No son pocas las canciones escritas en castellano que, de un modo u otro, plantean asuntos de índole científica. Aquí tenéis algunos ejemplos; incluso este blog tiene algunos temas, como “La estatua del jardín botánico” o “Llamando a la Tierra”. Pero, si exceptuamos a Jorge Drexler, no creo que haya muchos compositores que hayan escrito más de treinta canciones de temática científica; en la tabla 1 de este trabajo de investigación, podéis ver los títulos de todos estos temas, junto con el año de la canción y los conceptos e ideas científicas presentes en ellos.
No es casual que Jorge Drexler, hijo de judío alemán y de madre criolla uruguaya, se incline por buscar metáforas, paralelismos y reflexiones vitales en temáticas relacionadas con la ciencia, desde la física newtoniana a la teoría del Big Band, pasando por asuntos como la Óptica, la Geometría, la teoría de la Relatividad, la Astronomía, la física ondulatoria, la Biología, la Meteorología, la estructura de la materia o las leyes de conservación de la masa (Ley de Lomonósov – Lavoisier) y la energía. En efecto, Drexler estudió Medicina en Uruguay y, según señalan algunas fuentes, se dedicó a la Otorrinolaringología; de ahí que nunca haya renegado de su formación científica, más bien al contrario, la ha utilizado para dar vida a su manera de entender la música, desde la emoción, la intelectualidad y la física. En el trabajo de investigación aludido con anterioridad, escrito por Paulo Victor Santos Souza, Leila dos Santos Nogueira y Marta Maximo-Pereira, se alude a la capacidad de Jorge Drexler para transmitir emociones a través de la lírica de sus composiciones:
“Drexler es un experto en el arte de contar historias a través de sus letras, creando imágenes vibrantes sobre temas universales como el amor, la identidad y la existencia humana, lo que le permite conectarse con las experiencias y sentimientos de su audiencia. Además, la ‘cientificidad’, o ‘música para la cabeza’, es otro elemento de su lírica. Los temas científicos complejos, como la física, la biología y la astronomía, son abordados por el cantautor y convertidos en metáforas y analogías que resultan accesibles y evocadoras. Sus letras nos invitan a reflexionar sobre la naturaleza del universo, el tiempo, la evolución y otros conceptos científicos, generando una conexión emocional con el conocimiento científico”.
Aunque probablemente lo más interesante de Jorge Drexler sean sus letras -os aconsejo que echéis un vistazo a la bibliografía del artículo anteriormente mencionado, para que veáis la cantidad de trabajos de investigación y divulgación que hay sobre este autor-, la música es más compleja de lo que parece, plena de mestizaje de sonidos y estilos, y especialmente diseñada para el mensaje a transmitir. Jorge Drexler inició su andadura musical en 1990; en 1992 publicó su primer álbum (“La luz que sabe robar”) y, desde entonces, no ha parado de sacar discos al mercado. Es poseedor de dieciséis Grammy Latinos, de un premio Goya (2011) y de un Oscar por la canción “Al otro lado del río” (2005), incluida en la película “Diarios de motocicleta”, aunque no le dejaron interpretarla en la ceremonia porque pensaban que era un cantante poco conocido; en su lugar, fue Antonio Banderas quien cantó el tema, acompañado a la guitarra por Carlos Santana.
La canción con la que encabezamos esta entrada, “Todo se transforma”, formó parte de su noveno álbum de estudio (“Eco”, 2004). En ella, Drexler reflexiona sobre el amor, el equilibrio, las casualidades y causalidades de la vida cotidiana, y la justicia del destino, como si fuera una especie de efecto mariposa / bumerán gobernado por las leyes de conservación de la masa y la energía (aquí tenéis la letra). Un planteamiento brillante, intelectualmente poético, una canción asombrosa. Os dejo algunas interpretaciones de Drexler en directo (una de 2004, otra de 2008, y la última de 2014), y tres versiones, a cargo de Sole Giménez, Pau Lobo y Koino Yokan.
