John Lennon. “Imagine”

John Lennon abandonó The Beatles en septiembre de 1969, unos días antes del lanzamiento de “Abbey Road” y unas semanas después de que se publicara el primer single de un miembro de los Beatles en solitario, “Give Peace a Chance”, acreditado al grupo Plastic Ono Band, integrado por Yoko Ono y el propio John Lennon. Tras tres discos experimentales junto a Yoko Ono, Lennon publicaría el titulado “John Lennon/Plastic Ono Band” (1970), un interesante álbum que coincidió con la terapia primal a la que se sometieron John y Yoko, con el psicoterapeuta Arthur Janov, tras la separación de los Beatles. El siguiente Lp de estudio se tituló “Imagine” (1971), probablemente el más recordado del exBeatle, sobre todo por la canción homónima, indisolublemente asociada a la figura de John Lennon, músico que, como bien sabréis, fue asesinado el 8 de diciembre de 1980 por Mark David Chapman, cuando apenas tenía cuarenta años.

Los productores del disco fueron John, Yoko y Phil Spector, éste último fue, en gran medida, el responsable del elaborado y complejo sonido exhibido en este trabajo, en el que participaron músicos tan importantes como George Harrison (muy presente en todo el disco), Klaus Voorman, Jim Keltner, Jim Gordon, Mike Pinder o Alan White. Las imágenes de portada y contraportada fueron tomadas por Yoko Ono con una cámara Polaroid, aunque en algún momento se pensara que la portada era obra de Andy Warhol. Meses después de que se publicara el álbum, se lanzó una película promocional, que fue calificada por algunos críticos como “la película casera más cara de todos los tiempos”, en la que aparecían imágenes de Yoko y John en su casa de Berkshire y en la ciudad de Nueva York, las canciones del álbum -junto a material adicional-, y algunos famosos de la época, como Fred Astaire, Jack Palance, Andy Warhol o George Harrison.

El vídeo con el que comenzamos esta entrada es una versión remasterizada y reeditada del comienzo de la película, en el que se ve a Yoko y a John caminando por la niebla hasta llegar a su casa, el resto lo podéis ver vosotros mismos mientras escucháis “Imagine”; tema compuesto por John y Yoko, aunque inicialmente sólo fuera acreditado al primero: “[la canción] debe ser acreditada como una de Lennon-Ono. Gran parte de ésta, la letra y el concepto vinieron de Yoko, pero en esos días yo era un poco más egoísta y machista, y omití su contribución. [Reconozco que] vino de Graperfruit” (John Lennon). Lennon se refería al libro de Ono publicado en 1964, en concreto al poema titulado “Cloud Piece”. Además de Graperfruit, Lennon también se inspiró en un libro de oraciones cristiano y, según algunas fuentes, en una canción titulada “That’s My Life”, compuesta por su padre (Freddie Lennon), con quien apenas se relacionaba. “Imagine” es una canción ingenua y optimista, que nos anima a pensar en un mundo en el que no existen los países, sin fronteras ni religiones, sin cielos ni infiernos, sin riqueza ni pobreza, en el que todos los hombres comparten su existencia y viven en él en paz y armonía. Para finalizar, os dejo un making off de la canción y otro vídeo en el que podéis ver a John (también a Yoko) interpretando esta inmortal melodía, de la que existen cientos de versiones.

Harry Nilsson. “Everybody’s Talkin’”

Harry Nilsson (1941-1994) fue un músico, compositor y cantante estadounidense con una destacada trayectoria profesional, tanto en solitario como en colaboración con otros artistas, como John Lennon, Paul McCartney o el cineasta Robert Altman. Tras mudarse a Los Ángeles -desde su Nueva York natal- en 1963, comenzó a trabajar como compositor para John Marascalco o Phil Spector; grabó su primer álbum (“Spotlight on Nilsson”) en 1966, después vendrían los titulados “Pandemonium Shadow Show” (1967) y “Aerial Ballet” (1968). En este último disco, un trabajo situado entre el pop, el folk-rock, la balada y el rock melódico, se incluyeron trece canciones, todas ellas escritas por él, excepto la titulada “The Wailing of the Willow” (compuesta por Nilsson y por Ian Freebairn-Smith) y la conocidísima “Everybody’s Talkin’”, cuya autoría corresponde al cantante y compositor Fred Neil. No deja de ser curioso que, en la actualidad, recordemos a este excelente y reconocido músico por dos canciones que no son suyas: la que acabamos de mencionar y “Without You”, tema original de Badfinger, al que ya dedicamos una entrada publicada en 2015.

Nuestro tema de hoy fue grabado por Fred Neil en 1966, con bastante prisa porque quería terminar de grabar pronto el álbum para marcharse cuanto antes a su casa de Miami; fue incluido en su segundo disco de estudio (“Fred Neil”, 1966). Harry Nilsson rescató el tema a sugerencia de su productor, Rick Jarrad; pasó sin pena ni gloria, hasta que lo incluyeron en la banda sonora de “Cowboy de Medianoche” (1969), el largometraje de John Schlesinger -con John Voight y Dustin Hoffman en los papeles principales-, en el que se aborda “la relación de amistad y mutua dependencia que se establece en la ingente metrópoli neoyorkina entre un crédulo vaquero texano aspirante a gigoló y un pícaro vagabundo tuberculoso de origen italiano que sueña con irse a vivir a Florida” (Antonio Martín –Diccineario-). Fue tal el éxito de la canción (incluyendo un premio Grammy), que el autor del tema (Fred Neil) consiguió vivir con los derechos de autor y dejar la música para dedicarse a lo que realmente le hacía feliz: la defensa de los delfines en su amada Florida. En esta ocasión, ficción y realidad se pudieron dar la mano; como dice la canción: “Me voy a donde el sol sigue brillando, cruzando la lluvia torrencial. Me voy al lugar en el que mi ropa encaja con el tiempo” (traducción de la web Corazón de Canción).

A pesar de que “Everybody’s Talkin’” es una melodía indisolublemente ligada a la película “Cowboy de Medianoche”, lo cierto es que Harry Nilsson inicialmente le propuso otro tema compuesto por él al director John Schlesinger, el titulado “I Guess the Lord Must Be in New York City”, que se parece un poco al que finalmente escogió el director de la película. Os dejo con algunos enlaces que, tal vez, sean de vuestro interés; en primer lugar, la grabación original de Fred Neil; en segundo lugar, otra grabación anterior a la de Nilsson, la de los norteamericanos Spanky and Our Gang; en tercer lugar, una actuación en televisión de Harry Nilsson, de 1968; y, finalmente, dos links a Spotify, por si queréis escuchar el disco “Aerial Ballet” o la banda sonora de “Cowboy de Medianoche”.

John Miles. “You Have it All”

Cuando Alan Parsons decidió publicar su primer disco junto con el músico Eric Woolfson, bajo la denominación grupal de The Alan Parsons Project, ya era un reputado ingeniero de sonido, con un importante currículum en su haber, conseguido gracias a su trabajo en estudios de grabación como EMI o Abbey Road, y a la labor desarrollada, como ingeniero y productor, con músicos como Al Stewart, The Beatles o Pink Floyd, en este último caso su aportación resultó fundamental en el clásico de pop-rock sinfónico “The Dark Side of the Moon” (1973). De este fascinante álbum de debut, titulado “Tales of Mystery and Imagination” (1976), nos hemos ocupado en una entrada anterior, en la que recomendábamos una de las canciones interpretada por John Miles. Este cantante, compositor, guitarrista y teclista británico acababa de firmar un contrato de grabación con el sello Decca, después de que diera sus primeros pasos musicales con el grupo local The Influence. Nada más llegar a los estudios de grabación de Abbey Road le presentaron a Alan Parsons, con quien debió congeniar bastante bien, ya que intervino, como cantante, en el mencionado “Tales of Mystery and Imagination”, así como en otros álbumes suyos, como “Pyramid”, “Stereotomy”, “Gaudí” o “Freudiana”. Por supuesto, Alan Parsons produjo el primer álbum de John Miles, titulado “Rebel” (1976), con esa portada que quizás recordaréis, en la que se ve a este músico posando con una escopeta en los hombros, como si fuera el mismísimo James Dean, el rebelde por excelencia.

Rebel” es un disco excelente, con canciones que se sitúan entre el pop-rock y el rock melódico, una producción muy cuidada en la que abundan las guitarras, los teclados y los arreglos orquestales; un disco grandilocuente, épico y apoteósico que, en mi opinión, deberíais escuchar, estoy seguro que pasaréis un buen rato. La canción más conocida es “Music”, un emocionante homenaje a la música que, a menudo, ha eclipsado al resto de las canciones de este álbum y, por supuesto, la posterior carrera de John Miles, más conocida y valorada por sus colaboraciones con otros artistas, como Tina Turner, Jimmy Page, Joe Cocker o Alan Parsons, que por su discografía en solitario. Como probablemente muchos de vosotros conoceréis el tema “Music”, os voy a recomendar otro, el titulado “You Have it All”, no menos épico que «Music», con un cierto regusto progresivo y un ampuloso final, en el que la orquesta da paso a una apoteosis instrumental con guitarras, sintetizadores y percusiones latinas. En este vídeo, del año 1976, podéis ver una interesantísima interpretación de esta canción a cargo de John Miles, mucho más rockera y sin arreglos orquestales.

The Pretenders. “Don’t Get Me Wrong”

En la entrada dedicada a la canción “Kid”, donde aludíamos a los tres primeros discos de la formación británica The Pretenders y al liderazgo de Chrissie Hynde, definíamos su estilo como un rock melódico, cercano al pop-rock, hecho en tiempos de new wave y punk, movimientos musicales también presentes en este grupo, aunque a menudo de manera más estética que musical. Su cuarto álbum se tituló “Get Close”; fue publicado a finales de 1986, después de unas sesiones de grabación un tanto dispersas, en las que intervinieron músicos diferentes en cada una de ellas. Además de los característicos sonidos de la banda, en este Lp también se aprecia un cierto aire funk en algunas canciones, tal vez debido a la procedencia estilística de algunos de los músicos estadounidenses que intervinieron en la grabación del álbum; en este sentido, véanse, por ejemplo, los temas “Dance”, “How Much Did You Get for Your Soul?” o “Room Full of Mirrors” (de Jimi Hendrix). Yo destacaría especialmente otras tres canciones: “My Baby”, la balada “Hymn to Her” y la que hoy nos ocupa, “Don’t Get Me Wrong”, comercializada como single y, a la postre, uno de los éxitos más reconocibles de Pretenders.

Según ha manifestado Chrissie Hynde, escribió esta melodía pensando en John McEnroe; ella no era aficionada al tenis, pero McEnroe solía acudir a sus conciertos y llegó a mantener una relación muy amigable con la banda. Cuando se retiró de las canchas, decidió convertirse en guitarrista; aprendió de amigos como Eddie Van Halen y Eric Clapton e incluso llegó a formar su propio grupo (The Johnny Smyth Band), a escribir canciones y a dar conciertos (él cantaba y tocaba la guitarra); el círculo se cerró en 2014, cuando tuvo la oportunidad de grabar una canción (“A Plan Too Far”) en el primer álbum en solitario de Chrissie Hynde.

Volviendo a “Don’t Get Me Wrong”, la líder de Pretenders reconoció que escribió la canción en un avión, y que la inspiración le llegó cuando oyó el anuncio de bienvenida de la compañía aérea por los altavoces: “Dong-dong-dong-dong … Wellcome to British Airways”. La letra de este tema recoge, con un poco de ironía, esa sensación que se tiene cuando estás enamorado de alguien que te deslumbra y te hipnotiza, mientras él o ella se mantiene impasible, como si toda esa explosión de sentimientos del otro le dejara indiferente. El vídeo oficial de esta canción, con el que encabezamos la entrada, es un homenaje a la serie británica de televisión “Los Vengadores”, que se emitió entre 1961 y 1969. Aquí podéis ver a los Pretenders interpretando este tema, en una actuación de la época y, para finalizar, os dejo algunas versiones, en concreto las de Lily Allen, The Pharaohs, Berk & The Virtual Band y Hilda Lizarazu.

Asia. “Heat of the Moment”

A los músicos, como a casi todo el mundo, les gusta el dinero, pero probablemente más aún sentirse vivos, admirados y queridos. A finales de la década de 1970, ir con pantalones de campana y melenas, mientras se ejecutaban complejas piezas musicales que formaban parte de sesudas obras conceptuales, no parecía algo que estuviera ya de moda; entonces se llevaban las camisetas de tirantes rotas, los peinados de colores con crestas y las canciones hechas con dos acordes y mensajes tan eruditos como “Never Mind the Bollocks”. Del final de la época dorada del rock progresivo hemos hablado en entradas anteriores; el punk arremetió contra este estilo de manera inmisericorde, por considerarlo elitista, pretencioso, poco divertido y, también, porque se pensaba que habían convertido al viejo R&R en un monstruo, que ya en nada se parecía a aquellas composiciones, sencillas y vitales, de los pioneros de este estilo. En este contexto de desmantelamiento del rock progresivo, cada grupo y cada músico de este género intentó hacer lo que buenamente pudo; algunos, como los protagonistas de nuestra entrada de hoy, decidieron refugiarse en el AOR, un estilo con mucho tirón popular en aquella época, que aún siendo muy comercial, conservaba algunas de las viejas esencias del hard rock y el rock sinfónico de los años setenta.

Cuando dos miembros de Yes (Steve Howe y Geoff Dones), uno de King Crimson (John Wetton) y otro de Emerson, Lake & Palmer (Carl Palmer) se unieron, en 1981, para formar un nuevo grupo llamado Asia, muchos aficionados al rock progresivo pensaron que este supergrupo salvaría al género y le pondría en el lugar que merecía; nada más lejos de la realidad, el primer disco de esta banda (“Asia”, 1982) era un álbum de AOR bastante comercial, que disgustó tanto a estos seguidores como gustó al gran público. De la vieja esencia de Yes, King Crimson y ELP quedaba poco más que la portada, diseñada por el artista de cabecera de Yes: Roger Dean. Para desesperación de los “progresivoadictos”, fue un gran éxito de ventas, en particular el tema titulado “Heat of the Moment”, con el que se iniciaba el álbum, compuesto por John Wetton y Geoff Downes. Con la perspectiva que nos ofrece el tiempo, y ya sin los condicionamientos y prejuicios de la época, sólo hay que escuchar el disco una vez (aquí lo podéis hacer) para darse cuenta de que es un excelente trabajo, como también lo fue su segundo Lp (“Alpha”, 1983), que recoge otro de los clásicos de esta ya longeva formación: “Don’t Cry”, al que también dedicamos una entrada hace tiempo. Finalizo con un pequeño guiño a mi admirado Steve Howe; no os perdáis este directo de 1983, en el que sobresale un excelente solo de guitarra de este músico.

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