Mi conexión con el rock progresivo y el hard rock comenzó hacia 1977-1978, cuando cursaba segundo de BUP (ya os he hablado de ello en una ocasión anterior); recuerdo que escuchábamos los grandes clásicos de Pink Floyd, Genesis, King Crimson, Jethro Tull, Camel, Emerson Lake & Palmer, Supertramp, Led Zeppelin y Deep Purple como si fueran de rabiosa actualidad cuando, en realidad, aquellos discos habían salido al mercado varios años antes. Acostumbrados a discos tan maravillosos como “Fragile”, “Close to the Edge”, “Thick as a Brick”, “Foxtrot”, «The Snow Goose”, “In the Court of the Crimson King”, “Tarkus”, «Wish You Were Here”, “Led Zeppelin IV”, “Made in Japan” o “Crime of the Century”, y con una edad -los quince años- poco dada a análisis rigurosos y ecuánimes, vivimos en directo los nuevos lanzamientos de nuestros grupos preferidos con una mezcla de estupor, indignación y tristeza; nuestros héroes nos estaban traicionando, sus nuevos discos parecían abandonar el rock progresivo para abrazar propuestas más comerciales, en torno al AOR y el pop. Creo que todo comenzó en 1978, cuando nuestras bandas favoritas parecía que se ponían de acuerdo para encadenar una serie de álbumes a cuál más decepcionante: “Tormato” (Yes), “And Then There Were Three” (Genesis) o “Breathless” (Camel). El desastre, siempre ante nuestro adolescente entendimiento, acabó por consolidarse al año siguiente, 1979, cuando se publicaron discos como “Stormwatch” (Jethro Tull), “Breakfast in America” (Supertramp) o “The Wall” (Pink Floyd). Con el paso de los años se me fue pasando el enfado y acabé reconciliándome con estos discos publicados entre 1978 y 1979, los cuales comencé a tener en cuenta por su valor intrínseco y no por su comparación con trabajos anteriores.
“Breathless” (1978) fue el sexto álbum de estudio de los británicos Camel, quienes ya han aparecido por aquí en entradas anteriores (“Never Let Go”, “The Snow Goose” y “Lady Fantasy”), un trabajo marcado por las disputas entre Andy Latimer y Peter Bardens, quien finalmente abandonó la formación tras la grabación de este álbum. Mientras que Bardens tomó mayor protagonismo en la composición de los temas que formaron parte del Lp anterior (“Rain Dances”, 1977), también del tímido intento por acercar el sonido hacia el jazz, Latimer hizo lo propio en “Breathless”, un disco que, tal vez sin ser de los mejores de Camel, a mí me ha acabado gustando mucho. De hecho, lo recomiendo a quienes deseen iniciarse con el rock progresivo y se asustan ante el virtuosismo y la complejidad de este género. “Breathless” es un álbum de rock sinfónico muy melódico y asequible; si queréis comprobarlo podéis comenzar con el tema “Summer Lightning”, el más pop de todos, incluso por momentos algo discoquetero, pero con un solo de guitarra final “made in Latimer” verdaderamente bello. Si os ha gustado, podéis poner el disco desde el principio pues, a buen seguro, los dos primeros temas no os van a dejar indiferentes; en primer lugar, el titulado “Breathless” y, en segundo lugar, “Echoes”, cuyo vídeo preside esta entrada, desde mi punto de vista la canción más progresiva de todas y, también la mejor. El tema empieza muy rápido, con una guitarra marcando la melodía principal y unos teclados que, poco a poco, van tranquilizando la composición hasta sumirla en una relajante quietud, de la que se sale hacia el minuto 3:30, entonces remonta hasta dar paso a la parte cantada, lo más pop de este tema; a partir del minuto 5 vuelve a entrar la sensual guitarra de Latimer secundada por los teclados de Bardens, que nos acompañan casi hasta el final.
Sin llegar a ser de los mejores discos de Camel, y a diferencia de otros muchos trabajos de bandas consagradas, creo que el tiempo ha tratado a Breathless muy bien y, hoy por hoy, a ver quién es el guapo que se saca un disco así de la manga.
El solo de guitarra de Summer Lightning es una jo**** maravilla: sin hacer grandes alardes técnicos, el bueno de Andy logra sacar un feeling, un sentimiento inigualable; aunque también es verdad que yo a ese tema le tengo un cariño especial porque para mí está intensamente está ligado a un amor, entre infantil y adolescente, de verano que me trae muy buenos recuerdos.
Junto a Echoes es de los mejor de ese trabajo que, como contrapartida, incluye la que para mi es quizás la peor canción de Camel (y aún así por encima de millones de canciones): Down on the Farm. Por cierto, que la poca letra de Echoes habla de una esplendorosa cabalgada de los indios navajos en las llanuras americanas; quizá se inspiraron en alguna carga de batalla de los indios contra el Séptimo de Caballería o algo así.
Madre mía Raúl, hablas de discos ‘desastre’ (en su momento) citando Stormwatch, The Wall y Breakfast in America jajjaja Es verdad que sin ser de los mejores de sus bandas, hoy los consideramos como poco menos que imprescindibles, al menos yo… ¡¡Como cambia el tiempo la percepción de algunas cosas!!
Eso sí, fue llegar 1980 y, ahí sí, se fue todo al garete; ¡¡menos mal que llegó la NWOBHM!! jajjaja
Y termino recomendando, si me lo permites, toda la discografía de Camel como una de las mejores que ha dado el Rock de todos los tiempos y colores: para mí una banda imprescindible y maravillosa que no ha hecho más que darme alegrías desde que, un glorioso día en Madrid Rock, me hice con el impresionante Moonmadness.
Abrazos y buen finde!!!
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Mi reflexión con esta entrada iba, precisamente, en ese sentido. A menudo etiquetamos y criticamos siempre comparando con algo, en lugar de valorar la música por lo que es y no por su comparación con otros discos, estilos o intérpretes. Te puedo asegurar (tengo muy vivo ese recuerdo) que recibimos «The Wall» y «Breakfast in America» como si fuera basurilla, y todo porque lo comparábamos con «Wish You Were Here» o «Crime of the Century»; con quince años las cosas son así, blancas o negras, si «Wish You Were Here» era «lo más», entonces «The Wall» era una mierda. Claro, con el paso del tiempo las cosas ya no se ven igual, sobre todo cuando te das cuenta que ya no volveríamos a ver discos tan buenos como «Breakfast in America» o «The Wall», más que nada porque el rock sinfónico había muerto, pero para eso hay que alejarse un poco de los dogmatismos propios de la adolescencia. La verdad es que no sé si la letra responde a algún episodio histórico concreto, yo al menos no he logrado averiguarlo. Ya sabes que compartimos pasión por Camel, además es uno de los grupos que, con sus vaivenes, mejor ha resistido el paso del tiempo, superando modas como el pop, el punk o la new wave, y con un montón de discos en su haber. Dejo «Down of the Farm», para los que no conozcan este temazo. Buen fin de semana, Alex. Abrazos
Por cierto, aprovecho para anunciar que la semana que viene regresa «Las Cinco Canciones de tu Vida», el lunes sabremos quién es el invitado …
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Me encanta el toque discotequero que tiene Summer Lightning. Un saludo!
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A mí también, y sin perder la esencia guitarrera de Camel ¡Saludos!
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Gran introduccion del tema. Casi creo que eso tiene una base historica de la propia música, desde luego los discos que describes como decepcinantes en cierto modo lo eran, pero ademas tiene una componente de cumplir años, de paso del tiempo que tambien pesa. Tanto para la negacion como la posterior recuperacion.
A mi todo eso que cuentas me ocurrio unos cuantos discos antes.
Relayer, Dark side of the moon, Songs from the wood … ya eran discos en cierto modo decepcinantes.
Ahora por supuesto los puedo our muy a gusto.
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¡Muchas gracias, lrotula! Cumplir años tiene muchas cosas malas, pero también hay alguna buena; los optimistas ven la vida (y la música) con más colores, y los pesimistas en tonos grises, en cualquier caso ya no es el blanco y negro de la adolescencia. De joven disfrutaba la música de manera militante, ahora lo hago con total libertad y sin prejuicios, salvo para el reguetón (y mira que me gusta la música latina …) Por cierto, ya que lo mencionas, mañana me voy a poner el «Song from the Wood». Saludos.
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Vale…así que te gustó » la marinera» a mi también me gusta Camel…( sonrisita). Bueno, escuché hasta el final, no digo que disfruté mucho pero , por lo menos amplié mis conocimientos , lo que vale mucho. En realidad lo que me fascina es la pasión y el auténtico amor que teneis por la música tu y tus seguidores. Os adoro. Un abrazo.
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¿Sabes que me está apeteciendo a esta hora? Comerme un par de marineras, una cerveza y de fondo la música de Camel. Con pasión todo es más bonito … y más fácil. Por cierto, la semana que viene tenemos otro apasionado de la música en «Las cinco canciones de tu vida». Besos.
Para los que no sepáis de qué estamos hablando: https://laacantha.wordpress.com/2020/09/29/la-marinera-el-marinero-y-su-matrimonio/
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Tomo nota…a mi me encantan los apasionados.
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¡Lo que me he reído leyendo lo que os pasó con 15 años cuando el progresivo fue mutando! Es una conversación que he tenido varias veces con un buen amigo que es casi un erudito en historia de la música. Yo no viví esa época, la llevo descubriendo poco a poco desde hace un tiempo y, aunque entiendo (creo) los motivos por los que era inevitable que cambiase hacia algo más simple, he estado en una fase de negación ante el sonido ochentero. Es decir, estaban rozando mi concepto de perfección, al ladito… ¡a dónde iban ahora que casi la podían tocar! Me estoy curando poco a poco de mi cerrazón, también porque llevamos algún año que otro que nos meten los 80’s hasta por, o especialmente por las orejas. Aun así, es escuchar una canción con la típica producción de Rush y arqueo la ceja. Grupo que reúne el 90% de las papeletas para que me guste, pero aún no. Estoy acquiring the taste.
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Lo importante en la música es no tener prejuicios, dicho así resulta fácil de entender, incluso obvio. Pero, cuando eres muy joven, las militancias musicales y el grupo social al que perteneces muchas veces te impide apreciar otras cosas que están fuera de tu entorno, afortunadamente con el paso de los años todo se va viendo de otra manera. Rush es una banda buenísima, con una trayectoria importante y que ha dejado mucha influencia en otros estilos y grupos. Saludos.
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