Tom Waits / Eagles / Gov’t Mule. «Ol’ ’55»

https://www.youtube.com/watch?v=Fcqfcw3kmoI

«Closing Time» fue el primer disco del gran Tom Waits; grabado en 1972 y publicado en marzo de 1973 por Asylum Records, fue producido por Jerry Yester, antiguo miembro de Lovin’ Spoonful. Escucharlo mientras redacto esta entrada es un inconveniente más que una ayuda, porque tal maravilla debe ser paladeada sin interferencias; sólo así se puede apreciar el sabor y el aroma de un producto cuyos ingredientes son el folk, el country, el jazz, el blues y el rock, formando parte de un experimento gastronómico que sólo alguien con mucho talento es capaz de cocinar a base de buenos músicos, dedicación, letras sugerentes y esa voz que, el crítico musical Daniel Duschholz ha descrito como si Waits hubiese sido «sumergido en un depósito de bourbon, ahumado durante meses, y luego llevado afuera y aplastado por un coche«. Y eso que, en 1973, su voz aún no era ese rugido cavernoso que acabó adquiriendo con el paso de los años, imagino que conseguido a base de alcohol y hábitos poco saludables; en este vídeo podéis ver una versión en directo de «Ol»55″, la canción de hoy, con la comenzaba «Closing Time«, una obra verdaderamente maravillosa, la prueba de que, con personalidad y clase, también se puede cantar con las entrañas. Este disco está lleno de grandes temas, todos compuestos por Waits, por lo que es probable que, más adelante, vuelva a él para ocuparme de un título con nombre de mujer, como en su día hice con otra excelente canción: «Alice«. Hoy la protagonista es «Ol»55″, una preciosa historia de amor, el relato de alguien que conduce mientras recuerda las horas que acaba de pasar junto a la persona a la que ama. Tal vez muchos conozcáis esta canción gracias a Eagles, quienes la incluyeron en su tercer álbum de estudio («On the Border», 1974), una versión que nunca fue del agrado de su autor: «No estoy particularmente loco por la versión de los Eagles (…) Creo que su versión era un poco antiséptica«. Hay bastantes interpretaciones de este tema; por ejemplo, las de Eric Andersen, Queen Bees o Tommy Eden, en el terreno country-folk melódico; la de Sarah MacLachlan, decididamente melódica o la más rockera de Richie Havens; las procedentes de Holanda y Bélgica: Acda ende Munnik, Nick & Simon o K’s Choice; algunas más bluseras, como la de Owen Campbell o tirando hacia el jazz, es el caso de la propuesta por la alemana Lisa Bassenge Trio. No obstante, para el tercer vídeo, finalmente me he decidido por una grabación en directo del año 2012 a cargo de Gov’t Mule -con la colaboración de Jackie Greene-, banda emparentada por The Allman Brothers Band.

Leadbelly / Leon Rusell / Ry Cooder. «Goodnight Irene»

Huddie William Ledbetter («Leadbelly») fue un músico estadounidense nacido en Mooringsport (Luisiana) en 1888, conocido por su virtuosismo con la guitarra de doce cuerdas y por una convulsa vida, que le llevaría varias veces a prisión. La primera en 1915, acusado de golpear a un hombre y de portar una pistola; en aquella ocasión consiguió huir y cambió de identidad aunque, en 1918, fue nuevamente encarcelado, esta vez por matar al esposo de su prima en un pelea; tras pasar siete años en prisión, volvió a escapar e intentó ahogarse en un lago, pero fue capturado de nuevo y recluido en la penitenciaria de Dallas. Allí consiguió introducir una guitarra, con la que animaba los días a sus compañeros, a los guardias, incluso al propio gobernador de Texas, quien no dudó en llevar a su familia y amigos para disfrutar del talento de Leadbelly; éste acabaría escribiendo una canción, «Please Pardon Me», en la que pedía perdón al gobernador por sus actos. Finalmente consiguió que le excarcelaran por buena conducta; sin embargo, años más tarde se vio involucrado en una reyerta, en la que Leadbelly acabó hiriendo de gravedad a un hombre; fue nuevamente confinado a prisión por intento de homicidio, esta vez en Angola (Luisiana). En 1933 los etnomusicólogos John y Alan Lomax estaban inmersos en un proyecto de recuperación del patrimonio musical norteamericano, a través de grabaciones de blues y folk realizadas, entre otros sitios, en las prisiones del sur de los Estados Unidos. Así fue como conocieron a Leadbelly, con quien grabaron muchas canciones; entre ellas la ya mencionada «Please Pardon Me» y su tema más conocido: «Goodnight Irene, una canción popular grabada por primera vez por él en 1934, que se convirtió en un gran éxito a partir de 1950, apenas unos meses después de su fallecimiento. Las primeras interpretaciones fueron las de The Weavers, Frank Sinatra y Red Foley & Ernest Tubb. Desde entonces no han cesado las versiones; la lista de artistas es grande y de gran calidad: Missisipi John Hurt, Johnny Cash, Little Richard, The Kingston Trio, Jerry Lee Lewis, Pete Seger, Tom Waits, Brian Ferry, Keith Richards, Clifford Jordan, John Martyn, Eric Clapton o Van Morrison. Los dos vídeos que acompañan al de Leadbelly pertenecen a sendas versiones de Leon Rusell y Ry Cooder (acompañado al acordeón por el Flaco Jiménez, del grupo Texas Tornados); no sé si son las mejores versiones posibles (hoy hay mucha competencia), simplemente me he dejado llevar por el buen feeling que me transmiten ambas.

Joan Baez / Judas Priest / Blackmore’s Night. «Diamonds and Rust»

Os puedo asegurar que Bob Dylan, al que respeto y valoro mucho, no está entre mis músicos preferidos; sin embargo, no paran de salir canciones suyas en este blog: “Blowin’ in the Wind”, “Mr. Tambourine Man”, “Hurricane” y “All Along the Watchtower”, al menos por ahora. Tal vez los “fuera de serie” adquieren ese estatus cuando se hacen imprescindibles por su legado e influencia artística y vital, cuando todos hablamos de ellos como si tuviéramos el piloto automático puesto. Bob Dylan fue un autor de referencia dentro del movimiento intelectual y libertario vivido a finales de los sesenta, como también lo fue Joan Baez, “los reyes de la canción protesta”, como acertadamente los ha calificado Marta en la entrada de We Are Rock dedicada a la estadounidense. Ambos se encontraron a principios de la década de los sesenta; Joan inculcó a Bob el gusto por el folk protesta y el activismo social, y le dio a conocer cuando más lo necesitaba; Bob, por su parte, puso las canciones y la inspiración. No se limitaron con esta excelente unión profesional, también fueron pareja entre 1962 y 1965, año en el que Dylan casó con Sara Lownds. Pasados unos años, al parecer Bob llamó a Joan para saber de su vida, y algo se debió remover en lo más profundo de sus recuerdos; decidió escribir una canción –inicialmente negó que hablara de Dylan aunque, al final, acabó reconociéndolo- en la que trató de expresar los altos y bajos de aquella relación, una época de “diamantes y óxido”. La bellísima “Diamonds and Rust” fue incluida en su álbum homónimo publicado en 1975, en una época difícil para ella y para toda la canción protesta, a menudo censurada y acusada de hacer apología del marxismo. Dos años más tarde, en 1977, se publicó la versión más conocida de esta canción, a cargo de la banda británica de heavy metal Judas Priest; fue en el álbum “Sin After Sin”, aunque ya estaba grabada desde finales de 1975. Joan Baez y Judas Priest van a protagonizar los dos primeros vídeos de hoy; el tercero corresponde al grupo Blackmore’s Night, aunque bien podrían haber sido otras las versiones elegidas, como las de Taylor Mitchell o Kim Person & Lana Puckett, ambas en la vertiente folk, o las debidas a Great White o Thunderstone, al modo Judas Priest. También me parece interesante una propuesta más actual, la de Model M. Por último, os dejo un par de directos: el primero con Joan Baez y Judy Collins, el segundo de los propios Judas Priest.

Friday Frolics. «The Morning After the Day Before»

No conozco a ningún pueblo, cultura o país que sea más desagradecido que España con el talento, la valía personal y la buena educación; aquí expulsamos a nuestros mejores titulados y nos quedamos con la zafiedad y la incultura de las diferentes especies zoológicas que merodean por «Gran Hermano». Con un país cargado de analfabetos funcionales no podemos aspirar a proteger nuestro patrimonio cultural, ni siquiera darlo a conocer, sencillamente no interesa, al fin y al cabo es asunto de cuatro excéntricos pretenciosos y anticuados. Me parece lamentable que formaciones de la calidad de Friday Frolics no reciban la promoción y visibilidad que merecen; no obstante, como en el fondo soy un optimista, no descarto escucharlos en algún programa de radio de cierto tirón, incluso, por qué no, en la televisión, creo que se lo merecen. Mientras tanto, para los que me seguís, os diré que este trío se creó a finales de 2012 a partir de una sesión de música tradicional irlandesa celebrada en Barcelona. Publicaron su primer trabajo homónimo (aquí lo podéis escuchar) en 2014 y el segundo («Factor 3») en 2015; tal y como ellos mismos manifiestan, «grabado de manera simultánea, microfonando cada instrumento y utilizando el sonido ambiente de la sala de grabación». Aunque han contando con la colaboración de otros colegas para la grabación del disco, Friday Frolics está formado por tres músicos: Marta Ponce (violín), Albert Pamies (bouzouki) y Javier Sagal (mandolina). En cuanto a su estilo, podríamos etiquetarlos como de grupo folk-celta, aunque su sonido tiene características propias y, desde mi punto de vista, no estamos ante otro grupo más de música celta; su apuesta bascula entre los tonos medievales y el rock progresivo, incorporando toda una gama de ritmos y sonidos ejecutados con maestría y gusto musical. El tema que he elegido, «The Morning After the Day Before», creo que nos habla muy bien de la potencialidad de esta formación; está compuesto de tres partes: «Bachelor party», que cuenta con la colaboración de Emilio Nieto (bajo) y Juan Jiménez Almaraz (flauta), de la banda Stolen Notes; «Hangover», donde se puede disfrutar con la guitarra eléctrica de Jen Majura, del grupo Evanescence; y «Wedding Reel», una canción tradicional irlandesa, en este caso interpretada por el trío habitual: Marta, Albert y Javier. Para finalizar, os recomiendo tres vídeos; éste primero es el videoclip promocional correspondiente a la grabación de «Factor 3», disco que puede escucharse completo a través de spotify; éste otro corresponde al tema «Farewel to Liverpool«, de su primer álbum; por último, si queréis ver cómo se manejan en directo, aquí tenéis una interpretación de «Spanish Omelette«, también de su disco anterior.

Carlos Nuñez y Teresa Salgueiro. «María Soliña»

Carlos Núñez es uno de los talentos musicales más grandes que tenemos en España, está considerado como uno de los mejores gaiteros del Mundo y toca la flauta con gran delicadeza y sentimiento, como váis a comprobar en la canción de hoy: «María Soliña». No es la primera vez que este gallego aparece por aquí, ya lo hizo con el tema «Lela«, magistralmente interpretado por la portuguesa Dulce Pontes; me he animado a proponer otra de sus canciones ante el éxito que ha tenido (y sigue teniendo) «Lela» entre quienes visitan La Guitarra de las Musas, no en vano es una de las entradas más visitadas de este blog, lo que no deja de sorprenderme. «Lela» apareció en el primer trabajo de Carlos Núñez, «A Irmandade das Estrelas» (1996), y «María Soliña» en su siguiente álbum, «Os Amores Libres» (1999), donde el gaitero trató de indagar sobre la música celta y su relación con las melodías tradicionales gallegas e, incluso, con culturas en principio bien alejadas de lo celta, como el flamenco; en este sentido, os recomiendo que escuchéis «A Orillas del Río Sil«, interpretada por la cantaora Carmen Linares. Volviendo a la melodía de hoy, os diré que está dedicada a María Soliño (o Soliña), una mujer nacida en Cangas de Morrazo (Pontevedra) a finales del siglo XVI, que consiguió adquirir un estatus económico desahogado gracias al establecimiento, junto con su hermano y su marido, de una pequeña manufactura de pescado en el municipio. En 1617 Cangas fue atacada y saqueada por los piratas turcos, lo que llevó al empobrecimiento de su población, incluida la clase acomodada, y al enloquecimiento de muchas de sus mujeres, que padecieron el horror de la guerra y, a menudo, vieron como fallecían sus maridos y familiares en la defensa de la plaza. Esta circunstancia fue aprovechada por la minoría dominante de Cangas para culminar el saqueo, esta vez entre quienes aún poséian bienes preciados como los «derechos de presentación» en capillas y freguesías, es decir, los previsibles beneficios de estas entidades. Al parecer, María Soliño acudía a la playa por la noche (como otras mujeres), probablemente para rezar por su marido y hermano muertos en el ataque de los turcos; actitudes como ésta fueron suficientes para iniciar un proceso inquisitorial por brujería, en el que también se vieron envueltas otras mujeres de extracción social más humilde. María fue acusada de entregar su alma al diablo y de poseer poderes demoniacos; confesó ser bruja tras ser sometida a una cruel tortura, fue condenada a llevar el hábito de penitente durante seis meses y, por supuesto, fueron requisados todos sus bienes, entre ellos los «derechos de presentación», el principal objetivo del Santo Oficio y de los poderes económicos y políticos de Cangas. La letra de esta canción fue escrita por Celso Emilio Ferreiro (1912-1972) y, por supuesto, existen distintas adaptaciones y versiones; ésta debe el arreglo musical a A. Paz Valverde y está maravillosamente cantada por la portuguesa Teresa Salgueiro, vocalista del grupo Madredeus.