Héroes del Silencio. «Héroe de Leyenda»

No es muy habitual que los libros sobre rock se ocupen de grupos españoles, salvo que sean textos de temática específicamente hispana. David Roberts, en su libro Crónicas del Rock. Una historia visual de las 250 mejores bandas de todos los tiempos (Barcelona: Lunwerg, 2013) ha tenido a bien considerar a formaciones europeas, e incluso de otros lugares como China, Japón o América del Sur, como dignas de merecer un hueco entre los doscientos cincuenta grupos más importantes de la historia del rock; no es fácil pero hay alguna banda española que lo ha conseguido, como los aragoneses Héroes del Silencio. Así se expresa David Roberts cuando habla de ellos: «Los Héroes del Silencio fueron una de las bandas de rock más populares surgidas en Europa continental. Formados en Zaragoza en 1984, su lealtad a su idioma natal los convirtió en pieza importante del movimiento Rock en español de los noventa. Su estilo dramático y grandilocuente les proporcionó popularidad duradera en Europa y América Latina. Su sonido con toques góticos y su imagen visual provocaron comparaciones con bandas postpunk británicas como The Cult y The Mission». Sus cuatro discos de estudio han sido incluidos, por la revista musical Al Borde, entre los doscientos cincuenta mejores álbumes de rock iberoamericano de todos los tiempos; la revista Rolling Stone los ha considerado como el segundo mejor grupo de rock español de la historia, tras El Último de la Fila; y, en 2007, fueron homenajeados en reconocimiento a sus más de seis millones de discos vendidos. Tuvieron actividad entre 1984 y 1996, no sólo en España, también fuera de nuestras fronteras, quizás más en su última etapa, la más cercana al hard rock. Su primer disco, en cambio, está más próximo al pop-rock; fue publicado, bajo el título de «El mar no cesa», en 1988 y finaliza con «Héroe de Leyenda», un tema que ya había sido grabado un año antes en un EP con cuatro canciones. Fue su primer éxito y en él ya podemos reconocer el estilo ampuloso y épico característico de este grupo, sus letras ambiguas y trascendentales, y el liderazgo de una de nuestras más reconocidas figuras del pop-rock actual: Enrique Bunbury. Aquí os dejo, también, la versión realizada por el grupo de rock mexicano Zoé.

Elvis Presley / Al Dimeola / Faith No More. «Spanish Eyes».

Existen himnos musicales ligados a la tradición española que, si los investigáramos un poco, no resistirían un examen medianamente exigente de pedigrí patrio. Una de las canciones preferidas por las tunas de nuestro país, habitualmente interpretada por coros, grupos regionales como Los Sabandeños o por artistas tan populares como Los Panchos, es “Ojos de España”. Lo cierto es que esta almibarada oda a “los ojos de la española” tiene muy poco de producción “made in Spain”, más allá de los ilustres intérpretes que la han adornado. Esta canción fue compuesta, en 1965, por el director de orquesta alemán Bert Kaempfert, el que fuera también autor de la archiconocida “Strangers in the Night” que popularizara Frank Sinatra, así como el arreglista musical elegido por TVE para el tema “La, la, la” que, a la postre, acabó ganando el Festival de Eurovisión de 1968. El tema que hoy nos ocupa fue incluido en el álbum de Kaempfert titulado “The Magic Music of Far Away Places”, con el título de “Moon Over Naples”, y no tenía letra, era instrumental. En 1966 se publicó una versión de esta canción, con letra de Charles Singleton y cantado por Sergio Franchi, que apenas tuvo repercusión; y, ese mismo año, lo hizo la de Al Martino, con letra de Eddie Snyder y un nuevo título: “Spanish Eyes”, que fue todo un éxito y abrió el camino a nuevas versiones popularizadas por artistas tan célebres como Andy Williams, Tony Bennet, Engelbert Humperdinck, Willie Nelson & Julio Iglesias, Matt Monro, Plácido Domingo o Michael Bublé. Además de las versiones que ya he ido dejando en el texto, en forma de enlaces, me gustaría que escucharais otras tres: la bien conocida de Elvis Presley y otras dos, tal vez menos populares, la del excelente guitarrista de jazz italoamericano Al Dimeola y la del grupo californiano Faith No More. Lo curioso del asunto es que la letra de “Spanish Eyes” nos habla de unos ojos españoles que son los más bonitos de todo México [sic] (ya se sabe que, para algunos estadounidenses, España hace frontera con México o es un estado que forma parte de él …) La letra de las versiones españolas es bien diferente y, según he podido leer, es probable que tampoco fuera escrita por un español sino por el mexicano Víctor Yturbe “El Pirulí”, que no la llamó «Ojos de España» sino «Ojos españoles”.

Els Pets. «Jo vull ser Rei»

Quien haya vivido algún tiempo fuera de su Hogar, sin el abrigo de su familia, amigos, costumbres, incluso de su idioma, sabrá que lo más importante para llevarlo bien y que aquello no se convierta en una experiencia antipática y hostil, es no sentirse solo, buscar la complicidad y la compañía de otros que están en la misma situación que tú. Al menos a mí siempre me ha dado muy buen resultado. Recuerdo con mucho cariño la etapa de mi vida en la que viví en Poitiers (Francia); la experiencia profesional fue muy interesante, pero lo verdaderamente enriquecedor tuvo que ver con las relaciones personales, el contacto humano y la amistad. Llegué a Francia sin apenas conocer el idioma, más allá de unos rudimentos básicos adquiridos en un apresurado curso de francés realizado meses antes; mis primeras horas en Poitiers transcurrieron en la Oficina de Relaciones Internacionales donde, a duras penas, logré enterarme de la residencia que me habían adjudicado, y con mi tutor, una de las mejores personas que conocí allí. Me presentó a un colega, nos fuimos a comer y, finalmente, llegué a mi alojamiento. Éste era el momento clave, sabía que no podía quedarme solo, así que no lo dudé: me quedé sentado en la puerta hasta que escuchara a alguien hablar español. Y así fue, mi estrategia dio resultado, aunque no fue castellano lo que oí sino catalán; era un grupito de erasmus de la Universidad de Girona, a quienes me pegué inmediatamente. En dos o tres días ya éramos unos cuantos, pronto empezó a sumarse gente de Valladolid, Madrid, Zaragoza y de otras zonas de España, además de franceses y estudiantes de otras nacionalidades. Aquello sucedió en 1994, en plena efervescencia del pop-rock español. De hecho, la música siempre estaba con nosotros: en las habitaciones, en la cantina de la residencia, incluso en las fiestas. Así fue como conocí a Els Pets, gracias a mis amigos catalanes, mientras que ellos aprendieron un juego tan poco habitual en su Tierra como el Mus, al que se engancharon igual que yo a su música. De todas las canciones que escuchábamos siempre recordaré, de manera especial, «Jo vull ser Rei», un pegadizo tema de pop-rock con una letra políticamente incorrecta para aquella España, en la que aún se reverenciaba a la Monarquía y todo lo que ella representaba. Os recomiendo que prestéis atención a su estimulante, irónica y demoledora letra (aquí lo podéis hacer, en catalán y en castellano). No quiero acabar sin dedicar esta canción a todos los amigos y amigas que hice en Poitiers, siempre os llevaré en mi corazón.

L. Armstrong / J. Ramone / K. Melua y E. Cassidy. «What a Wonderful World»

https://www.youtube.com/watch?v=CWzrABouyeE

Hay canciones especialmente tristes, como «The End of the World» o «For the good times«, pero también las hay optimistas y alegres. A las primeras casi nadie las critica, cuanto más duras y pesimistas sean mejor; en cambio, cuando son como «What a Wonderful World» podemos caer en la tentación de etiquetarlas de cursis y empalagosas ¿Dónde está la frontera entre mirar a la vida con una sonrisa o que ésta peligre por un endulzamiento no apto para diabéticos? Lamentablemente no tengo una respuesta objetiva para ello. Esta canción habla sobre la belleza de las cosas que nos rodean: los árboles, las rosas, los cielos, las nubes, el arco iris, incluso los bebés, que crecerán y aprenderán en un mundo maravilloso. «What a Wonderful World» fue escrita, por Bob Thiele y George David Weiss, con la idea de que se convirtiera en un remedio contra el enrarecido clima bélico, político y racial que caracterizó la década de los sesenta. Fue estrenada por el trompetista y cantante de jazz Louis Armstrong, un artista enorme, dotado de una arrebatadora personalidad y portador de una sonrisa sinigual, factores que influyeron notablemente en el éxito que tuvo esta canción en países como Reino Unido (en EE.UU. tuvo un seguimiento más discreto). Estamos ante uno de los temas más versionados de la historia; sin embargo, aunque hay mucho y bueno donde elegir, a mi me cuesta encontrar una versión mejor que la de «Satchmo»; por ello, he optado dos versiones bien diferentes, singulares en su planteamiento y, paradójicamente, con un trasfondo triste; me refiero a la que nos regaló el que fuera vocalista de la banda Ramones, Joey Ramone, alegre y rockera, como no podía ser de otra manera, y la delicada versión de dos elegantes cantantes: Eva Cassidy y Katie Melua, en un tempo completamente diferente: mucho más lento y melancólico. La de Joey Ramone fue incluida en su álbum póstumo «Don’t worry about me», como si fuera una declaración de intenciones, un deseo desesperado de agarrarse a la vida; la segunda es una versión imposible, se incluyó en el álbum «The Katie Melua Collection» (2008), doce años después del fallecimiento de Eva Cassidy -murió a los treinta y tres años, víctima de un cáncer-, su última actuación fue en septiembre de 1996 frente a un grupo de amigos para quienes cantó «What a Wonderful World». Ambos, Joey Ramone y Eva Cassidy, quisieron apurar la vida hasta el último día y lo hicieron con este canto al optimismo y a los buenos deseos. Espero que os guste mi regalo de Navidad ¡Felices Fiestas para todos!

Jerry Lee Lewis / Iggy Pop / Eric Clapton. «Les feuilles mortes» / «Autumn leaves»

Es bien sabido que para triunfar en la Música hay que cantar en inglés; en anteriores ocasiones nos hemos ocupado de canciones, como «Sway» o «My Way«, que inicialmente fueron compuestas en otros idiomas; el tema conocido como «Autumn leaves» forma parte de este grupo de melodías adaptadas al idioma de Shakespeare. En este caso tiene su origen en «Les feuilles mortes», una canción de 1945 que fue escrita por el francés Jacques Prévert -autor de la letra- y el franco-húngaro Joseph Kosma -autor de la música- para la película «Les Portes de la nuit», ambientada en la París ocupada por los nazis; fue protagonizada por Yves Montand que, además, fue quien primero dio a conocer esta canción. En 1949, el compositor y cantante norteamericano Johnny Mercer adaptó la letra al inglés y cambió el título por el de «Autumn leaves»; a partir de aquel momento la canción empieza a incorporarse al repertorio de algunos artistas y, en 1956, recibe el espaldarazo definitivo con la versión que Nat King Cole hiciera para otra película, la dirigida por Robert Aldrich con el mismo título que la canción. Un año antes, el pianista Roger Williams ya la había convertido en todo un éxito en los Estados Unidos. «Autumn leaves» habla de un amor de verano al que se añora y se desea, especialmente en esos días de otoño, cuando se amontonan en la ventana las doradas hojas muertas. Las versiones que se han hecho de este tema son muchas y, a menudo, de calidad, por ejemplo las de Édith Piaf, Frank Sinatra, Eva Cassidy o las muy numerosas procedentes del jazz (Chet Baker, Bill Evans, Miles Davis, Eddie Higgins, Luigi Martinale, Gonzalo Rubalcaba, Keith Jarrett, David Shaw, Duke Ellington, Stéphane Grapppelli, Cannonball Adderley, Stanley Jordan, etc.) He ido dejando enlaces a las interpretaciones de Yves Montand, Nat King Cole y Roger Williams, muy importantes para poder entender la historia de esta canción, y os propongo estas tres: la de Jerry Lee Lewis, incluida en «The Jerry Lee Lewis Show» (2000); la de Iggy Pop, perteneciente a su álbum «Préliminaires» (2009), cantada en francés y bajo el título original de «Les feuilles mortes»; y la que nos regalara mi admirado Eric Clapton en su disco «Clapton» (2010) ¿Y a vosotros, cuál os gusta más?