo inmediatamente en mi «walkman» mientras paseaba por la ciudad. Te aseguro que todavía recuerdo la decepción, pues su sonido era completamente distinto a todo lo anterior, mucho mas pop y descaradamente comercial. Con el tiempo, me he ido acostumbrando y ya les he perdonado esa «traición» al incomparable sonido de sus orígenes; llegando a ser incluso de mi agrado temas como éste o «Money for nothing».
No me enrollo más, Raúl. Hoy me has tocado uno de mis grupos de cabecera…
Un abrazo.
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¡Cuánto me alegro de haber estimulado tus recuerdos! Es curioso, pero yo también me acuerdo mucho de mi primer viaje a Londres, en concreto un buen día soleado en Kew Gardens, escuchando música envuelto en aquella armonía natural ¡y sin que me lloviera! Creo que somos unos cuantos los que nos hemos sentido cautivados por este grupo, que iba a contracorriente, en plena efervescencia del punk. Gracias por tu comentario, Antonio.
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Veo que Dire Straits son infaltables para cualquiera Raúl. Ese disco me encanta y la canción que has puesto es tremenda. Ya que hablas del coche, es una de las que más me gusta escuchar en el coche. Como suenan los graves y las notas del bajo en el pequeño habitáculo.
Un abrazo y buen puente a todos
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Creo que es el grupo con el que la gente está más de acuerdo, da igual que sean rockeros o seguidores de Alejandro Sanz, gusta a todo el mundo. A veces me quedo perplejo y pregunto, ¿pero a ti te gustan los Dire Straits? Me acuerdo que era un disco ideal para viajes no muy cortos, por su larga duración, y casi todo el mundo solía estar de acuerdo para que lo pusiéramos, cosa que no ocurría con otras cintas. Lo mismo digo, un abrazo y que tengáis un buen puente.
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Mark Knopfler habría que escribirlo en letras mayúsculas. Y en Brothers in arms es una guitarra que duele, habla, transmite…
Soy mayor que todos por aquí, tenía veinte años cuando salió Sultans of swings, en plena época disco. Aquello sonaba tan distinto, una guitarra que me recordaba al mejor Jimmy Page de la mejor época de Led Zeppelin, pero ya desde el primer disco ponía algo de lo suyo. Todo un descubrimiento en unos tiempos en que lo único importante era bailar y tratar de… pasarla bien.
Thumbs up para tí, Raúl.
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No eres mucho mayor que yo, en mi caso era un adolescente y tuve sensaciones parecidas, una música que sonaba diferente pero, a la vez, plena de sonidos clásicos perfectamente ensamblados por el mágico sonido de su líder. Muchas gracias, Ernán.
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