Eydie Gormé y el Trío Los Panchos / José Feliciano / La Vieja Trova Santiaguera. “La última noche”

“Yo escribí la letra. La música, en 1946, se la puso el pianista Bobby Collazo, pero todo el mundo piensa que él es el único autor. En verdad me dijo que iba a inscribirla a nombre de los dos, como era justo, pero no lo hizo así y la registró completa como de su autoría, lo que no me molestó nunca, porque éramos muy amigos y yo lo quería mucho”

Orlando Leopoldo Rodríguez Fierro. Consultado en la web Encuentro Latino Radio

Estas palabras, pertenecientes al compositor y cantante Orlando Rodríguez Fierro, aluden al bolero “La última noche” -también conocido como “La última noche que pasé contigo”-; tal y como señala Rafael Lam en su libro Historia de famosas canciones cubanas (La Habana: Ediciones Cubanas, 2020), se trata de “una de las canciones más famosas de Cuba, es una frase muy usada y tiene mucho que ver con la vida amorosa de la noche habanera que hizo época”. Orlando Rodríguez Fierro realizó estas sorprendentes declaraciones en el año 2002, cuando Bobby Collazo ya hacía tiempo que había fallecido.

Según nos cuentan en la web Encuentro Latino Radio, Roberto Cecilio Collazo Peña, conocido como “Bobby Collazo”, fue un “compositor, pianista, orquestador, director y actor” nacido en 1916; se dio a conocer en 1940, gracias a un concurso organizado por la emisora RHC Cadena Azul, con la canción “Rumba Matumba”, después trabajaría junto a Ernesto Lecuona y, en 1946, compondría la canción que hoy nos ocupa. Manuel Román, en su monografía titulada Bolero de Amor. Historias de la canción romántica (Lleida: Milenio, 2015; págs. 31-33), nos cuenta que la inspiración le vino durante un viaje que hizo a México, donde conoció “a una maravillosa mujer que le causó gran impacto. La estancia en la capital azteca llegaba a su fin. Tenía que despedirse, volver a La Habana. Se iba con una pena dentro de su alma, porque aquella mujer que le había llenado de ilusión, le traicionó en el último momento”.

Como comentábamos al principio de la entrada, años después de que Collazo muriera, Orlando Rodríguez sorprendería con unas declaraciones en las que apuntaba que, efectivamente, la melodía de esta canción fue compuesta por Bobby Collazo, pero la letra fue escrita por él, tomando como punto de partida sus vivencias, a los dieciocho años, junto a su novia Manuela, a la que conoció cuando trabajaba como portero en el cine Renacimiento (aquí podéis leer los detalles de este asunto).

Sea como fuere, el tema fue estrenado en Buenos Aires por el mexicano Pedro Vargas; parece que al principio fue un tango, aunque pronto se transformaría en bolero de la mano de artistas como Orlando Guerra, Orlando Contreras, el propio Pedro Vargas, Omara Portuondo, Susana Zabaleta, Fabiola Jaramillo, la orquesta de Xavier Cugat -con Juan Manuel Guerrero como cantante-, una de las primeras grabaciones de esta inmortal composición y, por supuesto, la terna que hoy proponemos en los vídeos destacados: Eydie Gormé y el Trío Los Panchos, José Feliciano y La Vieja Trova Santiaguera. Finalizo con dos versiones curiosas: la de Bambino, en formato rumba flamenca, y la de Los Albas, totalmente pachanguera.

Bobby Collazo (1916-1989)

María Dolores Pradera / José Feliciano / Los Relámpagos. “Dos cruces”

Carmelo Larrea (1908-1980) fue un compositor español de música popular, autor de temas tan conocidos como “Camino verde” o “Dos cruces”, nuestra canción de hoy. Tal y como nos cuenta Manuel Román en su libro Bolero de amor. Historias de la canción romántica (Lleida: Milenio, 2015), nació en Bilbao, donde comenzó a ganarse la vida durante su adolescencia en una tienda de bicicletas, como payaso en un circo y en otros menesteres alejados de su formación musical -fue alumno de Jesús Guridi en la Sociedad Filarmónica de Bilbao-. Finalizada la Guerra Civil, se estableció en Sevilla, donde trabajó como saxofonista en el tablao flamenco “Las Cadenas”, situado en el barrio de Santa Cruz. Allí se enamoró de la gitana Manolita Cruz -a quien ya había dedicado el pasodoble “Manuela Cruz”- y también de su hermana Rosa; según Manuel Román, “no sabía a que carta quedarse”. En estas enamoradizas circunstancias, hacia 1952, Carmelo Larrea compuso una de las piezas más conocidas del cancionero español: “Dos cruces”.

Cantó por primera vez esta canción, bajo el título inicial de “Soledad”, en Madrid, ciudad a la que solía acudir para actuar en locales como “Alazán”; pero no lo hizo allí, sino en el concurso de Radio Nacional de España “El Tribunal de la Canción”, con Jorge Gallarzo como intérprete. Las primeras grabaciones de este tema, del año 1952, fueron las del mencionado Jorge Gallarzo y la de las Hermanas Lombide, aunque por aquella época también la cantaban Nati Mistral y María Dolores Pradera, ésta última en la boîte Alazán, cuando este local era frecuentado por Carmelo Larrea. Ésta es nuestra primera versión destacada de hoy, concretamente la recogida en un EP de la madrileña publicado en 1962. Tres años después, fue incluida en el disco de José Feliciano “The Voice and Guitar of José Feliciano” (1965), con algunos cambios en la letra y un arreglo diferente del utilizado hasta entonces para esta melodía. Para completar la terna, os propongo la inolvidable versión instrumental del grupo de pop-rock Los Relámpagos, con un ritmo más rápido y ese característico sonido de guitarra de la formación madrileña; al igual que la de Feliciano, fue publicada en 1965, en su álbum titulado “Los Relámpagos”. Os dejo otras versiones, por si os gustan más que las que yo he elegido; por ejemplo, las de Caterina Valente, Los Tres Diamantes, Luis Mariano, Jorge Sepúlveda, Los Panchos, Los Sabandeños, Los Pájaros Locos, Milton Nascimento, El Consorcio, Diego “el Cigala”, Roberto Alagna, Niño de Murcia, Manolo Leiva, Angelillo, Miguel de Molina, Antonio Molina o Felipe Campuzano.

Carmelo Larrea (1908-1980)

Benny Goodman & His Orchestra (con Helen Forrest) / Trío Los Panchos / Dave Brubeck Trio. “Perfidia”

Alberto Domínguez Borrás (1906-1975) fue un compositor mexicano -socio fundador (1945) de la Sociedad de Autores y Compositores de México-, nacido en San Cristóbal de las Casas (Chiapas -México-), en el seno de una familia numerosa de dieciocho hermanos. Según nos cuenta su hija Alma Domínguez, en una entrevista realizada por Jacquelin Ramos para la web siempre.mx, su padre (Abel Domínguez) era profesor de piano y su madre (Amalia Borraz [sic]) fue nieta del creador de la marimba de doble teclado. Integrado en ese ambiente musical, es comprensible que Alberto Domínguez ya compusiera canciones a los ocho años; luego estudio piano en la Escuela Libre de Música y, a los dieciocho, ingresó en el Conservatorio Nacional de Música de México, lo que le permitió viajar a Europa para dar una serie de conciertos junto a sus compañeros, situación que aprovechó para encontrar trabajo como pianista de jazz latino. Es autor de dos canciones, “Perfidia” y “Frenesí”, que han trascendido estilos y fronteras, aunque su hija alma nos recuerda otros temas de su padre, quizás no tan conocidos, como “Humanidad”, “Mujer sin corazón”, “Me dejaste”, “Desesperación”, “Te voy a robar”, “Infierno”, “Dos almas”, “Canción criolla” o “Di que no es verdad”. Sus canciones tuvieron tanto éxito, sobre todo las dos citadas al principio, que Glenn Miller calificó a Alberto Domínguez como “el musicalizador de la II Guerra Mundial”.

Perfidia” es un bolero, compuesto en 1939, que cuenta con muchísimas versiones, la mayor parte de ellas en inglés (con letra de Milton Leeds), español e instrumentales, de ahí que hoy os proponga una interpretación correspondiente a cada una de estas categorías. Dado que el tema, desde muy pronto, tuvo una gran aceptación en los Estados Unidos (inolvidable su inclusión en la película «Casablanca«), en primer lugar, os sugiero que escuchéis la versión de Benny Goodman & His Orchestra (con Helen Forrest como cantante), de 1941; después, la clásica del Trío Los Panchos, cantada en español y publicada en 1951, al igual que la tercera destacada de hoy, la instrumental de Dave Brubeck Trio. Las primeras grabaciones de esta canción creo que son las de la Orquesta de los Hermanos Domínguez (instrumental), la de Xavier Cugat (instrumental) y la de Lupita Palomera con La Lira de San Cristóbal (en español), las tres de 1939. Después se siguieron publicando más; por ejemplo, las de Elvira Ríos con la Orquesta de José Morand (1940), Dave Apollon (1941), Edith Lorand (1941), Glenn Miller (1941), Dorothy Lamour (1945) o Bruno Pallesi (1951). Posteriores a la del Trío Los Panchos son la de Nat King Cole (muy conocida), Los Sabandeños, María Dolores Pradera, Bruno Lomas, Linda Rondstad, Paul Weston, Luiz Bonfá, Ellis Larkin, Pérez Prado, Tito Puente, The Ventures, The Shadows, Bert Weedon, Paco de Lucía, Los Indios Tabajaras, Café Tacvba, Donna Hightower, Cliff Richard &The Shadows, Ben E. King, Julie London, Luis Mariano o The Hillbilly Moon Explosion, aunque hay muchas más. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, el bolero es un género que habla del amor y, más frecuentemente, del desamor, en el que no existe frontera entre lo gozoso y lo doloroso. También es un tipo de canción fuertemente imbuida del orden y los valores de antaño, esencialmente machistas; por ejemplo, en el tema que nos ocupa, la mujer es el origen de los males amorosos que atormentan al varón: es promiscua, cruel y probablemente incapaz de hablar con Dios.

Antonio Machín / Orquesta Platería / Bebo & Cigala. «Corazón loco»

“El más cubano de los españoles y el más español de los cubanos”. Esta frase célebre es la que acompañó al cantante Antonio Machín, cubano de nacimiento y español de corazón, durante toda su vida. Nació en Sagua la Grande, el 11 de febrero de 1903, en el seno de una familia pobre compuesta por una quincena de hermanos. De padre emigrante gallego y madre afrocubana, desde joven ya mostró interés por el cante, actividad que alternaba (en cines, teatros e iglesias) con el trabajo de albañil, incluso llegó a enrolarse con músicos ambulantes en más de una ocasión. Tras desechar la idea de formarse como barítono (comprendió que, siendo negro, apenas habría papeles para él), se trasladó a La Habana para actuar en cafés y locales hasta que le contrataron para cantar en la orquesta de Justo Ángel Azpiazu, lo que le llevó a ocupar espacios habitualmente reservados para la burguesía criolla, como el Casino Nacional de La Habana. Dejó Cuba en 1930 y no regresaría hasta 1958; primero estuvo en Nueva York y, con posterioridad, en Londres, París y Suecia, hasta que llegó a España tratando de huir de la II Guerra Mundial. En Sevilla vivía uno de sus hermanos; allí se casó, en 1943, y allí está enterrado, en el Cementerio de San Fernando. Sin embargo, falleció en Madrid (04/08/1977), ciudad que lo acogió y donde vivió la mayor parte del tiempo que estuvo en España. El éxito le llegó con el tema “Angelitos negros”, después vendrían otros como “Toda una vida”, “Dos gardenias” o “Corazón loco”, nuestra canción de hoy.

Este bolero fue compuesto por Richard Dannenberg y, si no estoy equivocado, grabado por primera vez por la orquesta de Bobby Capo (con Tito Puente), en 1968. Un poco más tarde (en 1969) vendría la conocida versión de Antonio Machín, y después otras, como las del Trío Los Antares, Los Tres del Río, La Vieja Trova Santiaguera o Mayte Martín, ésta en clave jazz. Para dar réplica a Antonio Machín, he optado por dos interpretaciones bien diferentes: la de la Orquesta Platería, incluida en el primer disco de los catalanes (“Orquesta Platería”, 1978); y la de Bebo & Cigala, que formó parte de su disco “Lágrimas negras” (2003), un excelente álbum, en el que confluyen el flamenco, el jazz y los ritmos latinos, al que ya nos hemos referido a propósito de la canción titulada igual que el disco. Por cierto, ésta no es la primera versión aflamencada de esta canción, ya lo hizo antes Bambino, en el año 1974. De su letra mejor no hablamos, aunque puede resultar divertido ver cómo se ponen de acuerdo (aunque con argumentos diferentes) los colectivos feministas y los defensores de la moral cristiana.

Antonio Machín (1903-1977)

Trío Vegabajeño / José Feliciano / Los Rodríguez. “La copa rota”

Televisión Española utilizó, para la promoción veraniega de 1992, la canción titulada “Engánchate conmigo”, que pertenecía a un grupo hispano-argentino que, en aquel momento, no era excesivamente conocido. Se había formado en 1990, a partir de los argentinos Ariel Roth y Andrés Calamaro, y los españoles Julián Infante y Germán Vilella; inicialmente el bajista fue Guille Martín, aunque pronto abandonaría el grupo para entrar a formar parte como guitarrista de Desperados, por lo que fue sustituido por Candy Caramelo Avelló y, posteriormente, por Daniel Zamora. Se quisieron llamar Los Locos, pero el nombre ya pertenecía a un grupo asturiano; la denominación definitiva, Los Rodríguez, se le ocurrió a Andrés Calamaro, al sentirse identificado con esta popular expresión española, ya que él mismo se encontraba “de Rodríguez” en España mientras su novia estaba en Argentina. Publicaron su primer álbum en 1991 (“Buena Suerte”), que cosechó un cierto éxito en Latinoamérica, aunque no tanto en España. El segundo disco de estudio (“Sin Documentos”) salió al mercado en 1993, aunque antes lo había hecho un álbum en vivo (“Disco Pirata”, 1992), en el que recogían canciones propias y algunas versiones, como el bolero que hoy recordamos, “La copa rota”, con el que se cerraba este disco; esta versión es la tercera que podéis escuchar en el trío de vídeos que hoy destacamos.

También existe una grabación acústica, una “radio edit”, en cuya introducción Los Rodríguez explican que conocieron el tema gracias al puertorriqueño José Feliciano, quien la grabó como sencillo en el año 1968; en el segundo vídeo podéis escuchar una versión en directo de este tema, de 1985 (Festival de Viña de Mar), a cargo de José Feliciano, el músico que popularizó esta melodía a partir del original compuesto por el también puertorriqueño Benito de Jesús (1912-2010). Este autor fue uno de los tres integrantes históricos del Trío Vegabajeño, formado en 1943 por Fernandito Álvarez, Octavio González y el ya mencionado Benito de Jesús; a ellos corresponde el vídeo que encabeza esta entrada. Por supuesto, hay más versiones, tanto por artistas latinoamericanos como españoles, os dejo las debidas a Andrés Calamaro, Enrique Bunbury y Andrés Calamaro, Marc Anthony, Alci Acosta, Taburete & Dvicio, Salvador y los Leones, Alma de Rock, Sonora Altepexana, Pasión Vega e Ismael Miranda. La letra es genial; nos plantea una desesperada historia de desamor en la que el daño del alma se atenúa con el dolor físico, mientras el vino se mezcla con la sangre a modo de catarsis purificadora.

Aturdido y abrumado por la angustia de los celos,
se ve triste en la cantina a un bohemio ya sin fe.
Con los nervios destrozados y bebiendo sin remedio, 
como un loco atormentado por la ingrata que se fue.
Viene siempre acompañado del mejor de sus amigos,
que le aconseja y le dice: ‘ya está bueno de licor’.
Nada remedia con llanto, nada remedia con vino,
al contrario la recuerda más y más su corazón.
Una noche, como un loco, mordió la copa de vino,
y le hizo un cortante filo que su boca destrozó.
Y la sangre que brotaba confundiose con el vino,
y en la cantina este grito a todos estremeció:
‘No te apures compañero si me destrozo la boca,
con el filo de esta copa, no te apures que es que quiero 
borrar la huella de un beso traicionero que me dio’.
‘Mozo, sírveme en la copa rota, sírveme que me destroza
esta fiebre de obsesión.
Mozo, sírveme en la copa rota, quiero sangrar gota a gota
el veneno de su amor’

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Benito de Jesús (1912-2010)

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