José Alfredo Jiménez es uno de los más reconocidos compositores que ha dado México, sobre todo en el ámbito de las rancheras y los corridos. A pesar de no haber tenido formación musical, sus canciones tienen un gran equilibrio melódico y sus letras son poderosas, casi siempre tristes y muy pasionales, generalmente inspiradas en sus propias vivencias. La música de José Alfredo Jiménez es un canto desesperado al desamor, mientras que la cantina y el tequila (mucho tequila) aparecen como los únicos lugares donde encontrar consuelo. Él mismo predicó con el ejemplo; ya alcohólico, murió a los cuarenta y siete años a consecuencia de una cirrosis hepática. Una de sus canciones que más me gusta es «Un Mundo Raro», donde la ruptura amorosa es planteada en dos planos diferentes: el abandonado aconseja a su ex-pareja que mienta, que diga que viene de un mundo raro, que no sabe llorar, que no entiende de amor y que nunca ha amado. Por contra, él también mentirá, hablará de su amor sin rencores como si fuera un sueño dorado y no dirá que su adiós lo volvió desgraciado: «Y si quieren saber de mi pasado, es preciso decir otra mentira. Les diré que llegué de un mundo raro. Que no sé del dolor, que triunfé en el amor y que nunca he llorado». Este tipo de letras, sobre todo en culturas tan machistas como la mexicana, se prestaba más para los hombres; hasta que apareció Chavela Vargas, una costaricense naturalizada mexicana, amiga y compañera de borracheras de José Alfredo. Su manera de cantar era única, lo hacía sin acompañamiento de mariachis, emulando a un hombre ebrio con el corazón roto e incorporando un plus de desgarro al ralentizar la melodía. Murió a los 93 años, tal vez porque supo abandonar la bebida a tiempo, dejando un legado rico y abundante que está siendo muy bien aprovechado por artistas como Lila Downs. Aquí podéis escuchar «Un Mundo Raro» cantado por su autor; nosotros vamos a comenzar con la versión de Chavela para continuar, en clave pop-rock, con la propuesta de Enrique Urquijo recogida en su álbum «Enrique Urquijo y Los Problemas» (1993) -por cierto, Joaquín Sabina y Álvaro Urquijo dedicaron una preciosa canción a Chavela Vargas: «Por el Bulevar de los Sueños Rotos«-. Para finalizar, una propuesta con arreglo de jazz latino cantada por otra voz de esas que te hacen llorar, la de Concha Buika, en esta ocasión acompañada del pianista cubano Chucho Valdés («El Último Trago», 2009). Hay muchísimas versiones de este tema aunque, desde mi punto de vista, no todas muy recomendables.
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Lila Downs. «La cumbia del mole» / «La cucaracha» / «Dignificada»
Hoy hacemos una excepción en este blog, cuya protagonista habitual es la canción, para dar paso a una gran artista, una de las mejores de la música latina actual, digna sucesora de Chavela Vargas: Lila Downs, hija de la cantante indígena mixteca Anita Sánchez y del profesor de cinematografía estadounidense Allen Downs. Su música es como una ensalada llena de ingredientes tradicionales y de otros más propios de la Nouvelle Cuisine, exóticos y atrevidos, todo a la vez, de un sabor intenso y multicultural: corrido mexicano, cumbia, bolero, folk, rock, jazz, rap, hip-hop, etc. Canta en inglés, castellano e incluso en lenguas nativas mexicanas de Oaxaca; sus canciones casi nunca son aburridas, en un mismo tema te encuentras con giros y ritmos completamente diferentes (tan pronto la canción es un corrido, como se transforma en un rap o aparece un riff de guitarra) y con una propuesta vocal muy sugerente, en la que Lila Downs es capaz de ejecutar 3 ó 4 voces diferentes (lógicamente, alguna de ellas impostadas o forzadas). La primera canción que os propongo es “La cumbia del mole”, una receta que espero os levante el ánimo para este inicio de semana. Las otras dos nos acercan a una de las facetas más interesantes de esta gran mujer: su compromiso social; una versión de la canción tradicional “La cucaracha” (os recomiendo que no os perdáis la letra) y “Dignificada”, un homenaje a las mujeres luchadoras en un ambiente tan hostil como el latinoamericano.