The Rolling Stones / New Riders of the Purple Sage / Desperados. “Dead Flowers”

Brian Jones, uno de los miembros fundadores de la banda The Rolling Stones, abandonó el grupo en junio de 1969, después de que los compañeros acordaran su expulsión por sus problemas con las drogas. Apenas un mes después, fallecía debido a un ahogamiento en su piscina; a día de hoy, no se sabe a ciencia cierta si murió de manera accidental o fue asesinado. Su sustituto en la banda fue el guitarrista Mick Taylor; ambos (Brian y Mick) coincidieron en el disco “Let it Bleed” (1969), en el siguiente (Sticky Fingers, 1971) ya sólo tocó Mick Taylor. Este último álbum, el noveno en la discografía de estudio de los británicos, fue el primero con la nueva compañía (Rolling Stones Records), creada por los miembros del grupo para grabar sus álbumes -tanto los realizados conjuntamente como los trabajos en solitario de Jagger, Richards, Taylor, Watts y Wyman- y así evitar los problemas que estaban teniendo con Decca Records, la anterior discográfica.

Sticky Fingers” tardó más de un año en ser grabado. Su portada, diseñada por Andy Warhol, es de las más recordadas en la historia del rock: unos pantalones vaqueros, una cremallera y un “paquete” cargado a derecha. Este álbum incluye, por primera vez, otra imagen icónica de los Rolling Stones: su clásico logotipo de la lengua y los labios, que puede verse en el interior; fue concebido, por Mick Jagger y el diseñador John Pasche, como logotipo de la discográfica Rolling Stones Record. En España, se censuró la portada y se sustituyó por otra, obra de John Pasche y Phil Jude; también se prohibió la canción “Sister Morphine”, sustituida por una versión en directo del tema de Chuck Berry “Let it Rock”. En lo musical, “Sticky Fingers” es un excelente álbum de R&R, en el que también están presentes otros estilos como el blues o el country rock; las letras hablan de asuntos como las drogas o el sexo. En este álbum hay temas tan reconocibles como “Sister Morphine”, “Brown Sugar”, “Wild Horses” o “Dead Flowers”, la melodía protagonista de nuestra entrada de hoy, una pieza de country rock en la que, entre giros metafóricos, se aborda una historia amorosa marcada por las drogas, los excesos, el ambiente underground y las noches locas de aquellos años: “Sé que crees que eres la reina del underground y puedes enviarme flores muertas todas las mañanas (…) estaré en mi habitación del sótano con una aguja y una cuchara”.

Tres años después de publicado “Sticky Fingers”, se volvió a grabar el tema “Dead Flowers”, esta vez por los New Riders of the Purple Sage, una banda estadounidense de country rock, que incluyó esta canción en su álbum “Home, Home on the Road” (1974). Después vendrían otras versiones, como las de The Good Brothers, Steve Earle & The Dukes, Willie Nelson & Keith Richards, Poison, Gun N’Roses, Gilby Clarke (con Axl Rose), GG Allin, Jerry Lee Lewis & Mike Jagger, Coeur de Pirate, Lucinda Williams, Townes Van Zandt, Los DelTonos, Andrés Calamaro o La Vaina de Shuan (en español). Para la tercera versión destacada os propongo otra interpretación en español, a cargo de la banda madrileña Desperados, que formó parte de su disco titulado “El golpe” (1989).

The International Submarine Band. “Blue Eyes”

Hace unos cuantos años, concretamente en marzo de 2015, dedicábamos una entrada a Gram Parsons, uno de los padres del country rock, fallecido -como tantas otras estrellas del rock- a la fatídica edad de 27 años. En ella, dábamos algún apunte biográfico, de su trayectoria musical en solitario y de su paso por grupos como los míticos The Byrds; de hecho, él fue uno de los artífices del disco “Sweetheart of the Rodeo” (1968) y de ese estilo tan característico, heredero del Sonido Bakersfield, que acabaría llamándose country rock. A menudo, se considera este Lp como el álbum fundacional del género, al menos por la relevancia que tuvo. Sin embargo, unos meses antes se había grabado un disco dentro de estos mismos parámetros musicales, que apenas tuvo repercusión mediática porque cuando se publicó, en marzo de 1968 -cinco meses antes que “Sweetheart of the Rodeo”-, el grupo ya se había disuelto. Nos referimos al álbum “Safe at Home”, de la banda The International Submarine Band, creada en 1966 por John Nuese y Gram Parsons, cuando éste último era alumno de Teología en la Universidad de Harvard (apenas aguantó un semestre en la Facultad).

Tomaron el nombre de una serie estadounidense (“Our Gang”, 1922-1929), en concreto de uno de los episodios, en el que se escuchaba el programa de radio “The International Silver String Submarine Band”. Además de Gram Parsons (guitarra, voz) y John Nuese (guitarra), también formaban parte del grupo Ian Dunlop (bajo) y Mickey Gauvin (batería). A comienzos de 1966 se trasladaron a Nueva York, donde grabaron un par de singles antes de un nuevo traslado a Los Ángeles. Allí participaron en la película “The Trip” (1967), dirigida por Roger Corman; inicialmente grabaron el tema “Lazy Days”, pero finalmente se sustituyó por otro de la banda The Electric Flag (en este fragmento se les puede ver, pero lo que suena no es “Lazy Days”). Con el grupo prácticamente disuelto, Parsons y Nuese reclutaron a nuevos músicos para grabar el que, a la postre, sería el único disco de la International Submarine Band: “Safe at Home”, un trabajo en el que se incluyeron cuatro temas compuestos por Gram Parsons y el resto versiones de músicos como Merle Haggard y Johnny Cash, entre otros. El disco se grabó entre julio y diciembre de 1967, aunque no se publicó hasta marzo de 1968, entre otras cosas debido al desconcierto de la banda ante el súbito abandono de Gram Parsons para unirse a The Byrds.

“Safe at Home” comienza con “Blue Eyes”, uno de los temas compuestos por Parsons. Aquí os dejo una interesante versión a cargo de la banda de country alternativo Uncle Tupelo, incluida en el álbum “Conmemorativo: A Tribute To Gram Parsons” (1993); y otra más, interpretada por el grupo, creo que noruego, Flying Schoes.

Eagles. “Tequila Sunrise”

Tomad un vaso alto, añadid unos hielos, tequila y zumo de naranja, mezclad y verted un jarabe o sirope de granadina con mucho cuidado, de tal manera que se diferencien bien las dos fases o capas, una de color naranja y la otra de color rojo, como si fuera un amanecer. El “tequila sunrise” es un cóctel potente y luminoso, como debió ser la vida para algunos afortunados que, a principios de la década de 1970, disfrutaban de los placeres en lugares como Sausalito (California) -donde surgió esta bebida-, rodeados de mar, buen tiempo, hipismo, amor libre y cuantas referencias hedonistas os podáis imaginar; hace años estuve en aquella zona norte de California, en los alrededores de San Francisco, y puedo entender perfectamente por qué aquel lugar fue la ciudad del amor, las flores, la música y la vida hace ya más de medio siglo.

Cuentan las crónicas que el título de la canción que hoy nos ocupa, “Tequila Sunrise”, se le ocurrió a Glenn Frey, después de haber estado toda la noche bebiendo mientras esperaba al amanecer; la música surgió a partir de un riff de guitarra de este mismo músico, que describió a su compañero de banda, Don Henley, como “un poco Roy Orbison, un poco mexicano”. La canción fue finalmente acreditada a ambos (Frey y Henley), y se incluyó en el segundo álbum (“Desperado”, 1973) de la banda estadounidense de country-rock Eagles, a quienes ya hemos dedicado varias entradas, incluida una en torno al tema homónimo, que también formó parte de este segundo disco de los californianos. En aquel post del año 2016, publicado en homenaje a Glenn Frey, fallecido aquel año, nos referíamos a “Desperado” como un álbum conceptual, que “toma como hilo argumental a la mítica banda de forajidos del viejo Oeste conocida como Doolin-Dalton, centrándose en los aspectos humanos, en la personalidad y la vertiente romántica de estos malhechores: timbas, peleas, mujeres, alcohol, pero también asuntos como la soledad, la vida errante o la imposibilidad de enamorarse”.

En “Tequila Sunrise” lo más importante no es la historia que se cuenta, tan difusa como el raciocinio durante una plácida borrachera, sino las sensaciones que nos provoca esta canción, diferentes según el estado de ánimo en el que nos encontremos. A ello contribuye la suave narración de Glenn Frey, la guitarra acústica -sencilla, como si la tocara un amigo a la orilla del mar- y la guitarra eléctrica de Bernie Leadon, que aquí suena como una steel guitar gracias al efecto sonoro conseguido con el accesorio “B-Bender” instalado en la guitarra. Es tal la magia que tiene esta grabación que, esta vez, no os voy a proponer ninguna versión.

Creedence Clearwater Revival / Ike & Tina Turner. “Proud Mary”

Tina Turner, la reina del rock, nos dejó el pasado 24 de mayo, a consecuencia de las múltiples enfermedades (cáncer intestinal, insuficiencia renal, accidente cerebrovascular, etc.) que venía padeciendo desde el año 2013. De raíces afroamericanas, cheroqui y navajo, Anna Mae Bullock (su verdadero nombre) no debió gozar de una infancia excesivamente feliz: vivió mucho tiempo -junto con su hermana- en casa de su abuela paterna, debido a la dejadez de funciones de sus padres, y tuvo que trabajar desde muy joven obligada por su madre, de quien llegó a decir que nunca la quiso. Nació en Brownsville (estado de Tennessee -EE.UU.-), en el año 1939, pero fue en San Louis Este (estado de Illinois) donde se inició como cantante, concretamente en el Manhattan Club, donde habitualmente actuaban Ike Turner y su banda. El idilio (musical y personal) entre Ike y Anna Mae fue casi inmediato; ella le dejó sin palabras y él le enseñó algunos de los rudimentos y fundamentos elementales para cantar en público. Anna Mae se incorporó como cantante al grupo y, hacia 1960, Ike decidió que tomara el nombre artístico de Tina, y que la banda se denominara Ike & Tina Turner. El éxito no tardó en llegar; tras su primer single (“A Fool in Love”, 1960), llegarían grabaciones muy exitosas, como “It’s Gonna Work Out Time”, “I Idolize You”, “River Deep – Mountain High” -canción que tiene entrada propia en este blog- o el tema que hoy nos ocupa: “Proud Mary”. Lamentablemente, la historia de Tina Turner junto a su marido Ike también tuvo una horrible cara B; tal y como nos cuenta Marta en su web We Are Rock,

en el escenario todo era magia, luces y color, pero una vez se apagaban los focos, se encendía el fuego del infierno. Tina conoció a Ike siendo una adolescente pueblerina recién llegada a la ciudad, cayó rendida a sus pies y él le enseñó una base musical que ella supo desarrollar como nadie, pero Tina no le debía nada, aunque él le hacía creer que sí. Pronto Ike la dejó embarazada y se casó con ella, con el único objetivo de mantener la mina de oro a su lado. Los maltratos físicos no empezaron como tal hasta después del parto del primer hijo del matrimonio, pero los maltratos psicológicos estaban presentes desde el principio y durante mucho tiempo Tina los justificaba con el estrés que Ike padecía. Antes de actuar en Los Angeles en un show de 1968, Tina trató de suicidarse ingiriendo 50 pastillas de Valium después de una fuerte pelea con Ike.

We Are Rock

En 1978, Tina consiguió separarse de Ike, y se animó a iniciar una exitosa carrera en solitario, al principio un tanto titubeante y, durante la década de 1980, verdaderamente deslumbrante; aquí os dejo una fabulosa grabación en directo de 1988, interpretando “Proud Mary”. Al igual que sucedió con muchos de los temas que incluyó Ike Turner en su repertorio, “Proud Mary” era realmente una versión, en este caso de John Fogerty, líder de la banda californiana Creedence Clearwater Revival, a la que ya hemos dedicado varias entradas. Este tema fue incluido en el segundo álbum de estudio de la Creeedence, con ese clásico estilo tan característico de ellos, entre el country rock, el rock sureño y el R&R (es el primer vídeo que presentamos en este post).

También de 1969 son las versiones de Solomon Burke, Conway Twitty, Gary Lewis & The Playboys, Checkmates, Bobby Goldsboro, Mongo Santamaria, Steve Miller, Leonard Nimoy, The Ventures, The Tremeloes o Eddie Floyd, mientras que la Ike & Tina Turner es de 1971, con ese inolvidable arreglo que divide la canción en dos partes bien diferenciadas: la primera suave, recitada, y la segunda con mucha energía rocanrolera. Tras la interpretación de Ike & Tina Turner, quizás más conocida y exitosa que el original de la Creedence, llegaría un aluvión de versiones, como las de Tom Jones, Elvis Presley, Brenda Lee, The Hamilton County Bluegrass Band, Frankie Laine, Lynn Anderson, Broherhood of Man, Neil Sedaka, George Jones & Johnny Paysheck, Tina Turner & Beyoncé, Status Quo, Peawes, James Bay, Haymaker o los argentinos Alakrán. También hay versiones en otros idiomas, como en francés (Claude François, Johnny Hallyday), español (Seguridad Social), italiano (Il Nuovo Angeli), chino (Rita Chao), danés (Rock Nalle & The Flames), finlandés (Tapani Kansa) o hebreo (Gidi Gov), incluso especialmente pensadas para bebés (Sweet Little Band).

Esta canción nos habla de alguien que dejó su trabajo como lavaplatos en Memphis para viajar en el “Mary Elizabeth” -uno de esos barcos a vapor con paletas que navegaban desde Nueva Orleans a lo largo del Mississippi- en busca de nuevas oportunidades; aunque para Tina Turner, durante los años ochenta, quizás significó algo más, tal vez un grito reivindicativo y una expresión de autoafirmación y libertad.

Tras este pequeño homenaje a Tina Turner, nos tomamos unas vacaciones blogueras, volveremos en septiembre ¡Feliz Verano para todos!

Tina Turner (1939-2023), in memóriam

Warren Zevon. «Carmelita» / Los Secretos. “Agárrate a mí María”

Enrique Urquijo fue uno de nuestros principales activos musicales en la España pop de las décadas de 1980 y 1990, y de los más recordados para los de mi generación. Formó parte del grupo Tos -banda protagonista en la irrupción del movimiento cultural conocido como “Movida”, en esta otra entrada nos ocupábamos de ello-, de su continuadora Los Secretos y de un proyecto más personal, conocido como Enrique Urquijo y Los Problemas, en el que, en un tono más intimista y acústico, junto a su inseparable Begoña Larrañaga (acordeón), hacía versiones de Los Secretos y de otros autores, además de cantar otros temas compuestos por él. Falleció el 17 de noviembre de 1999, a los treinta y nueve años, víctima de una sobredosis cuando apenas tres meses antes se había declarado a su novia, Pía Minchot, con quien pensaba casarse. No fue la primera vez que Enrique Urquijo vio alguna esperanza para su vida; unos años antes, en 1994, nació su hija María, fruto de su relación con Almudena Navarro Barrio. Entonces quiso creer que María le proporcionaría la fuerza necesaria para abandonar definitivamente las drogas; le dedicó dos canciones: “Pero a tu lado” y “Agárrate a mí María”.

Ésta última era un grito desesperado de auxilio, una historia terrible, en la que resumía cómo era su vida y lo desgraciado que era. La canción, acreditada en letra y música a Enrique Urquijo, fue publicada como single en 1996 por su grupo Los Secretos y, posteriormente, fue incluida en el álbum recopilatorio de esta banda titulado “Grandes éxitos” (1996) y en el, también recopilatorio, “Lo mejor de Enrique Urquijo y Los Problemas” (2001). Es uno de los temas habituales en los conciertos de los Secretos; aquí tenéis una actuación de 1996, aquí otra -ya sin Enrique Urquijo-, en este vídeo podéis ver a Los Secretos y a Rozalén interpretando esta melodía y en este otro tenemos a Enrique Urquijo y Los Problemas, también en directo, a ritmo mexicano. Una de las versiones más conocidas de este tema es la que realizó Antonio Vega, junto a Los Secretos, para el álbum “Los Secretos. A tu lado. Un homenaje a Enrique Urquijo” (2000).

Aunque “Agárrate a mí María” es una de las canciones emblemáticas del pop español, lo cierto es que presenta un gran parecido con el tema titulado “Carmelita”, del cantautor estadounidense Warren Zevon, uno de los músicos de referencia -y fuente de inspiración- de Enrique Urquijo. La melodía es muy similar, mientras que con la letra sucede algo parecido; “Carmelita” nos cuenta la historia de un drogadicto (también heroinómano) en una situación límite, que trata de refugiarse en Carmelita; adivinad qué es lo que le pide: que le abrace muy fuerte … La canción fue inicialmente grabada por el cantante estadounidense Murray McLauchlan, en 1972, aunque cuatro años después lo haría el propio Warren Zevon; aquí tenéis un directo suyo del año 1976 y aquí otro, junto a Jackson Browne. “Carmelita” tuvo bastante éxito en la voz de Linda Rondstad, aunque existen más versiones, como las de Flaco Jiménez & Dwight Yoakam, Adam Duritz, The Bronx, GG Allin & The Criminal Quartet o Willy DeVille. Por último, os recomiendo que escuchéis otra canción, “Seven Spanish Angels”, escrita por Troy Seals y Eddie Setser, y grabada por Ray Charles & Willie Nelson en 1984 ¿No se parece también a “Carmelita”?