Reale Accademia di Musica es el nombre de un grupo italiano de rock progresivo creado en Roma, hacia 1971 ó 1972, a partir de una banda anterior denominada The Fholks. En 1972 publicaron un álbum homónimo que no es de los más conocidos del rock sinfónico italiano. Sin embargo, es un excelente trabajo que, inexplicablemente para quienes amamos este género, no tuvo continuación en años posteriores. En 1974, ya con varios cambios en la formación original, grabarían el disco titulado “Adriano Monteduro & Reale Accademia di Música”, en el que realmente actuaron como banda de acompañamiento del cantautor Adriano Monteduro; algo parecido sucedió con “1930: Il Donatore delle Scimmie” (1975), un disco esencialmente pop, realizado junto a la cantautora Nada. En 1975 grabaron otro disco (“La Cometa”), que no fue publicado hasta el año 2013. Los cambios que se sucedieron en la formación original, tras la publicación de “Reale Accademia di Música” (1972), fueron de tal calado -sobre todo por la salida de Pericle Sponzilli, guitarrista y coautor de las canciones de este disco- que llevó a la disolución de la banda. Esto es, al menos, lo que podemos leer en la web oficial de esta formación; es decir, según este relato, la discografía de Reale Accademia di Musica se limitaría a un único álbum. En 2018, Pericle Sponzilli resucitó el grupo con nuevos componentes; desde entonces, han publicado dos discos más: “Angeli mutanti” (2018) y “Lame di Luce” (2022).
Los músicos que se hicieron cargo del Lp “Reale Accademia di Música” (1972) fueron los siguientes: Federico Troiani (teclados, voz), Nicola Agrimi (guitarras), Pericle Sponzilli (guitarra eléctrica), Pierfranco Pavone (bajo), Roberto Senzasono (batería, percusiones) y Henryk Topel Cabanes (voz). Seis son los temas que componen el álbum, dentro de los parámetros musicales que caracterizaron el rock progresivo italiano de los años setenta. Os propongo el titulado “Lavoro in città”, una pieza de casi seis minutos, que podríamos dividir en tres partes: los dos primeros minutos, algo sombríos, dan paso a una fase más luminosa y melódica, con elementos típicos de la canción italiana, un bonito estribillo como hilo conductor y un pausado solo de guitarra, que prepara el paso para el tercer segmento de este tema, casi en la órbita del jazz rock. Es el corte más melódico del disco, el que considero que puede gustar más a la mayoría de los que leáis esta entrada; para los más progresivos, os recomiendo que escuchéis todo el disco (merece la pena) y, si no podéis, que vayáis directamente a los temas titulados “Padre” y “Vertigine”, incluso “Il Mattino”. Si los queréis ver en acción, podéis hacerlo a través de este vídeo grabado para la televisión, en el que interpretan “Vertigine”, con presentación de la banda incluida.




