Pink Floyd. «Set the Controls for the Heart of the Sun»

Pink Floyd es uno de los cuartetos más recordados del rock. Sin embargo, durante un breve período de tiempo (entre finales de 1967 y febrero de 1968), fueron realmente un quinteto: Roger Waters (bajo, voz), Richard Wright (teclados), Nick Mason (batería, percusiones), David Gilmour (guitarra, voz) y Syd Barrett (guitarra, voz). Los cuatro primeros fueron los responsables de los álbumes clásicos, trabajos como “Meddle” (1971), “The Dark Side of the Moon” (1973), “Wish You Were Here” (1975), “Animals” (1977) o “The Wall” (1979), obras fundamentales en la historia del rock. Pero, cuando dieron sus primeros pasos como grupo, la presencia más importante, la que dotó de personalidad, creatividad y sello psicodélico a esta banda británica, fue la de Syd Barrett. El primer álbum de Pink Floyd (“The Piper at The Gates of Dawn” (1967), una de las obras fundamentales del rock psicodélico, fue compuesto casi en su totalidad por él. Sin embargo, todo cambió apenas unos meses después de que saliera al mercado este revolucionario álbum. A finales de 1967, cuando estaban grabando su segundo Lp (“A Saucerful of Secrets”, 1968), Syd Barrett ya era alguien poseído por el LSD; se volvió retraído, depresivo, errático, tenía problemas con la memoria y el lenguaje, y estaba permanentemente en estado alucinatorio. Ante semejante panorama, decidieron fichar a otro guitarrista (David Gilmour) para que, al menos, tocara en los conciertos.

Según señala Nick Mason en su libro Dentro de Pink Floyd. El largo y extraño viaje hacia el éxito de un grupo mítico (Barcelona, Robinbook, 2007; pág. 85), “las cosas llegaron a su fin en febrero [de 1968], el día en que debíamos tocar en un concierto en Southampton. En el coche, de camino para ir a buscar a Syd, alguien dijo, ‘¿Recogemos a Syd?’, y la respuesta fue ‘No, joder, no vale la pena’. Relatarlo de una manera tan directa suena como si no tuviéramos corazón y fuéramos realmente crueles: es cierto. La decisión fue completamente cruel, igual que nosotros”. La única canción que grabaron los cinco miembros del grupo fue la titulada “Set the Controls for the Heart of the Sun”, incluida en el ya mencionado segundo disco de estudio; en ella hay registradas partes de guitarra debidas a David Gilmour y a Syd Barrett. El tema fue compuesto por Roger Waters, a partir de un viejo libro de poesía chino. En él destaca el trabajo de Richard Wright con el órgano Farfisa, el vibráfono y la celesta; y el uso de mazas para timbales a cargo del batería Nick Mason. El resultado final es una pieza atmosférica con reminiscencias orientales, situada entre la psicodelia y el rock progresivo, una especie de broche de oro u homenaje (no explícitamente reconocido) al legado de Syd Barrett en Pink Floyd. Así nos describe Nick Mason, en el libro citado con anterioridad, lo que supuso para él esta canción:

“’Set the Controls’ es quizá la canción más interesante en relación con lo que estábamos haciendo en esa época, ya que se compuso para aplicar lo mejor de lo que habíamos aprendido. La canción -con un riff fantástico y pegadizo- se diseñó para acomodarse al tono de voz de Roger. La letra es muy del estilo de los años sesenta (basada, según Roger, en la poesía del último período de la dinastía Tang) y rítmicamente me dio la oportunidad de emular una de mis piezas favoritas, ‘Blue Sands’, un tema del batería de jazz Chico Hamilton en el film Jazz On a Summer’s Day”, ‘Set the Controls’ es una canción que ha aguantado el paso del tiempo de manera increíble. Era muy divertido tocarla en directo -y la habíamos tocado durante varios meses, permitiendo que evolucionara, limando así cualquier imperfección-, pero en el estudio podíamos realzarla con efectos de eco y reverberación, añadiendo una cualidad susurrante a la voz”.

Mason, Nick. Dentro de Pink Floyd. El largo y extraño viaje hacia el éxito de un grupo mítico. Barcelona, Robinbook, 2007; pág. 96).

Finalizo con dos directos de este tema muy conocidos, los incluidos en los discos “Ummagumma” (1969) y “Live at Pompeii” (1972), en los que se alarga el tema más allá de los nueve minutos y se ahonda en esa esencia oriental y psicodélico-progresiva que caracteriza a esta pieza; y con dos versiones más, a cargo de Nick Mason y Roger Waters, respectivamente. 

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Autor: Raúl

Me llamo Raúl Rodríguez, me dedico a la docencia universitaria y a la investigación en el ámbito de la Historia de la Ciencia, actividades que forman parte de mi vida desde que acabé la carrera, allá por 1986. Sin embargo, la música está conmigo desde mucho antes, desde mi infancia y primera adolescencia, y ha sido siempre una leal compañera. Decidí abrir un blog de canciones con el propósito de encauzar mis inquietudes musicales a través de un canal que pudiera ser sintonizado por otras personas con intereses similares y que, además, sirviera como foro de opinión para todos aquellos que quisieran compartir su pasión por la música. Decidí llamar a este espacio "La Guitarra de las Musas", en honor de las diosas griegas de las Ciencias y las Artes, especialmente de la Poesía y la Música. Quiero pensar que si hubieran tenido guitarras –y baterías, bajos, teclados y demás instrumentos de nuestro tiempo- hubieran sonado como la música propuesta en este blog. En este espacio, el rock en casi todas sus vertientes será el protagonista pero, también, otros estilos como el blues, el jazz, el pop, el soul y las melodías más pegadas a nuestra cultura: cantautores, canción melódica, boleros, corridos mexicanos, tangos, rumbas e, incluso, copla. Por favor, que nadie se enfade conmigo si no encuentra aquí la música que le gusta; la selección de los temas y los comentarios realizados responden, únicamente, a mis intereses particulares que, como bien puede verse, están un poco anticuados. Todos aquellos que busquen música actual no la encontrarán en este sitio.

10 opiniones en “Pink Floyd. «Set the Controls for the Heart of the Sun»”

  1. Sin duda uno de los mejores temas de la era Barret que, como dice Nick, ha aguantado el paso del tiempo fenomenal: sigue siendo una gozada escucharla en directo en la voz de Roger Waters, doy fe. Tiene un riff increíble y los desarrollos que permite son puramente psicodélicos. A mi me gusta un montón y es de los temas que mejor me encajan a día de hoy, que escucho más el Saucerful, el Atom o el Ummagumma que el Dark o el Wish…
    Como curiosidad, otra canción de aquellos primeros años (aunque ya sin Syd) que cita al sol y en la que, esta vez, tiene más protagonismo David (la compuso y la canta el) y que llevó a Pompeya en su última gira: Fat Old Sun (https://www.youtube.com/watch?v=qB3dLKVSs6s), por allí andaba servidor. Por cierto, recientemente me compré un equipo 5.1 para escuchar toooodas las versiones que tengo de discos en ese formato y, claro, también tengo para bluray y dvd y tengo que decir que el sonido del DVD «Live at Pompeii» de David es absolutamente espectacular.
    Abrazos y buen finde!!

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    1. Ahora que hay tantos grupos que se consideran deudores de la psicodelia, no está de más reivindicar los dos primeros álbumes de Pink Floyd, fundamentales (sobre todo el primero) en la eclosión de este género. Y, por supuesto, a Syd Barrett, ya sea con este tema o con los que compuso para “The Piper at The Gates of Dawn”. Precioso el tema de Gilmour, muy melódico, sin artificios y directo al corazón, me encanta. Espero que disfrutes con tu nuevo equipo, Alex; para mí el “Live at Pompeii” es como volver al pasado, a aquellas tardes en el cine Covadonga de Madrid donde solían poner la película. Abrazos.

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  2. Como la mayoría de la gente yo me inicié a la música de Pink Floyd con “The dark side of the moon” y los dos siguientes, pero siempre he tenido curiosidad por esa primera época con Syd Barrett. Alguna vez he buscado canciones o vídeos como el de “See Emily play”, esta canción no la conocía, psicodelia en vena. La pregunta es cómo hubiera influido Barrett en el grupo de haber continuado con ellos, su sello hubiera sido muy fuerte, o tal vez nunca dejó de haber una influencia. Increíble el vídeo de la actuación en Pompeya con la mezcla de pinturas, la batería desenfrenada y Roger Waters con esa voz susurrante. La canción podría servir como música de fondo para cualquier cosa terrorífica (rituales satánicos, el descenso al mundo de las drogas… ) Siempre traes cosas muy interesantes Raúl, amplías mis horizontes. Un abrazo y buen finde!

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    1. A mí me pasó algo parecido. El primer disco que escuché fue «Wish You Were Here», creo que después fue «Animals», “The dark side of the moon” y el directo “Live at Pompeii”, aunque me parece que realmente llegué a él a través de la película, como le he comentado a Alex. En la película hay una interpretación maravillosa de «Echoes», así fue como conocí «Meddle», y entonces alguien me habló de «Ummagumma». Los dos primeros álbumes los conocí más tarde … «See Emily Play» es uno de los temas más característicos de esta primera etapa de Pink Floyd, creo que debió ser el primer o segundo single que sacaron al mercado. Es difícil de saber lo que pudo ser Pink Floyd sin Syd Barrett; en el libro de Nick Mason que menciono en la entrada, el autor dice que tuvieron «tres severos capitanes. El loco capitán Barrett fue el primero; sus brillantes ojos que hablaban de tesoros y extrañas visiones casi nos llevaron al desastre, hasta que el motín nos puso bajo el dominio del cruel (y no tan jovial) Roger… Más adelante, Roger acabó paseando despreocupadamente por la tabla sobre los tiburones para ser reemplazado por el marinero de primera David Gilmour». Parece que los capitanes fueron decisivos en la historia de esta banda, aunque yo quiero pensar que la imaginación y creatividad de Syd Barrett nunca les abandonó. Muchas gracias, Eva. Un abrazo.

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  3. Es uno de los temas que mas me ha gustado de Pink Floyd y sobre todo la versión del Ummagumma uno de mis preferidos de la banda. Ese mantra hipnótico que no para de repetirse es espectacular.

    Pues esta es la actuación a la que se refiere Nick Mason.
    Efectivamente son los mismos toques de batería.
    Una curiosidad más en este quinteto tocaba la flauta Eric Dolphy que también inspiró a Chris Wood el saxo y flautista de Traffic para que se decidiera por estos instrumentos.
    1959 fue el año de «la revolución del jazz» y muchos músicos de rock se vieron influidos por el jazz de este año.

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    1. El tema es fantástico, lrotula, no me extraña que Nick Mason quisiera emular el trabajo a la batería. Muchas gracias por compartirlo, y por hablarnos de él y de los músicos que lo interpretaron; como siempre, es un placer tenerte por aquí, todos aprendemos. Saludos.

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  4. EL LSD debió ser algo terrible, y sus efectos devastadores para muchos artistas que por aquella época no conocían sus efectos, mismamente Un jovencísimo M. Oldfield con 17 años ya tuvo sus contactos que tb le perjudicaron y pudo ser su perdición a parte de la ingesta de cervezas pilsen y otros alcoholes ….bueno no sabía cómo colocar mi último homenaje a los 50 años de los tubos más famosos del mundo
    Saludos🥂

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