Renato Carosone / Quadro Nuevo / The Puppini Sisters. «Tu vuò fà l’americano»

https://www.youtube.com/watch?v=ZQdEF2rCYnU

Italia fue uno de los países que más se beneficiaron del Plan Marshall, una iniciativa estadounidense que, durante los años 1948-1951, repartió unos trece mil millones de dólares entre los países europeos devastados por la II Guerra Mundial; el país transalpino recibió unos mil doscientos millones de dólares, una cifra muy elevada que, sin duda, resultó fundamental en el proceso conocido como “El Milagro Económico Italiano”, nombre que recibió el período de crecimiento económico sostenido que experimentó Italia desde que finalizara la II Guerra Mundial hasta finales de los años sesenta. En las zonas del sur es donde más de evidenciaron los contrastes; la esencia agrícola y rural de estos territorios chocó con el progreso industrial y con las nuevas manifestaciones culturales y artísticas procedentes de los Estados Unidos. En este contexto es en el que se compuso, en 1956, la canción “Tu vuò fa l’americano”, obra del letrista Nicola Salerno (“Nisa”) y del cantante y compositor Renato Carosone, un napolitano que aprendió a tocar el piano en el Conservatorio de San Pietro a Maiella (Nápoles) y que, tras su paso como músico por las colonias italianas en África, inició su carrera en Italia; en 1960, en pleno éxito, abandonó la música para dedicarse a otros menesteres. El tema que nos ocupa, originariamente grabado en idioma napolitano, es uno de los más famosos de la dupla Carosone/Nisa, una canción concebida a modo de crítica divertida dirigida a esos napolitanos que siempre han vivido en el campo, muy apegados a las costumbres de su tierra que, como por arte de magia, en aquellos años de la posguerra intentaban imitar el estilo de vida americano: pantalones vaqueros, gorras, whisky con soda, béisbol, cigarrillos Camel y R&R, por supuesto, todo ello pagado por “la borsetta di mammà”.

La versión original de Renato Carosone apareció en la película “Totò, Peppino e le fanatiche” (1958), interpretada por él mismo junto a su banda de jazz, es el primer vídeo destacado de esta entrada. Es bastante conocida la interpretación que hizo Sophia Loren para la película “Capri” (1960) y, también, la de Jude Law, Rosario Fiorello y Matt Damon, que formó parte de “El Talento de Mr. Ripley” (1999). Entre las muchas versiones que hay de esta melodía, podemos mencionar las de The Ray Gelato Giants, Petinellis, Lou Bega, Tonino Carosone, Dany Brillant, The Brian Setzer Orchestra, Rita Pavone, Orquesta Platería o Vendetta, con letra en español, a ritmo de ska y en tono satírico; y hay otra muy conocida, la de los australianos Yolanda Be Cool, bajo el título “We no speak americano”. Además de todas estas interpretaciones os propongo otras dos muy singulares, precisamente las que hoy acompañan a Renato Carosone como vídeos destacados; la primera a cargo del cuarteto de jazz alemán Quadro Nuevo, con más de quince discos en su haber, muchos premios y aún en activo; la segunda, a un ritmo frenético, nos la ofrece el trío de swing vintage The Puppini Sisters, también en activo.

Louis Prima / Benny Goodman / Chicago. «Sing, sing, sing (with a swing)»

https://www.youtube.com/watch?v=6_YG9XBX04Y

Louis Prima fue un trompetista estadounidense conocido como «el rey del swing» debido a sus importantes contribuciones como compositor en este género. El tema «Sing, sing, sing (with a swing)» lo compuso en 1936 y fue el primero en grabarlo con su grupo New Orleans Gangs. Un año más tarde era grabado de nuevo, con arreglos de Jimmy Mandy, por la orquesta del clarinetista Benny Goodman; pese a que lo habitual en aquella época eran los temas de tres minutos, para que pudieran ocupar la cara de un disco de diez pulgadas a 78 rpm, Goodman hizo una versión de casi nueve minutos, por lo que tuvo que ocupar ambas caras de un disco de doce pulgadas. El «Sing, sing, sing» de Goodman es sensacional, con un solo de clarinete, apoyado en la batería, de los que no se olvidan; si tenéis conocimientos musicales (no es mi caso) os recomiendo este artículo, en el que se analiza el lenguaje del, probablemente, mejor clarinetista que ha dado el jazz clásico, estudiado a partir de la transcripción y el análisis de sus solos. El momento cumbre, en lo que a la popularidad de Benny Goodman se refiere, tuvo lugar el 16 de enero de 1938, con un concierto histórico en el neoyorkino Carnegie Hall; al parecer fue el estreno de una orquesta de jazz en aquel mítico recinto y dio lugar a un disco, «The Famous 1938 Carnegie Hall Jazz Concert» que, sin embargo, no fue publicado hasta 1950. Tal y como señalan algunas fuentes, fue el primer álbum doble de la historia, el primero en vender un millón de copias y, también, el primero que publicó Goodman en formato Lp a 33 rpm. No os perdáis la versión de «Sing, sing, sing» incluida en este disco en directo (aquí la podéis escuchar). Después de Benny Goodman se me hace un poco difícil proponer una tercera versión que esté a la altura, así que me voy a atrever con algo bien diferente, más ligero y más latino; me refiero a la interpretación de la banda de jazz-rock Chicago, incluida en su disco de clásicos del swing titulado «Night and Day: Big Band» (1995) que, para este tema en concreto, contó con la colaboración de los Gypsy King. Tal vez a vosotros os apetezca recomendar alguna otra versión, ya que existen muchas y no siempre ejecutadas por grupos o artistas famosos; a mí me gustaría señalar algunas de las que se hicieron en la década de los cincuenta, a menudo pensadas para cantantes (Teresa Brewer, The Andrew Sisters, Paul Anka, Anita O,Day, etc.), y en otras ocasiones para orquestas (Steve Allen & his Orchestra o Henry Mancini).

Van Morrison. «Moondance»

En opinión de algunos críticos y especialistas musicales, «ningún hombre blanco canta como Van Morrison»; la voz aguda de sus primeros discos ha sido calificada como «tierna, suplicante y quejumbrosa», un timbre bien diferente del que utiliza en sus últimos discos, una especie de rugido profundo lleno de matices, ideal para hacer frente a su ecléctico planteamiento musical y a su longeva carrera artística. Aun siendo un excelente recurso, que Van Morrison maneja de manera magistral, lo cierto es que aquella voz de cantante soul que lucía en sus inicios es, con permiso de Steve Winwood, de lo mejorcito que un hombre blanco ha dado al R&B. En una entrada anterior, la dedicada al tema «Gloria«, recordábamos sus primeros pasos en el mundo de la música. En 1967 inició su carrera en solitario, tras abandonar Them, el grupo del que formaba parte. Grabó su primer Lp («Blowin’ Your Mind!», 1967) con el sello discográfico Bang Records, en él se incluyó la conocida canción «Brown Eyed Girl«. Sin embargo, nunca se sintió muy satisfecho con aquel trabajo, de tal manera que hizo todo lo posible para rescindir el contrato y firmar con Warner. En 1968 publicaba «Astral Weeks», para muchos el mejor álbum del irlandés y uno de los mejores discos de todos los tiempos; un trabajo místico, hipnótico y delicado, que ha sido comparado con el impresionismo francés y con la poesía celta; pese a que las críticas fueron muy buenas, no tuvo un gran éxito popular. Su siguiente Lp, el que hoy nos ocupa, se tituló «Moondance» (1970); fue producido y compuesto íntegramente por Van Morrison utilizando esa misma amalgama de estilos presentes en «Astral Weeks», pero en un tono más rockero y optimista, y dando un protagonismo mayor a la sección de viento (saxos, clarinete y flauta). Es el otro gran disco de Van Morrison, para mi gusto incluso superior a «Astral Weeks», donde no hay ni una sola canción que no esté a la altura; casi todas («And it Stoned Me«, «Crazy Love«, «Caravan«, «Into the Mystic«, «Everyone«, etc.) merecen un lugar destacado hoy, pero me voy a decidir por «Moondance» -la más conocida y la que más versiones tiene-, por ese embriagador ritmo de swing jazz, por el excelente trabajo de saxo, teclados y flauta, y porque la voz de Van Morrison suena maravillosamente bien.

Bo Carter / Merle Haggard / Wynton Marsalis y Eric Clapton. «Corrine Corrina»

Durante el primer tercio del siglo XX el blues y el country parecían dos estilos antagónicos; de un lado la música de los antiguos esclavos estadounidenses, de otro las viejas melodías de los colonos blancos, a menudo procedentes de la patria irlandesa. Antes de que entraran en proceso de reacción para dar lugar al R&R, durante los años 30 y 40 hubo algunos trasvases o préstamos entre estas, a priori, irreconciliables maneras de concebir la música y la vida. El amigo Eduardo, desde su imprescindible River of Country, a menudo nos habla de estos tempranos procesos de mestizaje; el otro día, precisamente cuando preparaba esta entrada, nos regalaba una deliciosa versión de «Corrine Corrina», grabada en 1939 e interpretada por las hijas de Maybelle Carter: Helen (12 años), June (diez años) y Anita (seis años). A pesar de que es un tema que se suele asociar con el country, gracias al interés mostrado por pioneros como la mencionada Carter Family, Bob Wills & The Texas Playboys o Roy Newman & His Boys, lo cierto es que «Corrine Corrina» (también conocida como «Corrina Corrina») es un tema que originalmente fue grabado por el músico de blues Bo Carter, probablemente a partir de otros temas que, a su vez, bebían de la tradición popular negra. Lo interesante de estas adaptaciones country, sobre todo las dos últimas que acabo de mencionar, es que ya tienen un cierto aroma a R&R, cuando a este estilo aún le quedaban unos cuantos años para eclosionar. Por ello, no es de extrañar que los pioneros del R&R también quisieran versionar este clásico: Jerry Lee Lewis, Bill Haley, Big Joe Turner, incluso algunos rockabilly posteriores, como Sleepy La Beef. Por supuesto, también ha sido interpretada por gente del blues y del blues-rock, como Muddy Waters, Steppenwolf o Eric Clapton (bajo el título de «Alberta», como la versión de 1930 de los Jackson Blue Boys, titulada «Sweet Alberta«). Mención aparte merece la de Bob Dylan, con cambio en la melodía. En cuanto a las tres destacadas de hoy, voy a inclinarme por la original de Bo Carter; después por una gran versión en directo (muy cortita) a cargo del músico country Merle Haggard; y, por último, una excepcional performance perteneciente al disco «Play de Blues: Live From Jazz At Lincoln Center» (2011), de Wynton Marsalis y Eric Clapton; de verdad, no os la perdáis, y no sólo por Wynton y Eric, la nómina de músicos es excelente, Taj Mahal incluido.

Las Cinco Canciones de Eduardo (IV): «You’re driving me crazy» (Guy Lombardo)

Si tuviéramos la suerte de tener a nuestra disposición una máquina del tiempo o un dispositivo tele-transportador, como en «Star Trek», que nos permitiera realizar visitas musicales a tiempos pasados, seguro que cada uno de nosotros daría un uso bien diferente a estos improbables inventos. Os digo algunos de mis posibles viajes: Festival de Woodstock, algunos de los conciertos de Deep Purple que dieron lugar al «Made in Japan», estar presente en la grabación del documental «Pink Floyd at Pompeii», una fiesta de graduación americana como la de la película Grease, un garito lleno de humo -como el Birdland- donde escuchar a Sarah Vaughan o a Billie Holiday, o un baile de esos, muy elegantes, donde tocara cualquier big band: Glen Miller, Benny Goodman, Arti Shaw, Duke Ellington o la propuesta que nos trae Eduardo: Guy Lombardo.

https://www.youtube.com/watch?v=5ZYXFS_YFhE

«Otros de mis recuerdos más vivos es cuando recorría las tiendas de discos de Madrid en busca de algún tesoro, a menudo descatalogado y muchas veces de saldo. Una de esas tiendas era «La Metralleta», en el centro de la ciudad. Allí encontré una recopilación de éxitos de los 30 y 40 en un CD doble, que grabé en un MP3 ya obsoleto y que, sin embargo, sigo conservando. Lo solía escuchar en el metro cuando volvía del trabajo. La canción con la que se abría era ésta que os traigo hoy, la más antigua de las cinco que he seleccionado. Tiene varias versiones, pero la del disco era la de la orquesta de Guy Lombardo».