Kansas. “Portrait (He Knew)”

Point of Know Return” (1977) es el quinto álbum de estudio de la formación estadounidense Kansas, de quienes ya hemos hablado en dos entradas anteriores dedicadas a los temas “Carry on Way Ward Son” -incluido en su disco anterior (“Leftoverture”, 1976)- y “Dust in the Wind”, quizás la canción más conocida de Kansas, que también formó parte de “Point of Know Return”. En aquellas entradas recordábamos los orígenes de esta banda y la evolución de su estilo, desde un rock sinfónico muy influenciado por el rock sureño y el hard rock al AOR.

Tanto “Leftoverture” como “Point of Know Return” son los dos discos que más me gustan de Kansas, dos trabajos de gran complejidad, con canciones -como las anteriormente mencionadas- que acercan el rock progresivo al gran público; aquí tenéis una interesante reseña del álbum que no hoy nos ocupa. Todos los temas fueron compuestos por Steve Walsh (teclados, voz principal) y Kerry Livgren (teclados, sintetizadores, guitarras), bien de manera conjunta o por separado, excepto el titulado “Point of Know Return”, uno de los más populares del disco, que está firmado por Steve Walsh, Phil Ehart (batería, percusiones) y Robby Steinhardt (violines, viola); el grupo, en este disco, se completaba con Rich Williams (guitarras) y Dave Hope (bajo). Los temas más reconocibles de este Lp son los ya mencionados (“Dust in the Wind” y “Point of Know Return”) y el protagonista de nuestra entrada de hoy, “Portrait (He Knew)”, dedicado al científico Albert Einstein (1879-1955). En lo que respecta a la parte musical, estamos ante una pieza de rock progresivo que, a pesar de su corta duración, nos muestra algunos de los recursos clásicos del género; así describía esta composición el compañero Adrián en su blog Tu Crítica Musical:

Un tema con una introducción de algo más de un minuto, siguiendo con el espíritu de The Spider, de forma que siguen predominando los teclados y el violín (lo que añade a la música de Kansas cierto toque sinfónico).La parte cantada tiene un espíritu muy setentero totalmente reconocible, tocado por la guitarra y el bajo. Hay un interludio instrumental hacia la mitad que incluye un pequeño solo de guitarra. Finalmente, el tema acaba con una coda en la que la música cambia de tempo y se vuelve más rápida, acabando majestuosamente. Uno de los mejores temas de Kansas.

Tu Crítica Musical

Además de lanzarse como sencillo, fue incluido en varios discos en vivo y recopilatorios, con mezclas y duraciones diferentes al original. Uno de los autores de la canción, Kerry Livgren, volvió a grabar esta melodía para incluirla en el tercer y último álbum de estudio (“Prime Mover”, 1988) de la banda de rock cristiano AD, que había sido creada, hacia 1983, por el propio Livgren y otros exmiembros de Kansas; la adaptación de AD, titulada “Portrait II”, sustituye la loa a Einstein por una letra en la que se habla de Jesucristo. Acabo con dos directos de Kansas interpretando “Portrait (He Knew)”, uno de 1978 y otro de 1982.

Rainbow. “I Surrender”

Russ Ballard es un compositor, cantante y guitarrista inglés, que formó parte de grupos como The Roulettes, Unit 4+2 o Argent, la banda de hard rock y glam rock que fundara el teclista Rod Argent en 1969. Ballard comenzó su carrera en solitario tras abandonar Argent, en 1974; aunque grabó un buen número de singles y Lps, sobre todo durante las décadas de 1970 y 1980, es más conocido por su faceta de compositor, pues a él se deben temas como “Since You Been Gone”, “Liar”, So You Win Again”, “God Gave Rock and Roll to You”, “Winning”, “I Know There’s Something Going On”, New York Groove”, “You Can Do Magic”, “Can’t Shake Loose”, “Dancer”, “Free Me”, Jody”, “Lost City”, “No More the Fool”, “On the Rebound” o nuestra canción de hoy, “I Surrender” (aquí tenéis un listado de canciones compuestas por él para otros artistas), que fueron interpretadas por grupos y solistas como Rare Earth, Santana, America, Roger Daltrey, Agnetha Fältskog, Argent, Kiss, Olivia Newton-John, The Shadows, Elkie Brooks, Uriah Heep, Hot Chocolate o Rainbow, por mencionar algunos.

“I Surrender” fue publicada como sencillo en octubre de 1980, por la banda estadounidense Head East quienes, además, la incluyeron en su álbum “EE.UU 1” (aquí la tenéis). Parece que los siguientes en grabarla iban a ser los británicos Praying Mantis, incluso llegaron a registrar la pista de acompañamiento y algunas voces, pero en mitad del trabajo les retiraron el tema para dárselo a Rainbow, la banda del guitarrista de Deep Purple Ritchie Blackmore; según cuentan en la web El Cabo del Rock, Russ Ballard debió reconocer -en una entrevista concedida a Mariskal Rock– que Blackmore le había pedido “que le compusiera alguna canción, ya que se encontraba algo atascado creativamente”. La versión de “I Surrender” a cargo de Rainbow, la más conocida de todas (aquí tenéis una interpretación en directo), fue publicada en su disco “Difficult to Cure” (1981), del que ya hemos hablado a propósito de la entrada dedicada al tema titulado “Spotlight Kid”. Esta declaración desesperada de rendición absoluta ante un amor no correspondido, también ha sido versionada por otros grupos de heavy metal, como los finlandeses Stratovarius, los alemanes At Vance, los japoneses Concerto Moon o los españoles Centinela (en nuestro idioma), lo que nos da una idea de la expansión internacional que ha tenido este clásico del hard rock y el AOR.

Asia. “Heat of the Moment”

A los músicos, como a casi todo el mundo, les gusta el dinero, pero probablemente más aún sentirse vivos, admirados y queridos. A finales de la década de 1970, ir con pantalones de campana y melenas, mientras se ejecutaban complejas piezas musicales que formaban parte de sesudas obras conceptuales, no parecía algo que estuviera ya de moda; entonces se llevaban las camisetas de tirantes rotas, los peinados de colores con crestas y las canciones hechas con dos acordes y mensajes tan eruditos como “Never Mind the Bollocks”. Del final de la época dorada del rock progresivo hemos hablado en entradas anteriores; el punk arremetió contra este estilo de manera inmisericorde, por considerarlo elitista, pretencioso, poco divertido y, también, porque se pensaba que habían convertido al viejo R&R en un monstruo, que ya en nada se parecía a aquellas composiciones, sencillas y vitales, de los pioneros de este estilo. En este contexto de desmantelamiento del rock progresivo, cada grupo y cada músico de este género intentó hacer lo que buenamente pudo; algunos, como los protagonistas de nuestra entrada de hoy, decidieron refugiarse en el AOR, un estilo con mucho tirón popular en aquella época, que aún siendo muy comercial, conservaba algunas de las viejas esencias del hard rock y el rock sinfónico de los años setenta.

Cuando dos miembros de Yes (Steve Howe y Geoff Dones), uno de King Crimson (John Wetton) y otro de Emerson, Lake & Palmer (Carl Palmer) se unieron, en 1981, para formar un nuevo grupo llamado Asia, muchos aficionados al rock progresivo pensaron que este supergrupo salvaría al género y le pondría en el lugar que merecía; nada más lejos de la realidad, el primer disco de esta banda (“Asia”, 1982) era un álbum de AOR bastante comercial, que disgustó tanto a estos seguidores como gustó al gran público. De la vieja esencia de Yes, King Crimson y ELP quedaba poco más que la portada, diseñada por el artista de cabecera de Yes: Roger Dean. Para desesperación de los “progresivoadictos”, fue un gran éxito de ventas, en particular el tema titulado “Heat of the Moment”, con el que se iniciaba el álbum, compuesto por John Wetton y Geoff Downes. Con la perspectiva que nos ofrece el tiempo, y ya sin los condicionamientos y prejuicios de la época, sólo hay que escuchar el disco una vez (aquí lo podéis hacer) para darse cuenta de que es un excelente trabajo, como también lo fue su segundo Lp (“Alpha”, 1983), que recoge otro de los clásicos de esta ya longeva formación: “Don’t Cry”, al que también dedicamos una entrada hace tiempo. Finalizo con un pequeño guiño a mi admirado Steve Howe; no os perdáis este directo de 1983, en el que sobresale un excelente solo de guitarra de este músico.

Fleetwood Mac. «Go Your Own Way»

Fleetwood Mac es una de las mejores bandas de blues-rock que ha dado el Viejo Continente; de su origen, ligado a otro de los grupos más importantes de british blues (John Mayall & The Bluesbreakers), y de sus primeros discos durante la década de 1960, ya hemos hablado en entradas anteriores, en especial en la dedicada al tema “Like it this Way”. Tras tres excelentes discos de estudio, Peter Green (guitarrista, cantante y líder del grupo) abandonó Fleetwood Mac al agravarse sus problemas mentales con el consumo de drogas alucinógenas. Es el principio del fin para esta banda de blues-rock que, durante la primera mitad de los setenta trató de redefinir su estilo a medida que entraban y salían músicos del grupo. En 1975 publicaron su décimo álbum de estudio, que titularon “Fleetwood Mac”, una manera de comunicar a todos sus seguidores que empezaban de cero con un nuevo proyecto, con un nuevo sonido y con nuevas incorporaciones; de la formación original sólo quedaban el batería Mick Fleetwood y el bajista John McVie, a los que se sumaron Christine McVie (teclados, voz) -que ya había trabajado en discos anteriores-, Lindsey Buckingham (voz, guitarras) y Stevie Nicks (voz).

El rock melódico, cercano al AOR y el pop-rock, de este disco fue perfeccionado en el siguiente, “Rumours” (1977), un álbum imprescindible, que todos los aficionados a la música deberían conocer. Sin embargo, este excelente álbum, probablemente el mejor de los Fleetwood Mac más conocidos por el gran público, fue grabado en unas circunstancias muy adversas, con casi todos los miembros de la banda inmersos en peleas y conflictos sentimentales; Mick Fleetwood se había dado cuenta que su mujer, Jenny Boyd (hermana de Pattie Boyd), le había sido infiel; de otro lado, la pareja formada por John y Christine McVie acabó divorciándose después de ocho años de convivencia, de tal manera que no se hablaban más allá de lo estrictamente necesario por motivos profesionales; y, para no ser menos, la otra pareja del grupo (Lindsey Buckingham y Stevie Nicks) también estaban rompiendo su relación, convirtiendo en algo normal las peleas entre ellos. A este polvorín sentimental se unieron las drogas y los excelsos alcohólicos, las fiestas interminables y un largo proceso de grabación que dio lugar a todo tipo de rumores y noticias falsas, lo que incrementó aún más el desasosiego y la incertidumbre en torno a este disco. Visto el resultado final, es evidente que estas circunstancias fueron, precisamente, las que generaron este sincero y apasionado disco, con letras sobre sus respectivos problemas sentimentales envueltas en una cubierta musical pop, aparentemente desenfada, que contrasta con lo que se cuenta en las canciones.

Casi cualquier tema de este disco podría haber sido merecedor de protagonizar este post: “Don’t Stop”, “Dreams”, «You Make Loving Fun”, “The Chain”, etc.; me quedo con “Go Your Own Way”, compuesto y cantado por Lindsey Buckingham, cuyas virtudes musicales han sido bien destacadas por el compañero Antonio Chico en su blog Música y Oxígeno:

“Y es la música lo que convierte a Go Your Own Way en una canción tan memorable pues une la melancolía de su letra con un ritmo dulce y enérgico que la vuelve contagiosa. El bajo de John McVie es profundo y vibra mientras Mick Fleetwood golpea los tambores de su batería con un ritmo casi tribal, las guitarras de Lindsey Buckingham son claras y abiertas y su solo se escucha expresivo, la melodía es llevada en un órgano Hammond por Christine McVie y Stevie Nicks aporta los coros en conjunto con la voz principal de Buckingham”.

En la letra de esta canción (aquí la tenéis en inglés y español) Buckingham nos habla de cómo fue el final de su relación con Stevie Nicks, una mezcla de amor, nostalgia y rencor que no gustó nada a Stevie Nicks y, a pesar de ello, fue la encargada de hacer los coros. De entre las versiones existentes de esta melodía, os dejo con las realizadas por el propio Lindsey Buckingham y la, muy conocida, a cargo de los irlandeses The Cranberries.

71BekDJBb3L

Kansas. “Dust in the Wind”

Allá por marzo de 2015 os hablaba de Kansas, una de las mejores bandas que ha dado el rock sinfónico estadounidense. Fue creada a comienzos de los setenta y grabaron su primer álbum de estudio (“Kansas”) en 1974, ya con la formación que acabaría consolidándose como la clásica de este grupo: Kerry Livgren (guitarra, teclados), Steve Walsh (voz, teclados), Robby Steinhardt (violín, voz), Rich Williams (guitarra), Dave Hope (bajo) y Phil Ehart (batería). Entonces comentábamos que el sonido de Kansas -en el que destacan las guitarras, la voz solista, el violín y los arreglos sinfónicos- está influenciado por los grandes grupos británicos de rock progresivo, pero también tienen una herencia americana muy marcada, especialmente visible a través de elementos procedentes del hard rock, el blues-rock y el rock sureño, muy presentes en esta formación. A pesar de que la obra de Kansas es elaborada y compleja, algo especialmente notorio en sus primeros álbumes, estamos ante un grupo más conocido por las baladas y el rock melódico tipo AOR que por su faceta progresiva, al menos entre el público más numeroso. Esta situación ha sido propiciada, en gran medida, por dos canciones especialmente exitosas: “Carry On Way Ward Son”, incluida en su cuarto álbum de estudio (“Leftoverture”), del que ya nos hemos ocupado en la entrada que mencionaba líneas arriba, y “Dust in the Wind”, uno de los temas más reconocibles del rock, que formó parte del siguiente Lp: “Point of Know Return” (1977), un excelente trabajo de rock sinfónico -tal vez el mejor de Kansas, aquí tenéis una interesante reseña-, en el que esta canción es la excepción en cuanto a sonido y planteamiento musical.

Según ha manifestado su autor, el guitarrista Kerry Livgren, la música surgió al tratar de componer una línea de guitarra con la que aprender la tradicional técnica del fingerpicking; a su esposa le gustó, por lo que le sugirió a Kerry que escribiera una letra para esa melodía. El texto, una reflexión sobre el destino y la inevitabilidad de la muerte, con reminiscencias bíblicas, surgió tras la lectura de un libro de poesía nativa norteamericana, en el que se incluía la frase: “for all we are dust in the wind”. Pese a no ser algo habitual en esta banda, “Dust in the Wind” se grabó como melodía acústica con las guitarras sonando a la vez, así consiguieron un sonido reverberado que se mantiene a lo largo de toda la canción, acompañando a la voz solista y al característico solo de violín de esta inmortal melodía. Aquí os dejo una interpretación en directo de “Dust in the Wind” y, para finalizar, algunas versiones, en concreto las debidas a Scorpions, The Moody Blues y la violinista española Judith Mateo.

115484003.jpg