Teverano. “Musical Express”

“Musical Express” fue un programa emitido por La2 de Televisión Española (el antiguo UHF) durante los años 1980-1983 aunque, desde un par de años antes, ya se emitía por el circuito catalán de la televisión pública. Estuvo presentado por el periodista Àngel Casas, quien se inició profesionalmente en el mundo de la radio (Radio Juventud y Radio Barcelona de la Cadena SER); en 1977 entró a formar parte -junto con Carlos Tena y Diego A. Manrique- del programa musical “Popgrama”, de algún modo el que abrió el camino a “Musical Express”. Tanto en “Popgrama” como en “Musical Express” se incluían noticias y actuaciones en directo de músicos y grupos de pop, rock, jazz y de otros estilos pertenecientes al universo underground, no siempre bien contemplado por la industria discográfica convencional. Mientras que para la sintonía de “Popgrama” se utilizó el tema “Preludi i Record”, de la banda catalana de rock progresivo Iceberg, “Musical Express” contó con la melodía titulada igual que el programa, perteneciente al grupo Teverano (aquí tenéis la cabecera con la sintonía).

Teverano fue una banda de vida efímera, formada a partir de componentes que había pertenecido a Iceberg, como el teclista Josep Mas “Kitflus”, y a Barcelona Traction, es el caso de Francis Rabassa (batería) y Jordi Clúa (bajo); a ellos se unieron los hermanos Bardagí: Pere (violín) y Josep Maria (guitarra), acompañantes habituales de Joan Manuel Serrat. Tan solo grabaron un single, con las canciones “Musical Express” y “Cel de Nit”, además de un disco homónimo publicado en 1981 por el sello Discophon (aquí lo podéis escuchar), cuyo estilo tiene una pizca de rock progresivo y mucho jazz-rock con un cierto toque latino-mediterráneo que, de alguna manera adelantaba el sonido que, apenas un año después, nos propondría Pegasus -banda de la que ya hemos hablado en este blog-, de la que formó parte el maestro “Kitflus”. Parece que el tema que nos ocupa fue versionado por su creador, Josep María Bardagí, años después; una interpretación ejecutada con dos guitarras y una caja de ritmos, que apareció en un disco que acompañaba a un fascículo perteneciente a un método de guitarra por entregas, de venta en quioscos; hablo de oídas, porque no he podido escuchar esta didáctica versión que, hoy día, debe ser pieza de coleccionista.

Chicago. “25 or 6 to 4”

La banda estadounidense Chicago, una de las big bands de rock más conocida junto con Blood, Sweat & Tears, se formó en 1967 a partir de un grupo de músicos que, en líneas generales, se mantuvo unido durante bastante tiempo. Como ya comentamos en una entrada anterior, publicaron su primer álbum -un disco doble- en 1969, bajo el título de “Chicago Transit Authority”, el mismo que inicialmente tuvo esta formación. Su segundo disco (“Chicago”, también conocido como “Chicago II”), también doble, salió al mercado en 1970. A partir de ahí encadenarían un disco tras otro, a una velocidad que incluso superaba las expectativas de sus seguidores y, por supuesto, de los críticos, incapaces de asimilar tanta producción. Con todo, esta primera etapa de Chicago es, quizás, la de mayor calidad; una propuesta musical muy interesante, en la que se manejan elementos procedentes del jazz-rock, el funk, el soul, incluso el rock progresivo. Sin embargo, Chicago es más conocido, al menos para la mayoría del público, por sus baladas, género en el que destacaron desde mediados de la década de los setenta, cuando decidieron abandonar el jazz fusión que caracterizara sus primeros trabajos por un sonido más cercano al AOR o el rock melódico; para que veáis la diferencia de sonido, os recomiendo que escuchéis el tema “If You Leave Me Now” (1976), una de sus canciones más conocidas, que ya fue objeto de atención en este blog, y lo comparéis con la melodía que protagoniza este post, “25 or 6 to 4”, que fue incluida en el ya mencionado “Chicago II” (1970).

Fue compuesta por uno de los miembros de la banda, el teclista Robert Lamm, y en ella podemos apreciar un buen trabajo de guitarra y la característica sección de viento de esta formación, todo ello al servicio de una composición con cierto aroma funk; no en vano fue versionada por una de las bandas clásicas de este género: Earth, Wind & Fire (aquí tenéis un estupendo directo con los dos grupos juntos interpretando la canción). Robert Lamm comentó en una entrevista que compuso el tema con una guitarra de doce cuerdas, a la que le faltaban dos, y la letra en apenas un día; algunas voces autorizadas señalan que existe una similitud de ciertos acordes de “25 or 6 to 4” con la versión de “Babe I’m Gonna Leave You” realizada por Led Zeppelin, a la que también dedicamos una entrada, incluso con alguna canción más. “25 or 6 to 4” fue prohibida en algún país, concretamente en Singapur, por entender que el título y la letra aludían a las drogas, incluso hubo quien pensó que era el código para identificar a un famoso; sin embargo, los componentes de Chicago han señalado que el título no es más que un dato de carácter temporal: 25 ó 26 minutos antes de las cuatro de la madrugada. Para terminar, os dejo un par de versiones (aunque hay más): una desde el jazz, la de la Manhattan Jazz Orchestra, y otra desde el rock, la de Mötley Crüe, aunque en el ámbito del heavy metal las hay más contundentes, como la de Intruder.

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Guadalquivir. “Baila Gitana”

Andrés Olaegui y Luis Cobo “Manglis” (también conocido como “El Mangarra”) son dos guitarristas sevillanos creadores de la banda Guadalquivir, una de las formaciones de mayor calidad de cuantas compusieron el entramado conocido como rock andaluz. Ambos músicos hicieron el servicio militar juntos, en 1972, allí empezaron a hablar de la música que les gustaba (Miles Davis, Herbie Hancock, Return to Forever, Weather Report, etc.), a componer y a tocar; Andrés Olaegui ha reconocido en una entrevista que intentaban hacer la música de sus bandas de referencia con sus propias guitarras y que algunos de los temas de Guadalquivir, grabados seis años después, se gestaron durante la mili. Tras licenciarse marcharon a Madrid y crearon Manantial, junto a otros músicos; comenzaron a tocar en locales de jazz (Balboa Jazz, Whisky Jimm, Raíces, etc.), donde se codearon con la vanguardia del jazz-rock madrileño: Jorge Pardo, Pedro Ruy Blas, Luis Fornés, Rubem Dantas, etc. Olaegui y “Manglis”, junto con Jaime Casado (bajo), Pedro Ontiveros (saxo, flauta) y Larry Martín (batería), crearon Guadalquivir en 1978, después de grabar el disco de Miguel Ríos “Al Andalus” (1977), en el que intervinieron como músicos de sesión. Fue entonces cuando el mánager de Triana les sugirió que crearan una banda que hiciera de teloneros de sus representados; debutaron en marzo de 1978, en el Polideportivo de Móstoles. Tras una gira muy exitosa por todo el país, grabaron su primer álbum (“Guadalquivir”, 1978) en los estudios EMI de Barcelona y Kirios de Madrid, y dos años después el segundo (“Camino del Concierto”); se disolvieron en 1983, tras publicar su último Lp (“Después del silencio”), en palabras del batería Larry Martín: en aquella época “ya no llenaban las plazas de toros Weather Report, Chick Corea, Triana o Iceberg, sino gente muy joven haciendo pop y punk, en general muy malo musicalmente, con dos acordes y una caja de ritmo; eso nos empezó a descorazonar”. El disco que más me gusta es el primero, en el que también intervinieron en su grabación músicos como Manolo Marinelli (Alameda) a los teclados, Rubem Dantas a la percusión o el guitarrista flamenco Diego Carrasco; en este trabajo se puede apreciar bien el sonido característico de Guadalquivir, más cercano al jazz-rock que al rock progresivo. Es un trabajo francamente bueno, cálido y sensible, os aconsejo que lo escuchéis entero cuando podáis (aquí lo podéis hacer); para tratar de convenceros os dejo una de mis piezas preferidas, “Baila Gitana”, espero que os guste.

La cita, y gran parte de los datos que aparecen en esta entrada, ha sido tomados del texto de Salvador Domínguez. Los Hijos del Rock. Los Grupos Hispanos 1975-1989. Madrid: SGAE, 2004.

Iceberg. «La Flamenca Eléctrica»

El rock progresivo que se hizo en España durante la década de los setenta es, en líneas generales, el gran desconocido de nuestra música popular, a pesar de su innegable calidad y del enjambre de músicos y grupos que conformaron este colectivo; véase sin ir más lejos el texto de Antonio José Barroso Rivera*, una herramienta fundamental para todo aquel que desee zambullirse en este asunto. La mayor parte de estas bandas publicaron, en el mejor de los casos, uno o dos álbumes, otras veces sólo singles y, a menudo, ni siquiera llegaron a comercializar ninguno de sus materiales. Iceberg, el grupo protagonista de esta entrada, fue una excepción puesto que publicó cinco Lps y gozó del favor del público, incluso –según he podido leer– llegó a tocar en el popular concurso de televisión «Un, dos, tres… responda otra vez» (lástima que no haya podido encontrar el vídeo …) Bien podría decirse que forman parte de la segunda generación del rock progresivo catalán, los que tomaron el testigo de bandas como Pan y Regaliz, Evolution, Maquina!, OM, Tapiman, Pau Riba, Música Dispersa o Fusioon. Iceberg estuvo activo entre 1975 y 1979; buena parte de los músicos que fundaron esta banda lo hicieron cuando trabajaban a las órdenes de Tony Ronald o de Luis Aguilé; el quinteto inicial estaba formado por Max Sunyer (guitarra), Josep Mas «Kitflus» (teclados), Primi Sancho (bajo), Jordi Colomer (batería) y Ángel Riba (voz, saxo y guitarra rítmica). Con esta formación grabaron su primer disco, «Tutankhamon» (1975); el siguiente («Coses Nostres«, 1976) fue totalmente instrumental; el tercero («Sentiments», 1977) ya se grabó como cuarteto, al abandonar el vocalista Ángel Riba; los dos últimos discos fueron «En Directe» (1978) y «Arc-en-ciel» (1979). Kitflus se fue con Serrat –de esta colaboración ya hemos dado cuenta en otra ocasión– y Max Sunyer, tal y como él mismo ha señalado,

«estaba [ya] harto de tirar del carro (…) Necesitábamos ideas nuevas, nuevas posibilidades y en cambio sentíamos que nos repetíamos. Si os fijáis en el último disco de Iceberg, la mayoría de los temas los compuse yo»**.

En 1982, Max Sunyer y Kitflus volverían a unirse para crear otra excelente banda: Pegasus, aún más volcada hacia el jazz que Iceberg. El tema que he elegido para presentar a este gran grupo es «La Flamenca Eléctrica», perteneciente a su Lp «Coses Nostres«, un disco que comenzaba con «Prelui i Record«, la sintonía del magacín televisivo Popgrama (1977-1981). En mi opinión, «La Flamenca Eléctrica» representa muy bien lo que fue el estilo de esta banda: un rock progresivo de extraordinaria calidad, volcado hacia el jazz-rock, con influencias de bandas como la Mahavishnu Orchestra o Weather Report. Uno por uno, cada uno de los músicos representan a lo mejor del rock y el jazz-rock hecho en España, en especial Max Sunyer, un guitarrista con una técnica, una sensibilidad y un gusto musical a la altura de los mejores en su estilo, véase John McLaughlin, Pat Metheny, Al Dimeola, Larry Coryell o John Scofield.

* Barroso Rivera, Antonio José. Enciclopedia de la música progresiva en España. 2002, y aún … una Odisea. Castellar de la Frontera: Castellarte, 2007.
** Consultado en: Gómez-Font, Álex. Barcelona, del rock progresivo a la música layetana y Zeleste. Lleida: Milenio, 2011, pág. 133.

Colosseum. «Beware The Ides of March»

La expresión «cuídate de los idus de marzo» tiene su origen en la obra de William Shakespeare «Julio César«; este líder militar y político romano fue asesinado el 15 de marzo del año 44 a.C. La fecha tiene una especial relevancia por cuanto supuso el fin de la República como forma de gobierno en la Roma clásica y el inicio del Imperio. A pesar de este trágico acontecimiento, los idus eran las fechas del calendario romano que estaban consideradas como días de buenos augurios, solían ser los 15 de marzo, mayo, julio, octubre y los 13 del resto de meses del año. No es de extrañar que esta expresión fuera también el título de un tema compuesto por los miembros de una banda denominada Colosseum, imagino que en honor al famoso anfiteatro construido en el centro de Roma durante el siglo I d.C.; fue incluido en su primer álbum («Those Who Are About to Die Salute You«, 1969), traducción de la expresión latina morituri te salutant que, según la creencia popular, decían los gladiadores antes empezar sus combates: «Ave César, los que van a morir te saludan»; sin embargo, no parece que fuera éste el colectivo autor de la frase, más bien el que participaba en los combates navales denominados «Naumaquias«.

Colosseum es un interesantísimo grupo que se sitúa entre el blues-rock, el jazz-rock y el rock progresivo, con elementos prestados procedentes de la música clásica. Fue creado en 1968 por músicos que habían formado parte de bandas tan destacadas como las de Graham Bond o la de John Mayall; hablamos del bajista Tony Reeves, del batería Jon Hiseman y del saxofonista Dick Heckstall-Smith, a quienes se unirían Dave Greenslade (órgano) y Jim Roche (guitarra), sustituido poco tiempo después por James Litherland (guitarra y cantante). Tuvieron una primera etapa entre 1968 y 1971, una segunda entre 1975 y 1978 y una tercera, iniciada en 1994, que llega hasta nuestros días. Como acabamos de comentar, su primer trabajo se tituló «Those Who Are About to Die Salute You» (1969); la cara B se iniciaba con el tema «Beware The Ides of March», compuesto por los miembros de la banda aunque la melodía inicial y final es muy parecida a la del tema «A Whiter Shade of Pale» (1967), de Procol Harum, una de las canciones que habitualmente se consideran pioneras del rock sinfónico. A pesar de este parecido razonable, los integrantes de Colosseum nunca lo admitieron, aunque sí reconocieron la influencia de Johann Sebastian Bach, el mismo punto de partida que manejaron los integrantes de Procol Harum para componer «A Whiter Shade of Pale«, probablemente el «Aria para la cuerda de Sol» incluida en la suite orquestal número 3 en re mayor, BWV 1068, aunque hay algunas fuentes que mencionan otras obras de Bach. «Beware the Ides of March» es un tema instrumental que comienza y acaba con la melodía a la que nos acabamos de referir ejecutada por el saxo de Dick Heckstall-Smith, pero lo verdaderamente llamativo es la parte central, con un órgano espectacular que da paso a un potente solo de guitarra apoyado en la sección rítmica y el saxo. Un tema, en definitiva, que hará las delicias de todos los aficionados al rock más virtuoso y elegante.