Lou Reed. “Walk On the Wild Side”

The Factory fue el nombre por el que se conoció al estudio de Andy Warhol en Nueva York que, entre 1962 y 1984, tuvo varias sedes diferentes. Libertad, creatividad, desinhibición y underground, todo ello (y mucho más) estuvo presente en este lugar de encuentro de artistas y músicos, donde todo era posible: orgías desenfrenadas, excesos anfetamínicos y psicodélicos, prostitutas, transexuales y todo tipo de personajes transgresores. Lou Reed fue uno de los habituales de La Factoría, ya desde su etapa como miembro de The Velvet Underground (en esta entrada hablábamos de ello). En su segundo álbum en solitario (“Transformer”, 1972), uno de los mejores trabajos del neoyorkino, en el que se incluyeron melodías tan reconocibles como “Vicious”, “Perfect Day”, “Hangin’ Round” o “Satellite of Love”, también aparece otro tema que, bien podría decirse, es un homenaje a sus años en The Factory.

Walk on the Wild Side” es como una especie de biografía velada de algunos de los personajes que poblaron aquel universo warholiano de La Fábrica; en este tema se habla de sexo oral, transexuales, chaperos, prostitutas o traficantes de drogas, todo ello en apenas cuatro minutos de canción; quizás la más conocida de Lou Reed, no en vano llegó a confesar a un periodista: “Sé que mi obituario ya ha sido escrito. Y comienza ‘Doot, di-doot, di-doot”. El título de la canción está inspirado en la novela de Nelson Algren A Walk on the Wild Side (1956) y en la melodía, del mismo título, que se incluyó en la película de Edward Dmytrik, basada en la novela de Algren. Miquel Echarri, en un artículo publicado en El País, titulado “’Walk on the wild side’: quiénes eran y qué fue de los verdaderos protagonistas del himno de Lou Reed”, nos habla de las personas que estaban detrás de los personajes que transitaban por esta canción: Holly Woodlawn, Candy Darling, Joe Dallesandro, Joe Campbell y Jackie Curtis, “cinco historias de superación personal” -como reconoció el propio Lou Reed-, un homenaje a quienes “supieron sobrevivir a infancias y adolescencias francamente miserables para convertirse en lo que querían ser, y ese es el único logro en la vida que de verdad importa”. En lo musical, destaca el tono susurrante, la línea de bajo (tocado por Herbie Flowers, aquí explica cómo fue aquella grabación), los coros interpretados por el grupo vocal Thunderthigs, la batería de Ritchie Dharma (tocada con escobillas o plumillas, en lugar de baquetas clásicas) y el solo de saxo a cargo de Ronnie Ross. Finalizo con un directo de Lou Reed, del año 1985, y con una versión en español, a cargo del cantautor Albert Pla, aunque hay bastantes más.

Las Cinco Canciones de Antonio Chico (IV): “Poison” (Alice Cooper)

Y cambiamos de tercio, nos pasamos al heavy metal con ribetes de glam rock del estadounidense Alice Cooper. Antonio nos explica cómo llegó hasta “Poison” (1989) y hasta su teatral, maquillado y siniestro autor. Según he podido leer, el vídeo oficial fue censurado durante las exhibiciones diurnas, ya que aparecía una modelo en topless; en su momento, fue uno de los vídeos más exitosos de la cadena de televisión MTV. Esta melodía fue utilizada para un anuncio del Wolkswagen Passat, la verdad es que no me acuerdo si se pasó por las cadenas españolas de televisión.

«‘Poison’ es una canción que disfruto siempre que la escucho, a pesar de que la he oído incontables veces. Fue lanzada justo cuando mi gusto musical era más maleable y por lo tanto quedó impregnada en mi subconsciente al grado que ahora ya no estoy calificado para calificarla de manera imparcial. Es un pedazo de mi vida que se renueva cada vez que la oigo de nuevo y puedo cantar su letra de memoria. Pertenece al álbum titulado «Trash» (Basura, en español), lo cual es irónico porque el disco en su totalidad es excelente y presenta un hard rock destilado, con garra y convicción. En fin, tiene un lugar de honor en la banda sonora de mi vida. Y fue con esta canción que conocí a Alice Cooper pues no había aparecido en mi mundo anteriormente salvo por la canción «You and Me» que, a pesar de ser muy famosa, no era representativa de su estilo particular de shock rock. En los siguientes años lanzó los álbumes «Hey Stoopid» y «The Last Temptation» que, a pesar de que también eran muy buenos, les faltaba un poco de la dureza de Trash«.

Antonio Chico

Tom Jones / Alex Harvey Band / Bruce Dickinson / «Delilah»

El año pasado, con motivo del encuentro de rugby entre las selecciones de Gales e Inglaterra, se retomaba la polémica en torno a la canción “Delilah”, himno de algunos equipos de fútbol británico, como el Stoke City, y una de las canciones más tarareadas en los campos de rugby y en otros eventos deportivos. El político laborista Chris Bryant llegó a decir que “está comprobado que cuando hay partidos internacionales de rugby y, a veces de fútbol, aumenta drásticamente el número de incidentes de violencia doméstica. Yo también he cantado Delilah. No obstante, es la hora de cambiarla por cualquier otra canción” Un par de años antes, Dafydd Iwan, cantante y presidente del Partido de Gales, se manifestaba en el mismo sentido: “es de lamentar que el texto que cuenta el asesinato de una mujer se haya elevado a la categoría de segundo himno nacional [de Gales]”. “Delilah” fue compuesta por Les Reed, Barry Mason y Whitinghan Sylvan, tomando como inspiración la historia bíblica de Sansón y Dalila; narra el crimen cometido por un marido celoso cuando descubre que su mujer le es infiel; el relato es el clásico que, tradicionalmente, han venido utilizando muchos de los hombres que cometen delitos de este tipo, poniendo como excusa el crimen pasional, que han perdido la cabeza o, como sucede en esta melodía, piden perdón a la víctima una vez asesinada. “Dalilah” fue publicada como single, en 1968, por el galés Tom Jones, y bien podría decirse que fue la canción que lanzó su carrera como cantante profesional. Cuando este tema llegó a España se tergiversó la letra, de tal manera que cuando la canción dice algo así como “Sentí el cuchillo en mi mano y ella dejó de reír», nuestros guardianes franquistas de las buenas costumbres lo tradujeron como “Sentí su cuchillo de la traición en la mano, clavándolo en mi corazón”.

Existen unas cuantas versiones de este tema, sobre todo en el ámbito del pop y de la canción melódica, aunque también hay unas cuantas interpretadas por grupos de rock, que son las que hoy van a protagonizar la alternativa sonora en este día de versiones; es el caso de Paddy Goes To Holyhead, de los metaleros Leningrad Cowboys, de los góticos Inkubus Subkkubus, de los punk-celta Flogging Molly o de los metaleros alternativos Faith No More. Casi todas las versiones rock son un tanto gesticulantes y exageradas, a veces incluso hilarantes, para algunos divertidas, para otros sencillamente ridículas; los dos vídeos que acompañan al original de Tom Jones son partícipes de esta circunstancia (si os queréis reír un buen rato, aconsejo que no os los perdáis): en el primero podemos ver a la banda de Alex Harvey (a partir del minuto 2:20 la cosa se pone realmente grotesca) y en el segundo a Bruce Dickinson, vocalista de Iron Maiden, en un programa de televisión creo que irlandés. Para finalizar, os dejo con un bonus track en este mismo sentido, esta vez en español (con letra propia) a cargo de La Orquesta Mondragón.

Norman Greenbaum / Doctor and the Medics / The Kentucky Headhunters. «Spirit in the Sky»

Norman Greenbaum es un norteamericano de Massachusetts que vive en Petaluma (California), promoviendo conciertos y alejado de los escenarios y la fama. Aunque grabó algunos discos a finales de los sesenta y principios de los setenta, es conocido en el mundo de la música por su éxito «Spirit in the Sky», compuesto por él y publicado en 1969 como single y, poco después, como parte de su primer álbum, titulado igual que la canción. Nació en el seno de una familia judeoamericana y fue educado como tal, por lo que resulta paradójico que «Spirit in the Sky» esté considerado como un himno religioso cristiano debido a su letra, en la que se habla de Jesús y del Cielo como lugar a donde ir después de morir. El propio Norman Greenbaum ha reconocido que, en realidad, se inspiró en las películas del oeste, en aquellos héroes que morían con las botas puestas, y en algunos cantantes de country, como Dolly Parton o Porter Wagoner, cantando canciones de temática religiosa en la televisión; nunca pensó en componer una canción de plegaria o alabanza cristiana: «he utilizado el elemento cristiano porque tenía que utilizar algo y porque estaba ahí, pero lo más importante no es la parte en la que se menciona a Jesús, sino la propia historia del espíritu que se marcha para el cielo. Es bastante divertido: yo también quería morir con mis botas puestas». Lo más reconocible de «Spirit in the Sky», su verdadera seña de identidad, es ese riff inicial de guitarra, entre psicodélico y hardrockero, con el que consiguió cautivar a los aficionados al rock. Sin embargo, no parece que sea totalmente original; apenas un año antes Canned Heat cerraban su excelente «Boogie with Canned Heat» con un tema («Fried Hockey Boogie«), compuesto por el bajista Larry Taylor, que recuerda bastante al que hoy nos ocupa. Incluso podría pensarse en una influencia anterior en lo que a este riff se refiere, la del tema «Boogie Chillen«, grabado por John Lee Hooker en 1950, incluso el tema «Shake Your Hips» (1965), de Slim Harpo. Y si queremos seguir viendo parecidos razonables, ahí tenéis, sin ir más lejos, uno de los temas más conocidos de ZZ Top, «La Grange«, publicado en 1973. Para la segunda versión os propongo a la banda de glam-rock Doctor and the Medics, que incluyeron este tema en su álbum «Laughing at the Pieces» (1986); y para la tercera a los Kentucky Headhunters, grupo de rock sureño que versionó esta canción para su segundo álbum de estudio («Electric Barnyard», 1991). No obstante, si queréis escuchar otras versiones, aquí tenéis las debidas a Bauhaus (rock gótico, post punk), Nina Hagen (punk, new wave), Larry Norman (rock cristiano), Elton John (melódico) o las más poperas de Dorothy Morrison, Gareth Gates o Kim Wilde.

T. Rex / Radio Futura / Virgin Steele. «Ballrooms of Mars» / «Divina»

No todos los artistas que viven de la música se enorgullecen de su pasado; hay algunos, como Radio Futura, que siempre han renegado de su primer trabajo: «Música Moderna» (1980). De hecho, pasaron dos años hasta que grabaron «La estatua del jardín botánico«, el tema que, a la postre, les convertiría en un grupo nuevo. He visto a Radio Futura en un par de ocasiones y en ambas me marché con un regusto agridulce; la primera debió ser hacia 1984, en aquellas fiestas de San Isidro que siempre contaron con la complicidad y el apoyo del alcalde Enrique Tierno Galván; la segunda cuando se estaban separando y, he de decir, que estuvieron fríos y poco comunicativos, los que triunfaron aquel día fueron los gallegos Siniestro Total, que actuaron de teloneros y estuvieron vibrantes y divertidos. En ambas ocasiones, a pesar de las peticiones reiteradas del público, no consintieron en tocar canciones de su primer disco, en particular la más aclamada: «Divina (los bailes de Marte)», una versión del tema de Marc Bolan «Ballrooms of Mars» a la que Herminio Molero, fundador de Radio Futura, cambió la letra para adaptarla a las circunstancias españolas del momento y poderla dedicar a una de las integrantes del grupo Kaka de Luxe, Olvido Gara, más conocida como Alaska: «Te veo bailar con pegatinas en el culo y mueves con tu ritmo la cara de tus fans. Eres una bruja de oro, eres un pequeño gángster. Estuviste con Kaka de Luxe pero no te oí cantar». Como acabamos de comentar, el original fue compuesto por el líder de la banda británica de glam rock T. Rex (sobre su trágica muerte nos hemos ocupado en una entrada anterior, dedicada a la cantante Gloria Jones), y fue incluido en la banda sonora de la película «Escuela de rock«. Además del original de Bolan y la versión de Radio Futura, os propongo una tercera: la del grupo neoyorquino de heavy metal Virgin Steele, que forma parte de su disco «Life Among The Ruins» pero no de su edición original de 1993, sino de la reedición que se hizo en 2012, que contó con veinte canciones más en un segundo disco. También es interesante la de Richard Barone, el que fuera cantante del grupo The Bongos. Sobre la que perpetraron Raphael y Alaska mejor no comentar nada, habla por sí sola siempre que os atreváis con ella.

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