Rory Gallagher. “Shadow Play”

Cuentan las crónicas musicales que le preguntaron a Jimi Hendrix cómo se sentía siendo el mejor guitarrista del Mundo, a lo que él respondió algo así como “no lo sé, pregúntale a Rory Gallagher”.

Este inolvidable guitarrista irlandés está considerado como uno de los grandes del blues-rock y el hard rock, a pesar de su temprana muerte, a los cuarenta y siete años, debido a un fallo hepático grave causado por un excesivo consumo de alcohol y por un tratamiento para la aerofobia, que le generó aún más daños en su maltrecho hígado; fue sometido a un trasplante pero, cuando estaba hospitalizado, contrajo una infección bacteriana que acabó con su vida. William Roy Gallagher nació en Ballyshannon (Irlanda), el 2 de marzo de 1948, en el seno de una familia de músicos: su padre tocaba el acordeón y cantaba en una banda local, mientras que su madre también era cantante en la agrupación Abbey Players. Tuvo su primera guitarra -una acústica- a los nueve años, que aprendió a tocar por su cuenta; a los doce ganó un concurso de talentos y, con lo que ganó, pudo comprarse su primera guitarra eléctrica; a los quince adquirió su primera Fender Stratocaster, que acabó convirtiéndose en una seña de identidad de este músico. No se conformó con dominar la guitarra, también aprendió a tocar otros instrumentos, siempre de manera autodidacta, como el banjo, la mandolina, el bajo, el sitar o el saxo. Se inició como profesional a los quince años, en el grupo Fontana, donde tocaba temas de R&R y blues, probablemente de sus admirados Eddie Cochran, Buddy Holly o Muddy Waters, entre otros. En 1966 formó, junto con Norman Damerey y Eric Kitteringham, la banda de blues-rock Taste, en la que estuvo hasta 1970. Tras su etapa con Taste, en la que grabó dos discos de estudio y otros dos directos, Rory comenzó su carrera en solitario con un álbum titulado “Rory Gallagher” (1971); después vinieron “Deuce” (1971), “Blueprint” (1973), Tattoo (1973), “Against the Grain” (1975), “Calling Card” (1976), “Photo-Finish” (1978) y “Top Priority” (1979); todos durante la década de 1970, la mejor en la carrera del guitarrista irlandés. Aún grabaría tres discos de estudio más, entre 1982 y 1990, alternando su actividad musical con prolongados períodos de ausencia profesional.

“Shadow Play” formó parte del álbum “Photo-Finish” (1978), grabado en formato power trio junto al bajista Gerry McAvoy y al batería Ted McKenna. Es uno de los temas más recordados de Rory Gallagher, de los imprescindibles en sus conciertos, como éste de 1978, éste otro de 1979 -verdaderamente espectacular- o el de la grabación que se utilizó para el álbum en directo titulado “Stage Struck” (1980). Os aconsejo que echéis un vistazo a estos vídeos, para que veáis cuáles eran los principales atributos musicales de Rory Gallagher, y las razones por las que este guitarrista es tan querido y respetado por todos los aficionados al rock. Aunque sus discos de estudio son excelentes, era en directo donde Gallagher se mostrada en toda su plenitud, con esos interminables solos llenos de pasión y energía.

Ya que hemos empezado con una cita de Jimi Hendrix, vamos a acabar con otra del gran Ritchie Blackmore, el que fuera guitarrista de Deep Purple: “Rory fue probablemente el guitarrista más natural que he visto en mi vida. En todos los conciertos que hicimos juntos, creo que nunca lo escuché tocar lo mismo dos veces … Fue el mejor artista”.

Grandes canciones en versión española: Tapiman (Max Sunyer). “Rock and Roll Music”, 1972 (“Max Sunyer”, 1972)

Max Sunyer es uno de los mejores guitarristas que tenemos en España. He seguido buena parte de su dilatada trayectoria profesional, y he podido verle en directo en varias ocasiones, eso sí todas hace mucho tiempo, a comienzos de los ochenta, en aquellas jornadas de jazz y rock organizadas por algunos de los colegios mayores de la Universidad Complutense. Hemos hablado de él en otras ocasiones, formando parte de grupos como Iceberg o Pegasus, en solitario (versión del tema “El Gessamí i la Rosa”) o dentro de iniciativas como la conocida con el nombre de “Guitarras Mestizas”. Hoy nos vamos a remontar un poco más en el tiempo, a 1972, cuando Max Sunyer se incorporó al grupo Tapiman, un “power trío” a lo Cream o Jimi Hendrix Experience que se había creado un año antes por Miguel Ángel Núñez (guitarra), Pepe Fernández (bajo) y Josep María Vilaseca “Tapi” (batería), los dos primeros procedentes de Vértice y el último de Màquina!, una de las formaciones pioneras del rock progresivo en España. El nombre de la banda fue el resultado de sumar el apodo de Vilaseca (“Tapi”) y las iniciales de Miguel Ángel Núñez; así permaneció incluso cuando el guitarrista tuvo que abandonar Tapiman para incorporarse al servicio militar, circunstancia que obligaría a sustituirle por, el ya mencionado, Max Sunyer. Según explica Àlex Gómez-Font en su libro Barcelona, del rock progresivo a la música layetana y Zeleste (Lleida: Milenio, 2011; pp. 75-76), antes de que Miguel Ángel Núñez abandonara el grupo grabaron un disco de una sola vez, como si fuera en directo, aunque con la entrada de Max Sunyer decidieron abandonar este proyecto y grabar un nuevo Lp, ya con Sunyer, que es el que finalmente saldría al mercado; un trabajo titulado “Tapiman” (1972) que, en mi opinión, todos los amantes al hard rock, el blues-rock y el rock progresivo deberían conocer.

Tras este disco publicaron el que hoy nos ocupa, titulado “Rock & Roll Music”, con la incorporación como cantante de Jordi Querol, aunque lo cierto es que se hizo sin que apareciera el nombre de Tapiman por ningún lado, de ahí que, en ocasiones, ni siquiera se le considere un disco de esta formación. Apenas se publicaron mil copias, lo que le convierte en un tesoro para los coleccionistas. Poco tiempo después volvería a ser publicado por Max Sunyer como disco homónimo (1972). Ese mismo año acabaría disolviéndose Tapiman por desavenencias relacionadas con la manera de entender el trabajo entre los componentes de la banda, aunque unos años después tendrían un reagrupamiento fugaz, que aprovecharon para grabar su último álbum, “En Ruta” (1979), con el sello Chapa. “Rock & Roll Music” (o “Max Sunyer”) es un disco de versiones de clásicos del R&R, pero ejecutado con aspereza hardrockera y, en cierto modo, también un poco «garagera«. Esta perla olvidada de la discografía hispana está compuesta por diez canciones, todas muy conocidas: “Jailhouse Rock”, “What’d I Say”, “Carol”, “Kansas City”, “Tutti Frutti”, “Long Tall Sally”, “Blue Suede Shoes”, “Dust My Blues”, “Roll Over Beethoven” y “Rock & Roll Music”. En los respectivos enlaces podéis escuchar estas potentes versiones, y os dejo cuatro de ellas al comienzo del post, elegidas entre las que ya han tenido cabida en anteriores entradas de este blog.

Buddy Guy, Eric Clapton, Robert Cray, John Mayer, Hubert Sumlin, Jimmie Vaughan y Johnny Winter. «Sweet Home Chicago»

De Robert Johnson -algo así como “el abuelo del rock, por la gran influencia que ha tenido en los mejores músicos de este estilo-, y de su efímera vida de leyenda, nos hemos ocupado en entradas anteriores, de manera particular en las dedicadas a los temas “Cross Road Blues” y “Dust My Broom”. Falleció a los veintisiete años, y tan solo le dio tiempo a grabar veinticuatro canciones, la mayor parte de ellas muy versionadas por las grandes figuras del blues y del rock. De entre todas ellas, “Sweet Home Chicago” es una de las más recordadas e interpretadas (aquí tenéis el original). Según señalan quienes han estudiado su obra, Robert Johnson la escribió el 23 de noviembre de 1936, en la habitación 414 del Hotel Gunter de San Antonio (Texas -EE.UU.-), a partir de canciones anteriores como “Honey Dripper Blues”, “Red Cross Blues” y, sobre todo, “Kokomo Blues”, una canción grabada por primera vez en 1927, con el título de “Kokola Blues”, por Madlyn Davis & Her Hot Shots; después de alguna interpretación más, fue relativamente conocida gracias a la versión de Kokomo Arnold.

Mientras que el “Kokola Blues” de Madlyn Davis hacía referencia a la localidad de Kokomo (Indiana), la adaptación de Robert Johnson aludía a Chicago, pero también a California. De hecho, la alusión a Chicago es tangencial y equívoca: “Oh, baby, don’t you want to go? Oh, baby, don’t you want to go? Back to the land of California. Tom my sweet home, Chicago”. Como os podéis imaginar, existen todo tipo de teorías que tratan de explicar este aparente error geográfico. Robert Johnson conocía bien la geografía americana y, además, era muy cuidadoso con sus letras, por lo tanto, parece que quedaría descartado el error del compositor. Hay quienes piensan que Johnson habla en su canción de un viaje por los Estados Unidos, desde California a Chicago (Illinois), pasando por Des Moines (Iowa), incluso como si se tratara de ir en busca de la descripción metafórica de un paraíso imaginado, alejado de la pobreza y el racismo de aquellos años treinta; otros biógrafos y estudiosos de este guitarrista sugieren que se trata de un error calculado para tratar de engañar a una mujer o, simplemente, un error de alguien sin formación que desea conquistar a una mujer y no sabe diferenciar Chicago de California; y hay quienes abogan por un Chicago californiano, en concreto Puerto Chicago, donde quizás viviera un pariente de Johnson. Con el paso de los años, y pese al significado confuso de la canción, “Sweet Home Chicago” se ha convertido en un homenaje a la ciudad más poblada de Illinois, de ahí que la letra de la canción se haya ido modificando hasta desaparecer cualquier referencia al estado de California.

La lista de versiones es interminable, de hecho, os animo a que propongáis la que más os guste. En esta ocasión, dado el carácter de encuentro fraternal y festivo que suele acompañar a esta melodía, sólo os voy a mencionar algunas jam session de las que tenemos testimonio gracias a internet, en concreto una con Bonnie Raitt, Tracy Chapman, Jeff Beck y Beth Hart; otra con BB King, Buddy Guy, Mick Jagger, Jeff Beck y otros músicos (incluso canta Barack Obama, hacia el minuto 1:55); y, como plato principal, encabezando esta entrada, la del Crossroads Guitar Festival de 2007, con Buddy Guy, Eric Clapton, Rober Cray, John Mayer, Hubert Sumlin, Jimmie Vaughan y Johnny Winter, todo un festival guitarrero.

Joan Baez / The Animals / The White Buffalo “The House of the Rising Sun”

Joan Baez grabó su primer álbum en el año 1960, se tituló “Joan Baez” y en él se incluyeron trece canciones populares arregladas e interpretadas por la cantante estadounidense; ya hemos hablado de este disco en una entrada anterior, dedicada al tema “Donna, Donna”, en la que también dábamos alguna pincelada en torno a su biografía más temprana. En este Lp podemos escuchar una de las versiones más conocidas de “The House of Rising Sun”, melodía de autoría y origen incierto, cuya primera grabación se remonta al año 1933, en el sello Vocalion, por Clarence “Tom” Ashley y Gwin Foster a partir de los recuerdos que tenía de esta canción el primero, transmitidos por su abuelo. La canción nos habla de una persona (puede ser hombre o mujer, en función de quien la interprete) que debió pasarlo mal en la ciudad de Nueva Orleans (Luisiana –EE.UU.-), no se sabe muy bien si debido al juego, al alcohol, a la prostitución o a una suma de todo; quizás en las interpretaciones masculinas son más abundantes las referencias al juego, mientras que en las femeninas lo es la prostitución. Tanto los historiadores como los antropólogos musicales han propuesto diferentes lugares en Nueva Orleans donde localizar esa casa del sol naciente; las más de las veces burdeles, aunque también  hay casas de juego, hoteles, cárceles o lugares donde a las prostitutas se las trataba la sífilis. Aquí podéis descubrir algunas de estas ubicaciones reales propuestas para esta “casa”, aunque a lo mejor se trataba de una metáfora y, en realidad, tal enclave nunca existió.

No son pocas las versiones que se han hecho de esta canción anteriores a la de Joan Baez; en los años treinta lo hicieron, además de Tom Ashley y Gwen Foster, Callahan Brothers, Georgia Turner o Roy Acuff; en la década de 1940 la grabaron artistas como The Almanac Singers, Woody Guthrie, Libby Golman, Josh White, Leadbelly o Esco Hankins; mientras que en los cincuenta fue versionada por músicos como Glenn Yarbrough, Pete Seeger, The Weavers o Miriam Makeba. Posteriores a la de Joan Baez son las de Nina Simone, Carlyne Hester, Bob Dylan, Odetta y, por supuesto, la del grupo The Animals, la versión más conocida y mejor valorada de cuantas se han hecho de esta canción. La banda de Eric Burdon grabó “The House of the Rising Sun” en 1964, en un single cuya cara B estaba ocupada por el tema de Ray Charles “Talkin’ ‘bout You”. Tal y como ha reconocido en alguna ocasión Eric Burdon, estaban buscando una canción que captara la atención del público, y vaya si lo consiguieron; solían interpretar esta melodía en una gira que hicieron junto a Chuck Berry, la dejaban para el final, con el fin de concluir su actuación con una canción diferente, en tono folk-rock, para que contrastara con el estilo declaradamente roquero con el que habitualmente acababa este tipo de conciertos. En esta inmortal versión hay tres elementos que llaman la atención: el luminoso órgano de Alan Price, la voz agresiva y profunda de Eric Burdon y el arpegio de guitarra (compuesto a partir de la secuencia de acordes que utilizó Bob Dylan en su versión), especialmente llamativo al comienzo de la canción, imitado una y mil veces por músicos profesionales y aficionados que dan sus primeros pasos con la guitarra.

Para la tercera versión destacada de hoy propongo a un artista actual, The White Buffalo (ya hablamos de él en un post anterior) acompañado de la banda The Forest Rangers (conocida gracias a la serie “Hijos de la Anarquía”). Casi todas las versiones posteriores a 1964 suelen tomar como punto de partida la de los Animals; os dejo algunas, en concreto las de Lone Star (en español), Frijid Pink, The Everly Brothers, Conway Twitty, Alan Price, Santa Esmeralda, Tracy Chapman, Sinead O’Connor, Jerry García, David Grisman & Tony Rice, Bon Jovi y Muse.

Ten Years After. “I’d Love to Change the World”

Ten Years After fue una de las bandas triunfadoras en el mítico Festival de Woodstock con una interpretación frenética e irrepetible de “I’m Going Home”, canción que ya tuvimos aquí en una vieja entrada publicada hace casi seis años. Tal y como nos cuenta José M. Doménech en su interesante libro La música del diablo. Historia del blues británico (Barcelona: Curbet, 2012; págs. 121-126), este grupo fue creado por el guitarrista Alvin Lee en la ciudad inglesa de Nottingham; empezó tocando en bandas locales y, con diecisiete años, a comienzos de la década de 1960, formó el trío Jaybirds junto con Leo Lyons (bajo) y Dave Quickmire (batería), quien acabaría abandonando la formación en 1965; poco tiempo después, cambiarían el nombre de Jaybirds por el de Ten Years After, a la vez que se comprometían con un estilo menos rocanrolero y más cercano al blues-rock. Su primer álbum, titulado igual que la banda, se publicó en 1967, después vendría el directo “Undead” (1968), “Sssh” (1969), “Cricklewood Green” (1970), “Watt” (1970) y “A Space in Time” (1971), el Lp que contiene nuestra canción de hoy: “I’d Love to Change the World”. Tras este trabajo publicaron tres más: “Rock & Roll Music to the World” (1972), “Recorded Live” (1973) y “Positive Vibrations” (1974); después se separaron, aunque se han vuelto a reunir en varias ocasiones para ofrecer conciertos y grabar álbum más.

Podríamos decir que “A Space in Time” es un álbum más suave que sus trabajos anteriores, muy próximos al hard rock; es un disco más acústico y más hippie, como puede comprobarse en el tema que nos ocupa, en el que Alvin Lee (autor de la canción) realiza una deslavazada denuncia del sistema capitalista, de su desigual reparto de la riqueza, y de la paz, el amor y la ecología como valores a practicar y respetar: “Me gustaría cambiar el Mundo, pero no sé cómo hacerlo, así que te lo dejo a ti”. La parte musical es espectacular, sobre todo las guitarras (acústica y eléctrica), sobre las que se construye la melodía. Con tanto buen guitarrista como hubo en los setenta, a veces nos olvidamos del gran Alvin Lee que, en este tema, nos ofrece su faceta más delicada y pausada. Para finalizar, os dejo con la versión que, en el año 2007, publicó la banda estadounidense Tesla; fue incluida en un Ep titulado “A Peace of Time”, en el que se pueden escuchar versiones de temas propios y ajenos, al igual que hicieron en dos álbumes tributo publicados el mismo año: “Real to Reel” y “Real to Reel, Vol 2”.

trn900

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