Las Cinco Canciones de Raúl (V): “Wonderful Tonight” (Eric Clapton)

Cuando el amigo Salva me pidió esta colaboración para el ya desaparecido blog «Mentalparadise», no tuve muchos problemas en recordar rápidamente un puñado de composiciones que, de una u otra manera, han significado algo en mi vida. Bien diferente hubiese sido si esta aportación tuviera que ver con elegir mis cinco temas preferidos, entonces me hubiera bloqueado. Entre otras razones, elegí orientar mi blog hacia las canciones con el objetivo de responder a esta pregunta; ya van más de trescientos títulos y espero que mi particular lista de temas favoritos siga creciendo.

De las cinco canciones solicitadas las cuatro primeras, prácticamente agolpadas en mi adolescencia y primera juventud, entre los 14 y 18 años, se materializaron pronto: “Hotel California” (Eagles), “Shine con you crazy diamond” (Pink Floyd), “Highway Star” (Deep Purple) y «Mediterráneo» (Serrat); sin embargo, quedaba el resto de mi vida y una sola canción. Finalmente me incliné por “Worderful tonight”, de Eric Clapton, aunque me gustaría que también conocierais las otras (seguro que hay más, pero ahora mismo se me resisten a la memoria): “Tu nombre me sabe a hierba” (Serrat), “Paseando por la Mezquita” (Medina Azahara), “Nocturno” (Los Relámpagos), “Brothers in Arms” (Dire Straits), “Dust in the wind” (Kansas), “Year of the cat” (Al Stewart), “Una noche de amor desesperada” (Triana), “Luminosa mañana” (Triana), «I should I stay or should I go» (The Clash), “Those magic changes” (Sha-Na-Na), “La mataré” (Loquillo y los Trogloditas), “Stairway to heaven” (Led Zeppelin), “Jo vull ser Rei” (Els Pets), “La jument de Michao” (Tri Yann), “Mi agüita amarilla” (Los Toreros Muertos), “Voyage Voyage» (Desireless), «Deborah» (Noel Soto), «Castigo» (Leño). La mayor parte de ellas ya han ido apareciendo en estos dos años de vida de “La Guitarra de las Musas”, otras aún no lo han hecho; lo cierto es que atesoran muchos recuerdos y me ayudan rememorar determinados episodios de mi existencia.

“Wonderful tonight” es una de mis canciones preferidas que, además, siempre acude para recordarme mi tardío ingreso en el mundo del vinilo. Tuve mi primer tocadiscos (un sistema compacto con doble pletina y radio) a los 20-21 años, cuando estudiaba la carrera, sin embargo no tenía dinero para comprar discos por lo que acabé transformándome en un verdadero buitre. Mi objetivo era cualquier casa conocida que tuviera discos; los miraba todos y me llevaba aquellos que me interesaban para grabarlos en cinta; como tenía la buena costumbre de devolverlos a su propietarios, en unos pocos años ya contaba con una buena colección de casetes, aunque aún seguía teniendo pocos vinilos en propiedad.

Poco tiempo después de acabar mis estudios me puse a trabajar y, como no podía ser de otra manera, dediqué una parte de mi sueldo a comprar discos. Así empecé mi colección de vinilos; solía ir, un par de días por semana, a las clásicas tiendas que había entonces en Madrid (Discoplay, Madrid Rock, MF, La Metralleta, etc.), me pasaba las horas muertas mirando y mirando, preguntando y aprendiendo y, por supuesto, comprando. Recuerdo con mucho cariño aquella época en la que perdía la noción del tiempo en las casas de discos, como el excursionista que se extravía en una larga, intrincada y enigmática cueva. Muchas veces sabía lo que compraba, lo había escuchado o me habían hablado de ello, pero otras iba a la aventura, por intuición, movido por un deseo de vivir nuevas experiencias musicales.

Un día dí con “Slowhand”, conocía a Clapton y tenía referencias de la canción “Cocaine”, la primera de ese LP; me pareció fantástica, pero la que penetró en mí fue la segunda (“Wonderful Tonight”), un híbrido entre balada rock y melodía comercial que me abrió los ojos a nuevos retos musicales, a estilos diferentes a los que acostumbraba; me ayudó a mirar a la Música sin complejos ni ideas preconcebidas, sin ataduras estilísticas o tribales fundamentadas en la presunta calidad. Cuando empecé a poner canciones en la red no lo dudé, ésta tenía que ser la primera.

No quiero acabar sin recordaros que este espacio, «Las Cinco Canciones de tu Vida», está abierto a todos los que queráis participar. Ha sido un placer volver a recordar estos recuerdos con todos vosotros.

Toto. «Hold the Line»

En los años setenta y ochenta ser un buen «músico de sesión» no debía ser mala cosa; eran respetados, ganaban dinero, no tenían que discutir con compañeros de grupo y, en definitiva, se limitaban a hacer su trabajo. Sin embargo, no eran conocidos por el gran público; la creatividad era otro de los aspectos que quedaban, en cierta manera, al margen de la vida profesional de estos músicos. Algunos no quisieron conformarse con este papel secundario y trataron de crear sus propios grupos desde donde potenciar todas sus posibilidades; una de estas bandas fue Toto, creada en Los Ángeles (EE.UU) durante 1976 por David Paich y Jeff Porcaro. Toto es uno de los grupos de rock más difícilmente etiquetable, en realidad su propuesta musical participa de diferentes estilos: hard rock, rock progresivo, jazz, pop y funk; el resultado es un rock melódico o AOR que, al menos en sus primeros trabajos, parece un cruce entre Boston, Earth Wind & Fire y Chicago pero más pop. A pesar de su calidad musical, recibieron muchas críticas; su guitarrista, Steve Lukather llegó a decir que eran la banda más incomprendida del mundo. La mezcolanza de estilos no ayudó mucho a ciertos críticos musicales y tampoco el nombre, odiado por algunos de los integrantes de Toto; según ellos mismos han manifestado, no significa nada y, en todo caso, fue culpa del ingeniero de sonido, al utilizar esta palabra para etiquetar las grabaciones de la banda. Con todo, algunos guitarristas importantes, como Steve Vai, dijeron de Toto que habían creado un sonido propio y único, una mezcla de géneros perfectamente armonizada; Eddie Van Halen llegó a comentar que esta agrupación estaba «colectivamente, compuesta por los mejores músicos del planeta» (Wikipedia). Tal vez su disco más famoso sea «Toto IV» (1982), donde se incluyeron éxitos tan rotundos como «Rosanna» o «Africa»; sin embargo, a mí el que más me gusta es el primero (al menos de los que conozco), publicado en 1978 y titulado igual que el grupo. Contiene canciones como «Child’s Anthem«, la más progresiva del disco; «I’ll Supply the Love«, entre el hard rock melodico y el funk; «Georgy Porgy«, con elementos de jazz y de funk; «Manuela Run«, que a mí me recuerda al sonido de Boston; la balada rock «Angela«; o el tema elegido para hoy: «Hold the Line», uno de los mayores éxitos en la historia del AOR.

Bonnie Tyler. «Total Eclipse of the Heart»

Mi tendencia a elevar el volumen de voz es algo que me viene bastante bien en las clases. No suelo necesitar micrófono y los alumnos no tienen dificultades para escucharme, otra cosa es que lo quieran hacer. No obstante, forzar la voz no es un buena cosa, sobre todo para la salud de las cuerdas vocales; eso sí, si alguna vez me tuvieran que operar pediría que me dejaran la voz como a Bonnie Tyler; ¿quién sabe?, a lo mejor acabo triunfando en la música como lo hizo ella. Gaynor Hopkins, nombre real de esta cantante galesa, nació en el seno de una familia protestante amante de la música. Con diecisiete años acabó segunda en un concurso de talentos; a partir de entonces formó su propio grupo con el que actuó por los bares y clubes del sur de Gales, primero con el nombre artístico de «Sherene Davis» y, más tarde, con el de Bonnie Tyler, elegido entre varios nombres y apellidos de la Biblia. Para entonces ya había fichado por RCA, grabando su primer Lp en 1977, aunque antes tuvo que ser operada al detectársele nódulos en las cuerdas vocales; al parecer, le recomendaron que no hablara en varias semanas pero hizo caso omiso, lo que le provocó una especie de ronquera permanente que, lejos de acabar con su carrera, terminó siendo su recurso más valioso. Su voz rasgada, al estilo de la de Rod Stewart, la llevó hacia el éxito con temas como «It’s a Heartache«; sin embargo, no acabó de encontrar su estilo hasta que abandonó RCA, firmó con Columbia y se puso en manos de Jim Steinman, compositor, cantautor y productor estadounidense. En 1983 grababa su quinto álbum de estudio («Faster than the Speed of night»), en el que se incluyó una versión de «Have you Ever Seen the Rain?» de John Fogerty y otro tema compuesto por el propio Steinman, «Total Eclipse of the Heart», al parecer inicialmente pensado para Meat Loaf pero rechazado por su discográfica, probablemente, por un asunto de dinero. Según algunas fuentes, se llegaron a vender ocho millones de copias de esta canción, una de las más exitosas de todos los tiempos, y puso a Bonnie Tyler en la cima de su carrera. Además de la versión original incluida en «Faster than the Speed of night», que duraba siete minutos, aquí os dejo el vídeo-clip promocional, muy ochentero, ya con una duración menor -como el resto de versiones que se hicieron después- y, también, la interpretación realizada a dúo con Meat Loaf, incluida en el disco «Heaven & Hell» que publicaron juntos en 1989.

Pat Benatar. «Fire and Ice»

Pat Benatar es una de las grandes voces femeninas del rock, con una tesitura vocal de varias octavas y una gran capacidad para cantar con naturalidad rock duro, incluso heavy metal, balada melódica o pop-rock. Nacida en 1953, en Brooklyn (Nueva York), con el nombre de Patricia Mae Andrzejewski, cambió de apelido cuando tenía diecinueve años al casarse con su novio de juventud, Dennis T. Benatar, del que acabaría divorciándose para casarse nuevamente, en 1982, con el guitarrista y productor de su banda, Neil Giraldo, un personaje clave en su vida profesional y privada; con él ha tenido dos hijas, aún continúan casados y siguen teniendo proyectos musicales en común. Inició su carrera musical alternándola con su trabajo de cajera en un banco, hasta que fue descubierta en un concurso y, poco después, causara sensación por su sugerente disfraz en una fiesta de Halloween. Su primer álbum, publicado en 1979, se tituló «In the Heat of the night» y comenzaba con «Heartbreaker«, su primer éxito. Uno año después se editaba su segundo Lp, «Crimes of Passion», y en 1981 lo hacía «Precious Time», uno de los mejores trabajos de la neoyorkina. De hecho, estos tres primeros discos son fabulosos, tal vez los más rockeros de su carrera, con una importante presencia de la guitarra y su cristalina voz rayando a gran altura. José Ramón Pardo, en su excelente libro La discoteca ideal de la Música Pop. Los 1000 mejores discos del pop-rock (Barcelona: Planeta, 1997; págs. 444-445), define a Pat Benatar como «la más rockera de las chicas del AOR norteamericano de los ochenta, [que comenzó] cantando ópera, lo que, según dice, le enseñó a cantar a plena potencia sin desafinar. Ese era su mejor bagaje: una voz que nada tenía que envidiar a la de las ‘bestias’ masculinas del rock metálico». Sin embargo, con el paso de los años suavizó su sonido hasta acercarlo al pop-rock, donde tal vez logró sus mayores éxitos, con temas tan conocidos como «Love is a Battlefield», «We belong», «Shadows of the night», etc. Me imagino que cada uno de vosotros tendréis vuestra canción de Pat Benatar preferida, os animo a que me digáis cuál es; la mía es «Fire and Ice», fue el primer sencillo del ya mencionado «Precious Time» y con él ganó su segundo Grammy; por cierto, es poseedora de cuatro Grammys consecutivos (1980-1983), además de otras tantas nominaciones a lo largo de los años ochenta.

Chicago. «If you leave me now»

https://www.youtube.com/watch?v=uIfirHUzacI
Las grandes orquestas de jazz, habitualmente conocidas como «Big Bands», aparecen en los años veinte para consolidarse entre 1935 y 1950. Además de su ámbito de actuación natural, el swing, también tuvieron presencia e influencia en otros estilos, como el blues, el R&B, las orquestas latinas, incluso el rock. El acercamiento del jazz al rock se evidencia con la inclusión de instrumentos de viento que, hasta mediados de los sesenta, eran poco habituales, como trompetas, saxos o trombones. Estas big bands de rock solían tener entre siete y diez miembros, pocos para el estándar habitual de una big band de jazz pero muchos para lo que solía ser un grupo de rock. Entre ellas podemos destacar a CCS, Blood Sweat & Tears y, en determinadas épocas, formaciones tan conocidas como Santana o la protagonista de hoy: Chicago. Inicialmente se llamó Chicago Transit Authority, nombre con el que sacaron su primer disco, en 1969, aunque acabarían abandonándolo debido a problemas de índole legal. En 1970 lanzaron su segundo álbum («Chicago II»), donde se incluyó su gran éxito «25 or 67 to 4». Esta es la época dorada del Chicago big band, tal vez su etapa de mayor calidad, donde el rock y el jazz convivían en perfecta armonía gracias a la inclusión de la sección de viento, que se acoplaba con eficacia y naturalidad a la instrumentación típica del rock. Tras algunos discos dentro de estos parámetros, comienza su etapa de mayor éxito comercial y, con ella, un nuevo sonido más próximo al soft rock o al AOR, en el que la balada se erigió en su recurso estrella. A esta época pertenece uno de sus temas más conocidos, «If you leave me now», una canción compuesta por el bajista y cantante de la banda, Peter Cetera, que apareció en el álbum «Chicago X» (1976). Estamos ante una de las canciones preferidas para acompañar momentos románticos, una melosa historia de amor contada por alguien que se resiste a perder a su amada. Para los que preferís los directos, aquí tenéis una de sus actuaciones en la que interpretan este tema. Por cierto, existen muchas versiones a cargo de otros intérpretes, ¿hay alguna que os guste especialmente?