Charlie Daniels Band. “The South’s Gonna Do It Again”

Del rock sureño ya nos hemos ocupado en entradas anteriores, dedicadas a grupos como The Allman Brothers Band, Creedence Clearwater Revival, Lynyrd Skynyrd, The Marshall Tucker Band, JoJa Band o Blackfoot. Hoy me gustaría recordar a otro gran representante de este género estadounidense por excelencia, en el que se mezclan R&R, country y otros estilos como el boogie-rock, el blues-rock o el hard rock. Me estoy refiriendo a Charlie Daniels (1936-2020), un cantante, compositor e instrumentista (guitarra, bajo, violín) nacido en Wilmigton (Carolina del Norte -EE.UU.-) que, en su juventud, formó parte de grupos de country, bluegrass y R&R como Misty Mountain Boys o The Rockets (The Jaguars), escribió canciones para otros artistas y, ya en Nashville, trabajó como músico de sesión para estrellas como Pete Seeger, Flatt & Scrugg, Ringo Starr, Leonard Cohen o Bob Dylan.

Creó su propia banda de rock sureño en 1972, The Charlie Daniels Band, aunque sus tres primeros discos de estudio (“Charlie Daniels”, 1970; “Te John, Grease & Wolfman”, 1972; y “Honey in the Rock”, 1973) los grabó solo con su nombre; el cuarto álbum (“Way Down Yonder”) se comercializó en 1974, y el quinto (“Fire on the Mountain”) también ese mismo año. En este quinto disco se incluyó uno de los temas más recordados de la Charlie Daniels Band y, en general, del rock sureño: “The South’s Gonna Do It”, un himno oficioso de la vieja América confederada, en el que se trata de reivindicar, con orgullo y sentimiento fraternal, la herencia cultural y musical del sur de los Estados Unidos. Charlie Daniels homenajea a grupos y artistas de rock sureño con quienes había colaborado o compartido escenario, como The Marshall Tucker Band, Lynyrd Skynyrd, Dickey Betts (guitarrista de The Allman Brothers Band), ZZ Top, Elvin Bishop, Wet Willie, Barefoot Jerry o la propia Charlie Daniels Band.

El título de la canción, que el autor utiliza a modo de juego de palabras con un cierto regusto patriótico, hace alusión a un viejo anhelo reivindicativo de los blancos sureños, descontentos con el desenlace final de la Guerra de Secesión; en este caso, ese levantarse de nuevo no es más que el deseo de continuar con la tradición musical de grupos como los que se mencionan en esta alegre melodía, en la que el violín es protagonista. Con todo, esta canción a menudo se ha utilizado para festejar momentos y eventos de exaltación sureña; en 1975, incluso la usó el Ku Klux Klan como música de fondo para sus mítines radiofónicos, algo que no gustó nada a Charlie Daniels: “Estoy muy orgulloso del Sur, pero seguro que no lo estoy del Ku Klux Klan. Escribí una canción sobre la tierra que amo y sobre mis hermanos. No fue escrita para promocionar a grupos de odio”. Finalizo con dos interesantes directos de la Charlie Daniels Band, uno del año 2005 y otro anterior, en el que se puede ver mucho más joven al autor de este tema.

John Lee Hooker / Alexis Korner & Snape / George Thorogood and The Destroyers. “One Bourbon, One Scotch, One Beer”

George Thorogood es un músico y compositor estadounidense de blues-rock y boogie rock aún en activo, de hecho, actuaron hace unos años en Madrid, en Las Noches del Botánico, aunque me perdí el concierto. Comenzó su carrera como solista, aunque pronto formó la banda por la que es conocido: The Delaware Destroyers o, simplemente, The Destroyers. Grabaron su primer álbum en 1977 (“George Thorogood and The Destroyers”), un interesante trabajo en el que se incluyen viejos temas de blues compuestos por músicos como Elmore James, John Lee Hooker, Robert Johnson, Earl Hooker o Bo Diddley. La tercera canción de la cara A se titula “One Bourbon, One Scotch, One Beer”, aunque en realidad es un medley de dos canciones: “House Rent Boogie”, de John Lee Hooker, y “One Scotch, One Bourbon, One Beer”, inicialmente una pieza entre el R&B y el “jump blues, compuesta por Rudy Toombs -autor especializado en canciones de temática alcohólica: “Bad, Bad Whiskey”, “Thinking and Drinking”, “Let Me Go Home, Whiskey” o “Good, Good Whiskey-.

La primera grabación fue la del cantante y pianista Joseph Amos Milburn, en el ámbito del R&B, después vendrían otras dentro de estas mismas coordenadas musicales o cercanas al jazz, incluso al pop, como las de LaVergne Smith, Snooks Eaglin, Thurston Harris with Earl Palmer and Band, Jimmy Witherspoon o Bobby Lee. Pero el que cambió radicalmente la canción fue John Lee Hooker; convirtió el tema en un blues, cambió el orden de las bebidas en el título, incluso la letra, y sentó las bases musicales para su “rockerización” y apertura estilística; así, tenemos versiones cercanas al reggae (Pete Campbell), al ska instrumental (Don Drummond & The Skatalites), al boogie rock (Thunderbirds), al blues (Sonny Terry & Brownie McGhee) y, por supuesto, al R&R (Peter Thorup, Swing Cats, Casey Sisters & The Salt Flat Stompers o Glee Cast).

Entre la versión de John Lee Hooker, de 1966, y el medley de George Thorogood and The Destroyers, de 1977, se grabó otra que a mí me parece fabulosa, la del músico británico (francés de nacimiento) Alexis Korner (voz, guitarra), uno de los padres del british blues; fue incluida en el disco titulado “Accidentally Born in New Orleans” (1972), grabado junto a Peter Thorup (voz, guitarra) y la banda Snape, compuesta por miembros de King Crimson: Boz Burrell (bajo), Mel Collins (saxo) e Ian Wallace (batería); según he podido leer, también participaron en la grabación de este álbum: Steve Marriott (órgano), Tim Hinckley (piano) y Zoot Money (piano).

La letra de la canción habla del típico pesado de bar, aferrado a la última copa antes de cerrar el establecimiento para tratar de soportar el daño causado por la ausencia de su novia (o lo que sea). En la primera parte del medley de George Thorogood se pone en contexto la situación del protagonista, y la posible razón del abandono de su chica: “(…) Come home last Friday. I will tell the little woman that I lost my job. She says don’t confront me an’ so I have my rent next Friday. I come home next Friday come, I didn’t have the rent an’ out the door I went (…)”. Aprovecho este tema tan alcohólico para brindar con vosotros, con una cerveza y unos chupitos, por la entrada del año nuevo ¡Feliz 2025! Abrazos para todos.

The Doors / Status Quo / Blue Öyster Cult. “Roadhouse Blues”

El quinto álbum de estudio de los estadounidenses The Doors -protagonistas de este blog en los temas “Light My fire”, “Break on Through (To the Other Side)”, “The End” y “Riders on the Storm”- se tituló “Morrison Hotel” (1970). Fue grabado después de “The Soft Parade” (1969) que, aunque exitoso, en su momento no fue muy bien valorado por la crítica al considerar que, en cierto modo, habían traicionado el sonido de la banda con arreglos orquestales y algunos instrumentos no habituales, como el trombón, el saxo o la mandolina. La inestabilidad de Jim Morrison, en gran parte causada por su desmedido consumo de alcohol, se trasladó a las sesiones de grabación, que se hicieron insoportables, carísimas y eternas. Antes de que la banda acabara disolviéndose debido a las tensiones acumuladas, Jim Morrison decidió abandonar el grupo, aunque Ray Manzarek finalmente le convencería para que se quedara seis meses más. Con todo, Morrison continuó haciendo de las suyas; en noviembre de 1969, cuando ya habían empezado a grabar “Morrison Hotel” o estaban a punto de empezar, fue protagonista de un altercado en un avión, por el que acabaría siendo acusado de interferir en un vuelo intercontinental, de embriaguez pública y de acosar al personal de la línea aérea; ante el peligro de que acabara ingresando en la cárcel, una azafata finalmente revocó su testimonio, alegando que se había equivocado al identificar a Morrison como el causante de aquel episodio.

El tema más conocido de “Morrison Hotel” quizás sea el titulado “Roadhouse Blues”, con el que se inicia el disco. Fue compuesto, en lo musical, por todos los miembros del grupo, mientras que la letra fue escrita por Jim Morrison. En la grabación de este blues-rock, comercializado como la cara B del single “You Make Me Real”, intervinieron Lonnie Mack (bajo) y el exlíder de Lovin’ Spoonful, John Sebastián (armónica); el resto de músicos eran los habituales: Jim Morrison (voz), Bobby Krieger (guitarra), Ray Manzarek (teclados) y John Densmore (batería). El álbum “An American Prayer” (1978), publicado tras el fallecimiento de Morrison, contiene una magnífica versión en directo de esta canción (aquí la podéis escuchar, y también ver a los Doors interpretándola). También existe una curiosa grabación de 1969, con Ray Manzarek como vocalista, en lugar de Jim Morrison; y otra, a modo de tributo, con John Lee Hooker y Jim Morrison compartiendo la interpretación vocal de esta melodía. La segunda versión destacada de hoy es la de los británicos Status Quo, incluida en su disco “Piledriver” (1972); y la tercera es la de los estadounidenses Blue Öyster Cult, publicada como single en 1982. Y finalizo recordando otras versiones, en concreto las de Frankie Goes to Hollywood, Eric Burdon y Brian Auger Band, Ron Evans Group, The Jeff Healey Band, Elkie Brooks, Eddie Money, The Doors y Eddie Vedder, Creed, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, Divididos -éstos dos últimos argentinos- y Sweet Little Band (música para bebés).

Brownsville Station. “Smokin’ In the Boy’s Room”

En 1985 se publicaba “Theatre of Pain”, el tercer álbum de estudio de la banda estadounidense de heavy metal y glam rock Mötley Crüe, compuesto por temas escritos por Nikki Sixx y el resto de los componentes del grupo; además, se añadió una canción más perteneciente a la formación Brownsville Station, en concreto la titulada “Smokin’ in the Boy’s Room”, compuesta por Mike Lutz y Cub Koda, los guitarristas y cantantes de esta banda creada en el estado de Michigan (EE.UU.) hacia 1969. Publicaron siete álbumes de estudio, entre 1970 y 1978, un año más tarde se disolvió el grupo.

El tema que hoy nos ocupa, “Smokin’ in the Boy’s Room” -el mismo que rescataran del olvido los chicos de Mötley Crüe en 1985, con ese vídeoclip tan recordado, en el que se nos muestra una delirante historia tomando como excusa la letra original de la canción-, fue grabado inicialmente por los de Detroit en su tercer disco de estudio, el titulado “Yeah!” (1973). En él se incluyeron temas de autores como Hoyt Axton, Terry Knight, Doug Morris, Robert Parker (“Barefootin”), Jimmy Clift (“Let Your Yeah Be Yeah”) o Lou Reed (la conocida “Sweet Jane”), además de dos melodías compuestas por los miembros de la banda Mike Lutz y Cub Koda: “All Night Long” y el tema incluido por Mötley Crüe en su álbum “Theatre of Pain: «Smokin’ in the Boy’s Room”, en el que se cuenta la historia de unos estudiantes aburridos con la disciplina impuesta por el profesor, que pasan el tiempo fumando en el baño de los chicos mientras esperan a ser descubiertos por saltarse las prohibiciones y normas del colegio. En lo musical, es un tema bastante rocanrolero, lindando con el boogie rock; el resto de los temas que componen el disco se sitúan dentro de los mismos parámetros, si acaso con un sonido más cercano al hard rock que al boogie rock. Además de la versión de Mötley Crüe, existen otras, como las interpretadas por Bill Hurley, LeAnn Rimes, ApologetiX o T-Slam (en hebreo).

Canned Heat. «Going Up the Country»

Henry Thomas fue un músico de blues (y otros estilos) nacido en 1874, en una familia de esclavos liberados en Texas, y fallecido hacia 1930. Apenas se sabe nada sobre su vida; recorrió las vías del ferrocarril ganándose el pan como cantante itinerante y llegó a grabar una docena de singles para el sello Vocalion Records entre 1927 y 1929. Podríamos decir que fue una especie de Robert Johnson, aunque menos conocido por el gran público; en cambio, los músicos profesionales a menudo han recurrido a su obra para rescatar y versionar algunas de sus canciones. Por ejemplo, Bob Dylan se ocupó de su tema “Honey Won’t You Allow Me One More Chance”, Lovin’ Spoonful, Jim Kweskin y otros hicieron lo mismo con “Fishing Blues”, mientras que “Don’t Ease Me In” fue versionada por Grateful Dead y “Bull Doze Blues” fue adaptada por Canned Heat, la banda de Alan Wilson y Bob Hite, formada en la ciudad californiana de Los Ángeles, en 1965, a partir de una comunidad de coleccionistas de blues. No es extraño, por lo tanto, que Canned Heat versionara esta vieja canción, al fin y al cabo, sus discos están repletos de temas de blues, y sus colaboraciones con los maestros del género son numerosas (aquí lo podéis ver), a menudo ayudándoles a recuperar la notoriedad perdida gracias a grabaciones conjuntas. Sin ir más lejos, en el tercer álbum de esta formación (“Living the Blues”, 1968), en el que se incluyó este tema de Henry Thomas, también se versionaron melodías de Charlie Patton, Jimmy Rogers o Lemon Henry “Blind Lemon” Jefferson.

La adaptación de “Bull Doze Blues” fue llevada a cabo por Alan Wilson (él es el que aparece en los créditos como autor de la canción); mantuvo intacta la melodía y el sonido de la flauta de pan, gracias a la labor desarrollada por el flautista y saxofonista Jim Horn, pero reescribió la letra, le dio ese aire boogie rock tan característico de Canned Heat y puso otro título: “Gong up the Country”. La canción pronto se convirtió en una especie de himno hippie rural, sobre todo a raíz de la actuación de Canned Heat en el Festival de Woodstock y de que se incluyera el tema en el documental “Woodstock, 3 días de paz y música” (1970) –aquí lo podéis ver-. Finalizo con alguna versión, en concreto las ejecutadas por Bill Wyman, Nitty Gritty Dirt Band, A Nyughatatlan y la de los jóvenes hermanos Kitty, Daisy & Lewis, de quienes tal vez me ocupe en otra ocasión.