El swing es un estilo de jazz originario de los Estados Unidos, que tuvo su máximo desarrollo entre las décadas de 1930 y 1950; su historia va indisolublemente ligada a las grandes orquestas, o big bands, en las que destacaban los metales (trompetas y trombones) y los instrumentos de viento-madera (saxofones y clarinetes), arropados por una base rítmica constituida por piano, batería y contrabajo. Las big bands canalizaron el jazz por la vía de la melodía y el baile; algunas dieron más importancia a la improvisación (swing bands), mientras que otras subrayaron los aspectos melódicos y los arreglos pensados para el baile (sweet bands). A esta última categoría pertenecían la mayor parte de las orquestas blancas, como la de Glenn Miller, un músico y militar norteamericano que creó una de las big band más famosas de la historia. El nombre de Glenn Miller va ligado al tema «In the Mood», una alegre canción compuesta por Joe Garland y Razof Andy a partir de un tema anterior de Wingy Manone, titulado «Tar Paper Stomp» (1930). Garland y Andy llamaron a la suya «In the Mood», traducida en España como «En forma» probablemente para evitar las connotaciones sexuales que tenía esta composición. En 1938 fue interpretada por la orquesta de Edgar Hayes, incluso se la ofrecieron a Artie Shaw, aunque nunca se llegó a un acuerdo; habría que esperar a que Glenn Miller, que entonces ya era conocido por temas como «Moonlight Serenade«, se hiciera cargo de los arreglos que acabarían convirtiendo a «In the Mood» en una de las piezas de swing más exitosas de la historia. Glen Miller grabó la canción en 1939, con un ritmo más acelerado y con algunos cambios en la melodía. Fue tocada por el propio Miller para los soldados americanos en la II Guerra Mundial, ha sido utilizada con mucha frecuencia por los medios de comunicación, por el cine e, incluso, por músicos de pop y rock; véase, por ejemplo, su inclusión en el tema «All you Need is Love«, de los Beatles (a partir del minuto 3:03). Versiones hay tantas como para hacer una lista de reproducción interminable; yo os voy a proponer, además de la de Glenn Miller, otras dos bien diferentes: una muy dulce, casi almibarada, la interpretada por The Andrew Sisters; la otra, más agresiva, es la que nos ofrece el que fuera cantante de Stray Cats con su Brian Setzer Orchestra, un proyecto a medio camino entre el neoswing y el psychobilly.
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The Clash / Los Fabulosos Cadillacs / Sugarpie & The Candimen. “I should I stay or should I go”
El punk no es uno de mis estilos preferidos, aunque algunas de sus manifestaciones próximas al rockabilly, la new wave o el blues sí que me interesan; es el caso de grupos que ya ha aparecido por La Guitarra de las Musas, como The Cure o Ramones, y de otro del que aún no me había ocupado: The Clash, una banda británica activa entre 1976 y 1986. En la penúltima de sus grabaciones de estudio, “Combat Rock” (1982), se incluyó el tema “I should I stay or should I go”, el único sencillo de esta formación que logró alcanzar el número uno en las listas británicas, eso sí una década después de que fuera originalmente editado y gracias a su utilización en la campaña publicitaria de “Levi’s”. Sobre el significado de la letra se ha especulado bastante; algunos aficionados han querido ver una alusión a la inminente salida de Mick Jones de la banda, otros opinan que trata de expresar una simple duda de carácter sentimental. Aunque apenas se entiende, los coros realizados por Joe Strummer están cantados en español, bueno, más bien en “spanglish” ecuatoriano-inglés, ya que la traducción fue hecha, al teléfono, por la madre del técnico de sonido Eddie García. De esta canción guardo muy buenos recuerdos, de mi breve estancia en Londres, en 1991, cuando aún estaba realizando mi tesis doctoral; un domingo, después de desayunar copiosamente, como se hace allí cuando tienes tiempo y te levantas tarde, nos fuimos unos cuantos españoles a hacer turismo y, al llegar a Covent Garden, estaba actuando un grupo de punk que tocaba esta canción a un ritmo frenético. Les dimos una propinilla y uno de ellos incluso consintió en hacerse una foto con nosotros; al final del texto podéis ver un par de imágenes de aquel momento, a mí me podéis localizar a la derecha del todo, en la parte de atrás (en aquella época tenía pelo … y muchos menos años). Además del original a cargo de The Clash, os propongo una versión en español con un toque latino, la del grupo de ska argentino Los Fabulosos Cadillacs, y otra de un grupo italiano que apenas conozco pero que me ha sorprendido muy gratamente, Sugarpie & The Candymen, portadores de un estilo retro con influencias de rockabilly, swing, pop y gipsy jazz.