Las Cinco Canciones de Juanlu (III): “Smells Like Teen Spirit” (Nirvana)

Nunca sabes cuando vas a hacer los amigos de verdad, esos que te durarán toda la vida. Juanlu nos habla hoy de su amigo «El Pelos», de las jornadas que pasaban en las tiendas de discos y de cómo descubrió el grunge gracias a Nirvana y su disco «Nevermind». Particularmente no es el estilo que más me gusta, pero he de reconocer el poderío de esta banda, su propuesta innovadora y su legado, algo de lo que no pueden presumir todos los grupos. Os dejo con Juanlu.

«Ya en Pamplona con mis padres, corría el curso 1990-1991 en COU cerraron el internado y tuve que ser reubicado en el cole de mi hermana donde conocí a quienes serían mis amigos hasta hoy y hasta que me muera, sobre todo uno, Luis, por entonces «El Pelos», mi actual hermano-amigo con el cual hice muy buenas migas desde el principio y sobre todo a través de la música. Los sábados solíamos quedar por la mañana para ir a «Kilkir», una tienda de discos junto a la catedral de Pamplona, el dueño nos conocía y un día de abril nos dijo que había recibido un discazo de un grupo americano de Seattle y que sabía que nos iba a molar. Sacó el vinilo con un niño en una piscina detrás de un billete y sacó el disco. Nirvana Nevermind ¿cual era el nombre y cual el título del disco? Nos pusimos los dos pares de auriculares junto a la pletina y de repente explosión de sonido, los dos saltando extasiados y se soltó de repente el auricular inundando de sonido toda la tienda, había otros tres chavales allí y fliparon a colores. Esa mañana los cinco nos llevamos el disco a casa. Luis y yo solíamos comprar a pachas, uno se lo quedaba y le grababa al otro la cinta al llegar a casa, ese día no fue así, cada uno el suyo. Fue el origen y el germen de mi etapa grunge: Pearl Jam, Alice in Chains, Soundgarden, conciertos, camisetas, pelos largos,… Pero fue esa mañana de tienda de discos la que me enseñó la luz, la que me hizo ver en el grunge un modo de vida, algo salvaje y arrebatador que me sigue poseyendo cada vez que la escucho. Cuando vi «Alta Fidelidad» me sentí super identificado».

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Las Cinco Canciones de Juanlu (II): “Dolores se Llamaba Lola” (Los Suaves)

La canción de hoy es uno de los himnos rockeros patrios, un tema de esos que más que escucharse se canta como si te fuera la vida en ello, sobre todo en fiestas y reuniones de enseñoreo etílico. Para unos alumnos de bachillerato, internos de lunes a viernes, encontrarse con Los Suaves y «Dolores se llamaba Lola» debió ser como una bendita provocación venida del cielo; el cambio de letra parecía cantado: «Fuiste el colega de BUP en el colegio de Frailes…» Así nos lo cuenta Juanlu.

«En 1988 fui interno al Colegio de Lekaroz porque no podía seguir bien las clases del cole francés y el BUP a distancia, con lo cual lo hablamos en casa y preferí irme interno y estar los fines de semana en casa de mi tío. Allí todos eran uno o dos años mayores que yo y tuve que espabilar a toda hostia, pero la experiencia fue muy buena, con sus altos y sus bajos, pero muy buena, sobre todo porque escuchábamos muchísima música y traficábamos con cintas entre nosotros. El cura nos pedía cintas para despertarnos por la mañana por los altavoces, siempre se las pedía a uno de Vitoria, el Txino, que escuchaba Metallica y Megadeth, imaginaos los despertares. Un día mi colega Joseba Zubia, de Eskoriatza, vino a mi cuarto y me dijo: ¡Azanza, mira como mola esta cinta que me ha dejado uno de COU! Enchufamos a tope el radiocasete y empezamos a cantar como locos: «Fuiste la niña de azul en el colegio de monjas…» Le cambiamos la letra a «Fuiste el colega de BUP en el colegio de Frailes…» Fue nuestro maldito himno y no había noche que no la escucháramos. AC/DC y Ramones también me acompañaron muchísimo durante esa época pero nunca olvidaré ese riff brutal que me recordará toda mi vida a aquel internado baztanés».

 

Las Cinco Canciones de Juanlu (I): “Sultans of Swing” (Dire Straits)

365 Radioblog fue una de las primeras webs de música que conocí cuando me incorporé a la blogosfera, desde entonces he seguido con placer y gran interés las generosas aportaciones de Juanlu, el protagonista de esta semana, quien nos acompañará con sus canciones y sus recuerdos. Os recomiendo que os paséis por su blog, prácticamente actualizado a diario; en él podréis disfrutar con la prosa de Juanlu y con el mejor rock, en ocasiones a través de tendencias o estilos no muy frecuentados por La Guitarra de las Musas, como el grunge, el indie o el pop más actual; sus propuestas musicales son siempre de una gran calidad y la manera que tiene de contarnos las cosas es amena e instructiva, como muchos de vosotros ya habéis podido comprobar. Desde hace unas semanas me acompaña en la redacción de nuestra página de facebook «Agujas y Vinilos«; gracias a su infatigable dedicación y su buen hacer, ha conseguido impulsar esta página y estimular a nuestros seguidores con nuevas propuestas e iniciativas. Su primera canción va a ser «Sultans of Swing», de Dire Straits, en la versión en directo del «Alchemy», uno de los primeros temas que apareció en La Guitarra de las Musas y uno de mis preferidos de Dire Straits; la versión que ha elegido Juanlu es espectacular. Le cedo la palabra, primero se va a presentar y, después, nos va a contar lo que supone para él esta canción. Antes, me gustaría recordaros que ya he puesto en marcha la lista de spotify con las «canciones de nuestra vida» (podéis verla en el margen superior derecho de la web), donde irán añadiéndose los temas propuestos por los invitados de cada semana y, también, por aquellos que, en los comentarios a las entradas, han ido dando sus cinco canciones; no obstante, si os animáis también a mandar vuestros recuerdos, serán bien recibidos; el correo al que lo podéis enviar es raulrn@wanadoo.es.

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«Me llamo Juanlu Azanza, nacido en 1973 en Barcelona, pero desde muy pequeño resido en Pamplona, la ciudad de mis amores, donde crecí, estudié, me casé, tuve a mis peques y donde trabajo. A lo que me dedico no tiene nada que ver con esto, que es puro hobby, pero mi formación como Licenciado en Historia me lleva a ser curioso, indagar, revolver; sobre una de mis dos pasiones: la música y en particular el rock.

Mi blog, 365 Radioblog, nace de la idea de contar en pequeñas pinceladas historias de canciones, grupos, películas, versiones, incluso cánticos de clubs deportivos, que se echan de menos a veces en la radio o en otros medios. Otro pilar de este blog es la participación, comentarios, valoraciones, chascarrillos o historietas que podáis aportar los que lo leáis, porque al final se trata de eso, simplemente compartir una afición, un modo de vida, sin otro objetivo que el de disfrutar y pasar un buen rato. Y este blog crecerá en la medida que los que lo leáis vayáis poniendo vuestro granito de arena».

«Fue mi despertar musical, corría el año 1986. Tenía trece años, mis padres y yo nos fuimos a vivir a Francia durante tres años por el trabajo de mi padre, allí la vida era muy aburrida y veía mucho la tele, echaban programas musicales en la M6 y oía NRJ radio, tenía la Fnac al lado de casa, y un día me decidí a comprar un disco en directo de los Dire Straits porque un compañero de clase me había dicho que eran la bomba. Ya les había oído canciones del «Brothers in Arms» pero flipé cuando llegó ese riff inconmensurable e inmortal del «Sultans Of Swing», en ese momento decidí que pocas cosas merecían más la pena y llenaban más de vida a alguien que el buen rock and roll. Aún lo sigo pensando».

 

Las Cinco Canciones de Raúl (V): “Wonderful Tonight” (Eric Clapton)

Cuando el amigo Salva me pidió esta colaboración para el ya desaparecido blog «Mentalparadise», no tuve muchos problemas en recordar rápidamente un puñado de composiciones que, de una u otra manera, han significado algo en mi vida. Bien diferente hubiese sido si esta aportación tuviera que ver con elegir mis cinco temas preferidos, entonces me hubiera bloqueado. Entre otras razones, elegí orientar mi blog hacia las canciones con el objetivo de responder a esta pregunta; ya van más de trescientos títulos y espero que mi particular lista de temas favoritos siga creciendo.

De las cinco canciones solicitadas las cuatro primeras, prácticamente agolpadas en mi adolescencia y primera juventud, entre los 14 y 18 años, se materializaron pronto: “Hotel California” (Eagles), “Shine con you crazy diamond” (Pink Floyd), “Highway Star” (Deep Purple) y «Mediterráneo» (Serrat); sin embargo, quedaba el resto de mi vida y una sola canción. Finalmente me incliné por “Worderful tonight”, de Eric Clapton, aunque me gustaría que también conocierais las otras (seguro que hay más, pero ahora mismo se me resisten a la memoria): “Tu nombre me sabe a hierba” (Serrat), “Paseando por la Mezquita” (Medina Azahara), “Nocturno” (Los Relámpagos), “Brothers in Arms” (Dire Straits), “Dust in the wind” (Kansas), “Year of the cat” (Al Stewart), “Una noche de amor desesperada” (Triana), “Luminosa mañana” (Triana), «I should I stay or should I go» (The Clash), “Those magic changes” (Sha-Na-Na), “La mataré” (Loquillo y los Trogloditas), “Stairway to heaven” (Led Zeppelin), “Jo vull ser Rei” (Els Pets), “La jument de Michao” (Tri Yann), “Mi agüita amarilla” (Los Toreros Muertos), “Voyage Voyage» (Desireless), «Deborah» (Noel Soto), «Castigo» (Leño). La mayor parte de ellas ya han ido apareciendo en estos dos años de vida de “La Guitarra de las Musas”, otras aún no lo han hecho; lo cierto es que atesoran muchos recuerdos y me ayudan rememorar determinados episodios de mi existencia.

“Wonderful tonight” es una de mis canciones preferidas que, además, siempre acude para recordarme mi tardío ingreso en el mundo del vinilo. Tuve mi primer tocadiscos (un sistema compacto con doble pletina y radio) a los 20-21 años, cuando estudiaba la carrera, sin embargo no tenía dinero para comprar discos por lo que acabé transformándome en un verdadero buitre. Mi objetivo era cualquier casa conocida que tuviera discos; los miraba todos y me llevaba aquellos que me interesaban para grabarlos en cinta; como tenía la buena costumbre de devolverlos a su propietarios, en unos pocos años ya contaba con una buena colección de casetes, aunque aún seguía teniendo pocos vinilos en propiedad.

Poco tiempo después de acabar mis estudios me puse a trabajar y, como no podía ser de otra manera, dediqué una parte de mi sueldo a comprar discos. Así empecé mi colección de vinilos; solía ir, un par de días por semana, a las clásicas tiendas que había entonces en Madrid (Discoplay, Madrid Rock, MF, La Metralleta, etc.), me pasaba las horas muertas mirando y mirando, preguntando y aprendiendo y, por supuesto, comprando. Recuerdo con mucho cariño aquella época en la que perdía la noción del tiempo en las casas de discos, como el excursionista que se extravía en una larga, intrincada y enigmática cueva. Muchas veces sabía lo que compraba, lo había escuchado o me habían hablado de ello, pero otras iba a la aventura, por intuición, movido por un deseo de vivir nuevas experiencias musicales.

Un día dí con “Slowhand”, conocía a Clapton y tenía referencias de la canción “Cocaine”, la primera de ese LP; me pareció fantástica, pero la que penetró en mí fue la segunda (“Wonderful Tonight”), un híbrido entre balada rock y melodía comercial que me abrió los ojos a nuevos retos musicales, a estilos diferentes a los que acostumbraba; me ayudó a mirar a la Música sin complejos ni ideas preconcebidas, sin ataduras estilísticas o tribales fundamentadas en la presunta calidad. Cuando empecé a poner canciones en la red no lo dudé, ésta tenía que ser la primera.

No quiero acabar sin recordaros que este espacio, «Las Cinco Canciones de tu Vida», está abierto a todos los que queráis participar. Ha sido un placer volver a recordar estos recuerdos con todos vosotros.

Las Cinco Canciones de Raúl (IV): “Mediterráneo» (Serrat)

 

https://www.youtube.com/watch?v=juOtfbmcAgg

Un joven actual de dieciocho años, no sé si para bien o para mal, está mas cerca de la adolescencia que del estado adulto; por supuesto que hay de todo, pero he podido comprobar que buena parte de mis alumnos universitarios de primero no tienen mucha inquietud por la cultura, el conocimiento o la reflexión, y tampoco atesoran la responsabilidad que se les supone a los estudiantes que ingresan en la Universidad. No es mi intención entrar en un debate sobre las causas de esta situación de aparente hibernación o letargo, más que nada porque probablemente sea algo común a una sociedad donde los principales valores tienen que ver con el famoseo televisivo y la capacidad para amasar fortunas por la vía del fraude y el delito de guante blanco. Sea como fuere, ya digo, para bien o para mal, contar con dieciocho años a principios de los ochenta era como tener hoy día veintiuno o veintidós.

En 1981 ingresé en la Universidad después de haber cursado un buen bachillerato. Antes tuve que salvar el escollo de la Selectividad; lo cierto es que se me atragantó, tal vez porque tuve que enfrentarme a ella poco después de mi primera ruptura sentimental de importancia o, quizás, porque me confié en exceso. De hecho, recuerdo que, cuando mis compañeros repasaban en la jornada de descanso entre exámenes, yo no quise perderme el gran acontecimiento político-festivo de aquel verano: el festival Anti-OTAN que se celebró en Madrid, en el antiguo anfiteatro de la Casa de Campo (el «rockódromo»). Recuerdo aquel día con una mezcla de cariño y decepción, como una época en la que quería creer que aún existían las ideologías y el compromiso político. En medio de todo un maremágnum de mítines y actuaciones musicales emergió Serrat con una nueva versión de «Mediterráneo», arreglada por el gran maestro Josep Mas «Kitflus» (Iceberg, Pegasus), que me dejó pegado al duro asiento del «rockódromo». Ya conocía a Serrat y, por supuesto, esta canción pero, acostumbrado a la esquemática sobriedad musical de los cantautores, aquello sonaba a nuevo para mí; esa mezcla de rock progresivo catalán y de jazz autóctono hizo que prestara atención a la letra como nunca lo había hecho, a esa historia optimista sobre la vida, los sentimientos y algo por lo que perdemos la cabeza muchos madrileños: el mar.

Aprobé la Selectividad (por los pelos) y me fui de camping al Algarve portugués con mi familia de Badajoz; recuerdo aquellas largas conversaciones con mi tío Antonio, sobre la importancia de leer, de pensar y de tener juicio crítico, incluso del papel que podía desempeñar la política en aquella sociedad que se preparaba para el socialismo democrático. Sin embargo, no tardaron mucho en decepcionarme los políticos; los mismos que gritaban conmigo «OTAN no, bases fuera» acabaron metiéndonos en esta organización con una desvergonzada maniobra de prestidigitación, de esas a las que nos tienen tan acostumbrados. Siempre que me acuerdo de aquella época suena en mi cabeza «Mediterráneo» y añoro aquel día, en el anfiteatro de la Casa de Campo, en el que me preparaba para ser un adulto.