Ike & Tina Turner / Deep Purple / Katrina & The Waves. «River Deep – Mountain High»

https://www.youtube.com/watch?v=KdnqgiRBrmg

«River Deep – Mountain High» es una de las canciones más importantes del dúo Ike & Tina Turner, fue comercializada como single e incluida en el álbum homónimo publicado en 1966. Sin embargo, en su grabación no intervino Ike Turner y, en cambio, fue el productor Phil Spector el que acumuló todo el protagonismo, junto con la propia Tina Turner. Tal y como nos cuenta Emilio de Gorgot en un excelente artículo publicado en Jot Down, en 1965 Phil Spector buscaba «algo más robusto, más gigantesco, más colosal que nunca», un tema acorde a la espectacularidad y complejidad de su «muro de sonido» que volviera a reconducir su megalomaniaca manera de entender la producción musical. Partieron de tres canciones compuestas por él y por la pareja Jeff Barry y Ellie Greenwich, y las unieron en una única pieza; convencido como estaba de tener entre sus manos un tema excepcional, contrató a cuarenta y dos personas, entre músicos y coristas, un impresionante despliegue de medios que, por supuesto, necesitaba de una intérprete capaz de mantenerse en pie ante semejante vendaval. Phil Spector lo tenía claro, debía ser Tina Turner. Pero había un pequeño problema: su posesivo e irascible marido; asumiendo que la grabación habría de ser costosísima, unos veintidós mil dólares, ofreció otros tantos a Ike Turner para que no pisara el estudio. Tina cantó una y otra vez la canción, durante varias horas; al parecer, Phil Spector sólo quedó conforme cuando, asfixiada por el calor que había en el estudio, se quitó la blusa y cantó una vez más el tema, esta vez en sujetador; aquella fue la toma definitiva, la única que dejó satisfecho al exigente productor. Sin embargo, «River Deep – Mountain High» no funcionó bien desde el punto de vista comercial, para desesperación de Spector que veía como el público empezaba a apreciar otra manera de entender la música, la de grupos como los Beatles o los Beach Boys, más limpia y donde los instrumentos se podían identificar claramente. Un par de años después aparecieron dos versiones fuertemente impregnadas de la psicodelia de la época; me refiero a la de Deep Purple -la segunda destacada de hoy-, incluida en su segundo álbum de estudio («The Book of Taliesyn», 1968), de diez minutos de duración y en la que cuesta reconocer la melodía, y la de Eric Burdon & The Animals, de siete minutos, que formó parte de su álbum «Love is» (1968). Las versiones de este tema se cuentan por docenas; especialmente numerosas son las realizadas en las décadas de los sesenta y setenta (Harry Nilsson, Toni Wine, The Badd Boys, Leslie Uggams, The Easybeats, The Supremes & The Four Tops, The Shadows, Meat Loaf, etc.), aunque también las hay posteriores: Neil Diamond, Jimmy Barnes, Annie Lennox, Flamin’ Groovies, The Overtones o Katrina & The Waves, el tercer vídeo elegido para ilustrar esta entrada.

Jefferson Airplane. «Somebody to Love»

Hace cuatro o cinco años tuve la inmensa suerte de pasar el mes de agosto en los Estados Unidos; la primera semana estuvimos en Nueva York, una ciudad de esas que abandonas con pena, una vez que te has adaptado a ella y empiezas disfrutar de todo lo que es capaz de ofrecerte; después volamos a la costa Oeste, a California, donde estuvimos casi tres semanas, con visita relámpago incluida a Las Vegas y El Gran Cañón. Vivíamos en Berkeley, población muy bien comunicada con San Francisco, una maravillosa ciudad aún más turística que Nueva York, en la que sus habitantes destacan por su simpatía y hospitalidad; siempre quiero creer, tal vez por un irresistible impulso romántico, que es una tradición que se consolidó a finales de los sesenta, cuando San Francisco se convirtió en el epicentro del movimiento hippie, de la cultura y contracultura, la música, las drogas, el amor y la amistad. Evidentemente, el barrio de Haight-Ashbury es uno de los lugares de visita obligada; allí se puede comprar ropa usada, entrar en sus bares, y uno se sorprende con la cantidad de mendigos que pueblan el barrio, algo que, en líneas generales, sucede en toda la ciudad. En 1967, esa zona, y en general todo el área de influencia de San Francisco, acogieron al «Verano del Amor«, una gran cita cultural a la que acudieron miles de personas deseosas de libertad, con ganas de protestar por la Guerra del Vietnam, que acudieron con flores en el pelo, tal y como nos decía la canción «San Francisco (Be Sure to Wear Flowers in Your Hair)«, de John Phillips, miembro del grupo The Mamas & The Papas. La música fue la protagonista, con los Beatles más psicodélicos, además de darse a conocer artistas como Jimi Hendrix, Janis Joplin, Pink Floyd, los Doors o Jefferson Airplane, grupo creado en 1965 que, con su segundo álbum de estudio («Surrealistic Pillow«), fue la verdadera sensación de aquel «Verano del Amor». Acababan de incorporar a una nueva vocalista, Grace Slick, autora de una de las canciones emblemáticas de esta banda, «White Rabbit«, y responsable de llevar un tema como «Somebody to Love» -escrito por su cuñado Darby Slick- que ya cantaba en su anterior formación (The Great Society) bajo el título de «Someone to Love«. Aquí os dejo dos de sus interpretaciones en directo más clásicas, en el Festival de Monterrey (1967) y en el Festival de Woodstock (1969); y en éste otro vídeo una de las versiones más exitosas de este tema, la de la banda Ramones.

The Doors / José Feliciano / I. Gillan, R. Wakeman & S. Howe. «Light My Fire»

Hace algunas semanas vi un interesante vídeo en facebook en el que Ray Manzarek, teclista de los Doors, explicaba cómo se creo este grupo, así como otros aspectos relacionados con la banda; os dejo algunas de sus frases: «(…) una vez en California un amigo me dijo: ¿sabes que sería genial? matricularse en la Escuela de Filmación (…) Y uno de los muchachos que estaba ahí en la carrera en la UCLA era (…) Jim Morrison (…) Un día conversábamos [y me dijo]: he estado escribiendo canciones (…) Y me canta «Moonlight Drive» (…), no había escuchado unas letras tan profundas y esa voz tan oscura (…) y le dije (…) estas canciones son geniales, podríamos montar una banda de rock & roll. A lo que me responde: te digo la verdad, Ray, es exactamente lo que tengo en mente». Tras incorporar a John Desmore (batería) y a Robby Krieger (guitarra), The Doors comenzó su andadura con un álbum homónimo publicado en 1967, del que extrajeron dos singles: «Break on Through» y «Light My Fire».

Así nos cuenta Ray Manzarek cómo compusieron este último tema: «Robbie Krieger llegó con su primera canción, «Light My Fire» (…) Densmore dice: no, no, no, no la hagamos folk, démosle algo de jazz y un ritmo latino (…) Morrison agregó el segundo verso (…) por supuesto, otra acotación sobre la muerte, y yo inventé la introducción». La canción nos habla de una pareja tratando de alcanzar la euforia por medio de las drogas; algunas de sus líneas trataron de ser suavizadas en ciertos programas de televisión, como el muy popular de Ed Sullivan, quien les solicitó cambiar la frase «Girl, we couldn’t get much higher» («nena, no podríamos habernos colocado más») por otra más inofensiva: «girl, we couldn’t get much better» («nena, no podríamos haberlo hecho mejor»); Jim Morrison hizo caso omiso y cantó el tema con la frase original, para desesperación de Ed Sullivan quien, al parecer, ni siquiera se despidió de ellos, además de vetar su presencia para futuros programas.

En 1968, José Feliciano publicaba su exitosa versión, que serviría como referencia para la mayor parte de las interpretaciones que se hicieron después. De hecho, existen más versiones al modo Feliciano que al modo Doors; son adaptaciones melódicas u orientadas hacia estilos como el soul, el funk o la música brasileña, por ejemplo las de Shirley Bassey, Al Green, Stevie Wonder, Erma Franklin, Etta James, UB40, Astrud Gilberto, Tahta Menezes, Julie London, Nancy Sinatra o Will Young. Las versiones psicodélicas son menos abundantes: Birth Control, The Guess Who, Julie Driscoll, Brien Auger & The Trinity (no os la perdáis) y la tercera destacada de hoy, a cargo de tres grandes músicos: Ian Gillan, Rick Wakeman y Steve Howe, grabada en el álbum homenaje «Light My Fire: A Classic Rock Salute to the Doors» (2014). Hay muchas versiones de este tema, algunas verdaderamente singulares, como la de la London Symphony Orchestra o la de Amorphis, grupo de metal finlandés.

The Beatles. «A Day in the Life»

El 18 de junio de 2010 la casa Sotheby’s subastó el manuscrito original de «A Day in the Life», escrito por John Lennon, por la insultante cifra de 1.202.500 dólares. En la primera de las imágenes que he dejado al final de la entrada se puede leer una versión primigenia de la canción y algunas correcciones; en el reverso aparece una versión en limpio, con menos correcciones y escrita en mayúsculas. Si os fijáis en la primera imagen, la que tiene más tachones, vemos que la frase «I’d love to turn you on» («Me encantaría excitarte») debió ser añadida con posterioridad. La cadena británica de televisión BBC acabó censurando esta canción, por lo que ellos consideraron apología del consumo de drogas, algo especialmente palpable (en su opinión) en la frase que acabamos de comentar y en la que decía «found my way upstairs and had a smoke» («encontré el camino de subida por las escaleras y me puse a fumar»). A pesar de que los propios autores siempre han negado esta interpretación (Lennon llegó a decir que este tema hablaba de «un accidente y su víctima», y que se había querido llamar la atención sobre «la más inocente de las frases»), el productor George Martin («el quinto Beatle») siempre tuvo muy claro que había partes de la letra que aludían claramente a las drogas. «A Day in the Life» se tardó en grabar treinta y cuatro horas, una cantidad de tiempo excesiva si lo comparamos con el álbum de debut («Please Please Me», 1963), en el que se invirtieron diez horas en total. En una entrada anterior, la dedicada a la melodía «With a Little Help from My Friends«, calificábamos el álbum «Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band«, del que forman parte ambos temas, como un trabajo precursor de lo, poco después, vendría en denominarse rock sinfónico. Si hay un tema progresivo en este Lp, por su duración, por la ausencia de estribillo, por sus cambios y desarrollos musicales, por esos elementos psicodélicos del final y por la utilización de una orquesta formada por cuarenta músicos, ese es «A Day in the Life». Para la revista Rolling Stone es la mejor cancion de los de Liverpool; en cualquier caso, es su obra más compleja y con la que alcanzaron la plena madurez. Para concluir, os voy a invitar a que escuchéis la versión que realizó el guitarrista Jeff Beck, incluida en su álbum «Live at Ronnie Scott’s» (2008) y en la película musical «Across the Universe» (2007).

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Las Cinco Canciones de Begoña (III): «L.A. Woman» (The Doors)

El «momento descoyunte» no podía faltar en una selección musical hecha por Begoña; yo la he visto en acción y, de verdad, no me extraña nada que le pasara lo que nos cuenta en este pequeño relato; lo raro, dada su energía y entrega, es que no tenga más «cicatrices rockeras», como ella misma apunta. Para ilustrar este momento ha recurrido a mi grupo psicodélico preferido: The Doors, en concreto a un tema de su sexto álbum de estudio («L.A. Woman», 19719), del que ya nos hemos ocupado a propósito de otra de sus canciones, «Riders on the Storm«, con la que se cerraba el disco; Begoña ha elegido el tema que da nombre al Lp, excelente elección, sin duda. Veamos cómo nos lo cuenta y qué otros grupos estaban en su órbita «descoyunte».

Momento descoyunte
«Saltar y gritar, perder la respiración, derrame del cubata en tal arrebato. «Gerdundula» y más de Status Quo, bastantes de Celtas Cortos, otras cuantas de Gwendal, «La tierra de las mil danzas» de Nugent, «Cum on feel the noize» de Slade, «The farm» de ZZ Top, «Rock and Roll» y otras de Led Zeppelin, Rainbow, Black Sabath, Dire Straits, AC/DC, Queen, The Kinks … Inevitable saltar siempre con The Doors, si no se ha hundido la casa … Me río al recordar «L.A. Woman» bailando con mi prima Juli, que me saca dos cabezas; me atizó con sus dientes en la nariz, a la que yo subía y ella bajaba, que saltos estaríamos dando. Aun tengo la marca y ya pasaron más de 30 años. Cicatrices rockeras».