Yngwie Malmsteen. «Black Star»

Si hiciéramos una encuesta entre aficionados al rock, en la que preguntáramos por su guitarrista preferido, no tengo claro quien ganaría. Todo es cuestión de gustos; algunos se quedarían con el guitarrista integrante de su grupo favorito, sin más, otros optarían por aquel que le transmite más o que, en su opinión, tiene personalidad y estilo propio, algunos lo elegirán por su formación y calidad técnica, pero también habrá quien se deje seducir por la rapidez de ejecución y la capacidad de hacer virguerías. Al sueco Yngwie Malmsteen (Lars Johan Yngwie Lannerbäck Malmsteen, para complicarlo aún más) suelen incluirlo, a mi parecer injustamente, en la categoría de rápido-virguero, muchas veces de manera despectiva. Y es verdad que es rápido, pero también es un guitarrista muy bien formado y con una técnica excelente, no en vano aprendió a tocar siendo un niño y con quince años ya era un talento. En el heavy metal suele emplearse el término «shred» para referirse a los músicos como él, capaces de hacer frente al instrumento con velocidad y gran complejidad técnica; a menudo se suele hablar de Alvin Lee, líder del grupo Ten Years After y del que ya nos hemos ocupado en otra ocasión, como precursor de este movimiento. Por si esto fuera poco, a Yngwie Malmsteen se le puede considerar el creador o, cuando menos, el impulsor de un subgénero conocido como metal neoclásico, en el que se trata de compatibilizar el heavy metal con la música clásica (Bach, Vivaldi, Mozart, Beethoven, etc.), fusión de la que existen antecedentes en músicos como Ritchie Blackmore o Jon Lord. A pesar de esta interesante carta de presentación Malmsteen cuenta también con muchos detractores, que lo acusan de músico frío, sin alma, repetitivo y engreído. Tras su paso por bandas como Steeler y Alcatrazz, publicó su primer disco en solitario, “Rising Force” (1984), en el que se incluyó su conocidísimo tema “Black Star”, un buen ejemplo de metal neoclásico. He optado por una actuación en directo en la que Malmsteen alarga, por encima de los cuatro minutos, la primera parte del tema, en la que se incluyen los elementos de música clásica. Para aquellos que estéis interesados, dejo también aquí la versión de estudio.

Steppenwolf / Wilson Picket / Duane Allman. «Born to be wild»

https://www.youtube.com/watch?v=1N4iIIBBK44

Steppenwolf es una banda canadiense de rock que tiene sus orígenes en un grupo de blues de Toronto llamado Sparrow, del que formaron parte algunos músicos de origen aleman. En 1967 se establecieron en San Francisco como grupo de folk, pero pronto endurecerían su sonido hasta convertirlo en un blues-rock muy próximo al hard-rock; es entonces cuando cambian de nombre y empiezan a llamarse Steppenwolf, inspirados en la novela “El lobo estepario” (“Deer Steppenwolf”) del escritor germano Hermann Hesse. En 1968 lanzan su primer álbum, en el que se incluía “Born to be wild”, una canción muy importante en la historia del rock, una de las melodías fundadoras del Hard Rock; para para muchos aficionados y críticos musicales supuso, nada más y nada menos, que el pistoletazo de salida del Heavy Metal. Apenas un año más tarde de su lanzamiento, la canción fue incluida en la película “Easy Rider”, un film de culto sobre todo para moteros y amantes de la velocidad; desde entonces, “Born to be wild” ha venido siendo utilizada, con asiduidad, en otros largometrajes donde la velocidad o las motos eran protagonistas. Además de la propuesta original de Steppenwolf, y a pesar de que esta canción es una de las preferidas por formaciones metaleras de distinto pelaje, yo os propongo la versión que hizo el cante de soul y R&B Wilson Picket, y la ejecutada por el que fuera líder del grupo de rock sureño Allman Brothers Band, el fabuloso guitarrista Duane Allman.