Europe / The Bluegrass Tribute / Chiara Galiazzo. «The Final Countdown»

https://www.youtube.com/watch?v=4e1oAKo42eI

https://www.youtube.com/watch?v=Mcn0xHsJHhE
No sabéis las ganas que tenía de poner este tema, me he aguantado y esperado a hoy, unas horas antes de que acabe este año 2014, que ha resultado especialmente agrio para todas aquellas personas que han perdido su dignidad y se han visto abocadas a la miseria con la excusa de la crisis, los mercados internacionales y aquello de “tranquilo, que es por tu bien, deja que te robe y te exprima un poquito más”. Creo que no podemos ni debemos esperar más; las actitudes pasivas y complacientes deben pasar a mejor vida, tenemos que recuperar el control de nuestras vidas. Como dice este tema: partimos juntos y nos despedimos, tal vez no regresemos y no habrá nadie a quien culpar, las cosas ya nunca serán igual, comienza la cuenta atrás. “The Final Countdown” es, tal vez, la canción más conocida del grupo sueco de hard rock, Europe; fue el primer single de su álbum homónimo, publicado en 1986, y el tema inicialmente concebido para ser tocado al comenzar los conciertos. La letra está inspirada en “Space Oddity”, uno de los trabajos más conocidos de David Bowie, y su principal seña de identidad es esa intro de teclado electrónico mil veces tarareada por todos. Desde mi punto de vista, ninguna de las versiones que se han hecho después ha podido igualar la original, por eso he querido huir de las interpretadas por otros grupos de hard rock y heavy metal y, por contra, os quiero mostrar algunas propuestas atrevidas y singulares. Además de aquellas diseñadas desde la seriedad más absoluta, como la de la Orquesta Sinfónica de Londres, o pseudo-clásicas, como la del trío de violonchelos Melo-M, existen otras ciertamente curiosas, por ejemplo la del colectivo The Bluegrass Tribute, incluida en la serie “Dickin’ On”, o la de la italiana Chiara Galiazzo, ganadora en su país de la sexta edición del show X Factor, a ritmo de tango. Mis mejores deseos para el año entrante, quien sabe, tal vez para alguno de vosotros puede ser el del inicio de la cuenta atrás que cambie el curso de vuestras vidas para siempre.

Storm. “It’s all right” / “Un señor llamado Fernández de Córdoba” / “Crazy machine”

Ya viene siendo habitual ver en este blog a grupos españoles que, durante los años setenta, se dedicaron al cultivo del rock sinfónico; sin embargo, aquellos que se inclinaban por el hard rock apenas han tenido cabida en este espacio, tal vez porque fueron menos numerosos que los progresivos y, cuando alcanzaron una mayor repercusión, lo hicieron formando parte del rock urbano. Antes de que triunfaran grupos bien conocidos, como Leño, Topo, Asfalto o Ñu, hubo alguna formación que podríamos englobar dentro de los parámetros característicos del hard rock británico; una de estas bandas fue Storm, formada en 1969, inicialmente bajo el nombre de Los Tormentos, en la ciudad de Sevilla. Además de dos EPs, publicados en 1974, editaron un LP ese mismo año («The Storm») y otro en 1980 («El día de la tormenta»), después de que se reunificaran tras su disolución, en 1976, por el llamamiento a filas de varios de sus componentes. En 1981 volvieron a separarse, aunque durante este 2014 han vuelto a publicar un disco («Trilogía»), en el que se incluyen algunos temas inéditos. La banda estaba formada por los hermanos gemelos Ángel y Diego Ruiz Geniz -el primero tocaba la guitarra y el segundo la batería-, José Torres Alcoba -bajo- y el interesantísimo músico Luis Genil Rodríguez -teclados-. Desde mi punto de vista, el disco verdaderamente interesante fue el primero, un sorprendente trabajo de rock duro setentero con mucha presencia psicodélica, en ocasiones progresiva, donde la guitarra y el órgano Hammond, perfectamente ensamblados, jugaban un papel protagonista; no en vano, este grupo es conocido como el Deep Purple español. Merece la pena escuchar todo el álbum (aquí lo podéis hacer) pero, para abrir boca, os recomiendo tres temas: «It’s all right», una canción con una base rocanrolera que parece una mezcla entre «Rock & Roll en la plaza del pueblo» (1977), de Tequila, y «Maneras de vivir» (1981), de Leño, con unos toques de «Strange Kind of Woman» (1971), de los Purple; «Un señor llamado Fernández de Córdoba, dedicada a su mánager, tal vez la que más me gusta, la más psicodélica de todas, la que tiene un desarrollo instrumental más interesante; y «Crazy machine», con unos increíbles sonidos distorsionados de órgano y guitarra y un solo de batería al estilo «The Mule». Por cierto que este último instrumento también brilla de manera especial en el tema «Experiencia sin órgano«, una canción sustentada a base de guitarra y batería.

Status Quo. «Gerdundula»

El boogie rock es un género musical de la década de los sesenta que se sitúa en la difusa frontera que delimitan estilos como el blues rock y el hard rock. Se caracteriza por combinar elementos de ambos a través de unas melodías alegres, bailables, repetitivas y con escaso margen para la improvisación. Se suele englobar dentro de esta etiqueta a grupos que, desde mi punto de vista, no participan claramente de este movimiento, como Canned Heat o algunas bandas de rock sureño (ZZ Top, The Allman Brothers Band, Lynyrd Skynyrd, etc.). Sin embargo existe una formación que se ajusta a las mil maravillas al estilo boogie rock: Status Quo. Esta banda británica se crea en Londres a principios de 1962, primero con los sucesivos nombres de The Scorpions, The Spectres, Traffic Jam y, finalmente, con la denominación de The Status Quo. Tras dos discos de contenido psicodélico, cambian el estilo para acercarlo al boogie rock y al hard rock, algo que se evidencia en el tercer álbum de estudio y, sobre todo, en el cuarto («Dog of two head»), el que encauza definitivamente la carrera de este grupo. A partir de aquí se encadenan los éxitos, los discos de oro y platino, y nace el mito de la «Quo Army». Continúan en activo, me imagino que con su característico «rasca-rasca», aunque me temo que ya sin esos movimientos de cabeza y de melena que tanto se han imitado. Como me imagino que casi todos conoceréis éxitos suyos, como «Whatever you want» o «What you’re proposing», yo os voy a dejar otro, con el que comenzaba la cara B del mencionado «Dog of two head»; me refiero a «Gerdundula», una canción menos hard y con un inolvidable riff de guitarra de marcado aire celta. Tal es así, que el grupo español Mago de Oz hizo una versión instrumental (podéis escucharla aquí), que formó parte de su primer disco, homónimo, publicado en 1994.

Medina Azahara. «Paseando por la Mezquita»

Cuando se es joven se vive deprisa, se acumulan experiencias a ritmo vertiginoso, se conoce a mucha gente y, a menudo, se hacen grandes amigos que, por la propia vorágine de la juventud, desaparecen a la misma velocidad que entraron en tu vida. El otro día comentaba Salva, en su blog «Mentalparadise», que había vuelto a contactar con los compañeros y amigos de su viejo grupo de rock; experimenté una sensación de envidia sana y me dio por recordar a todos esos amigos que, por arrogancia, malas decisiones o, simplemente, por dejadez, he ido dejando por el camino. Con dieciocho o diecinueve años tuve la suerte de conocer las maravillosas playas de Menorca gracias a un campamento organizado por una junta de distrito del Ayuntamiento de Madrid; de allí salió un bonito grupo de amigos que continuamos nuestra relación en Madrid y en la casa que uno de ellos tenía en el pueblecito serrano de El Pimpollar. Recuerdo aquellas conversaciones que tan pronto querían cambiar el Mundo como debatir en torno a la idoneidad de Madonna como «tía buenorra», las productivas jornadas nizcaleras, las acampadas a plena lluvia, los intentos por tocar la canción de los Mosqueperros al piano y, por supuesto, las tardes de futbolín al ritmo de Medina Azahara. Y «Paseando por la Mezquita» era nuestra canción, nuestra seña tribal de identidad. Sabíamos que pertenecía al primer disco de este grupo cordobés, publicado en 1979 con el mismo título que daba nombre a la banda, y que su estilo era una mezcla entre el hard rock y el progresivo andaluz, pero con un cantante más agresivo que Jesús de la Rosa y un guitarrista que le daba al grupo fuerza y personalidad. Continúan en activo y tienen en su haber un buen número de trabajos, sin embargo yo siempre me quedaré con ese primer álbum, en el que se incluyó «Paseando por la Mezquita». Recientemente he sabido, gracias a otro bloguero amigo (Fran, de «From Hell«), de un grupo malagueño actual, Alhándal, que ha realizado una versión de esta canción. Aquí os la dejo y, también, la versión que hizo Medina Azahara de «Todo tiene su fin«, de los míticos Módulos. Especialmente dedicado a Estela, Pepe, Carolina, MariMar, Larry y a todos los amigos de aquel final de verano en Menorca.

Yngwie Malmsteen. «Black Star»

Si hiciéramos una encuesta entre aficionados al rock, en la que preguntáramos por su guitarrista preferido, no tengo claro quien ganaría. Todo es cuestión de gustos; algunos se quedarían con el guitarrista integrante de su grupo favorito, sin más, otros optarían por aquel que le transmite más o que, en su opinión, tiene personalidad y estilo propio, algunos lo elegirán por su formación y calidad técnica, pero también habrá quien se deje seducir por la rapidez de ejecución y la capacidad de hacer virguerías. Al sueco Yngwie Malmsteen (Lars Johan Yngwie Lannerbäck Malmsteen, para complicarlo aún más) suelen incluirlo, a mi parecer injustamente, en la categoría de rápido-virguero, muchas veces de manera despectiva. Y es verdad que es rápido, pero también es un guitarrista muy bien formado y con una técnica excelente, no en vano aprendió a tocar siendo un niño y con quince años ya era un talento. En el heavy metal suele emplearse el término «shred» para referirse a los músicos como él, capaces de hacer frente al instrumento con velocidad y gran complejidad técnica; a menudo se suele hablar de Alvin Lee, líder del grupo Ten Years After y del que ya nos hemos ocupado en otra ocasión, como precursor de este movimiento. Por si esto fuera poco, a Yngwie Malmsteen se le puede considerar el creador o, cuando menos, el impulsor de un subgénero conocido como metal neoclásico, en el que se trata de compatibilizar el heavy metal con la música clásica (Bach, Vivaldi, Mozart, Beethoven, etc.), fusión de la que existen antecedentes en músicos como Ritchie Blackmore o Jon Lord. A pesar de esta interesante carta de presentación Malmsteen cuenta también con muchos detractores, que lo acusan de músico frío, sin alma, repetitivo y engreído. Tras su paso por bandas como Steeler y Alcatrazz, publicó su primer disco en solitario, “Rising Force” (1984), en el que se incluyó su conocidísimo tema “Black Star”, un buen ejemplo de metal neoclásico. He optado por una actuación en directo en la que Malmsteen alarga, por encima de los cuatro minutos, la primera parte del tema, en la que se incluyen los elementos de música clásica. Para aquellos que estéis interesados, dejo también aquí la versión de estudio.