La pena de muerte en España fue abolida en la Constitución de 1978, excepto en lo relativo a las leyes penales militares, situación que no quedó corregida hasta la Ley Orgánica de 27 de noviembre de 1995. El método utilizado para ejecutar las condenas fue el garrote vil, procedimiento utilizado en nuestro país desde 1820, que consistía «en un collar de hierro atravesado por un tornillo acabado en una bola que, al girarlo, causaba a la víctima la rotura del cuello«. Los últimos ajusticiados por garrote vil fueron el anarquista catalán Salvador Puig Antich, en la Cárcel Modelo de Barcelona, y el delincuente común Georg Michael Welzel, en la de Tarragona. Murieron el mismo día, el 2 de marzo de 1974, probablemente con la intención de que el caso Welzel desviara la atención de uno de los asuntos más turbios y controvertidos a los que tuvo que hacer frente el tardofranquismo. Salvador Puig Antich formó parte del Movimiento Ibérico de Liberación (MIL), una organización anticapitalista, activa a comienzos de los años setenta, que se especializó en atracos a sucursales bancarias con el objetivo de utilizar el dinero robado para editar publicaciones clandestinas y ayudar a comités de huelga y obreros represaliados. El último atraco del MIL se produjo en Bellver de Cerdanya (Lérida); la guardia civil detuvo a alguno de los atracadores y, unos días después, a otros miembros del grupo: Xavier Garriga y Salvador Puig Antich; durante el arresto se produjo un forcejeo que acabó con Puig Antich malherido y con el joven inspector Francisco Anguas Barragán muerto. Puig Antich fue acusado, juzgado en consejo de guerra y condenado a la pena capital «por la muerte de un funcionario público por razones políticas«. Al parecer, tanto en la detención como en la investigación realizada y en el juicio, hubo irregularidades y ausencia de garantías procesales. La movilización de partidos políticos y colectivos de derechos humanos europeos no sirvió de nada, Salvador fue ejecutado el 2 de marzo de 1974.
Joan Miró pintó la serie «La esperanza del condenado a Muerte» mientras Puig Antich esperaba su ejecución; en 1977 el grupo de teatro Els Joglars produjo la obra «La torna«, sobre la ejecución de Welzel como distracción del caso Puig Antich, fueron sometidos a Consejo de Guerra por esta representación; se han publicado varios libros sobre este asunto y alguna película, como la titulada «Salvador (Puig Antich)«; y, por supuesto, los músicos también se han querido ocupar de este episodio: Lluis Llach («I si canto trist«), Loquillo («El año que mataron a Salvador«) o Joan Isaac, autor del tema «A Margalida», publicado en su álbum «Viure» (1977), todo un himno contra la pena de muerte donde se nos cuenta la historia desde el punto de vista de la novia de Puig Antich, a partir de la última carta que Margalida recibió de Salvador. No puedo dejar de recomendaros este vídeo, relativamente reciente, en el que Joan Isaac interpreta en directo esta melodía y, al final, explica cómo creó la canción y lo que ella representa.
Me gustan especialmente estas entradas tuyas en las que enmarcas la época histórica que acompañan a la canción, Raúl.
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Gracias, Eduardo, pues me alegro un montón porque tengo preparada alguna más. Saludos.
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En realidad no ha pasado tanto tiempo de esto pese a que parece una historia muy lejana.
Garrote vil!!, qué nombre más descriptivo y espantoso.
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Parece una historia muy lejana porque la mayoría no podemos concebir que eso haya sucedido hace relativamente poco tiempo, y que esos procedimientos salvajes estuvieran en vigor hasta los años setenta. Los estadounidenses siguen teniendo la inyección letal y la silla eléctrica (y tuvieron la horca), nosotros el garrote vil, deben ser reminiscencias medievales … Saludos.
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Una historia tremenda, para no olvidarla. Es increíble que, mientras yo jugaba tan tranquilo en aquella época, se estuvieran produciendo estos sucesos… Y quiero creer, aunque el espejo no me de la razón, que de eso no hace tanto tiempo; el suficiente, en cualquier caso, para que por fortuna no tengamos que preocuparnos por dictadores ni penas de muerte en España.
Y en cuanto a la música, no conocía a este hombre, pero me ha recordado un montón a Serrat, quizá porque no tenga muchas más referencias de este tipo de canción.
Abrazos!!!
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Yo no había cumplido los once años cuando sucedió todo aquello, por lo tanto tampoco tengo recuerdos específicos de cuando lo ejecutaron; pero tomé conciencia de ello pocos años después porque fue un acontecimiento del que se habló mucho durante la Transición. Son recuerdos que parecen lejanos, pero que debemos tener siempre presentes. Sí que es posible que tenga un aire a Serrat, aunque la voz de éste último es tan particular que lo hace único. Un abrazo, Alex.
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