Cucharada. “Desconcierto flamenco”

La Cochu” (Laboratorios Colectivos Chueca) fue uno de los centros neurálgicos del underground madrileño, justo durante los años anteriores a la eclosión del fenómeno cultural conocido como “Movida madrileña”; de hecho, algunos de los nombres característicos de “La Movida” fueron antes asiduos de “La Cochu”. Este centro libertario y pseudo-hippy estaba ubicado en un piso del número 16 de la calle Augusto Figueroa; allí se editaban comics, fanzines y todo tipo de revistas marginales, entre ellas las que formaron parte del proyecto “Premamá”; y también se promocionaba a artistas y grupos musicales, para que pudieran alternar las calles o el metro de Madrid con actuaciones modestamente remuneradas. Por allí pasaron los primeros Tequila, La Romántica Banda Local, Moris o los protagonistas de nuestra entrada de hoy: Cucharada, banda que toma el nombre del tema de Willie Dixon “Spoonful”, popularizado por el power trio Cream durante los años sesenta.

Formaban parte de Cucharada José Manuel “Manolo” Tena (bajo, voz), Antonio “El Zurdo” Molina (guitarra solista), Jesús Vidal (guitarra) y José Manuel Díez (batería, voz); se dieron a conocer en 1978, gracias al tema “Social Peligrosidad” -al que ya dedicamos una entrada-, que fue incluido en el disco colectivo “Rock del Manzanares: Viva el Rollo v.2” (Chapa Discos). Su primer álbum (“El limpiabotas que quería ser torero”, 1979) contó con la colaboración de Hilario Camacho, Moncho Alpuente, Tito Duarte y Teddy Bautista; desde mi punto de vista, es su mejor trabajo y, también en mi opinión, uno de los títulos fundamentales del movimiento denominado “Rock urbano”, del que también formaron parte bandas tan emblemáticas del rock español como Leño, Asfalto, Topo o Coz. Sin embargo, el estilo de Cucharada es algo diferente al de las bandas anteriormente citadas; al igual que ellas, fundamenta su sonido en el hard rock con influencias de otros estilos, como la psicodelia -la canción protagonista de esta entrada es un buen ejemplo-, y las letras de sus canciones son también muy reivindicativas y sociales -véase, sin ir más lejos, el mencionado tema “Social Peligrosidad”-, pero en su propuesta hay también mucha teatralización, espectáculo y desenfreno. Esa fue, precisamente, una de las razones que podrían explicar su pronta desaparición; durante aquellos años emergió La Orquesta Mondragón, grupo con un planteamiento musical y visual en cierto modo parecido, que pudo relegar a Cucharada a un segundo plano dentro de la escena madrileña. Otro de los motivos del declive de Cucharada, al igual que ocurriera con otros grupos de rock coetáneos, fue la irrupción de “La Movida”, a la que trataron de unirse en 1980 con el disco “Quiero bailar Rock & Roll”, aunque sin mucho éxito.

El grupo se disolvió en 1981, tras haber sido teloneros de Chuck Berry; después, dos de sus componentes (Manolo Tena y José Manuel Díez) fundaron Alarma !!! Algunos de los miembros de Cucharada han continuado ofreciendo conciertos de manera esporádica, aunque el que más repercusión mediática ha tenido es Manolo Tena, fallecido en 2016. “Desconcierto flamenco” es una interesante composición instrumental psicodélico-progresiva, en la que destacan las guitarras, los sintetizadores, la percusión del excelente músico cubano Tito Duarte y el sonido flamenco que, en opinión de algunos medios, es un guiño burlón a esa perenne moda de querer “aflamencarlo” todo en nuestro país.

Lone Star. “Pájaro de fuego”

«Yo había estudiado la carrera de piano en el Conservatorio del Liceo de Barcelona. Recibía premios y diplomas, pero en 1959 me fui a vivir durante un año a Inglaterra. Allí conocí la explosión del rock & roll y todo aquello cambió mi mente. Volví a España mentalizado de formar un grupo, y fue todo un shock convencer a mi familia. Le di un serio disgusto a mi padre, que pensaba que yo estaba destinado a ser un nuevo Rubinstein, aunque en mi interior yo sabía perfectamente que no iba a ser así de fácil. Tuvieron que aceptar el cambio de la música clásica por el rock”

Pedro Gené, cantante de Lone Star. Consultado en: Domínguez, Salvador. Bienvenido Mr. Rock … Los primeros grupos hispanos 1957-1975. Madrid: SGAE, 2002; pág. 183.

El autor de estas palabras es Pedro Gené, fundador de una de las bandas pioneras del rock más importantes, y de mayor calidad, de cuantas existieron en España durante los años sesenta y setenta. A este viaje, desde la música clásica al rock, se unieron algunos de sus compañeros de conservatorio. Iniciaron su andadura con el nombre de Lone Star, un homenaje de Gené a los Estados Unidos, muy presentes en él, sobre todo por el blues y por la Guerra de Secesión americana, de la que era un enamorado; además, así evitaban denominar a la banda comenzando por el típico “Los …”, tan habitual en aquella época. El grupo se formó en Barcelona, hacia 1960; ensayaban en la calle Conde de Asalto (Carrer Nou), cerca del Liceo, y actuaban en locales y clubs como Kit Kat, Texas, Jamboree, Pan Ams, La Cabaña del Tío Tom o el Tropical, en Casteldefells, donde tocaban versiones de R&R y R&B. En 1963 ficharon para la discográfica EMI (divisiones “La Voz de su Amo” y, posteriormente, “Odeón”), donde grabaron un buen número de discos (Eps y Lps), en los que al principio predominaban las versiones de Ray Charles, The Animals, The Rolling Stones y otros artistas. Poco a poco fueron introduciendo temas propios en sus discos, uno de los más conocidos es “Mi Calle” (1968), del que ya nos hemos ocupado en una entrada anterior. Ese mismo año de 1968 publicaron el álbum “Lone Star en jazz”, sorprendiendo así a todo el mundo, pues no era habitual que, en España, un grupo de rock también tocara jazz:

“Nosotros, paralelamente al rock y al rhythm and blues, teníamos un desdoblamiento y hacíamos jazz. Debutamos con ese concepto en el teatro Beatriz, de Madrid, cogimos mucha fuerza, y entonces la Dirección General de Cultura Popular nos incluyó en los Festivales de España. Así estuvimos un año tocando jazz. El público estaba acostumbrado a oír cantantes de corte folclórico, por lo que supongo que su impresión al oírnos sería la misma que tenían al ver Las mujeres sabias, de Moliére, en vez de una obra de Arniches”

Pedro Gené, cantante de Lone Star. Consultado en: Domínguez, Salvador. Bienvenido Mr. Rock … Los primeros grupos hispanos 1957-1975. Madrid: SGAE, 2002; pág. 188.

En 1972 publicaron el disco titulado “Es largo el camino”, un trabajo excelente en el que tienen cabida planteamientos cercanos al rock psicodélico-progresivo, incluso al hard rock y al jazz-rock. Si tenéis una idea bastante clara de lo que fue el pop y el rock durante la década de 1960 y principios de los setenta en España, os recomiendo que escuchéis este disco, tal vez os llevéis una sorpresa (sobre todo los más rockeros). Entre los buenos temas que tiene este álbum, os recomiendo “If by Night I Call Your Name”, “Máquina infernal”, “Nathalie” y, sobre todo, “Pájaro de fuego”, un potente tema en la frontera con el rock progresivo, con una soberbia sección rítmica de esas que no se olvidan; en palabras de Julián Molero,

“Pájaro de fuego” es un “espectacular tema de ritmo trepidante y percusión de regusto selvático cargado de abruptos y bien medidos cambios de ritmo conducidos por la guitarra. La voz derrocha facultades y recorre todo lo abarcable y lo inabarcable, arrastrando las sílabas unas veces, gritándolas, otras. Mención aparte dos detalles: la intervención de la flauta y la parte en que este pájaro abandona su trópico y se adentra en el más exquisito jazz neoyorquino con el piano dirigiendo las operaciones

Julián Molero, consultado en La Fonoteca.

Aunque con altibajos, Lone Star ha permanecido en activo hasta aproximadamente el año 2000; acabo, precisamente, con una interpretación en directo de “Pájaro de fuego” de los años noventa.

Cream. “White Room”

Aunque el hard rock tiene su apogeo en la década de 1970, con bandas como Deep Purple, Led Zeppelin o Black Sabath, sus orígenes se sitúan en los años sesenta, con el blues-rock, la psicodelia y el garage rock como caldo de cultivo propicio para ello. A aquella época pertenecen bandas como Steppenwolf, Vanilla Fudge, Iron Butterfly o Blue Cheer, que habitualmente se consideran fundamentales en el surgimiento de este género. Aunque hay dos que, en mi opinión, son las más importantes, dos grupos que deberían conocer todos los aficionados al hard rock y el heavy metal, aunque sólo sea por reconocimiento y respeto; por supuesto, me estoy refiriendo a los power trío The Jimi Hendrix Experience y Cream. De los orígenes de Cream ya hablamos en una entrada anterior, la dedicada al tema de Robert Johnson “From Four Until Late”, que formó parte de su primer álbum (“Fresh Cream”, 1966); también ha tenido cabida en este blog el segundo Lp (“Disraeli Gears”, 1967), con el tema “Sunshine of Your Love” como protagonista; y el tercero (“Wheels of Fire”, 1968), aunque sólo fuera para recordar la versión que Cream hiciera de la canción “Born Under a Bad Sign”, del mítico Albert King.

Wheels of Fire”, grabado como álbum doble (un disco de estudio y otro en directo), es una obra fundamental en la historia del rock, un trabajo de gran calidad en el que confluyen estilos como el blues-rock, el rock psicodélico y el germen de lo que, poco después, vendría en llamarse hard rock. Jack Bruce se hizo cargo de la voz principal, el bajo y otros instrumentos, como la armónica, el violonchelo o la guitarra acústica; Ginger Baker tocó la batería y las percusiones, mientras que la guitarra fue cosa de Eric Clapton; por último, el productor Felix Pappalardi ayudó con instrumentos como la viola, las campanas, el órgano o la trompeta. Los ingenieros de sonido fueron Tom Dowd (disco 1) y Adrian Barber (disco 2). En “Wheels of Fire” se incluyeron versiones de músicos como Robert Johnson (“Crossroads”), Willie Dixon (“Spoonful”), Booker T. Jones y William Bell (“Born Under a Bad Sign”) o Walter Vinson y Lonnie Chatman (“Sitting on Top of the World”); el resto fueron compuestas por Ginger Baker o Jack Bruce, a veces en colaboración con otros autores. La cara A del primer disco comienza con el tema “White Room”, firmado por Jack Bruce (música) y Pete Brown (letra); sin duda, es una de las canciones más conocidas de Cream, también de las más psicodélicas, con una poética letra sobre la depresión y la desesperanza. Eric Clapton utilizó en esta canción un pedal wah-wah, al parecer influenciado por Jimi Hendrix. Os dejo ésta versión en directo de 1968 y algunas interpretaciones de “White Room” por miembros de Cream, en concreto ésta de Eric Clapton y amigos, ésta otra de Jack Bruce y amigos, y una más de Jack Bruce, esta vez junto a Gary Moore.

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Deep Purple. «Son of Alerik»

Deep Purple es una de las bandas en activo más veteranas del panorama roquero internacional. Se formó en 1968 y, desde entonces, no han sido pocos los cambios que ha experimentado este quinteto, diferentes alineaciones que suelen ser etiquetadas como “Mark I”, Mark II”, etc. Sin embargo, hubo un período, entre 1976 y 1984, en el que la banda no existió, ya que fue disuelta en 1976, cuando el vocalista David Coverdale comunicó a sus compañeros Ian Pace y Jon Lord, los únicos que aún quedaban de la formación original, que abandonaba el grupo para iniciar un proyecto en solitario. Era la crónica de una muerte anunciada, el final de una etapa marcada por las adicciones de los últimos músicos que entraron en la banda: Glenn Hughes y Tommy Bolin, éste último también tuvo que aguantar la animadversión del público inglés hacia él, que nunca asimiló la sustitución de Ritchie Blackmore por un guitarrista estadounidense. Durante ocho años, los integrantes de Deep Purple se centraron en sus respectivos proyectos musicales: Rainbow, Whitesnake, Gillan, etc. En 1980 el nombre de Deep Purple volvió a escucharse en los escenarios, aunque se trataba de una versión ilegítima del grupo, una iniciativa liderada por Rod Evans, el que fuera primer vocalista del grupo, que dio lugar a un pleito finalmente ganado por los miembros que detentaban los derechos sobre el uso del nombre de la banda.

La reunión definitiva se produjo en 1984, nada más y nada menos que con los cinco componentes del Mark II, la formación emblemática de Deep Purple: Ritchie Blackmore (guitarra), Ian Gillan (voz), Roger Glover (bajo), Jon Lord (teclados) e Ian Paice (batería). En otoño de 1984 publicaban el que fue el undécimo álbum de estudio de esta formación, un trabajo que conserva la vieja esencia hardrockera de la banda, renovada con los sonidos que fueron aprendiendo y desarrollando durante aquellos ocho años de interrupción púrpura. “Perfect Strangers” (1984), que fue como se tituló este disco, fue reeditado en 1999, añadiendo entonces un tema más que, en 1984, había sido utilizado como cara B del single “Perfect Strangers”: “Son of Alerik”. Este tema instrumental, compuesto por Ritchie Blackmore, es una de esas rarezas de las que hace tiempo nos habló el amigo Alex en su blog Rocktelegram; un enigmático tema que más bien parece el regreso a los Deep Purple de los años sesenta, cuando la componente psicodélico-progresiva tenía más peso en esta formación que el hard rock, el sonido que les hizo famosos a comienzos de los setenta.

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Màquina! «Why?»

Creo que lo que hacíamos con Máquina! era lo que se debería hacer siempre en cualquier iniciativa artística musical: Destruir, inventar, disfrutar, e ignorar que la música puede ser un negocio. Teníamos veinte años y era fácil actuar así. Lo que tiene mérito es conservar estos parámetros a los cincuenta, y lo que jode es ver a gente de veinte años que hace música intentando meterse en el mercado como sea, haciendo lo que las discográficas creen que es lo que se va a vender. Si a los veinte no eres un transgresor, estás perdiendo unas vivencias imprescindibles”

Jordi Batiste, bajista de Màquina! Consultado en: Domínguez, Salvador. Bienvenido Mr. Rock. Los primeros grupos hispanos 1957-1975. Madrid: SGAE, 2002; pág. 545

El año pasado se cumplieron los cincuenta años de “Why?”, uno de los discos más importantes del rock español, de los primeros trabajos de rock progresivo publicados en nuestro país. De los orígenes de Màquina!, el grupo barcelonés que fue capaz de concebir este maravilloso disco, en una época en la que en nuestro país triunfaba el pop y los cantantes melódicos, se ha ocupado Àlex Gómez-Font en su interesante libro: Barcelona, del rock progresivo a la música layetana y Zeleste (Lleida: Milenio, 2011). En este texto, su autor nos habla de las diferentes formaciones que hubo en Màquina!, y de los cambios en su estilo hasta el otoño de 1970, cuando grabaron el que, a la postre, sería su único álbum de estudio. Comenzaron en 1968, como banda de acompañamiento de grupos y cantantes de folk, entre ellos Jaume Sisa, con el nombre de La Companyia S.L. Desde el principio cantaron en inglés, para diferenciarse de los artistas de la Nova Canço, aunque el propio Jordi Batiste -uno de los fundadores del grupo- ha admitido que realmente no sabían inglés y que todo era “bastante por la patilla”, pero “no concebíamos que la música que queríamos hacer fuera en catalán. En aquella época era difícil imaginarse un blues en catalán o castellano”. Estas palabras de Jordi Batiste, del que ya nos hemos ocupado en una entrada anterior, están recogidas en el artículo de Mario Escribano titulado “Un reloj sobre un cruasán: así nació el rock progresivo en España” (El Confidencial, 21/12/2020). En este texto, también se explica cómo se originó aquel embrión de Màquina!:

Queríamos hacer un grupo para hacer la música que nos gustaba, que luego se llamó progresiva, pero nosotros ni lo sabíamos ni nos interesaba ninguna etiqueta. Era música libre que nos permitiera improvisar y expresarnos de una manera libre, sin canciones que tuvieran la típica estructura (…) Su música consistía en una base de bajo, órgano y batería que iban desarrollando; un poco como pasa en el jazz pero con una estructura de blues”

Aunque el otro fundador del Màquina!, el teclista Enric Herrera, tenía unos gustos más psicodélicos y progresivos que Jordi Batiste, ambos coincidían en que su interés “iba más allá de la música comercial que se estaba haciendo en aquel momento en España, como Los Diablos o Fórmula V; era un concepto de cultura más abierto”. Incluso llegaron a rechazar una oferta del productor Alain Milhaud, a sabiendas de que con él probablemente hubieran conseguido el éxito, como en su momento lograron Los Bravos.

“Why?” es conocido, entre los aficionados al rock progresivo, como “el disco del cruasán” debido a su daliniana portada; su autor, Jordi Batiste, “solo buscaba hacer algo provocador y surrealista. No tiene ninguna historia. El otro día estuve viendo la sesión de fotos e hice de todo con el cruasán: lo clavé con un clavo en la pared, después le metí un interruptor… Y al final fue el reloj, pero todo con el mismo cruasán (…) No había mensajes ocultos: he llegado a leer que era porque a Franco le quedaba poco tiempo, pero no fui tan visionario”. La idea inicial para “Why?” era la de una sinfonía compuesta por Enric Herrera; sin embargo, una serie de circunstancias y de cambios de última hora, sobre todo la entrada del guitarrista José María Paris en sustitución de Jordi Batiste, que se había incorporado al servicio militar, trastocaron los planes. El tema homónimo, con el que encabezamos esta entrada, iba a tener unos tres minutos de duración, pero finalmente se alargó hasta veinticinco; así nos lo cuenta Enric Herrera:

Estábamos grabando Why?, había una estrofa cantada y un trozo de improvisación con una especie de duelo de guitarras. Empezamos a improvisar, a improvisar… Y nos enrollamos de tal manera y con tanta furia que no podíamos parar. Miraba al técnico a través del cristal y me hacía gestos de ‘¿qué está pasando?’ y yo le decía que seguíamos. Así salieron los 25 minutos de canción, por la cara. Me quedé sin sinfonía, vaya (…) la canción se grabó a la primera toma, aquí no había tiempo de repetir como ahora: ibas a saco”

No les quedó más remedio que partir el tema en dos y dividirlo entre las dos caras del Lp; apenas les quedó espacio para añadir otros dos excelentes cortes: “I Believe” y “Let Me Born”, aunque en reediciones posteriores se han añadido otras canciones. Volviendo al tema que nos ocupa, «Why?» dispone de una línea melódica (la inicialmente concebida para este disco) recogida al principio y al final de la composición; lo que sucede en medio es un milagro: rock progresivo, psicodelia, experimentalidad y jazz, algo así como el “In A-Gadda-da-Vida” patrio.

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