Las Cinco Canciones de Alex (IV): «White Queen» (Queen)

Todo el que ha estado alguna vez enamorado y ha vivido, y padecido, ese amor en la distancia se identificará rápidamente con este relato de Alex. Esas sensaciones contrapuestas, de alegría por lo que tienes y de tristeza por lo que dejas, sin saber muy bien cuándo te volverás a reencontrar con tu amado/a. Los medios de transporte siempre son testigos cómplices de nuestros sentimientos; ellos te llevan hasta la persona que quieres, pero también te alejan en el momento más inoportuno, dejándote sólo con la música como única y fiel compañera. «White Queen» forma parte del segundo álbum de los británicos Queen («Queen II», 1974) y fue escrita por el guitarrista Brian May; en su grabación, tal y como él mismo ha explicado, utilizó una guitarra Hairfred que tenía desde su infancia, con ella conseguía un sonido distorsionado que, por momentos,  recordaba al del sitar. Alex ha querido titular esta entrada como «White Queen, el amor llama a la puerta». Prestemos atención a su relato.

«Queen son mi ‘otra’ banda favorita. La primera canción que escuché de ellos fue Play the Game en Aplauso y me quedé atrapado por ella. Con el tiempo y mucho esfuerzo (las cosas no eran tan fáciles de encontrar entonces y menos en un pueblo pequeño), descubrí las maravillas de sus discos anteriores y la fascinación por ellos, que hasta hoy me dura, fue inevitable.

Escoger White Queen, una preciosa canción en la que Freddie casi hacía que se me saltasen las lágrimas, no es casual, claro…

Corría 1988 y yo estaba en mi primer año en la universidad; durante las vacaciones de Semana Santa, la que había sido hasta entonces una amiga de la panda se convirtió en algo más, mucho más, de hecho ese ‘más’ dura hasta hoy, que es mi mujer.

Terminadas aquellas vacaciones ella se quedaba en el pueblo y yo me marchaba muy lejos, tanto que estaría tres meses sin verla, una eternidad. Me monté en el tren con una mezcla de sentimientos imposible: por un lado la alegría de saberme escogido por ella, por otro, la tristeza de dejarla atrás tan pronto. Cuando el tren llevaba ya unos kilómetros de monótona marcha, en un gesto habitual, me calé los auriculares de mis walkman y empezó a sonar lo que llevaba puesto en aquel momento, que no era otra cosa que White Queen. Desde entonces esa canción es SU canción, hito y testigo de un antes y un después en mi vida.

Cómo no citarla…»

Queen. «The Fairy Feller’s Master-Stroke»

Richard Dadd fue un pintor inglés del siglo XIX que hizo sus mejores cuadros mientras estuvo encarcelado en el hospital psiquiátrico de Bethlem (Reino Unido) por asesinar a su padre, convencido de que era un príncipe de las tinieblas enemigo de Osiris, divinidad a la que Richard Dadd creía servir desde que cayó víctima de una severa enfermedad mental, probablemente causada o agravada por el consumo habitual de drogas. La obra pictórica de este autor está plagada de simbolismos y situaciones fantásticas, oníricas y surrealistas, donde se mezclan duendes y hadas con rostros reconocibles, y todo ello ejecutado con gran detalle en ambientes abigarrados, llenos de imágenes minúsculas. Uno de sus mejores trabajos, muy representativo de su estilo, es «The Fairy Feller’s Master-Stroke» («El Golpe Maestro del Duende Leñador»), actualmente conservado en la Tate Gallery de Londres. Este cuadro sirvió de inspiración a Freddie Mercury, como él mismo ha reconocido, para componer la canción del mismo título incluida en el segundo Lp de estudio de la banda británica Queen («Queen II«, 1974), un álbum conceptual en torno al bien y el mal, al equilibrio cósmico de los opuestos, a la dicotomía antagónica blanco/negro. De hecho, la primera cara -compuesta casi toda ella por Brian May- está gobernada por el sentimiento y la claridad, mientras que la cara B -compuesta en su totalidad por Freddie Mercury- es más oscura y las letras son de temática fantástica. Esta dualidad está también presente en las fotos que ilustran este Lp, con los integrantes del grupo vestidos con ropajes blancos o negros; estamos ante una de las portadas más conocidas y valoradas por los aficionados al rock, como bien pusieron de manifiesto los amigos blogueros cuando la eligieron, en la encuesta que realizamos hace unos meses, como una de las mejores portadas de la historia del rock. «Queen II» es uno de mis discos favoritos de los británicos, donde se aprecia muy bien su estilo barroco limítrofe con el rock progresivo. «The Fairy Feller’s Master-Stroke» es una pieza complejísima, de una gran riqueza instrumental y unos arreglos vocales muy cuidados; una obra sorprendente, un experimento musical construido como si fuera una pieza de orfebrería churrigueresca, sobre el que llamó la atención el buen amigo Alex (RockTelegram), a quien agradezco la sugerencia que me hizo para que me ocupara de este tema, un precioso regalo para mí y para este blog.

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