Robert Johnson. «Cross Road Blues»

Robert Johnson es, en opinión de algunos, el músico de Blues más importante que ha existido, sin embargo murió a los veintisiete años, y tan sólo dejó grabadas veintinueve canciones. Su vida está llena de misterios, inexactitudes y leyendas; desde su fecha de nacimiento (tal vez el 8-V-1911, en Hazlehurst -Misisipi, EE.UU-) hasta su fallecimiento en extrañas circunstancias, según algunos envenenado por un marido celoso, mientras que hay quien cree que acabó sus días enfermo de neumonía o de sífilis. Su certificado de defunción lleva fecha de 16-VII-1938 y está firmado en Greenwood (Misisipi), sin embargo no se sabe a ciencia cierta donde está enterrado. Según cuenta la leyenda, Johnson pasó, en muy poco tiempo, de ser un simple aficionado a la guitarra a un verdadero maestro de este instrumento, todo gracias a un pacto con el mismísimo Diablo. Según algunos relatos, una noche se encontró con un hombre negro en un cruce de caminos cerca de la plantación de Dockery, en Misisipi; el hombre tomó la guitarra de Johnson, la afinó, la tocó y se la devolvió con toda la técnica y el saber del mejor bluesman. Otras teorías defienden que esta diabólica transacción se llevó a cabo en un cementerio, sentados sobre varias tumbas y tocando la guitarra; incluso hay autores que atribuyen a otro bluesman, Tommy Johnson, esta famosa leyenda. Una de las razones que tradicionalmente han apoyado la versión del cruce de caminos (existe incluso una película con esta premisa) es, precisamente, por lo narrado en el tema «Cross Road Blues», compuesto por Robert Johnson.

Sin embargo, en esta canción no hay nada que pudiera hacernos pensar en un pacto con Satán; no es más que el lamento de quien está en un lugar desconocido, probablemente lejos de su hogar, y con miedo ante la llegada de la noche, más aún siendo negro. Robert Johnson, con su escaso bagaje musical, es uno de los autores que más han influido en músicos y grupos de rock, como Johnny Winter, Bob Dylan, Jimi Hendrix, Led Zeppelin, The Rolling Stones, The Band, Neil Young, Jeff Beck o Eric Clapton, por mencionar algunos de los más importantes. De «Cross Road Blues» se han hecho varias versiones, aunque quizás la más destacada sea la adaptación de Eric Clapton para la que, entonces, era su banda: Cream. Fue publicada, bajo el título de «Crossroads», en el álbum «Wheels of Fire»; aquí la podéis escuchar. Y no puedo acaba sin mencionar la versión en español que hicieron los madrileños Mermelada, publicada en su álbum «Coge el tren» (1979).

Albert King / Big Mama Thornton / Cream. «Born under a bad sign»

El renacimiento del blues clásico durante los años sesenta se vio favorecido por músicos, generalmente británicos, englobados dentro del movimiento de la psicodelia y el blues rock. Incluso podríamos hablar de un fenómeno simbiótico; artistas como Eric Clapton, Jimi Hendrix o Jim Morrison tuvieron como referentes a algunas de las grandes figuras del blues, y su repertorio está plagado de clásicos de este género; pero también hay que decir que genios como B.B. King, Muddy Waters o el protagonista de hoy, Albert King, se aprovecharon de este rock ácido, electrificado y vigoroso para renovar el blues. Albert King, sin ir más lejos, no logró adquirir fama hasta los años sesenta; su primer álbum lo publicó cuando tenía treinta y nueve y el segundo (“Born under a bad sign”, 1967), en el que se incluyó la canción homónima de la que nos ocupamos hoy, a los cuarenta y cuatro. Éste es uno de los discos de blues más conocidos e influyentes de esta época, con varios reconocimientos y premios, y cuatro o cinco canciones que son clásicos imperecederos de este estilo, como “Oh pretty woman”, “The hunter”, “Crosscut saw” o la ya mencionada “Born under a bad sign”. “The Velvet Bulldozer”, apodo con el que se le conocía debido a su envergadura, comenzó tocando la batería, aunque su faceta más conocida y destacada es la de cantante y, por supuesto, guitarrista; tocaba este instrumento con la guitarra invertida, como lo hacían la mayoría de los zurdos, aunque sin alterar el orden del encordado. “Born under a bad sign” es un tema compuesto por Brooker T. Jones y William Bell, que habla de aquellos que siempre han tenido la vida en contra, de los que han nacido con mala estrella, de los que no han logrado aprender a leer y escribir, continuamente luchando y con amigos de tan dudosa reputación como los problemas o la mala suerte; el estribillo de este tema no puede ser más irónico: “si no fuese por mi mala suerte, no tendría ninguna suerte”. Comenzamos con un directo de Albert King grabado en 1980, donde podéis leer la letra de esta canción; después pasamos a la poderosa voz de la cantante norteamericana Big Mama Thornton, que incluyó esta versión en su álbum “Stronger than dirt” (1969); y finalizamos con la que nos dejó el power trío por excelencia, Cream, en su álbum “Wheels of Fire” (1968). Se han quedado fuera otras versiones también muy interesantes, como las de Etta James, Koko Taylor & Buddy Guy, Jimi Hendrix (irreconocible) o la más melódica de la cantante de country Rita Coolidge (a partir del minuto 20:26).

Muddy Waters / Canned Heat / Rory Gallagher. «Got my mojo working»

Las grandes figuras del blues han ejercido una influencia notable en muchas de nuestras adoradas estrellas del rock. Si en otra ocasión comentaba que el tema “Little Red Rooster”, de Willie Dixon, ha sido objeto de numerosas versiones por músicos de rock, hoy podemos decir algo parecido con la canción “Got my mojo working” que, además de interpretada por grandes figuras del blues (B.B. King, Otis Rush, Etta James, Buddy Guy, etc.), ha sido versionada por artistas como J.J. Cale, Eric Clapton, Rory Gallagher, Canned Heat, Mandfred Man o Johnny Winter, por mencionar sólo algunos. Esta canción fue escrita en 1956 por Preston Foster y grabada, por primera vez, por la cantante de soul y gospel Ann Cole (ésta es su versión), aunque quien la popularizó fue Muddy Waters, incluso la adaptó y modificó su letra, lo que dio lugar a un litigio por los derechos de autor correspondientes a este tema. Muddy Waters es una de las grandes figuras del blues, es considerado como el padre del estilo “Chicago Blues” y ha tenido mucho ascendente en los pioneros británicos del R&B, del blues-rock y del hard rock; artistas y grupos como Cream, The Rolling Stones, Eric Clapton, Led Zeppelin, Jimi Hendrix o Angus Young (AC/DC) han hecho versiones de sus temas o, simplemente, han manifestado abiertamente su admiración por él. El “mojo” es un amuleto, normalmente sometido a hechizo, que suele protegerse en una pequeña bolsa de cuero; puede estar compuesto de semillas de calabaza, tierra de un cementerio o huesos de animales. Este amuleto se empleaba (me imagino que aún habrá quien lo siga utilizando) para atraer la buena suerte, conseguir los favores del ser querido, etc., siempre bajo las premisas del Hoodoo o magia utilizada tradicionalmente por la población afroamericana de los Estados Unidos. Elegir tres versiones, como podéis comprender, es complicado; la de Muddy Waters parece obligada, después os propongo la del grupo Canned Heat, acelerada y comprimida en menos de tres minutos de vibrante boogie rock, y finalmente una apuesta decididamente rockera, la del guitarrista irlandés Rory Gallagher.

Howlin’ Wolf / Willie Dixon / The Doors. «Little Red Rooster»

https://www.youtube.com/watch?v=IVe7OHaMDRw
Hay quien defiende que los puritanismos y las censuras, lamentablemente abundantes en diferentes culturas y en tiempos no tan remotos, han sido muy positivos para la creatividad artística. Muchas canciones de blues están deliberadamente escritas de manera ambigua, para que puedan tener distintas interpretaciones en función de quien las escuche y de su deseo por trascender, o no, la superficialidad de la letra propuesta. «Little Red Rooster» no es más que una simple canción que cuenta cómo una granja está descontrolada porque el gallo rojo ya no impone su orden y el resto de los animales no lo respeta porque está cansado y ha dejado de cantar. Al menos esa es la lectura inmediata de su letra, sobre la que su autor, el gran Willie Dixon, ha manifestado que la escribió como una canción de granja y alguna gente incluso se la tomó en este sentido; la ironía no deja lugar a dudas y así lo debió de interpretar la sociedad puritana de principios de los sesenta, que hizo todo lo posible por boicotear, incluso prohibir, esta canción en las emisoras de radio. Como acabamos de comentar, fue escrita por Dixon a partir de canciones anteriores de blues de temática parecida, recogiendo así una tradición o creencia popular americana según la cual un gallo contribuye a la paz en el corral. De hecho, en algunos de estos temas se imita el sonido de los animales, algo que también se ha mantenido en ciertas versiones de «Little Red Rooster». Fue interpretada por primera vez por el cantante y músico norteamericano Howlin’ Wolf; también gozó de mucho éxito en manos de Sam Cooke, que la publicó en 1963, y de los Rolling Stones, un año después. Dejo enlaces a ambas versiones; yo, sin embargo, me voy a inclinar por la primera de Howlin’ Wolf, la del propio Willie Dixon y, finalmente, la grabada en directo por los míticos Doors. He de decir que, en esta ocasión, me ha costado muchísimo elegir el tercer vídeo ya que había muchos y muy buenos; sin ir más lejos, las versiones de Grateful Dead, The Yardbirds, Tom Petty & The Hearthbreakers, Canned Heat, Big Mama Thorton o Luther Allison son también excelentes.

Son Seals. «Going back home»

Algún amigo ya me ha regañado por no prestar más atención al blues clásico, un género que me gusta y que, hasta la fecha, apenas cuenta con tres o cuatro entradas, cosa que no ocurre con el blues-rock, bastante mejor tratado en este blog. Primero pensé en los grandes que aún no han pasado por La Guitarra de las Musas (Muddy Waters, John Lee Hooker, Buddy Guy, Robert Johnson -aunque de éste hay una jam session increíble-, etc.) y rápidamente me di cuenta que algunos de sus mejores temas han sido generosamente versionados, por lo que he optado por ir dándoles cabida en algunos miércoles de versiones, donde creo que lucirán mejor. Mientras tanto, hoy quiero traeros una canción de otro grande del blues, tal vez menos conocido: Son Seals. Nacido en Arkansas, a los trece años ya actuaba como batería profesional y poco más tarde como guitarrista. En 1971 se trasladó a Chicago, allí acabó llamando la atención de los productores del mítico sello de blues Alligator Records, donde acabaría grabando casi todos sus discos; incluso tuvo el reconocimiento de la Casa Blanca, que contó con sus servicios en la época en la que Bill Clinton fue presidente de los Estados Unidos. Falleció en 2004, a los sesenta y dos años, víctima de una diabetes que, poco antes, ya le había hecho perder una pierna. Lo cierto es que Son Seals tuvo un tramo final de vida muy agitado y desafortunado; los problemas de movilidad, que no consiguieron expulsarlo de los escenarios, se unieron a los daños que le causó en la mandíbula un disparo de arma de fuego de la que entonces era su esposa y con quien tuvo la friolera de catorce hijos. En 1973 grabó un gran primer álbum, «The Son Seals Blues Band» y, en 1976, el segundo: «Midnight Son», un disco de música negra, donde el R&B y el funk adornan un blues eléctrico, vigoroso y enérgico; esta obra finalizaba con el tema propuesto para hoy, «Going back home», en el que la guitarra y la profunda y poderosa voz de Son Seals rayan a gran altura.