Gerry Mulligan (con Chet Baker) / Sarah Vaughan / Miles Davis. “My Funny Valentine”

My Funny Valentine” es una de las canciones más versionadas de la historia, sobre todo en el ámbito del jazz, aunque también en otros estilos y por artistas bien alejados de este género. Formó parte del musical “Babes in Arms” que, protagonizado por Ray Mc Donald, Mitzi Green y Duke McHale, se estrenó el 14 de abril de 1937 en el neoyorkino Shubert Theatre de Broadway; fue representado en 289 ocasiones. Varios de los temas que formaron parte de esta obra tuvieron bastante difusión y fueron muy conocidos, pero no precisamente la pieza que nos ocupa, que ni siquiera llegó a ser grabada por ninguno de los actores que formaron parte del reparto original. Tampoco fue incluida en la película del mismo título, de 1939, que contó con Mickey Rooney y Judy Garland como actores principales; ni formó parte de la primera antología dedicada a los autores de la canción: Richard Rodgers y Lorentz Hart. Durante los años cuarenta esta melodía apenas era recordada más que por algunos cantantes de cabaret de Nueva York; también fue grabada, en 1947, por la orquesta de Hal McIntyre y por Margaret Whiting. Pero quien realmente la resucitó fue el trompetista Chet Baker; él la grabó en 1952 para el cuartero de Gerry Mulligan, aunque es muy probable que ya llevara años interpretándola. Desde entonces no dejó de versionarla, incluso cantada por él mismo. A partir de ese momento las interpretaciones de “My Funny Valentine” se hicieron frecuentes: Vic Damone, Frank Sinatra, Charlie Parker, Ella Fitzgerald, Carmen McRae, Anita O’Day, Ben Webster, Artie Shaw, Herbie Hancock, Keith Jarrett, Michael Buble y un larguísimo etcétera. Fuera del jazz también existen muchísimas versiones: Elvis Costello, Linda Rondstadt, Carly Simon, Kenny Rogers, Anita Baker, Leon Russell, Rod Stewart, etc. Para el segundo vídeo destacado me he quedado con Sarah Vaughan y para el tercero con Miles Davis, una versión obligada porque, como nos cuenta Ted Gioia (El Canon del Jazz: los 250 temas imprescindibles. Madrid: Turner, 2013), esta vez fue él quien siguió tras los pasos de Chet Baker, pues no grabó este estándar hasta octubre de 1956. Finalizo con la valoración técnica que, sobre este tema, realizó el mencionado Gioia que, a buen seguro, los buenos amantes del jazz sabrán apreciar:

“Esta canción, pese a su enorme fama, puede resultar un tanto lúgubre si no la dirige un solista de primera categoría. La secuencia de acordes es un refrito de una progresión bien conocida —Ellington usó una fórmula parecida, que combina una línea de bajo descendente con un acorde menor estático, en los compases iniciales de “In a Sentimental Mood” y de “It Don’t Mean a Thing (If It Ain’t Got That Swing)”, por citar solo dos ejemplos—; y la modulación del puente, que transporta la melodía a su mayor relativa, es más predecible que regalar bombones el 14 de febrero. Rodgers, sin embargo, culmina con maestría una melodía que sin ese clímax pecaría de simple, y sabe muy bien cuándo introducir el Mi bemol agudo para mayor dramatismo. Ahí reside, en mi opinión, el gancho irresistible de la pieza, un toque magistral que convirtió lo que podría haber sido una canción irrelevante en un clásico tan preciado”.

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Autor: Raúl

Me llamo Raúl Rodríguez, me dedico a la docencia universitaria y a la investigación en el ámbito de la Historia de la Ciencia, actividades que forman parte de mi vida desde que acabé la carrera, allá por 1986. Sin embargo, la música está conmigo desde mucho antes, desde mi infancia y primera adolescencia, y ha sido siempre una leal compañera. Decidí abrir un blog de canciones con el propósito de encauzar mis inquietudes musicales a través de un canal que pudiera ser sintonizado por otras personas con intereses similares y que, además, sirviera como foro de opinión para todos aquellos que quisieran compartir su pasión por la música. Decidí llamar a este espacio "La Guitarra de las Musas", en honor de las diosas griegas de las Ciencias y las Artes, especialmente de la Poesía y la Música. Quiero pensar que si hubieran tenido guitarras –y baterías, bajos, teclados y demás instrumentos de nuestro tiempo- hubieran sonado como la música propuesta en este blog. En este espacio, el rock en casi todas sus vertientes será el protagonista pero, también, otros estilos como el blues, el jazz, el pop, el soul y las melodías más pegadas a nuestra cultura: cantautores, canción melódica, boleros, corridos mexicanos, tangos, rumbas e, incluso, copla. Por favor, que nadie se enfade conmigo si no encuentra aquí la música que le gusta; la selección de los temas y los comentarios realizados responden, únicamente, a mis intereses particulares que, como bien puede verse, están un poco anticuados. Todos aquellos que busquen música actual no la encontrarán en este sitio.

19 opiniones en “Gerry Mulligan (con Chet Baker) / Sarah Vaughan / Miles Davis. “My Funny Valentine””

  1. He escuchado entero el tema de Miles Davis y he llegado, otra vez, a una conclusión que ya conocía: no me acaba de gustar la trompeta, no sé que tiene su sonido que soy incapaz de disfrutarlo; sabiendo incluso (a pesar de mi total ‘inoperancia’ musical) que el señor Miles Davis es todo un virtuoso del instrumento y que toca como los mismos ángeles… Una vez más, el problema es mío y yo me lo pierdo.
    Abrazos!!!

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    1. A mí me encanta la trompeta, además es un instrumento que se utiliza bastante en el rock. Los Coronas lo manejan fenomenal y, en general, las bandas de rock latino tipo tex-mex, me imagino que como herencia mariachi. En el jazz, éstos dos trompetistas (Chet Baker y Miles Davis) son excepcionales, muy creativos, con gran imaginación y muy innovadores; sólo hay que ver la versión de Miles Davis para darse cuenta de lo que es jazz: las versiones de Gerry Mulligan y Sarah Vaughan apenas duran tres minutos, mientras que la suya supera los quince. Un abrazo, Alex.

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  2. A mí me pasa al contrario que a Álex, me encanta el sonido de la trompeta y más si el que la toca es Miles Davis.
    Yo no diría lúgubre pero muy melancólica sí que es esta canción.
    Un saludo, Raúl.

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    1. A mí también me gusta la trompeta, puede parecer que tiene un sonido un tanto primitivo pero también lleno de vida. A pesar de su apariencia poco elegante, no son pocos los músicos de jazz que han destacado con este instrumento, por ejemplo Louis Armstrong, Dizzy Gillespie, Wynton Marsalis, Clifford Brown, Arturo Sandoval o los dos de esta entrada. Saludos, Evavill.

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  3. Continuando con la discusión acerca del gusto por la trompeta, yo llegué a la conclusión de que es un instrumento polarizante, incluso para mí. Cuando se toca con modulación y suavidad puede sonar sublime, pero si te vas al otro extremo y es soplada a todo pulmón, su estridencia resulta casi abusiva. Aunque hay una canción que une ambos extremos de buena manera, Black Cherry. ¡Saludos!

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    1. Has dado justo en el clavo de lo que me sucede con la trompeta MyO: cuando se pone en plan banda de procesiones es horrorosa, pero si se toca suave resulta agradable… Lo malo es que los trompetistas acaban siempre soplando a pleno pulmón jajjaja

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    2. A mí creo que me gusta de ambas maneras, a lo fino y a lo basto. Miles Davis toca la trompeta como si fuera un saxo, pero también me gusta su lado más salvaje y tribal. Desde mi punto de vista, lo verdaderamente importante con este instrumento es que el músico sea bueno, como el músico sea malo entonces entramos en la estridencia que comentas o en el efecto procesión que dice Alex. Saludos.

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    1. En estos temas de jazz, aunque las principales versiones sean instrumentales, siempre trato de buscar alguna versión cantada, en este caso Sarah Vaughan me lo ha puesto fácil. Un abrazo.

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  4. Mira que llevo años escuchando este tema y no sabia que en cierto modo fue un descubrimiento de Chet Baker. Además creía que las versiones cantadas eran sólo de su última época, poco antes de morir, con una voz agónica y limitada.
    Es uno de los primeros clásicos de jazz que conocí, junto con las Autum leaves.

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    1. Según he leído, Chet Baker siempre iba por detrás de Miles Davis, salvo en esta ocasión que se adelantó. Esas versiones cantadas con voz agónica, como comentas, son bastante impactantes. Dejo una actuación que debió hacer poco tiempo antes de morir. Saludos, lrotula.

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  5. Pues la verdad es que no es un tema que a pesar de haberlo escuchado interpretado por varios artistas no me había llamado especialmente la atención, lo que no quiere decir que no me hubiera gustado. La tenía como de “fondo de armario”, de esos temas que pones cuando no sabes muy bien que escuchar e ir calentando motores.
    Además creo que el jazz es principalmente para el directo, para mi gusto pierde mucho “enlatado”, al igual que creo que le pasa a toda la música, de ahí mi debilidad por los directos, pero pienso que mucho más al jazz, posiblemente por su naturaleza de música más libre, más abierta a la improvisación y a la creatividad del momento en que se interpreta.
    Y dado que soy además un miembro destacado de la secta Van Morrison del Séptimo Día y el Octavo Pasajero, ahorita mismo constituida, que diría Mario Moreno, me tomo la libertad de poner más abajo una versión en directo del Líder Supremo, en un medley con Moondance que es una delicia.
    Y con la aportación de Raúl sucede como cuando te explican un cuadro, que te gusta aún más. Así pues sacaré del fondo del armario el tema. Eso sí, la versión del “simpático”.
    Saludos

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    1. Creo que el jazz a mí también me gusta más en directo, sobre todo si es instrumental. De hecho suelo ir al festival de jazz de Madrid y antes iba bastante a la sala Clamores, uno de los lugares clásicos de este género en Madrid. Aunque la verdad es que no sé mucho de jazz … Gracias, Caito por tus palabras y por el regalo que nos dejas para completar ese mini-especial que tuvimos de Van Morrison hace unos días; ese disco del de Belfast es buenísimo, eso sí la parte de «My Funny Valentine» apenas se reconoce; te dejo otro vídeo donde también se le puede ver cantando este tema. Saludos, Caito.

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