Santi Picó. «Lago de Cristal» / «Oasis» / «Moonflower»

En la entrada dedicada al “Tema del Müll”, del grupo Pegasus, mostraba mi admiración por los músicos catalanes que, durante los años setenta, conformaron el llamado rock laietano y que, en los ochenta, cultivaron un jazz-rock mediterráneo de una gran calidad; entonces mencionaba a Max Sunyer, Josep Mas “Kitflus”, Rafael Escoté o Santi Arisa, músicos imprescindibles para poder entender la historia reciente de la música hecha en España. Hoy quiero hablaros del guitarrista Santi Picó, un barcelonés al que también podríamos incluir dentro de este selecto grupo, de hecho las colaboraciones entre todos ellos han sido siempre muy habituales. Tal vez alguno lo conozcáis gracias a su paso, durante los ochenta, por el grupo de música electrónica Neuronium; por ser uno de los miembros fundadores del proyecto “Guitarras Mestizas”, en el que también participaron Max Sunyer, David Palau, Joan Vinyals y José Gómez “Chicuelo”; por su trabajo como músico para anuncios publicitarios de televisión, por ser telonero de Marillion en alguna ocasión; por su Santi Picó Blues Band o, tal vez, por su relativamente reciente “Loop Project”, junto con el músico Adrià Grandia. Sin embargo no hay mucha gente que sepa de él por sus cuatro discos en solitario: “La Llave de Plata” (1979), “Oasis” (1980), “Mágica Medianoche” (1984) y “Miskatonic II” (1992). Éste último es el más electrónico de todos, un poco en la órbita de Neuronium, aunque en su trabajo anterior también se pueden apreciar estas influencias. Mis preferidos son los dos primeros, con temas tranquilos, ese tipo de música que transmite paz y sosiego y que, por momentos, recuerda al estilo de Al Di Meola o de Carlos Santana. No resulta muy fácil seguir a este artista a través de youtube, por lo que os sugiero que lo hagáis a través de spotify (aquí tenéis el enlace a su obra en este canal de música). Mientras tanto, por si queréis ver si realmente merece la pena, os voy a proponer algunos temas; los dos primeros, “Lago de Cristal” y “Oasis”, pertenecen a su segundo Lp (“Oasis”), que contó con la colaboración de Evarist Ballús (batería), Josep Mas “Kitflus” (teclados), Ricardo Hochberger (percusiones) y Rafael Escoté (bajo). El tercer tema destacado es una versión del conocido “Moonflower” de Santana, incluido en el primer álbum del proyecto “Guitarras Mestizas”. Por último, aquí os dejo una interpretación de “Tubular Bells”, en el ámbito del mencionado “Loop Project”, que intuyo no os va a dejar indiferentes, ya sea para bien o para mal.

C. Núñez, L. Casal & R. Cooder / Milladoiro / Fusioon. «Negra Sombra»

Rosalía de Castro (1837-1885) es una de nuestras más grandes poetisas, una de las figuras más importantes del Rexurdimento y precursora de la poesía española moderna. Escribió en castellano y gallego, lengua que dignificó y afianzó en una época en la que este idioma no estaba excesivamente bien valorado por la intelectualidad. En el documental «La mitad invisible – Negra Sombra (Rosalía de Castro)» se la recuerda como alguien muy representativo de la cultura gallega, incluso se la conoce como «Rosalyn», comparándola con el icono pop por excelencia: Marilyn Monroe. Aunque, como señalan los especialistas en su obra, Rosalía nunca escribió de manera autobiográfica, sus poemas retratan la sociedad que le tocó vivir, su tristeza, desasosiego y pesimismo por una existencia marcada, en su niñez y juventud, por ser hija natural de un sacerdote, bautizada como hija de padres desconocidos y bajo la custodia de su tía paterna hasta los ocho años; y, en su madurez, por un matrimonio no excesivamente feliz, impuesto por las costumbres y obligaciones sociales de entonces, y por un cáncer de útero que pronto mermó su salud hasta desembocar en una prematura muerte a los cuarenta y ocho años. Follas Novas, poemario publicado en 1880, fue su última obra escrita en gallego; su poema más famoso es «Negra Sombra«, dieciséis versos repartidos en cuatro estrofas que condensan su pesimismo vital, su temor a la muerte y a su implacable proceder. Está escrito con palabras sencillas, al alcance de cualquiera, lo que probablemente ha convertido a este escrito en un himno para los gallegos, y aún más cuando el compositor lucense Juan Montes Capón musicalizó el poema; la canción fue presentada por primera vez en el Gran Teatro de La Habana (Cuba), en 1892, una ciudad llena gallegos que habían abandonado su tierra en busca de mejores oportunidades. Aunque se han realizado muchas versiones de este tema (Amancio Prada, Maria do Ceo, Najla Shami, Nuberu, Martirio, Rosa Zaragoza, Al Bano, Orquesta Sinfónica de Galicia, Los Relámpagos, Astarot, etc.), tengo que comenzar por la que a mí me parece más bella de todas, la de Carlos Núñez, Luz Casal y Ry Cooder, publicada en el primer álbum del gaitero («A Irmandade das Estrelas», 1996) e incluida en la B.S.O. de la película «Mar Adentro«, de Alejandro Amenábar. Las otras dos destacadas son instrumentales, la primera es la de la banda gallega Milladoiro, incluida en el álbum «Castellum Honesti» (1989), y la segunda es francamente interesante, a cargo de los catalanes Fusioon, una de las mejores bandas de rock progresivo y jazz-rock que ha habido en España; formó parte de su primer álbum («Fusioon», 1973), en el que se recogen temas populares y clásicos españoles, como «La Danza del Molinero» de Falla, «El Cant dels Ocells», «Ya se van los pastores», «Pavana Española» o esta espectacular versión de «Negra Sombra».

Cando penso que te fuches,
negra sombra que me asombras,
ó pe dos meus cabezales
tornas facéndome mofa.Cando maxino que es ida
no mesmo sol te me amostras
i eres a estrela que brila
i eres o vento que zoa.Si cantan, es ti que cantas;
si choran, es ti que choras
i es o marmurio do río
i es a noite, i es a aurora.En todo estás e ti es todo
pra min i en min mesma moras,
nin me abandonarás nunca,
sombra que sempre me asombras.
Cuando pienso que te fuiste,
negra sombra que me asombras,
al pie de mi cabecera,
tornas haciéndome mofa. Si imagino que te has ido,
en el mismo sol te asomas,
y eres la estrella que brilla
y eres el viento que sopla.Si cantan, tú eres quien canta;
si lloran, tú eres quien llora;
y eres murmullo del río
y eres la noche y la aurora.En todo estás y eres todo
para mí, en mí misma moras,
ni me abandonarás nunca,
sombra que siempre me asombras.

Las Cinco Canciones de Antonio (II): «If you leave me now» (Chicago)

«If you leave me now» ya ha tenido cabida en este blog, allá por marzo de 2015; entonces comentaba que Chicago tuvo una primera etapa de una gran calidad, donde el rock y el jazz convivieron en armonía, en gran medida gracias a la inclusión de instrumentos de viento. Sin embargo son más conocidos por su segunda etapa, más cercana al soft-rock, al AOR y la balada, género en el que se especializaron. Esta canción apareció en el álbum «Chicago X» (1976); estamos ante una de las canciones preferidas para acompañar momentos románticos, una melosa historia de amor contada por alguien que se resiste a perder a su amada. Seguro que vosotros también tenéis vuestra canción romántica preferida, y seguro que por alguna razón muy concreta …

«Iba a continuación del sensual «Sharring the night together» de Dr. Hook como segundo tema de la primera cinta de cassette que me grabaron y una de las que con mayor ahínco y nostalgia he tratado de conservar desde entonces. Con los años, otras baladas (casi siempre vinculadas, en mayor o menor medida, a algún recuerdo sentimental) han ido conformando mi selección particular de lentas, pero ninguna de ellas ha conseguido desbancar del primer puesto a esta arrebatadora joya musical compuesta por Peter Cetera».

Grandes canciones en versión española: Guitarras Mestizas

«Éste es un país de grandísima tradición guitarrística donde, haciendo excepción de Paco de Lucía y algunos otros flamencos, no se concibe al guitarrista como artista solista». Estas palabras pertenecen a Max Sunyer, uno de los mejores músicos que tenemos en España, fundador de bandas muy importantes para el rock progresivo y el jazz-rock hispano, como Iceberg o Pegasus. Guitarras Mestizas es un proyecto que trató de llenar ese vacío gracias a la asociación de cinco guitarristas de excepción, todos ellos nacidos en Cataluña: Santi Picó, Chicuelo, Joan Vinyals, David Palau y el ya mencionado Max Sunyer; del primero nos ocuparemos próximamente, con alguna versión pero, sobre todo, tratando de reivindicar sus discos en solitario; el segundo desarrolla su trabajo en el ámbito del flamenco, ha acompañado a los mejores cantaores y ha trabajado con músicos de jazz de la talla de Chano Domínguez, Carles Benavent o Jorge Pardo, también ha colaborado con la pianista Maria Joâo Pires, incluso ganó el Goya 2013 por el tema «No te puedo encontrar» de la película «Blancanieves«; Joan Vinyals ha tocado con la Companyia Elèctrica Dharma y con un buen número de artistas nacionales y extranjeros, y también ha colaborado en el cine y en televisión; y David Palau, aún siendo tal vez el más rockero, tiene formación en guitarra clásica, es músico de sesión y productor, ganador de un Grammy Latino y muy conocido por ser «El guitarrista de los famosos», como él mismo señala en su página web. Aquí podéis escuchar esta interesante iniciativa, dos discos publicados en 1999 y 2000 bajo los títulos de «Guitarras Mestizas» (disco doble) y «Delta 2000», con versiones muy conocidas procedentes de diferentes estilos. Como suele ser norma habitual en esta sección, vamos a proponer cuatro canciones que ya han aparecido en este blog.

Santi Picó. «Don’t let me be Misunderstood«. Tema de Horace Ott ofrecido a Nina Simone y también versionado, con gran acierto y éxito, por The Animals durante los años sesenta. Me encanta el estilo spaguetti-western que le da Santi a este tema.

Chicuelo. «My Way«. Este tema fue compuesto en 1967 por el francés Jacques Revaux y modificado por Claude François bajo el título «Comme d’habitude». Paul Anka compró los derechos para la versión en inglés, modificó la letra y se la ofreció a Frank Sinatra. Me gusta porque Chicuelo logra darle un toque flamenco al tema, de manera muy elegante, casi sutil.

Max Sunyer. «Stay«. Casi todos recordamos esta canción por la excelente versión de Jackson Browne, sin embargo el tema fue compuesto por Maurice Williams e interpretado por su grupo, Maurice Williams & The Zodiacs, en un ritmo mucho más vivo. He de reconocer que, cuando empecé a escuchar la versión de Max, en los primeros compases, no me gustó mucho, pero cuando la fue desarrollando acabé rindiéndome a su maestría y a ese toque de jazz-rock mediterráneo tan suyo.

Santi Picó. «Sleepwalk«. Finalizamos con este clásico de surf rock instrumental concebido para steele guitar, compuesto por los hermanos Farina y publicado en el primer álbum del dúo Santo & Johnny (1959). Una versión cálida, que recuerda mucho a la original de los Farina.

Nicky Hopkins. «Edward»

La historia del rock está llena de héroes anónimos, de músicos que, con su profesionalidad y dedicación han colaborado al engrandecimiento de este género. Algunos consiguieron saltar al estrellato en algún momento de su vida, es el caso, por ejemplo, de Jimmy Page o de los miembros del grupo Toto; otros, sin embargo, vivieron siempre al margen de la fama, arropados por el éxito de otros. El pianista inglés Nicky Hopkins fue uno de ellos. Nacido en 1944, comenzó a tocar el piano a una edad muy temprana; a comienzos de los sesenta ya formaba parte de la banda Screaming Lord Sutch’s Savages, en la que también militaron figuras del rock tan destacadas como Ritchie Blackmore, Jimmy Page, Mick Abrahams o Jeff Beck; y, más tarde, se enrolaría en una de las formaciones pioneras del R&B británico: The Cyril Davies All Stars. Sin embargo, su delicada salud –sufría de la Enfermedad de Crohn- le obligó a alejarse de las giras, comenzando así su carrera como músico de sesión. Durante los años sesenta y setenta, Nicky Hopkins trabajó para buena parte de los mejores grupos y artistas del momento: The Kinks, The Rolling Stones, The Beatles, Donovan, The Who, Jeff Beck, Jerry García, Cat Stevens, Jefferson Airplane, Steve Miller Band, Joe Cocker, Marc Bolan, etc. Ese piano que suena en algunos de los temas más conocidos de estos grupos –y de otros- es el de Hopkins, en ocasiones bien notorio, otras veces oculto o situado de manera secundaria en la canción. Aunque su contribución como músico de sesión es excepcional, también grabó algún disco en solitario, como “The Tin Man Was a Dreamer”, su segundo trabajo de estudio, para el que contó con la colaboración de artistas tan destacados como George Harrison, Mick Taylor, Bobby Keys o Jim Price. Es un disco francamente recomendable, con una producción y unos arreglos muy cuidados, que incluye temas rocanroleros (“Speed on”, “Banana Anna” o “Pig’s Boggie”), otros más orientados hacia el folk-rock (“Waiting for the Band”), baladas (“The Dreamer”) y el resto son canciones son de pop-rock con elementos psicodélicos y jazzísticos; es el caso de “Edward”, realmente la versión de un tema anterior que Hopkins escribió para el grupo psicodélico Quicksilver Messenger Service, del que también formó parte. La versión primigenia de “Edward” se titulaba “Edward, The Mad Shirt Gringer”, duraba más de nueve minutos y fue incluida en el álbum “Shady Grove” (1969).

A %d blogueros les gusta esto: