«Roll over Beethoven», «Johnny B. Goode», «Back in the USA», «No particular place to go», «Sweet Little Sixteen», «Memphis Tennessee», «Rock & Roll Music» o la elegida para hoy, «Maybellene», son sólo algunas de las canciones que debemos al genial Chuck Berry, uno de los artistas más importantes que ha dado el rhythm & blues y el rock & roll, pionero de este último estilo y, probablemente, el mejor compositor que ha tenido el género en sus años dorados. En su mejor época era un verdadero showman y tenía un ritmo vertiginoso; su «paso del pato», por ejemplo, ha sido imitado por artistas como Angus Young (AC/DC). Tocaba la guitarra como el mejor y ha dejado su impronta en buena parte de los músicos de rock de generaciones posteriores a la suya. Tuvo una adolescencia difícil, recluido en un reformatorio, trabajó en las cadenas de montaje de la General Motors y en otras actividades, entre ellas como peluquero, profesión que compaginó con su afición por la música. Fue el conocido bluesman Muddy Waters quien lo puso en contacto con Leonard Chess, propietario del sello discográfico Chess Records; entre las canciones que presentó a este empresario estaba «Maybellene», basada en un tema tradicional country de índole rural: «Ida Red», popularizado gracias a la grabación que hicieran Bob Willis & The Playboys de Texas. Cambiaron la letra, para acercarla a las inquietudes de los jóvenes de aquella época, y la arreglaron de acuerdo a los cánones de aquella nueva música emergente: el rock & roll. «Maybellene», lanzada en 1955, fue el primer gran éxito de Chuck Berry; vendió más de un millón de copias y fue, también,el primer disco de rhythm & blues que penetró en el público blanco. Además del original de Chuck Berry, os propongo que escuchéis una fabulosa versión en directo de «Ida Red» interpretada por el gran cantante de country Merle Haggard, con un ritmo y un acompañamiento (sección de viento, violín, guitarra eléctrica y steel guitar) que os aconsejo no os perdáis. Finalmente, una versión de «Maybellene» llena de fuerza a cargo de Foghat, un grupo británico de hard rock no excesivamente conocido, que tal vez aparezca de nuevo por aquí. Por supuesto que existen más versiones, entre ellas las Gerry and the Peacemarkers, The Everly Brothers, Elvis Presley, Marty Robbins, Carl Perkins, Gene Vincent, Los Teen Tops o The Syndicats, el primer grupo en el que estuvo Steve Howe, el mítico guitarrista de Yes.
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Gram Parsons y Emmylou Harris. «Return of the Grievous Angel»
Cuando conocí al grupo Eagles apenas debía tener trece años, entonces no tenía ni idea de qué era eso del country rock, y tardé bastante en saberlo ya que, de Eagles, pasé pronto al rock progresivo, estilo que me tuvo entretenido bastantes años. Un vez más fue el pop español el que me abrió la llave del universo country-rock, en concreto Enrique Urquijo y su grupo Los Secretos, así fue como conocí a uno de sus autores de referencia: Gram Parsons. Tuvo una infancia bien difícil, con un padre trastornado que acabó suicidándose y una madre alcohólica que falleció de cirrosis después de volver a casarse con Bob Parsons, de quien Gram tomó su apellido y también su triste trayectoria; el 19-IX-1973, cuando aún no había cumplido los veintisiete años, murió en un hotel víctima de una sobredosis de alcohol y drogas capaz de matar a tres adictos, como al parecer dijo el forense encargado del caso. Gram Parsons es, por lo tanto, otro de esos grandes de la música que han fallecido en plena juventud, desperdiciando vida y talento a partes iguales. Tal vez sea menos conocido que otros, al fin y al cabo sus aportaciones se circunscribieron a un estilo, el country rock, que tuvo una relativa importancia durante los años setenta pero nunca llegó a tener la repercusión de otros géneros. A los dieciséis años ya se interesaba por la música folk y, tras una breve etapa en la Universidad, donde intentó estudiar Teología sin éxito, conoció el country gracias a la obra de Merle Haggard. Pronto llamó la atención de Chris Hillman que lo fichó para The Byrds; juntos grabaron «Sweethart of the Rodeo», el disco más country de esta conocida banda, y fundaron The Flying Burrito Brothers, con un disco de debut («The Gilded Palace of Sin», 1969) al más puro estilo Bakersfield pero más rockero. Tras «Burrito De Luxe» (1970), grabó sus dos únicos trabajos en solitario: «G.P.» (1973) y «Grievous Angel» (1974), ambos fabulosos. En este último disco se incluía «Return of the Grievous Angel», cantado con quien fue su tabla de salvación durante una temporada: Emmylou Harris; sus temas juntos son maravillosos y éste en concreto nos regala una de las mejores segundas voces que he escuchado nunca en una canción. He optado por esta versión en directo, pero aquí tenéis también la de estudio.
Eagles / Jackson Browne / Travis Tritt. «Take it easy»
Al igual que los hijos cuando deciden independizarse de sus padres, el rock dio sus primeros pasos de manera independiente al country hasta que, a finales de los sesenta, se empieza a concretar un movimiento de confluencia entre ambos estilos. El country-rock nace a partir de grupos y artistas como The Byrds, The Flying Burrito Brothers, Buffalo Springfield o Gram Parsons, probablemente influenciados por cantautores de la talla de Bob Dylan, Warren Zevon o Jackson Browne, y por algunos de los integrantes (Buck Owens, Merle Haggard, etc.) del movimiento country conocido como «Sonido Bakersfield«. Sin embargo, el grupo que más hizo por popularizar este género fue Eagles, una banda de origen californiano creada en torno a Don Henley y Glenn Frey, después de que éstos decidieran crear su propio grupo a partir de su experiencia como banda de acompañamiento de Linda Rondstad. Si en otra ocasión proponía la balada «Lyin’ Eyes», perteneciente a su magnífico cuarto álbum de estudio, «One of these nights» (1975), para ésta os invito a escuchar «Take it easy», su primer gran éxito, incluido en su disco de debut («Eagles», 1972). La autoría de la canción pertenece a Jackson Browne y Glenn Frey; la idea original, así como la primera y tercera estrofa, pertenecen al primero que, ante las dificultades que estaba teniendo para acabar el tema, decidió pedir ayuda a su amigo Glenn Frey; éste escribió la segunda estrofa y arregló la canción de acuerdo a los parámetros estilísticos del country-rock. Un año más tarde, Jackson Browne contó con ella para su álbum «For Everyman» (1973) y para su repertorio de temas en directo (aquí podéis ver una versión acústica grabada en España). Además de las versiones originales (Eagles y Jackson Browne), os recomiendo la grabada por el cantautor country Travis Tritt para el disco homenaje a Eagles, titulado «Common Thread: The Songs of the Eagles» (1993), en cuyo vídeo participaron los miembros de Eagles. Existen otras versiones, algunas en otros idiomas, como la interpretación libre del español Kiko Veneno, en la que cuesta reconocer la melodía; aquí lo podéis comprobar, en una actuación en directo de Kiko Veneno que contó con la participación del propio Jackson Browne.
Creedence Clearwater Revival / Joan Jett / Johnny Cash. «Have you ever seen the rain?»
https://www.youtube.com/watch?v=kyvgxpMVHJE
¿Alguna vez habéis visto la lluvia cayendo en un día soleado? Vais a pensar que no sé de que hablar y que me acabo de poner a charlar sobre el tiempo, como cuando nos encontramos con cualquier conocido en un ascensor y, por alguna razón que desconocemos, no nos podemos conformar con permanecer tranquilamente en silencio. Esta frase interrogativa pertenece a una canción del grupo californiano Creedence Clearwater Revival, una banda de rock surgida a finales de los sesenta que, con pocos años de actividad (1967-1972), nos ha dejado un legado impresionante; su música sigue estando presente en la memoria de todos los buenos amantes del rock, han tenido influencia en estilos y grupos que vendrían después y sus canciones son utilizadas con frecuencia en la televisión, la publicidad o el cine. «Have you ever seen the rain?» es uno de esos temas de la Creedence que escuchamos por doquier; tiene el aspecto de canción sencilla, con una letra que habla de la lluvia, del sol y de las tormentas, sin embargo parece querer decirnos algo más; asunto éste, el de su hipotético sentido metafórico, sobre el que se ha especulado bastante. Hay quien entiende que se refiere a la Guerra del Vietnam y que la lluvia se identifica con las bombas cayendo del cielo; otros prefieren interpretarlo como el abandono, ya en los setenta, de los ideales que guiaron a la juventud y al rock durante la década de los sesenta; por otro lado, el propio compositor (John Fogerty) ha manifestado, en alguna ocasión, que el tema quería recoger el aumento de la tensión dentro del propio grupo ante el abandono inminente de alguno de sus miembros. «Have you ever seen the Rain?» fue incluida en su sexto y penúltimo álbum, «Pendulum» (1970), y ha sido objeto de muchas versiones, algunas muy interesantes; de entre éstas he optado por la de la rockera estadounidense Joan Jett, utilizada en la magnifica serie «The Wire», y por la del inigualable Johnny Cash. Estoy seguro que a todos, en algún momento de vuestra vida, os ha llovido en un día soleado; al fin y al cabo, las desgracias y los sinsabores también atacan a pleno sol.
La Frontera. «Siete calaveras»
Dentro del entramado de grupos de pop y rock que poblaron la escena española, durante los años 80 y 90, hubo un estilo que contó con un cierto predicamento: el country rock y las melodías de vaqueros y pistoleros; me refiero a formaciones como Los Secretos, La Guardia, Dinamita pa’ los Pollos, Gatos Locos, … y, por supuesto, La Frontera, tal vez la propuesta con más tiros, más canalla y rockera de todas y, también la que que, desde mi punto de vista, más ha influido en grupos actuales, muy de mi agrado, como Los Corona o Arizona Baby (de ambos intentaré ocuparme en otra ocasión). «Siete calaveras» pertenece a su tercer LP «Tren de Medianoche» (1987); antes habían editado «La Frontera» (1985) y «Si el Whisky no te arruina las mujeres lo harán» (1986), por cierto, éste último disco contaba con una foto de portada tomada en un bar que, durante una época, frecuenté mucho («Mescalito», ubicado en Madrid, muy cerca del Viaducto). Os dejo con esta «triste historia de venganzas y de honor que el tiempo no logró olvidar. Siete calaveras y una maldición, siete cruces bajo el sol. Siete calaveras duermen en el valle, siete calaveras y una maldición».