Stan Jones fue un compositor y actor estadounidense, que entró en el cine gracias a su amigo John Ford, uno de los directores más importantes que ha dado el Séptimo Arte. A Stan Jones se debe la música de westerns inolvidables como “Río Grande” o “Centauros del Desierto”, aunque su canción más recordada es “(Ghost) Riders in the Sky: a Cowboy Legend”, también conocida con otros títulos: “Riders in the Sky”, “Ghost Riders”, “Ghost Riders in the Sky” y “A Cowboy Legend”. Este tema, cuya melodía recuerda a la canción popular de la Guerra Civil Americana “When Johnny Comes Marching Home”, fue compuesto por Jones a partir de una historia que escuchó de un anciano nativo americano cuando tenía doce años; según este relato, los indios americanos -quizás apaches del condado de Cochise- creían que, cuando las almas abandonaban los cuerpos físicos, se quedaban vagando por el cielo, como si fueran jinetes fantasmas. La canción, probablemente influenciada por la mitología escandinava, nos habla de cómo un rebaño de vacas con los ojos rojos cruza el cielo perseguido por unos jinetes fantasmas; uno de ellos le advierte al narrador que, si no cambia su comportamiento, acabará por unirse a ellos en una persecución eterna de esta manada demoniaca a través de los cielos.
Stan Jones debió grabar la copia original a finales de 1948 o comienzos de 1949; de este año son también las versiones de Burl Ives, Peggy Lee, Bing Crosby o Gene Autry. Obviamente, el género country atesora buena parte de las interpretaciones que se han hecho de esta canción; véanse, por ejemplo, las debidas a artistas como Jimmie Rodgers, The Brothers Four o Johnny Cash (tal vez la versión más conocida de todas), por citar sólo algunos ejemplos. También hay versiones melódicas (como la de Bobby Vinton), pop (como la de Tom Jones), en idiomas distintos del inglés (como la de Milton Nascimento, en portugués, o la de Pedro Vargas, en español) y otras verdaderamente curiosas, como la de Tom Jones y Raphael, cantada en español e inglés.
Sin embargo, para esta ocasión nos vamos a quedar con tres versiones dentro del ámbito del rock, dos de ellas instrumentales y la última cantada. Comenzamos con la de los españoles Pekenikes, recogida en su primer EP (“Madrid”, 1961); continuamos con la de Dick Dale & His Del-Tones, que formó parte del álbum titulado “King of the Surf Guitar” (1963); y finalizamos con la de la banda estadounidense Outlaws para el disco “Ghost Riders”, publicado en 1980. Pero hay más versiones rockeras, tanto instrumentales (The Ventures, The Shadows, Los Iracundos, Bert Weedon o The Trashmen) como cantadas (Sleepy LaBeef, Elvis Presley o Children of Bodom), seguro que cada uno de vosotros tendréis vuestra versión preferida. Recordamos que esta canción inspiró uno de los temas emblemáticos de los psicodélicos The Doors, “Riders on the Storm”, al que ya dedicamos una entrada en el año 2014.

Pues, es lo que yo necesito precisamente hoy por la mañana , la música como es esta, dinámica y muy familiar , adoro a los westerns, ya tengo hecho el día empezando con ello. Muchas gracias. Un abrazo.
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Pues ya somos dos, yo también adoro los westerns. Que disfrutes con este tema y sus versiones rockeras. Un abrazo.
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Me ha gustado mucho la leyenda de los jinetes fantasmas.
A mí los westerns no me apasionan aunque su música suele ser muy sugerente.
La de los Pekenikes la he oído muchas veces pero no la asociaba con ellos. Lo que hace la ignorancia.
Besos, Raúl
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Mi infancia está muy apegada a las películas del oeste (como se llamaban entonces), eran protagonistas en las sesiones continuas de los cines y también en la televisión. Cuando fui creciendo me di cuenta que estas películas tenían lecturas más profundas, que cuando era niño no pude ver; es un género con no muy buena prensa, con críticas a menudo basadas en análisis epidérmicos. Y luego está la música, tanto el country clásico como la aportación que hizo Ennio Morricone en los spaguetti westerns. Pekenikes fue un grupo fabuloso, de los mejores que tuvimos en la España de los sesenta. Besos, Evavill.
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